dos: recuerdos nuevos.
Desde hace tres días, no hallaba rastro alguno de Park Jimin y eso preocupaba al omega. Quería entregarle un nuevo cuaderno en recompensa por lo sucedido, pero encontrarla, al parecer, sería una tarea imposible. Incluso preguntó a sus compañeros, quienes no pudieron darle una respuesta exacta sobre su paradero.
Como la alfa andaba sola, nadie sabía qué lugares visitaba, complicando más la búsqueda de Yoongi. Ni siquiera contestó cuando fue a su cuarto y tocó la puerta.
Al principio, había planeado arreglar el cuaderno de Jimin, pero jamás pensó que sería tan complicado secar hoja por hoja. Lo hizo, pero los dibujos estaban arruinados y todo estaba sumamente pegajoso, por lo tanto, ya no servía. En lo que intentaba hacerlo más presentable, no pudo evitar ver cada cosa dibujada por la chica y, a pesar de que la mayoría de sus trabajos estaban corridos, quedó fascinado por lo bien que se desempeñaba en el arte.
Le hubiera gustado verlos en su forma original: con trazos ⎯ de seguro ⎯ perfectos, el color dándoles vida y, sobre todo, saber la historia detrás de cada uno. Si bien Yoongi no era muy observador, pudo notar que en la primera mitad del cuaderno siempre aparecía una mujer pelirroja, de cabello largo y ojos oscuros. Otro detalle era que la manera de dibujar de Jimin dio un cambio radical, como si se tratara de alguna técnica diferente.
Se preguntaba quién era esa mujer y por qué era tan importante para la alfa como para haberla dibujado tanto.
Debía encontrar a la rubia cuanto antes. Aunque, ¿quién le aseguraba que querría hablar con él? Seguro aún seguía dolida y lo mandaría al diablo. ¡Ni siquiera era su culpa! Pero ahí estaba Min Yoongi, queriendo arreglar todo.
«Por la Luna, ¿por qué me junto con puros estúpidos?»
⎯ ¡Yoongi! ⎯ al escuchar la voz de Yeeun, se detuvo y esperó a que se acercara ⎯ Joder, ¿en dónde te metiste?
⎯ Eso te pregunto a ti, ni siquiera contestabas mis mensajes ⎯ respondió al pequeño regaño de la omega y luego la observó. Lucía... terrible, no era la misma Jang Yeeun que siempre paraba arreglada y sonriente ⎯. Al parecer los profesores se han puesto duros contigo.
Al recordar lo pesados que habían sido los últimos días para ella, lloriqueó ⎯ Odio mi vida. ¿Quién me manda a estudiar arquitectura? Encima, casi me destruyen una maqueta de un pelotazo. Imbéciles, si algo le pasaba...
Yoongi sonrió de lado al ver a Yeeun tan ofuscada ⎯ Ya, cálmate, al menos no le pasó nada, ¿verdad? Y sí, todo esto de las pelotas es una mierda. Tuve un problema por ello.
Al recordar por qué había estado buscando sin parar al omega, la pelinegra lo tomó de la muñeca e hizo que la siguiera hasta una banca.
⎯ Llámame chismosa y todo lo que desees, pero dime de una vez qué sucedió con Park Jimin. Escuché diferentes versiones, aunque algo me dice que la tuya es más interesante y menos exagerada, porque... no te golpeó, ¿cierto? Ya que eso estaban diciendo y creo que sería muy-
El castaño le tapó la boca.
⎯ ¿Nadie te ha dicho que hablas demasiado? ⎯ suspiró cansado. Yeeun era muy ruidosa y le encantaba charlar, demasiado; aún así, era su amiga ⎯ Te contaré si guardas silencio.
La omega asintió de inmediato y Yoongi quitó su mano ⎯ Lo siento. Ahora, habla.
⎯ Voy a resumírtelo. Yo estaba con los del equipo de basquetbol, los idiotas pensaron que sería muy divertido lanzarle un balón a Jimin, así que me pasaron la pelota y empezamos a jugar así. Luego, uno de ellos la arrojó demasiado alto y, cuando me di cuenta de que iba directo a ella, le grité que tuviera cuidado, no me escuchó y todo se jodió. La gaseosa que traía en la mano se derramó en su cuaderno de dibujo y, por obvias razones, se enfureció. Como ninguno quiso acercarse, lo hice yo porque quería ver si se encontraba bien. Grave error, Yeeun. Usó su voz de mando y comenzó a gritar, yo no me dejé y le dije lo que pensaba. Finalmente, ella se fue después de tirar su cuaderno a la basura. Yo lo recogí para intentar arreglarlo, pero no sirvió de nada. Así que compré uno ⎯ le mostró su nueva adquisición ⎯ y quiero dárselo.
⎯ Vaya, pobre Jimin ⎯ la omega intentó ponerse en su lugar y le dio algo de pena ⎯ ¿Sabes? La veo tan tranquila que no creí que sería capaz de usar la voz de mando ⎯ vio el cuaderno en las manos de Yoongi y sonrió ligeramente ⎯. Es muy lindo que estés buscándola. Seguro se pondrá muy feliz cuando vea que intentas darle algo nuevo.
El castaño frotó su rostro con ambas manos ⎯ Espero que su reacción sea buena.
Un intenso olor a canela hizo picar la nariz de la pelinegra. Era Jimin, dirigiéndose a los cuartos. Ambos tenían que hablar, por lo que le dijo a Yoongi: ⎯ Al parecer, lo averiguarás más pronto de lo que creías ⎯ Con su cabeza, señaló a la alfa.
Las mejillas del omega se ruborizaron por
la ligera vergüenza, no quería ser rechazado.
«Si lo sigo pensando, terminaré huyendo».
Tomó mucho aire y, decidido, se puso de pie.
Era ahora o nunca.
La tristeza de su lobo y la suya acabarían con ella. Su cuerpo se sentía cada vez más pesado y sus ojos ardían por las noches en vela, y las lágrimas.
En su mente se reproducían recuerdos tan dolorosos que su corazón se debilitaba por las continuas punzadas en su pecho. Tantos dibujos, tantos años, desechados.
No era un simple cuaderno. Más bien, era como una especie de álbum. Lo único que le quedaba.
⎯ Jimin...
Esa voz.
«No quiero verlo».
Ni siquiera pensó en detenerse, al contrario, apresuró el paso. Se reprendió a sí misma, jamas debió regresar a la universidad. Estaba mejor en el hotel en donde había pasado los últimos días, rogándole a su familia para que la dejen regresar a Busan.
⎯ Espera, Jimin. Solo... quiero hablar contigo, no tardaré mucho ⎯ Yoongi iba a entrar en crisis, lo desesperaba por completo que no sea capaz de escucharlo.
⎯ Ahora no, Min ⎯ contestó fría.
⎯ ¡Tengo tu cuaderno! ⎯ era mentira, obviamente, pero algunas veces funcionaban. Como en este caso. Jimin volteó rápidamente y se acercó al omega.
⎯ Dámelo, entonces.
«Mierda, ¿qué hago ahora?», pensó el castaño.
⎯ Ah, no, no lo tengo, es decir, lo tenía porque intenté secarlo, pero los dibujos se arruinaron por completo. Pasé toda la noche pasando la secadora en cada hoja; sin embargo, no dio resultado, por lo que decidí comprar uno nuevo ⎯ le tendió el cuaderno y desvió la vista hacia un lado, no queriendo verla ⎯. Sé que esto no reemplazará al anterior y tampoco planeo que sea así. Yo... vi algunos de tus dibujos y parece como si fueran parte de tu vida. Lamentablemente, no puedo devolverte eso, pero te doy otro para que puedas dibujar recuerdos nuevos.
El silencio de la alfa lo ponía más nervioso.
⎯ ¿J-Jimin? ⎯ Yoongi volvió a mirarla y, en la profundidad de esos ojos cafés, pudo ver cómo un pequeño brillo nacía.
La rubia lo tomó y, a pesar de que seguía seria, el omega pudo notar un ligero cambio en su aroma a canela. Ya no era tan amargo.
⎯ Gracias, Yoongi ⎯ Jimin hizo una reverencia y continuó: ⎯ Yo también me disculpo por gritarte y usar mi voz de mando. No fue tu culpa, después de todo ⎯ observó por unos segundos el cuaderno ⎯. Supongo... que ya era hora de renovar.
⎯ S-Sí, espero que te guste ⎯ el castaño aclaró su garganta. Le molestaba tartamudear y, por alguna razón, estar cerca de Jimin hacía que eso empeorara. Era mejor irse ⎯. Bueno, ya debería regresar, hoy tengo entrenamiento.
⎯ De acuerdo.
Jimin no dijo más y esa fue su señal para retirarse.
⎯ Adiós ⎯ dio media vuelta, empezando a alejarse. Pero, de pronto, algo vino a su cabeza y decidió decirlo ⎯ Por cierto, dibujas muy bien ⎯ la alagó sonrojado ⎯. Me gustó el campo de lirios ⎯ «supongo que es porque son mis flores favoritas» -. Ahora sí, me voy.
Jimin solo vio como la figura de Yoongi iba volviéndose más pequeña, hasta desaparecer de su panorama.
Después de escuchar las palabras del omega, la rubia fue directo a su habitación, tomó su lápiz y empezó a hacer lo que mejor sabía.
Tal vez y solo tal vez, podría volver a dibujar el campo de lirios.
no corregido.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro