9:12
Estaba nervioso. El silencio nos había envuelto, y el ambiente era tan tenso que se podía cortar incluso con un cuchillo, jugaba con los dedos de mis manos por debajo de la mesa. No sabía como empezar.
—Abuela Kim —me atreví a hablar.
—Si, niño—respondió sonriendo sin despegar la mirada del tablero de ajedrez.
—¿Puedo preguntarle algo?— hablé ladeando un poco la cabeza—Un poco personal de cierta manera.
—Lo que quieras—volvió a decir dulcemente lanzando su movimiento.
—Vera, ayer, actué terrible con una chica que usted no conoce, aclaremos; la invité a una fiesta y bueno...
—¿Peleaste con la señorita Yi Seo?—preguntó dirigiéndome por fin la mirada.
—Dije una chica desconocida—contesté bajando la mirada.
—Jeon, las chicas a veces solo quieren que los hombres asuman la culpa, y se disculpen.
—Pero debe haber algo más que pueda hacer, no puede ser tan sencillo, ella debe odiarme en este momento—espeté con algo de frustración—No sé presentó hoy a trabajar, seguro no quiere ni verme.
—Escuché a la directora esta mañana cuando hablaban por teléfono, al parecer estaba enferma—me dijo en un susurró y casi muero de ternura—¿Por qué no vas a verla y le preparas algo de avena?
—Yo, no sé cómo—dije inaudible con algo de vergüenza—Suelen prepararla para mi.
—Tienes donde anotar...
—Si, claro—dije sacando mi teléfono, lo desbloquee rápidamente y pulse la aplicación de notas.
Miré sonriendo a la viejita frente a mi, pero de pronto se mostró confundida y comenzó a mirar hacia todos lados.
—¿Qué estaba haciendo?—preguntó frunciendo su ceño—¡Mingi! ¿Qué haces aquí?
—Abuela Kim—espete frustrado—Otra vez me confunde con otra persona.
Llevaba exactamente veinte minutos esperando fuera de aquel departamento; mi chofer me veía divertido y esperaba que reuniera el suficiente valor como para presionar aquel timbre.
Tomé unas cuantas respiraciones, hasta encontrarme nuevamente frente a la puerta, mi pulso era irregular y no comprendía exactamente el porqué, solo venía a pedir perdón, ver cómo se encontraba y hacer un poco de avena.
Podía hacerlo. «me animé»
Así que, sin perder más tiempo, me atreví a tocar. Y espere. Volví a esperar. Seguí esperando.
—¡Yi Seo!—dije alzando un poco la voz.
—¿Qué demonios haces aquí?—se escuchó del otro lado—¡Vete!
—Por favor—respondí algo suplicante—Vengo en son de paz.
Pero no recibí respuesta de su parte, pensé que marcharme era lo mejor. Hasta que escuché el cerrojo de la puerta y observé cómo la puerta se abría ligeramente; una despeinada chica asomó la cabeza.
—¿Qué quieres?—preguntó haciéndose a un lado indicándome que podía pasar
—Sólo, quería ver cómo te encontrabas, la señora Kim estaba muy preocupada y...
—A la abuela Kim no la metas en esto—dijo rodando los ojos mientras cerraba la puerta y caminaba a la sala.
—¿Estás bien?—dije mirando su pequeña y roja nariz.
—Como ves, estoy en mi mejor apogeo—mencionó sarcásticamente sin dirigirme la mirada—Tomé un resfriado de regreso a casa, estaré bien, pero aún te culpo por eso.
—Prepararé avena—dije sonriente.
—¿Tú? ¿Preparar avena?—pregunto burlona—¿Siquiera sabes calentar agua sin que se queme?
—Eso fue ofensivo—me quejé riendo levemente—Solo espera, enserio te vas a guardar tus comentarios.
—Bien, yo esperaré aquí al borde de la muerte—mencionó aventándose al sillón.
—No tardaré—mencioné caminando a la cocina.
«Bien Jeon Jungkook.
Más vale hacer lo correcto esta vez.»
La primera vez, me pregunté: "¿Qué hace exactamente esa chica para captar mi atención?". Pero después de que nuestros labios se conectaron, al parecer mi pregunta había encontrado respuesta.
Después de tantas complicaciones, había logrado concluir con mi cometido; tomé un plato y serví un poco de la avena preparada, tomé unos cubiertos, una servilleta y caminé a la sala encontrándome con una chica perdida en el quinto sueño. Deje la comida al centro de la pequeña mesa.
Entonces me detuve para admirarla un segundo. Era como si supiera perfectamente que comenzaba a sentir algo por ella, de modo que me obligaba a lanzarme cuchillos internamente.
Durante un instante..., no, durante algo más que un instante, medito la posibilidad de permitirme sentir algo. Mirarla era como perderse en el abismo de tu mente. Mirarla era mucho más que verla, se podía observar su bondad, su empatía, su alma entera. Era como si aquellos lectores leyeran la mejor novela, como si pintores admirasen la mejor obra de arte, una obra maestra, era como aquel escritor que es escribia versos, y gente común como yo, no le préstamos atención al tiempo. No le prestábamos la atención suficiente.
No admirábamos la verdadera belleza.
—Realmente lamentó lo de anoche—susurré cerca de su oído—Juro que estoy siendo lo más sincero que puedo permitirme, me comporte como un tonto—suspiré pesadamente dejándome caer en el suelo a su lado.
—Así es, fuiste un completo tonto—escuché y levanté la mirada topándome con la suya—Pero ya pasó ¿No?
Es ahí donde llega a mi vista su bella sonrisa, y siento como se ilumina mi vida, una sonrisa tan dulce, tan sincera, tan real.
—Ahora estás aquí, aceptando tu error, pidiendo una disculpa y preparando avena. No pudiste caer más bajo—sonrió pero al mirar mi rostro esta se fue desvaneciendo lentamente dejándome confundido—Qué demonios—murmuró dejándose caer del sillón al suelo junto a mi
—¿Qué pa...
Pero mis palabras se escondieron al momento en que su mano tibia se posó sobre mi mejilla haciendo que pusiera una mueca de dolor
—¿Quién te hizo esto?—preguntó frunciendo su ceño.
—Ah, ¿Esto?—cuestione recordando el ligero color lila que adornaba el rededor de mi ojo—No es nada.
—¿Nada? Tienes un ojo morado—dijo negando—¿Esto te parece nada?
—Un descuido. Me caí viniendo para acá.
—No te creo—contestó—No trates de mentirme, no soy tonta.
—Fue... una pequeña discusión con mis padres—admití bajando la mirada con vergüenza.
Entonces de un momento a otro sentí sus brazos rodearme y un calor desprenderse sobre mi pecho.
—Jungkook, no eres como todos dicen que eres, ¿Por qué no solo eres tú mismo?—soltó casi en un susurró provocando un escalofrío en mi espina dorsal—No podría pedir más que eso.
¿Qué estaba pasando?. Mi pulso de un momento a otro ya era imposible de controlar.
—Te rompieron Jeon—me dijo separándose de mi—Lo sé... ¿Has renunciado a sentir por ello?, Ahora lo comprendo todo; han echo tú corazón de piedra
Pero al parecer tú estás haciendo que renazca nuevamente.
—Los corazones no nacen de piedra pero, mantenerlo así por siempre no es accidente, es decisión
Ella, un alma frágil, estaba heredando mis grietas y dolencias. Haciendo vibrar mi alma. Brindándome lo que nunca antes alguien me había brindando y que siempre añoré:
Un abrazo.
—Deberías hablar con ellos—mencionó con tranquilidad
—Tal vez lo haga—contesté vagamente
Si es que en algún momento ellos ponen de su parte. Pensé.
—Probemos esto—dijo tomando la cuchara con cierta emoción y así cambiar el tema.
—Cuidado, aún está caliente—mencioné algo nervioso al ver su expresión—¿Qué tal el sabor?
—Está...—guardó silencio un momento y un segundo después sonrió—Horrible—completo haciendo que de mi parte una carcajada saliera—De verdad, es la peor avena que he probado
—¡Oye!—me quejé divertido
—Gracias—dijo con serenidad en su voz—Me siento mucho mejor ahora que estas aquí.
Un silencio nos envolvió.
—Yo...quería pedirte perdón por arrojar lo que sea que contenía ese vaso a tu cara—habló jugando con sus dedos.
—Lo arrojaste a mi pecho—respondí divagando con la mirada.
—Apuntaba a tu cara—dijo causando que los dos riéramos.
—Me lo merecía. No debí besarte sin tu permiso. Aunque...debo admitir que lo disfrute—susurre causando un rojo carmesí en sus mejillas.
Y así pasamos el tiempo hasta el anochecer.
Descubrí que ella era la única persona que me conocía, quien era capaz de detener y acelerar el tiempo cuando se le daba la gana.
Mi jodido bucle. Y quería permanecer atrapado en el, para siempre o al menos lo que durará en pronunciar esa palabra.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro