La observé. La miraba todo lo que podía mientras caminaba con la mirada perdida. La miraba mientras yo seguía su caminar y cuidaba sus pasos.

¿Qué había pasado para que aquella chica de carácter fuerte mostrara su lado débil frente a mi?

¡Frente a mi!

Yo, el menos indicado para este tipo de incidentes. No lo sabía, y ni loco iba a preguntarlo, mientras más dejaba entrar a Yi Seo a mi vida, más ponía mi mundo al revés y yo la estaba dejando hacerlo.
¿Por qué la estaba siguiendo? ¿Por qué me preocupaba él hecho de que llegara bien a casa?
¿Cómo explicar que mi corazón se estrujaba cada vez que veía una lágrima recorrer su mejilla?.¿Eso también hacían los amigos?.

La noche era tranquila, el aire era fresco, no había estrellas en el cielo, las calles eran alumbradas por los faros, todo era vilmente solitario, sólo éramos ella y yo. Sólo ella y yo.

—Cuidado—la tomé de la muñeca atrayéndola hacia a mi antes de que chocara con el poste de luz al frente suyo—¿Es que acaso estás ciega? ¿Eh?—me quejé, pero no recibí respuesta de su parte, desvíe la mirada.

Comenzaba a cansarme de esto, pero me frustraba más la idea de no saber exactamente qué hacer o qué decir para hacerla sentir mejor.

—La vida es un diez por ciento de lo qué haces, y noventa por ciento de cómo lo tomas—solté acompañado de un suspiro cansado.

—¿Perdón?—habló por fin prestándome un poco de atención.

—Habló de que, Yi Seo, la vida no es justa, no es lo que esperas, no es predecible, ni es controlable...tu misma lo dijiste.

—¿Por qué estás...

—No se que es lo qué pasó, pero no deberías seguir cuestionándote el porqué, no vas a encontrar respuesta a todo lo que te pasa—la interrumpi, y no supe exactamente de dónde había sacado todo eso.

Los dos nos detuvimos.

—El día de mañana será mejor que hoy.

—¿No tienes que ir a casa?—preguntó.

—¿Hablas enserio? ¿Sólo eso te importa?—exclamé bufando incrédulo—¡Te acabo de dar un discurso increíblemente genial y sólo quieres que me vaya! ¿Como quieres que lo haga? ¡Mande a mi chofer a casa por venir contigo!

—No, eso no es lo que...

—Está bien, está bien, me voy—interrumpí causando que se escapara una risa de su boca—¿Por qué te estás riendo? ¿Te burlas de mi? —cuestione risueño.

—No es nada.

—Claro que te burlas de mi. ¿Qué soy? ¿Una especie de bufones?

—No—respondió cubriendo su sonrisa con una de sus manos.

Sonreí.

—No la ocultes— le pedí retirando su mano.

—¿Eh?

—Está mejor así, te ves más bonita cuando sonríes—solté sin pensar tomándola completamente desprevenida, unos segundos pasaron cuando caí en cuenta de lo que había dicho—Creo, que, creo que, me iré—mencioné avergonzado para después darme la vuelta y comenzar a caminar con paso rápido, me negaba a voltear—Te veré mañana.

¿Por qué demonios había dicho eso?

—¡Espera!...—gritó haciéndome detener—Aguarda, sólo espera aquí unos minutos

Di media vuelta, notando como entraba a toda prisa a lo que parecía ser su apartamento.
Pocos segundos después de haberlo hecho, nuevamente apareció en mi campo de visión, y volvió a acercarse a mi.

—Hace mucho frió—mencionó colocando sobre mi espalda lo que parecía ser mi chaqueta y luego me brindo una bolsa de papel que tomé con ambas manos, la abrí con curiosidad encontrándome con mis tenis—Qué bueno que no la había devuelto—dijo volviendo a sonreír, desarmándome por completo—Descansa Jeon, regresa con cuidado.

Fue lo último que dijo antes de regresar a su casa, dejándome ahí, pensando en nada, sonriendo por todo.

Y es ahí donde me hago una pregunta: ¿Cómo iba a llegar a casa?