3:12
Veía caminar a las personas por la acera, el auto avanzaba lentamente rumbo a mi nuevo lugar de "trabajo", porque ni siquiera me iban a pagar, al contrario, yo pagaría una condena. Las clases habían concluido un par de horas atrás, el día estaba nublado y por fin la lluvia había cesado por completo.
Estaba aburrido, tanto que sólo me limitaba a mirar por la ventana con los audífonos puestos, hasta que esté frenó como siempre en los semáforos en rojo.
Sumergido en pensamientos, como si realmente se tratase de una casualidad, levanté la mirada topándome a esa chica de pelo negro frente a la parada de autobús, tenía puesto el uniforme de enfermera y llevaba su mochila colgada sólo en uno de sus hombros.
Realmente comenzaba a preguntarme: ¿Cómo es que ahora me la topaba en cada lugar al que iba? ¿Tenía tan mala suerte? ¿Sería mera coincidencia? Porque yo no creía en ella. ¡Estúpidas casualidades! Como me jodian la vida.
—Detén el auto—salió de mi boca sin razón.
—Pero si estamos detenidos señor—respondió Kim, mi chofer personal, y yo me maldije internamente por la idiotez que dije.
Una fuerza me obligó a bajar del vehículo y cuando me di cuenta ya estaba caminando hacia donde se encontraba.
—Pero joven Jeon, ¡Llegaremos tarde!—gritó a mis espaldas, más simplemente me hice a oídos sordos.
La chica estaba a unos cuantos pasos de mi, y justo cuando estaba a punto de llegar hasta ella, un hombre pasó corriendo como fiera enloquecida a su lado.
—¡Mi mochila!—grito la peli negro mirando hacia todos lados alterada y luego comenzó a correr detrás de ese hombre—¡Atrápenlo! ¡Atrapen a ese ladrón!
Ni siquiera supe en qué momento, pero ahí me encontraba yo, corriendo detrás de ambos, cuando esos dos ya me habían sacado una gran ventaja. Hasta que los perdí entre calles.
—¡Ash!—exclame revolviendo mi cabello—¡¿Qué estás haciendo ahora Jeon Jungkook?!—me cuestione doblando la esquina como atajo.
Seguí corriendo levantando la mirada, observando hacia todos lados y por encima de mis hombros por cada calle que avanzaba. De pronto mi mirada se topó con aquel hombre saliendo de un callejón, y antes de que siquiera pudiese seguir, prácticamente me lancé sobre el, tecleándolo completamente.
—¿Q-quién eres tú?—espeto adolorido, tratándose de zafar.
Sin embargo, arrebate la mochila y coloque mi rodilla encima de su brazo para evitar cualquier movimiento que me perjudicará.
—¡Muchas gracias señor!—espeto la chica al ver aquel hombre en el suelo, llegando con la respiración entrecortada—Espera...¿Jungkook?—cuestionó al reconocerme por completo—¿Qué haces aquí?
—¿Qué crees? —espete aventándole su bolso, sacudiendo mi uniforme con vigor. Odiaba la suciedad—Revisa que esté todo, y usted deje de moverse—regañe al señor en el suelo.
—Ah, gracias a Dios—susurro sacando un sobre blanco de ella.
—¿A Dios? ¡Yo fui quien lo recuperó, no tu bendito Dios! ¡Creo que incluso me disloqué el hombro! ¿No deberías darme las gracias?—me queje—¿Tienes idea de cuánto vale este saco? ¡Es edición limitada! Fue hecho para mi, a la medida.
—¡Nadie te pidió que ayudaras!—gritó usando el mismo tono como defensa—Y a ese estúpido saco sólo es el uniforme escolar.
—Esto me pasa por ser buena persona—dije entre dientes sacando el celular y comencé a teclear—Es una escuela élite, eh, mi uniforme vale incluso más que todo tu conjunto—entonces el tono de llamada se escuchó—Bueno, quiero reportar un robo.
—¿Por qué lo dejaste? Pudiste dar cargos en su contra—pregunté observándola de reojo.
Ambos ya nos encontrábamos dentro del auto, después de que los policías llegasen, Yi Seo decidió llegar a un acuerdo, luego había sido difícil convencerla de subir, la chica en si, era la definición de terquedad en persona, pero al final conseguí mi propósito. Siempre conseguía lo que quería.
—No lo entenderías Jeon—contestó con la mirada baja, puesta en sus dedos que jugueteaban.
—Ayúdame a entender entonces—respondí insistente—¿Qué pasaba por tú cabezota?—pregunte revolviendo su cabello.
—Sólo, olvidémoslo—se limitó a responder haciendo a un lado mi brazo—Me acaban de pagar del bar, no podía darme el lujo de perder algo así, pero...
De pronto, ella levantó un poco la mirada incómoda hacia el conductor. Automáticamente subí la ventanilla, para darle a entender, que él no escucharía nada. Luego, un largo suspiró se escapó de su boca.
—Qué tal si el necesitaba este dinero más que yo—respondió por fin.
Bufé por lo que mis oídos acababan de escuchar.
—Era un ladrón, deshonesto, mentiroso, un criminal—espeté comenzando a molestarme—Cínicamente tomó tu mochila frente a ti aún sabiendo que no era suya.
—¿Cómo puedes saberlo sin antes conocerlo?—contestó con rapidez—Hay una historia detrás de todo, no debemos juzgar a las personas, no sin antes conocerlas...el darle el dinero no era un problema para mi, el dilema es que esté dinero es para alguien importante—volvió a suspirar—Esa es la diferencia.
—Como quieras—respondí con desinterés cruzándome de brazos ya algo fastidiado—En realidad parecía que la mentirosa eras tú, no podías ver a los oficiales a la cara, mírate, ni siquiera puedes corresponderme la mirada a mi.
Un silencio nos envolvió. Otro suspiró por parte de ella se escuchó.
—No me gusta—comentó en un susurró—El mundo es cruel Jeon, la vida es cruel, quizá tú no lo sabes porque siempre has tenido todo lo que quieres.
—Eso tú no podrías saberlo —respondí mirándola incrédula mente.
—¿Entonces miento?
Soltó mirándome de una buena vez con el ceño fruncido.
Quise negarlo. Pero entonces lo supe. Tenía razón.
Y odie el hecho de que tuviese razón en una parte.
—Ese hombre estaba en condiciones de trabajar, incluso podría correr un maratón entero—continúe dejando que la molestia se apoderara de mi—Lo que tú y él me están dando, son simples pretextos para ganar dinero fácil. ¿Acaso crees que mi padre consiguió lo que tiene sin esfuerzo?
No, ella suponía todo, no siempre había tenido lo que quise, bien podía tener a mi alcance todo lo material, más no lo sentimental. Esa chica creía saberlo todo.
—Odio a las personas como tú—espeté con brusquedad—Crees saber conocerme, cómo todos los demás, pero no sabes ni una mínima parte.
—Jeon, yo...
—Olvídalo—me limité a contestar, dando así fin a esa ridícula conversación—Dices que no debemos juzgar, ahora ¿Quién juzga a quien?—balbuce regresando la vista a la ventana.
Su expresión se tensó al instante.
—Lo siento—susurró—Tienes razón, me estoy contradiciendo cuando debería agradecerte—habló mirando hacia mi, podía sentir su mirada puesta en la espalda—Gracias, Jungkook.
Y una sensación de victoria me invadió al instante.
—Sabes...te he juzgado mal todo este tiempo. Y lo lamento. Quizá...Deberíamos volver a empezar.
—¿Volver a empezar?—pregunte mirándola burlesco nuevamente.
—Soy Kim Yi Seo. A partir de hoy estarás bajo mi custodia, no seré amable contigo, pero no tendrás quejas mientras hagas bien tu trabajo—hablo extendiendo su mano.
Aún sin saber qué hacer exactamente, rasque mi nuca, me aclaré la garganta y tomé su mano con un firme apretón.
—Jeon Jungkook—me limite a decir.
—¿Amigos?—cuestionó sonriendo ladina.
Yo rodeé los ojos.
—Ya que—respondí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro