11:12
Prefería olvidarme de todo.Todo, con el fin de no recordarla.
Me hacía daño seguir viviendo y seguir fingiendo que no seguía pensándola. Pasó por aquella calle y lo primero que hago es imaginarla en aquella parada de autobús antes de que alguien le robara. Verla. Por lo menos a lo lejos.
Buscar su mirada, o al menos una señal de esta, algo que me diga que está cerca.
Fuimos de aquellos que, nunca fueron nada, que sintieron todo, pero fueron lo suficientemente cobardes como para no decirlo.
No.
Yo había sido lo suficientemente cobarde como para no haber peleado contra mí mismo.
El tiempo ya había pasado. Aunque esté, se sintiese eterno, infinito. Y en ese transcurso mi vida ya había cambiado.
El director del instituto había levantado mi castigo, ya no me veía obligado a volver a aquel asilo, y por supuesto, no lo hice.
Las fiestas dejaron de ser divertidas, ya nada tenía sentido, todo estaba derrumbándose.
—¿Qué pasa Kook?—preguntó Jae al frente mío sin despegar la mirada de su videojuego.
—Si Jeon, estos últimos días has estado perdido—dijo esta vez Mingyu—A cualquier fiesta que vayamos, Young Min no para de fastidiar preguntándonos por ti, ¿No puede conseguirse a otro?
—No me importa Young Min—dije sin ánimos acostado en el sillón
—Jungkook—habló Eunwoo—¿Estás bien?—preguntó con voz suave. Así era el, tan dulce, amable y siempre preocupándose por las personas que lo rodeaban—No has querido salir, no duermes, no comes, ¿Qué sucede?
—Yo...—guardé silencio un momento y pensé seriamente en si debería decirles—Conocí a una chica.
—Vamos Jeon, conoces chicas todo el tiempo—mencionó Jaehyun para nada sorprendido
—Pero ella es diferente—exclamé mirándolos de mala gana
—¿La conocemos?—preguntó Mingyu dándole un sorbo a su cerveza
—¿Vieron a la chica del bar? La de la barra.
—¡¿Ella!?—solto Jaehyun sorprendido—La recuerdo, ¿Cómo pudo fijarse en ti? ¡No es para nada tu estilo!
—¿No es la misma chica con la que peleaste?—dijo Eunwoo
—Si, ella—respondí sonriendo melancólico al recordar ese hecho
—Debiste hacer algo realmente tonto, como para que no quiera volver a verte—reclamo Jae negando con la cabeza
—Es qué yo...trataba de protegerla.
—Protegerla a ella...¿O a ti?—cuestiono Woo mirándome
—Yo...—pensé un momento—Necesito hacer algo—dije levantándome de mi asiento.
—¡Eh! ¡Jungkook! ¡¿A dónde vas!?
Tomé mi sudadera y salí de la gran casa ignorando los llamados de mis amigos. Saqué las llaves de mi auto, entré a él y sin perder mas el tiempo me puse en marcha.
Mi destino: Hope of the Wall, asilo para ancianos.
—Jungkook, no creo que sea adecuado que la veas ahora—dijo una de las cuidadoras siguiéndome el paso—Las visitas solo son de 4:00 a 7:00.
—Necesito hablar con ella, solo serán un par de minutos—mencioné suplicante.
—Bien, tienes cinco minutos...
—Cinco, es todo lo que necesito.
Sin dejar pasar más tiempo, subí las escaleras de dos en dos y pasé por el oscuro pasillo que me conducía hacía su habitación.
—Señora Kim—susurré tocando la puerta para no despertar a los demás ancianos que en ese momento se encontraban durmiendo, pero al no recibir respuesta, abrí lentamente y me adentré en silencio
—¿Tú?—se cuestionó levantando la mirada
—Lamentó venir tan tarde, pero yo necesitaba preguntarle acerca de Yi...—me detuve al ver la hoja entre las manos de la abuela—¿Qué estaba leyendo?
—No lo sé, parece que ha estado aquí guardada durante mucho tiempo—contestó extendiéndola
La tomé con sumo cuidado y comencé a leer.
—Ella...debería leer esto—murmure observando cada línea hasta que una vibración me interrumpió.
Con rapidez saqué mi celular del bolsillo y miré el mensaje en la pantalla.
Young Min.
Ella está en problemas.
[11:40 p.m]
Ubicación.
[11:40 p.m.]
¿Qué? ¿Quién estaba en problemas?
—¡Tengo que irme!—solté devolviéndole la carta—Le preguntaré en otro momento—y sin esperar respuesta por parte de aquella abuelita, salí de la casa
Ella está en problemas.
Ella está en problemas.
Ella está en problemas.
Ella está en problemas.
Se repetía una y otra vez en mi cabeza.
Supe de quién se trataba al abrir la ubicación mandada.
Estacione el auto frente aquel bar. Sin perder el tiempo entre y caminé a la barra empujando a todos aquellos en la pista de baile.
—¡¿Dónde está?!—grité una vez visualice a aquel chico de la fiesta.
—¿Yi Seo? Su turno terminó hace veinte minutos, seguro ya está camino a casa.
—¡¿Qué!? Debe ser una jodida broma.
—¡Jeon!—interrumpieron a mis espaldas y cuando giré me topé con aquella chica de cabellera larga y castaña—Yo se donde está, pero debemos apresurarnos antes de que ellos le hagan algo.
—¿Quienes?—pregunté sin entender absolutamente nada.
—Son Kwan y su pandilla, siempre vienen aquí los viernes por la noche, y yo...
—¿Tú que Young?—la miré directamente—¡¿Qué mierda hiciste!?
—Sólo quería que le dieran un pequeño susto para que se alejara de ti y mantenerte cerca de mi.
—¿Si? ¡Pues puedes irte mucho al carajo!
Ya no había tiempo para pensar en más respuestas. Eso había sido suficiente. Di media vuelta para salir por donde había entrado con anterioridad. Me adentre nuevamente al auto y lo encendí, más antes de avanzar la puerta del copiloto se abrió.
—Yo voy contigo—soltó la castaña.
—¡¿No crees que ya hiciste suficiente?! ¡Estas jodidamente loca!
—¡Ya se! ¡Me equivoque y lo lamento!—exclamo entrando al automóvil—Por eso debo ir, es culpa mía.
Apenas había puesto un pie afuera del auto, cuándo un grito de ayuda interrumpió en mis oídos y sin pensarlo dos veces corrí hasta donde provenía. Estábamos cerca de un parque dentro de un solitario vecindario, enserio, no había ni un alma en ese lugar.
—¡Jeon, aquí!—escuche gritar a Min.
Fue ese preciso momento, en que vi como ella recibía un fuerte impacto en su mejilla izquierda haciéndola caer.
—¡Vuelves a ponerle tu jodida mano encima una vez más y juro que te asesino!—grite con todas mis fuerzas, y con cada segundo que pasaba el enojo dentro mío incrementaba
—¡¿Jungkook?!—habló la chica con mucha dificultad
—¡Lárgate de aquí!—gritó de vuelta aquel idiota—Es asunto nuestro.
—¡La chica a la que acabas de golpear, es mi novia!—exclamé furioso—Eso lo convierte también en mi asunto.
—¿Ella?—preguntó riéndose sarcásticamente
—¡Quiero que te largues de aquí antes de que te corte la maldita mano!—volví a gritar haciendo sobresaltar mis venas.
—¡Basta Kwon! ¡Eso no fue lo que acordamos!—interrumpió la chica a mi lado.
—Ese bombón me lo llevaré hoy a casa y no van a impedirlo—respondió lamiéndose el labio.
Eso causó tanta repugnancia en mi, que sin lograr contener más la ira, me acerqué soltando así el primer golpe.
Nunca de todas las veces que me había peleado, había soltado un puñetazo tan fuerte.
Los amigos de aquel hombre sin pensarlo se acercaron a mi y tomaron mis dos brazos inmovilizándome por completo.
—¡¿Acabas de romperme la nariz?!—exclamó levantándose mientras la sostenía—¡Vas a lamentarlo!
—¡Pu-dre-te!—respondí escupiendo sobre su cara
Un golpe tras otro se sintieron en mi estómago sin compasión y con la idea de no detenerse.
—¡Paren!—grito Young—¡Kwon detente ya!
—¡Cierra la boca perra!—soltó con brusquedad—Tomen a la chica!—dijo caminando hacia su camioneta.
—¡Jungkook!—espeto la peli negro forcejeando
—¡Yi Seo!—exclamé con desesperación su nombre y automáticamente tomé mi estómago por tal dolor insoportable.
Con dificultad me levanté, tomé un piedra de las que se encontraban ahí y sin dudar la estrellé en la espalda haciéndolo caer y logrando mi cometido.
—¡No la vuelvas a tocar!—solté la piedra y comencé a dando un golpe, tras otro, tras otro sin detenerme.
A ese punto mi mente ya estaba bloqueada que no me importaba como terminaría la situación. Estaba desesperado, estaba furioso.
Nadie podía tocarla, no podía dejar que nadie le hiciera daño.
No a ella.
—Basta, ¡Vas matarlo!—comentó Young en un chillido aterrada detrás mío.
Con la respiración agitada me levanté sin dejar de observar a la persona que había dejado casi inconsciente.
Los dos amigos se acercaron a él preocupados dejando libre a la chica y ella sin hacerse esperar corrió hacia mi.
—¡¿Estás bien!? ¡Dime que lo estás!—dije envolviéndola en mis brazos
—Ahora lo estoy...
Un abrazo es un poema de amor escrito en la piel que te rompe todos los miedos y que aísla todos los pesares.
Abrazarla solo me servía para reafirmar aún más mis sentimientos, me hacía sentir querido, amado y a la vez cultivaba mi capacidad de salir a flote y vencer cada día mi vértigo.
Y es que amar y ser amado es lo más hermoso que nos puede suceder. Abrazarla en ese momento, dio paso a un abanico de emociones dulcemente cegadoras.
Minutos después nos separamos, y una castaña con la mirada baja caminó hasta nosotros.
—Yo, no sabes cuanto lo sien...
Pero antes de siquiera terminar la palabra, una fuerte cachetada se plantó en su mejilla haciendo girar su cabeza. Yi Seo la había golpeado.
—Estás enferma—remarcó con ojos cristalinos—No vuelvas a dirigirte a mi, en tu vida.
Fue lo último que dijo, antes de darle la espalda.
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