¿Cuanto tiempo realmente había pasado sin que me diera cuenta?

Copito era un lobo hermoso y blanco, él se parecía a la nieve, pero era tan precioso como las perlas.

Yo era un chico con un problema mental según los médicos de Red Moon y Min Yoongi era Copito y un hombre muy guapo tal y como lo describían los omegas y betas que conocí, le caia bien a la Omega madre.

¿Que más?

Eso había ocurrido en un mes, en el que había estado encargado de cuidar de Copito, el lobo que le gustaba más estar en su forma animal que en la humana y ese mismo espécimen, tenía en este momento su cabeza en mis piernas, mientras estaba recostado en un árbol del inmenso jardín de su casa.

—¿Sabías que los cambiaformas marinos, cuando están en su forma humana en vez de cabello tienen escamas? —le pregunté y el lobo se me quedó viendo con curiosidad en sus ojos azules —. Mi padre tiene muchos amigos que son del mar, y a veces íbamos de visita, comíamos una especie de alga que nos permitía respirar bajo el agua; lo que me hace pensar que la magia es realmente increíble.

A Copito le gustaba que le hablara de muchas cosas, podía saberlo porque él nos bostezaba como mi padre o mis hermanos pequeños cuando les contaba este tipo de cosas.

—Esa alga tiene un sabor muy repugnante, pero si pudieras ver lo que hay bajo el mar, te aseguro que vale la pena comerse esa cosa con sabor a mierda.

Copito resopló, supongo que esa era la forma de reírse en la forma de lobo, lo que me resultaba muy tierno.

—La magia de las cosas, muchos dicen que viene del Dios que todo lo provee, pero yo digo, de que viene de creer en las cosas, ya que Dios, no querría que nosotros nos volviéramos de una forma en la que no tuviéramos arreglo y solo él puede ser poderoso —le dije y el lobo asintió, pero recordé un deseo de cuando era niño que se cumplió.

—Cuando era niño, no tenía a nadie con quien jugar y eran pocos los que podían entenderme, así que, creí fervientemente  que las plantas eran mis amigas —le dije y el lobo levantó la cabeza de su posición en mis piernas y me escucho atentamente —. Ellas me contaban sus problemas y yo les contaba los míos, muchas veces fui al mundo de las plantas a jugar con ellas, hice muchos amigos y amigas, de vez en cuando voy, para ponernos al día y tomar agua de raíz. Florlandia es hermosa, pero Aguilares, el país de las águilas es aún mejor.

Después de narrar, ante mis ojos vi como Copito de transformaba en Min Yoongi y de inmediato, mi estómago comenzó a gruñir.

—¿Cómo es eso posible? —me dijo con una voz seria que me cohibio un poco —. ¡Esas son incoherencias, de seguro estas muy loco.

—Cierra la boca, Copito —le dije con un tono de voz plano, estaba experimentando un sentimiento nuevo que no me gustaba para nada, hacia que mi estómago se retorciera y mi mano se levantara con ganas de estamparse en su cara —. Nunca entenderías porque no lo has visto.

—Supongamos que te creo —Me dijo con aires de grandeza que me incomodaban, ¿podía alguien ser tan arrogante como él? —. ¿Donde queda este país para ir a visitarlo?

El tono de su voz me envió correntadas de emociones que me costaba mucho descifrar y me estaba comenzando a irritar, así como cuando hacía un calor intenso, así de desagradable.

Me puse de pie y su cabeza golpeó el piso, mi vista se posó en su blanca piel y en esos músculos que se retorcían jugosamente ante mi, y mi atención estuvo en su voz que tan ronca me decían que yo era un loco sin remedio.

Me incliné y tome con mis dedos, su barbilla de forma delicada, y le vi directamente a los ojos.

—Eres un tonto, Copito —lo vi calmarse de la cólera que tenía al haber dejado caer rudamente su cabeza al piso, y tragó grueso mientras sus ojos azules se fijaban en los míos, tan verdes como las hojas de los árboles —. Florlandia no es un país... es un mundo y es maravilloso, si muriera, me encantaría que mi alma fuera a descansar con esos preciosos seres florales.

—Mi nombre es Min Yoongi y no soy tonto —me dijo, con la piel blanca de su rostro, tornándose de un rojo intenso de a poco —. Trajeron a un ser muy raro para ser mi compañero, no eres normal.

—Lo normal es aburrido —contesté, odiaba que dijeran de mi que no era normal como los demás y encima, este hombre me ha llamado raro —. Las lobas de la manada quieren solo tu pene y tu dinero, yo no quiero nada de ti, así que deberías estar agradecido de tener a alguien como yo por compañero.

Seguido de mis palabras, Yoongi el humano, comenzó a toser fuertemente y eso me hizo sentir bien, acerque mi mano a su garganta y con calma, me dedique a sentir su nuez de Adán subir y bajar en cada turbulenta tos.

—Sin vergüenza —me dijo cuando se calmo de su ataque de tos —. Pero, supongo que tienes razón en tu sarcasmo.

¿Sarcasmo? ¿Qué es eso?

No sabía que es lo que quiso decir, pero lo único que se con certeza es que no dije ninguna mentira, todos querían estar en la cama con un Alfa como él, aunque cuando pregunte para hacer que, todos me decían retrasado, y aclaraban que era con intensiones reproductivas y eso saciaba mi curiosidad.

—¿Puedo preguntarte algo?

Él me volteo a ver y de nuevo el estómago me dio un vuelco, mientras centraba mi vista en sus ojos azules como el mismo cielo, con los nervios jugandome en contra, solté su barbilla y acaricié sus mejillas con mis dos manos, era muy diferente de Copito, su forma lobuna, pero seguía siendo especial.

—Esta bien —tartamudeo.

—¿Por qué siempre estas en tu forma de lobo?  —Después de mi pregunta, sus ojos se entristecieron como cuando era lobo y supongo que eso me desagradaba mucho de ver —. No pongas esos ojos, me desagrada.

—¿Estas consciente de que tu hermana murió hace tres años? —me preguntó con mirada atónita —. ¡Era mi compañera! Y tenía a mi cachorro en su vientre. Eres un desalmado al que no le importa nada más que no sea él, ¡Egoísta!

—Lo sé —contesté calmadamente —.  Es solo que... me da tristeza verte de esa forma.

Mi corazón latía muy pesado contra mi pecho, era tan apabullante la sensación que no sabía que hacer más que volver a mi mundo mental, podía ver como los labios de  Yoongi se movían queriendo decir algo, pero ya no me importaba para nada lo que tuviera que decir, fuera bueno o malo.

—Marelein es la reina diosa de Florlandia —seguí con mi relato anterior
—. Es una bella rosa que se casó con el rey dios del viento, la historia de su mundo es muy interesante...

—¡Jimin! —me llamó.

—Ella era una cambiaforma lobo que nació en este mundo a causa del Dios que todo lo provee, y de sus hermanos, pero hay mucha historia de trasfondo que no puedo comprender. Pero su verdadera forma es la de una rosa, aunque puede convertirse en cualquier flor que desee.

—¡Perdóname! —él tomó mis mejillas y me hizo ver sus preciosos ojos —. Por favor, no llores.

¿Llorar?

Nunca había llorado por nadie más que solo mi hermana cuando me enteré de su muerte y solo había sido un poco, y este hombre me estaba diciendo que estaba llorando ahora mismo.

Mis ojos se enfocaron en él y mis sentidos en el momento, lo que dijo él me dolió, mi madre muchas veces me dijo que era un desinteresado del mundo, que no importaba lo que le ocurriera a los demás, mientras no me pasara a mi y que era un desalmado.

Lo he dicho muchas veces, lo mío es pensar en las personas, nunca el hablar de ellas o con ellas, quizás por eso no tenía muchos amigos lobos en este mundo, pero sí los tenía en otros mundos, y en ellos, yo era normal y a veces, demasiado normal para ellos que tenían una magia increíble que no se basaba en ver, si no en creer.

—Marelein sufrió mucho por no ser una loba normal, y no supo de su linaje hasta que la gente en su propio mundo comenzó a buscarla, para llevar paz a su tierra.

—Lo lamento, no debí decir eso de ti, no cuando no te conozco del todo, no me ignores.

—¿Cómo sabes mi nombre? —pregunté al recordar como me había llamado antes —. No te lo dije en tu forma humana.

—Tengo una buena comunicación con mi lobo.

Lleve mis manos a mi rostro y limpie el agua que salía de mis ojos y escurría por mis mejillas.

—Llorar es asqueroso, por eso no lo hago.

—Jimin—me llamó y yo volteé a verlo —, no volveré a hacerte sentir de esa forma, lo prometo.

—No prometas cosas incoherentes, he vivido toda mi vida de esta forma y muchas personas incluyendo a mi familia me hicieron esa misma promesa —le dije recordando las muchas veces que ellos prometieron no lastimarme por mi condición —, y ninguno de ellos se digno a cumplirla al pie de la letra.

Lo vi entristecerse de nuevo y su aroma se hizo agrio de repente, supongo que si pudiera decir lo que sentía en este momento, el nombre de ese desagradable sentimiento seria culpa.

Yoongi se sentía culpable y lo entendía, pronto lo olvidaría, así como toda mi familia lo hacía.

—Entonces cuando incumpla con mi palabra, eres libre de recordarme lo estúpido que soy.

Lo vi a los ojos nuevamente y sonreí, no me gustaba herir a la gente, como a ellos les encantaba hacerlo conmigo, pero ahí estaba él, siendo tan sincero con sus palabras y acciones.

Entonces, algo mágico ocurrió y mi lobo aullo en mi interior, mientras mi cuerpo se acercaba al de Yoongi, mis manos acariciaron la suave piel de sus mejillas y mis pies me alzaron quedando de puntitas, con mi rostro casi llegando a la barbilla del Alfa.

—Lo prometo —dije y sellé nuestra promesa con un beso en sus suaves y delgados labios.

Sin duda, este mundo estaba lleno de incoherencias y una de ellas era el potente rayo que recorrió mi cuerpo completo erizando cada vello en el y agitando algo en mi atribulado corazón que no sabía como llevar su función correctamente en ese momento.

NOTA.

¿Creen que Jimin esta loquito y todo eso ocurre en su mente o es la realidad?

Sí les gusta la historia, las invito a compartirla y muchas gracias a las que me han comenzado a seguir, me han hecho muy feliz.

Las leo en los comentarios  🤗