El cielo se veía lamentablemente gris este día, desde la mañana hasta ahora que ya casi iban a ser las cuatro de la tarde.

Nunca comprendí porque ver el cielo de esa forma siempre me hacia querer llorar con una tristeza incomprensible e incomoda.

Desde que me levanté en la mañana, supe que este día sería tediosamente triste, Copito estaba fuera de la casa, en el enorme jardín y aullaba  con tanta triste, que me daban ganas de llorar con él, pero no podía, nunca podía llorar por otros, ni siquiera por mi.

Había pasado ya un mes desde que llegué a esta casa y nunca volví a ver al increíble hombre guapo en el que se transformó Copito aquella vez, cuando mis pies tocaron el suelo de este enorme castillo.

Era muy triste, cuando consulte a la Omega madre me dijo que el cambiaría a su lado humano cuando se sintiera seguro y el dolor desapareciera de su corazón, pero ya había pasado un mes y no podía dejar que pasara otro sin volver a verlo.

Esa tarde, comprendí que la vida de Copito era muy triste y para que un lobo no volviera a su forma humana, eso quería decir que tenía una enorme herida que pasaría mucho tiempo en sanar.

—Mi hijo estará bien —dijo la Omega madre y no pude evitar ver hacia fuera de la ventana.

La lluvia acababa de comenzar a caer suavemente, como un montón de estrellas muy finas que chocaban contra el suelo y eso me preocupó un poco, Copito podría resfriarse si lo dejaba afuera con la llovizna que poco a poco amenazaba con volverse una tempestad.

—Iré a traer a Copito, puede enfermar con esta lluvia —le dije y ella asintió.

—Ve.

Había aprendido en este mes como tratar con la Omega madre y la verdad ella era una persona con una paciencia de oro, la verdad, desearía que mi madre fuera la mitad de buena de la Omega madre, pero mi mamá no le llegaba ni a los pies a esta increíble mujer.

Aprendí muchas cosas y dejé viejos hábitos que tenía como leer el libro de "los animales naturales y sus crías" el cual leí durante toda mi vida desde que aprendí a leer hasta ahora y me centre en leer novelas y poemas.

—¡Copito! —grité.

Recorde que había salido para traer de vuelta al lobo y grité su nombre, Copito podía ser muy necio a veces y me quitaba la paciencia, pero no podía dejar que se resfriara.

—¡Debes volver, Copito! —grité nuevamente, pero no veía al lobo por ningún lado —. ¡Sí no te resfrias tú, lo haré yo, así que regresa!

Pero, pinché Copito necio, vi su rabo esconderse entre unos árboles, al parecer se creía alguna clase de ninja al correr de esa forma.

—¡La Omega madre va a castigarte si no vuelves!

Como si se tratara de un cachorro regañado, Copito salió de entre los árboles con la cola entre las patas y me dio risa, me reí en su cara lobuna y él se me acercó para darme una lamida que inició en mi barbilla y terminó en mi frente.

—Regresemos, Copito, te extrañé muchísimo —le dije rascando el pelaje de su barbilla y acariciando sus orejas.

Cuando regresamos a la casa, el se sacudió antes de entrar y aulló una última vez, seguido de eso, un coro de aullidos se escuchó a la distancia se sentía como una despedida y era triste, pero no podía comprenderlo del todo.

—¿No aullaras con los demás? —me preguntó la Omega madre y yo solo pude voltear a verla antes de decir:

—¿Por qué lo haría?

No podía comprender lo y mi lobo interno, no sabía como interpretar esos aullidos.

—Este es el tercer aniversario de la muerte de tu hermana.

Podía notar que ella no lo decía con reproche y con afán de regañarme por no saber que este era el tercer aniversario de la muerte de mi hermana.

¡Tercer aniversario de la muerte de mi hermana!

Podía jurar que murió hace un mes y medio pero, ¡Tres años!

—Lo haría si pudiera —respondí, y Copito volteo a verme como si no pudiera creerlo, al mismo tiempo que la Omega madre —. Hace unos años, cuando vine al doctor, él les dijo a mis padres que tal vez pueda aullar a la luna  y ser un lobo medio normal, el día que mi Alfa aparezca y me marque, pero ese día no ha llegado aún y no creo que llegue todavía.

La Omega madre puso en su bello rostro una expresión pura de tristeza, Copito restregó  su peludo y lobuno rostro en mis piernas, para después chillar un poco.

—Es muy triste de saber, hijo.

—No tienen porque ponerse tristes por mi, aunque mi vida no es normal como la de cualquier lobo en la manada, yo soy fuerte y no necesito de esa emoción reinando en los que me rodean.

Y aunque dije eso, en mi corazón sabía que era una situación muy triste, algo con lo que tendría que vivir toda mi vida si mi Alfa destinado no aparecía.

—Tienes razón, eres un lobo bueno y fuerte.

Copito pareció asentir con su aroma a pino y naturaleza reinando en toda la casa, emanando de el como si se tratara una cascada y lo mejor que solo para mi.

—¿Sabes que me encanta tu aroma, cierto? —le dije mirándolo a los ojos y luego abrazando suavemente su cabeza.

Me sentía alegre de una cosa en medio de toda esa tristeza, y esa era que Copito siempre soltaría su agradable feromona a pino y naturaleza solo para mi, para nadie más.

El lobo parecía comprender mi situación y que solo su aroma espectacular me haría volver a la realidad y eso, era mucho más de lo que podía pedir a la vida.

—Su lobo te ama mucho, de seguro, su lado humano te amara aun más.

—Copito es un lobo bueno —dije acariciando sus orejas —, ¿Verdad que sí?

El lobo se echó a mis pies y se dio vuelta para que le rascara la panza, pero no le iba a dar ese gusto si no hacia lo que yo quería.

—¿Por qué lo dejas esperando? —me preguntó la Omega madre con una profunda curiosidad en sus ojos.

—Quiero conocer al hombre bello que me saludó la otra vez —le respondí a ella y luego volteé a verlo a él —.  Si no te transformas a tu lado humano, no te rascaré la panza.

Por un momento, pareció que el lobo hizo un puchero y luego me mostró su cola.

—¡Copito! —regañó la Omega madre y yo me reí a carcajadas, mientras el lobo lucía como si quisiera huir del regaño de su madre —. Quiero decir, Yoongi, no te he enseñado nunca a mostrar la cola por más enojada que esté.

Al parecer, mostrar la cola era una forma de decir "Vete a la mierda" en el idioma corporal de los lobos.

Copito me había hecho esa señal muchas veces, pero no le tome importancia, por lo que ahora que su madre lo estaba regañando, no podía ocultar lo bien que eso me hacía sentir.

—Eres un irrespetuoso, Copito —le dije y cuando el lobo me mostró sus fauces, yo simplemente sonreí en su dirección y cerre los ojos, por alguna razón, cuando sonreia los ojos se me cerraban y por lo que durara ese momento, no podía ver nada a mi alrededor.

—Sí sonríes para mi de esa forma siempre, permaneceré en mi forma humana más tiempo —escuché una voz varonil, venir del lugar en donde un lobo blanco había estado sentado.

¡No puede ser!

Ahí estaba él, en su forma humana viéndose tan irreal, pero siendo de igual forma, lo más real que mis ojos habían visto desde que nací.

Sentí revolotear algo en mi interior y luego vi al hombre acercarse a mí, y retrocedí, no por miedo, sino porque temía lanzarme a sus brazos y comérmelo.

¡Tengo hambre!

—Te ves delicioso —le dije cuando estuvo lo suficiente cerca como para que casi nuestros cuerpos chocaran —. Si fueras comida, estoy seguro de que serias un rico filete.

La Omega madre, él y un sirviente que iban pasando se me quedaron viendo, y luego rompieron a reír cuando escucharon a mi estómago gruñir con hambre.

—Nunca pensé recibir una propuesta de esa índole, es el halago más extraño que me han hecho en toda mi vida —dijo el Alfa frente a mi y no sabía como reaccionar a eso —. Madre, ¿Tu habías escuchado piropos como ese?

—Definitivamente no, esta es la primera vez que escucho algo como eso.

Mi rostro se calentó de inmediato, pero al ver a ese hombre solo me dio un  hambre extraña, solo eso podía explicar el revoloteo en mi estómago y el cosquilleo en mi corazón.

NOTA.

¿Les esta gustando la novela?

¿Quien creen que se va a enamorar primero?

¿Jimin o Yoongi?

Las leo en los comentarios ❤️✨️