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Capítulo 2 ✧♡✧ La escuela

11 de Marzo, la escuela

Zapatos negros de tacón alto, medias blancas hasta mis tobillos. Mis piernas blancas y pálidas visibles gracias a la falda tableada en color azul marino. En la parte superior una chaqueta en el mismo color, con botones dorados y brillantes, debajo camisa blanca y corbata roja con franjas doradas.

¡Qué ridícula me veo!

Hoy inicia mi primer día de clases aquí en Londres, situación que me tiene bastante molesta, tener que ir a la escuela, escuchar a los maestros implantar temas estúpidos sobre la ciencia, historia o números matemáticos, cosas que ya me sé bastante bien gracias a que llevo un montón de años estudiando.

¿Pasaré toda mi eternidad asistiendo a clases?

Se escuchan dos golpes en la puerta, obteniendo que lleve mi mirada hacia ella, veo como se abre y aparece mi madre bajo el umbral.

—¿Puedo pasar?

Se supone que ya esta dentro.

La veo acercarse y escucho como resuenan sus tacones en el suelo de madera. Algo que tenemos los vampiros, es que tenemos los oídos muy sensibles, podemos escuchar cualquier sonido diminuto que se encuentre a más de diez metros de distancia.

Sus ojos me recorren por completo sin disimulo.

—Luces hermosa.

Me veo bastante estúpida.

Aparta su mirada de mí y la lleva hacia nuestro alrededor, reparando el lugar.

—¿Te gusta tu nueva habitación?

¿Qué si me gusta? Demasiado exagerado para mi gusto. El sitio es bastante espacioso, la cama es demasiado grande y yo soy una sola. La decoración provoca náuseas, está todo en color rosado fucsia, desde las cortinas, las alfombras, la pintura de las paredes y hasta las lámparas decorativas.

—No se ve tan mal. —continúa—. Elegí toda la decoración para cuando traigas a tus amigas se mueran de envidia.

¿De qué amigas me está hablando?

—¿Harás amistades en la escuela? —regresa la mirada sobre mí, está a la espera de una respuesta—. ¿Verdad que sí?

¿Cómo le explico que lo que menos me gusta es socializar?

—¿No vas a responder nada?

Un silencio de largos segundos se apodera de la habitación y es bastante incómodo, porque ambas mantenemos un duelo de miradas. Leo con facilidad lo que está pensando sobre mí.

—¿Por qué tuve que tener una hija tan extraña?

Frunzo el ceño, lo hago a propósito para que se entere de que ya leí sus pensamientos. A la verdad no me sorprende, en otras ocasiones ha pensado cosas peores sobre mí.

—Es una falta de respeto que te la pases leyendo la mente de los demás sin su consentimiento. —comenta mientras rompe nuestro contacto visual.

La veo caminar hacia la puerta, lo que me da un poco de satisfacción porque por fin se larga, pero todo se arruina cuando veo que se detiene.

—Tu padre te espera para llevarte a la escuela, por favor no lo arruines. —termina de salir y cierra la puerta detrás de ella.

¿También debo soportar que me lleve a la escuela como si fuese una niña?

¡No! ¡Eso sí que no!

Llevo la mirada hacia la ventana y se me ocurre una estupenda idea, puedo salir por ahí y largarme sola a la estúpida escuela.

Tomo la mochila que había dejado encima de la cama, la cuelgo en mi espalda y me acerco hasta la ventana. Aparto las cortinas y me concentro en abrir el cristal, cuando de pronto mi atención se la lleva una niña pequeña, la cual se encuentra del otro lado de la calle, en esa casa de lujo que se había llevado mi atención aquel día que llegamos.

La pequeña debe tener entre ocho o diez años. Trae puesta una pijama de dinosaurio y se encuentra corriendo por todo el jardín, mientras una señora uniformada hace lo mismo detrás de ella para intentar atraparla.

—¡Me niego a ir a la escuela! —grita la niña.

—¡Pequeña! ¡No puedes faltar a clases! —exclama la señora sin parar de correr detrás de ella.

—¡Eso solo sucederá si puedes atraparme!

—¡Cristal es suficiente! —una voz gruesa masculina detiene los pasos de la pequeña y por fin la señora logra atraparla.

Llevo la mirada hasta el umbral de la puerta, donde se encuentra la persona que acaba de gritar y mis ojos se concentran en detallarlo con atención.

Es un chico con la tez de piel blanca, su pelo es rubio y lo trae muy bien peinado. Su figura es alta y puedo decir que tiene un rostro perfecto, así como esos chicos que son protagonistas en las novelas. Luce el mismo uniforme que yo y puedo ver cómo se le ajusta al cuerpo por sus músculos definidos.

Su esencia es difícil de explicar, pero de lo que sí estoy segura es que tiene un tanto especial.

—¡No permitas que llegue tarde a su escuela! —le habla a la señora, quien se dirige con la niña en brazos de camino hacia dentro de la casa, mientras este se dirige hacia fuera del jardín con su mochila colgada en la espalda.

—¿Alisson qué estás haciendo?

La voz de mi padre provoca que me aparte de la ventana con la mayor rapidez.

Lo veo de pie frente a mí con su mirada fulminante, ni siquiera escuché cuando abrió la puerta por estar mirando cosas que no son mis asuntos.

—Llevo mucho tiempo esperando por ti. —su mirada se posiciona sobre la ventana y luego la regresa sobre mí—. ¿Estabas intentando escaparte?

—Sí. —respondo, causando que sus ojos se abran demás por la impresión de mi confesión.

Veo como respira profundo varias veces.

—Te espero en el auto para llevarte a la escuela ¡No me hagas perder el tiempo!

Y con sus últimos gritos se marcha votando humo por los poros.

Será un largo día…


Me desplazó a pasos firmes causando resonar mis tacones en el suelo, avanzando entre los pasillos de mi nueva escuela después de escuchar los regaños de mi padre todo el puto camino. Me tiene hastiada esta jodida vida, me toca asistir a clases como si fuese una niña.

Mi mirada se detiene sobre los lockers, son metálicos en color azul marino y es una fila bastante larga de ellos.

—Qué ridiculez. —hablo para mí.

Es suficiente.

Detengo mis pasos y cierro mis ojos mientras respiro profundo de forma lenta. No voy a continuar con este juego.

Abro mis ojos y con rapidez doy medio giro, empezando a caminar por el mismo camino, pero está vez de regreso a la salida.

No voy a asistir a clases por varias razones, porque no me apetece, no quiero hacerlo, no se me antoja, no me da la gana, no me sale de los ovarios, no tengo putos deseos de hacerlo y muchas razones más que no voy a mencionar.

Haré esto todos los días, después de que mi padre me deje en la puerta de esta estúpida escuela, escaparé ¿A dónde iré? Eso no lo sé, de lo que si estoy segura es que estaré aquí a la hora de salida, para cuando venga por mí me encuentre aquí y así lo mantendré feliz.

Yo también seré feliz porque no estaré asistiendo a clases. Todos ganamos con esto.

Una sonrisa se forma en mis labios mientras camino rápido y observo la salida de esta horrorosa escuela…

—¡Alto hay señorita!

Mis pasos se detienen acatando la orden y mi sonrisa se borra, causando un momento amargo, es como quitarle un dulce a un niño pequeño.

—¡Dese la vuelta señorita! —escucho sus gritos molestos mezclados con sus pasos mientras se acerca a mi espalda.

Cumplo con lo que me pide, me volteo, encontrándome con el rostro de una señora, no es tan mayor, pero se nota que está entre los cincuenta, viste bastante elegante en color gris y trae su pelo castaño recogido en una cola. La veo detener sus pasos y envolver sus brazos sobre su pecho.

—¿Estabas por escapar de la escuela? —me pregunta a la vez que alza sus cejas, como si lo que estaba por hacer la ofendiera.

Su mirada está fija sobre mi rostro y por eso nuestras miradas se unen, miro el café de sus ojos con atención y leo sus pensamientos.

—Su rostro, no lo había visto antes.

—¿Cuál es tu nombre?

Me preguntó sin romper la conexión de nuestras miradas…

—¿No me piensa responder? Es que no sabe que soy la directora de esta escuela.

Esto era lo que me faltaba, que la directora me descubriera a punto de escapar.

—Alisson Zakrem. —respondo.

Leo sus pensamientos…

—Claro, sus padres realizaron su solicitud de inscripción por medio del internet, la chica estuvo en coma por meses después de sufrir un terrible accidente y por eso la inscribieron a mitad de año.

Aparto la mirada de sus ojos.

¡Qué familia más mentirosa tengo!

¿En serio lo mejor que se les corrió fue inventarse que estuve en coma?

—Alisson, solo espero que no vuelvas a intentar escaparte. —me habla en un tono de voz firme—. Si eso sucede, me veré obligada a hablar con tus padres ¿Estamos de acuerdo?

Apenas asiento como respuesta.

—Ven conmigo, te llevaré a tu salón de clases.

La veo darse la vuelta y empezar a caminar sin esperar alguna respuesta, de mi parte solo me toca seguir sus pasos.

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