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Puerto

Un latido, dos latidos... Un latido, tres latidos... Dos latidos, un latido... Cuatro latidos, dos latidos...

Las palpitaciones se escuchan en la lejanía, martilleando sus oídos  y atrayendo al dolor fantasma enterrado en lo más profundo de su mente. Al principio es solo una escozor en el pecho, un hormigueo que le pincha e incomoda, pero poco a poco va aumentando de intensidad junto a la sensación de golpeteo en su cabeza...

El repentino sentimiento de ansiedad lo vuelve más sensible al subir y bajar de su pecho, convirtiendo la sensación de molestia en un dolor agudo que se va extendiendo entre sus costillas. Así, la sensación se vuelve tan vívida que parece desgarrar su pecho y sacarle el aire de los pulmones, lo que le impide inhalar aire.

El no poder respirar lo mete en un estado de pánico, que incrementa cuando recuerda que significan esos síntomas. El miedo supera a su raciocinio e intenta abrazar su tórax con todas sus fuerzas para protegerse. Pero no puede, sus brazos y piernas están sujetos a la cama por una fuerza invisible. Intenta retorcerse para liberarlos, pero la misma presión empuja su pecho hacía abajo.

Su mente queda aislada del exterior y su cuerpo se hunde en una familiar sensación de frío. Entonces los temblores aparecen, seguidos de pequeños pinchazos y un entumecimiento en las puntas de sus dedos.

Quiere gritar por ayuda, necesita gritar por ayuda. Por eso, a pesar del dolor y el entumecimiento en sus músculos, consigue abrir su boca lo suficiente como para emitir un pequeño quejido. Sin embargo, al instante una mano le estruja la mandíbula y le obliga a cerrar la boca.

Siente más miedo. Alguien le está estrangulando, por eso es que no puede respirar.

Intenta abrir la boca de nuevo, pero esta vez solo consigue exhalar pequeños suspiros silenciosos antes de que la fuerza aumente. Ahora prácticamente siente como le clavan las uñas en la cara.

En ese momento sus ojos casi se abren, pero rápidamente aprieta los párpados. No puede mirar, se niega a ver a su atacante. Le aterra lo que sea que le esté haciendo esto.

Cuatro latidos, dos latidos... Tres latidos, tres latidos... Dos latidos, tres latidos...

El martilleo se vuelve ensordecedor. Y, cuanto más alto late, peor es la presión en el pecho. La fuerza aprieta más y más... Hasta que casi siente que los huesos se le van a romper.

Ya no puede más, en su mente empieza a suplicar por ayuda, para que quien sea lo salve de ese infierno. Pero nadie le escucha. Solo se queda ahí, indefenso en medio de todo ese dolor y confusión.

Y, cuando piensa que va a morir, algo cálido fluye por sus mejillas, aliviando un poco su frío. Esto le tranquiliza lo suficiente como para relajar la boca lentamente y dejar de intentar abrazarse a sí mismo.

Su respiración se normaliza poco a poco y con ella los latidos se hacen más silenciosos. Ya no siente dolor en el pecho, solo calidez y un poco de entumecimiento en los brazos. Solo ha sido una ilusión. Una pesadilla.

Pero, cuando empieza a dormirse de nuevo, una sensación de frío empieza a extenderse desde sus pies. La presión vuelve y cubre todo su cuerpo a pesar de ya no sentir dolor o asfixia. Esto le alerta, pero no puede hacer nada. Está inmovilizado.

Frustrado, se retuerce con la esperanza de poder escapar esta vez. Sin embargo, al moverse su pecho empieza a picar otra vez y su respiración se hace más errática. El miedo vuelve y esta vez le parece escuchar voces a su alrededor.

Intenta hacer más fuerza para escapar. Sus brazos tiemblan, sus piernas se doblan y su cabeza se levanta unos centímetros... hasta que lo nota. Por un instante, pero lo nota. Una presencia espeluznante y aterradora.

Va a morir. Sabe que va a morir. Es como esa vez.

— N-no... No, no... ¡NO! ¡No! No... no... —exclama, levantándose de golpe en medio de la oscuridad.

La luz se filtra desde la ventana de cristal translúcido, dejando que diferentes matices de gris decoren el espacio la habitación... Esto hace que recuerde donde está.

No está en el hospital. No se está muriendo.

Aun así, por sea acaso echa un vistazo entre las zonas más oscuras para cerciorarse de que la "presencia" era parte de su pesadilla. Y, aunque casi confunde más de una sombra alta con un agresor, concluye que está solo.

Una vez que consigue mantener su mente lejos de sugestiones, procura recordar lo que le acaba de pasar mientras acaricia su pecho desnudo.

— Otra vez ¿eh? —murmura con pesar.

El cansancio le impulsa a acostarse otra vez, cosa que haría si el recuerdo de la pesadilla no siguiese aún caliente... Con esa incertidumbre inicia un debate de si acostarse o no, al menos hasta que el frío en sus pies destapados le convencen de no hacerlo.

Al tercer intento consigue presionar el interruptor de la luz, dejando a la vista una habitación blanca y vacía. No hay muebles más allá de la cama y sus únicos objetos distintivos son la almohada y la manta que yacen maltratadas en el suelo.

Genial, he vuelto a dar patadas en sueños. Está claro que todo esto me está afectando más de lo que quiero admitir... Ojalá pudiera tomarme medicinas para dormir. Sería más sencillo —piensa preocupado.

Después de machacarse un poco por tener defectos, procede a levantarse entre gemidos de cansancio. Pero, al pisar el suelo frío, se encuentra con que sus zapatillas no están en la habitación. Mira a ver si están debajo de su cama, pero recuerda que las dejó en el baño justo cuando ya está agachado y con la cabeza entre pelusas.

— Memoria mía, siempre tan oportuna... —se queja en voz alta.

Con un inmenso fastidio se levanta del suelo y camina hasta la puerta del baño, la cual se abre nada más detectar al anfitrión. El interior del baño es casi tan blanco como el dormitorio, solo que los azulejos de paredes, suelo y techo tienen los bordes azulados.

Nada más entrar se acerca al espejo, solo para encontrarse con una versión de él mismo con ojeras marcadas de un tono negruzco, una piel pálida que no concuerda para nada con su tono bronceado natural, una cara de amargado y una mata de cabellos color trigueño pálido que casi le hace arrepentirse de haberse cambiado el peinado la semana pasada...

— He estado peor... —admite para animarse.

Procura enderezarse para verse mejor, notando que tanto su espalda como su nuca le duelen. Luego recuerda que suele dormir de cualquier manera y se reprende a si mismo por no ser capaz de pasar una sola noche en quietud como cualquier otra persona de la galaxia.

— Y encima estoy todo sudado... Menudo último día antes del despegue.. —protesta mirando con enojo a su reflejo.

Como la sensación del sudor sobre su piel le molesta y no se duchó ayer porque estaba demasiado deprimido como para moverse, decide quitarse la ropa interior que usa como pijama y abre la puerta translúcida de la ducha, preguntándose porque no las hacen automáticas...

Ah, sí, cortocircuitos que electrocutan gente... Bendita tecnología de grado bajo, solo tú sabes poner en riesgo la vida de los demás con tanto estilo.

Cierra la puerta y con la mirada busca la pequeña pantalla táctil incrustada en la pared, donde marca la temperatura del agua, intensidad de chorro y de paso pone de fondo música xigargrófica que tan de moda está entre los jóvenes de los sectores Vare-Ük y Lalsadni.

El agua tibia recorre su piel pálida por la falta de exposición y le calma los músculos tensos. Luego procura enjabonarse el cabello, haciendo sin que se dé cuenta la espuma del champú adopte un tono amarronado.

- Tev mitsa aurruvri nagartu~

tev mitsa guldeur vanili~

Por otra parte, la canción le anima a cantar unos cuantos estribillos mientras mueve piernas y caderas en son de la melodía. Lo que más le gusta de la música xigargrófica es lo fácil que es bailarla.

- Gayvirn antru isurivee~

beldor banic van antuni, ikol drey~

Así pasan unos 5 minutos hasta que decide que va a aprovechar su tiempo al máximo el día de hoy para que le dé tiempo para prepararse. Por lo que apaga el agua y procede a salir del cuarto de baño mientras se seca el cuerpo con una de las toallas que ofrecen las instalaciones y lleva puestas las zapatillas perdidas.

Justo en frente de la puerta del baño se encuentra un armario camuflado con la pared, el cual también se abre automáticamente, mostrándole todas sus prendas limpias, planchadas y aromatizadas gracias a una serie de funciones autómatas incluidas en el armario.

Se supone que este modelo de armario es de una civilización de grado 9... Definitivamente los del consejo se han pasado permitiendo que un puerto tenga semejantes avances... ¡¿Es que no ven lo mal que le puede ir a Midgard si siguen de este plan?! Si le hacen un bloqueo comercial a la raza humana, será culpa suya... —piensa indignado.

Al ver sus opciones, opta por el típico traje interespecie para Estrellas Verdes. La prenda superior es de color blanco con patrones azules, no tiene mangas y se le ajusta al cuerpo como una segunda piel. Los pantalones son prácticamente del mismo etilo, solo que invirtiendo el banco por el azul.

— Mmm... Sigo sin entender que tiene de estiloso este tipo de ropa... Solo te queda bien si estás delgado o ejercitado. Definitivamente es para acentuar el estado físico de los cinco en uno... Hah, ya no saben qué hacer para obligar a los jóvenes a comer sano... —habla mientras se mira al espejo que hay en el fondo del amplio armario.

Lo bueno es que yo no voy a ser el único que lleve esto en el programa~... Arg, como me frustra que en este puerto no haya sitios de ocio aparte de pequeños restaurantes... Así no hay quien ligue... Consigo una semana de soledad y no puedo aprovecharla como es debido. Genial, Key, eres oficialmente un fracaso como playboy —protesta interiormente a pesar de no ser un playboy ni de lejos.

Habiendo acabado de lamentarse por su casi inexistente vida amorosa, se pone las botas oscuras de piel reproducida que tanto le gustan y empieza a doblar las prendas para meterlas en la maleta situada en el suelo del armario.

Después cierra las puertas y deja la maleta al lado de la cama, donde se sienta para encender la pantalla holográfica. Esta se encuentra llena de datos académicos e información sobre diversos planetas que no cerró antes de irse a dormir.

— Comando, cierra las pestañas y ábreme los documentos sobre las fluctuaciones económicas de los subsectores 332476 y 2231458. Ah, y comprueba mi correo —dice en voz alta, activando la IA.

Mientras los documentos aparecen en pantalla, Key abre la pequeña caja fuerte debajo de la ventana, dejando a la luz un conjunto de papeles, tarjetas y aparatos. Uno nunca podía estar seguro de los ladrones al 100% en un puerto tan reciente. No cuando estás en una habitación que no es propiedad de tu familia.

Con paciencia ojea los papeles y los divide metiéndolos en sus respectivas carpetas, pues los va a necesitar para más tarde. Después coge las tarjetas y las guarda en un bolsillo secreto de su traje personalizado para poder llevar con más facilidad sus objetos importantes.

Por último se coloca los diversos aparatos en el cuerpo. Uno con forma de muñequera en el brazo derecho, el cual proyecta un holograma que representa los signos vitales de Key; y otro con forma de tobillera en el pie izquierdo, que permanece inactivo por el momento.

Cuando termina, estudia el contenido de la pantalla, leyendo informes y análisis sobre diferentes temas durante alrededor de dos horas y media. Para cuando su cerebro ya no da para más, cierra las pestañas y mira los mensajes recibidos en los últimos tres días.

[Anónimo]: Que te diviertas con los alienígenas, pervertido.

[Anónimo]: Eres un traidor. No mereces pertenecer a la misma especie que nosotros. Desde que llegaron a nuestro mundo solo nos han limitado y tú vas y los apoyas... Eres igual que ese mierdoso, un degenerado folla-aliens.

[Anónimo]: Haznos un favor y no vuelvas ¿Quieres? A saber que gérmenes te van a transmitir tus amiguitos.

[Anónimo]: Púdrete pedazo de cabrón. Espero que tu nave se estrelle y desaparezcas, desgracia del universo.

[Anónimo]: ¡Jajajajaja! No me extraña que te hayas ido ¿Tanto de avergüenza la mierda que eres que lo primero que se te ocurre es huir a otro planeta? ¡Pues vete! Aquí no queremos a jodidos enfermos mentales ¡Das asco!

— Comando... Borrar mensajes. No... No los borres, primero desencripta sus direcciones y bloquéalas, luego los borras. Y también sácalos de mis contactos ¿Sí? —dice reprimiendo su ira.

Si me vais a decir algo, decídmelo a la cara... Luego no me vengáis llorando en busca de la protección de mis abuelos cuando el consejo os cobre cuentas a vosotros y a vuestras familias por evasión de impuestos, pedazo de hipócritas.

Después de apagar la pantalla se pone los auriculares inalámbricos que compró en la tienda de regalos y enciende la secuencia preguardada de sus canciones favoritas. Mientras empieza a escuchar la música golpea dos veces con el dedo el material de la ventana, volviéndolo completamente transparente y dejándole ver el exterior.

Las naves vuelan de un lado a otro obstruyendo se vez en cuando el paisaje del espacio estrellado, visible des del primer puerto espacial creado por humanos, Argos... Por suerte para él su situación económica le permitió reservar una habitación en el exterior de la zona económica del asteroide.

El mero pensamiento de tener que dormir por semana y media en la zona interior del puerto con servicios de segunda categoría, paredes no insonorizadas y compartiendo espacio con cientos de pasajeros de todo tipo de planetas en bloques apilados y pequeños... Le hace sentirse asfixiado y sin privacidad.

Le da igual que el programa de intercambio de residencia gratis en la zona interior. Ni muerto duerme en segunda categoría.

Mientras observa el pasar de los diversos vehículos, decide coger el termo rojo que se compró también en la tienda de regalos. El líquido caliente baja por su garganta y le da una sensación relajante a pesar de su insípido sabor... No es lo mejor a su alcance, pero es un buen suplemento nutritivo que sustituye sin problemas a un desayuno bien equilibrado, por lo que no le tiene pegas. 

Si total, su sentido del gusto es escaso en el mejor de los casos.

Se le avisa de que su viaje tomará rumbo en hora y media. Por favor, recoja sus cosas y deje la llave en un mostrador de recepción. Muchas gracias —aparece un mensaje en la pantalla, sacándolo de su ensoñación.

— Hah... Tranquilízate, Key, es solo una nueva fase en tu vida. Podrás con esto como has podido con todo lo demás... Bueno, no, pero haces esto para alejarte de todo lo demás, por lo que en retrospectiva tiene que ser mejor... ¡Ah! ¡A la porra! Sin pensar, lo hago y punto. De todas formas no me puedo echar atrás ahora. Demasiado tarde para arrepentimientos —se dice a sí mismo antes de coger todas sus cosas y salir de la habitación.

La puerta automática le deja salir a un pasillo hecho de baldosas de mármol, iluminado por candelabros plateados y decorado con réplicas de cuadros famosos. A ambos lados hay puertas de metal oscuro de las cuales salen y entran seres de todo tipo de especies.

Key simplemente saca una tarjeta dorada y la pone en la ranura al lado de su puerta, provocando un cierre inmediato de la misma. Así mismo, la ranura se ilumina con un tono rojo antes de cambiar a verde y devolver la tarjeta con un pitido de aceptación.

Se le avisa de que su plazo de tiempo ha acabado. Si aún tiene objetos personales en el interior, por favor, hable con el personal de recepción para poder entrar de nuevo —dice una voz desde la puerta de metal.

Él simplemente ignora el aviso y se dirige hacia las escaleras que llevan al piso inferior, teniendo un trayecto tranquilo y sin tener que esquivar a otros ocupantes, pues en ese momento la mayoría está desayunando en la cafetería del edificio.

Al bajar a la recepción se encuentra con una sala circular decorada con pinturas basadas en Miguel Ángel y un suelo cubierto por losas doradas que reflejan nítidamente a quienes caminan por encima.

Vale que quieran dar publicidad a la cultura terrícola, pero hasta para mí es demasiado —dice al ver a un conjunto de querubines mirándole fijamente de forma espeluznante.

Como las escaleras se encuentran en el mismo extremo que el mostrador, nada más llegar se cruza con varios alienígenas, quienes le miran con extrañeza al reconocer su estirpe. Incómodo los ignora y sigue de largo buscando el mostrador de recogida de llaves. Pero no puede evitar oler el delicioso olor que viene desde la cafetería.

Si pudiera... Si tuviese tiempo para comer comida caliente y deliciosa...

Lamentándose interiormente se dirige al extremo izquierdo de la sala, donde un mostrador de metal ocupado por un robot humanoide muy poco realista espera a que los clientes dejen las tarjetas-llave de las habitaciones.

Key simplemente deja el objeto dorado y el autómata se lo pone delante de sus ojos, analizándolo con un destello azul. Después da un pitido de aprobación y se introduce la targeta en la boca fuese un cajero automático.

Muchas gracias por recurrir a nuestros servicios, Señor Ravidick. Por favor, puntúe su experiencia para poder darle un mejor servicio a la próxima —anima cordialmente, cometiendo el mayor error que alguien podría llevar a cabo en esa situación.

Pues nunca, NUNCA, le pidas la opinión a una persona acaudalada respecto al servicio de clase media.

— Mi experiencia... Dale un -5. El tamaño es desproporcionadamente pequeño a lo que me esperaba, esto no es primera clase ni de coña. El paisaje estaba obstruido por el tráfico, así que retirad eso de "disfrutar del paisaje estrellado del cosmos" de vuestros anuncios... Ah, y, por favor, la próxima vez que me cobréis una suma de tres cifras por entrar en este antro, procurad tener un servicio de limpieza mínimamente decente ¿Sí? Ya estoy harto de encontrarme con que no han limpiado más que lo que está a la vista, dejando zonas como debajo de la cama como si no las hubiesen tocado en meses —dice con un tono frío pero lleno de frustración contenida.

Una de semana de sufrimiento... Sin servicio de comida para habitaciones... Sin camas de agua... ¡Sin bañeras con hidromasaje! ¿Quién podría soportar tanto tiempo viviendo con tan escasa calidad de vida?

Gracias por compartir su opinión, le aseguro que tendremos en cuenta sus palabras para mejorar nuestro rendimiento —responde jovialmente el robot.

Key simplemente levanta una ceja ante el comportamiento del autómata y recuerda que esto no es un hotel de primera gama, aquí no toman en cuenta los comentarios, solo hacen ver que sí para que los clientes sientan que su opinión vale algo que no es.

Calculando la distancia y el tiempo, toma rumbo hacía la zona de enlace, la parte donde los viajeros deben ingresar antes de acceder a sus respectivas naves. No le queda mucho tiempo y, debido a que decidió tomar una residencia bastante alejada y los vehículos de aquí son demasiado propensos a tener accidentes para su gusto, habrá que ir a paso rápido.

Pero antes de cruzar el arco, se detiene un momento...

- [Será borde el crío... ¿Quién se cree que es para comportarse como un niño mimado y despotricar por un poco de polvo? Debería agradecer que le dejen a los de su calaña participar como estrellas, sobretodo después de avanzar tantos grados sin aportar nada a las otras civilizaciones... Te lo digo en serio, ni siquiera sé cómo han podido progresar tanto con solo una colonia pequeña...] —Esas palabras llegan hasta sus oídos en un idioma ajeno a su especie, pero que él conoce a la perfección.

El hombre de piel verde cubierta con pequeñas costras marrones que cubren las zonas blandas de su cuerpo se sigue quejando del comportamiento de Key, sin saber que está siendo escuchado.

En otras instancias le habría ignorado, es un hecho que su especie no es muy bien vista por ciertos sectores debido a su poca contribución a otros planetas, eso y que también reconoce que podría haber sido un poco más permisivo con los incompetentes empleados del hotel de cuarta categoría... pero por desgracia hoy está de muy mal humor.

— [Palabras arrogantes teniendo en cuenta que tu especie sigue en el grado 13 aún después de 120 varks en VIK-TOMPA] —comenta en voz alta antes de irse, tomando desprevenido al alienígena con un comentario afilado sobre el poco avance de su especie.

Aligerando el paso para que no se inicie un conflicto ni tenga que enfrentarse a sus problemas de frente, Key cruza las anchas calles excavadas en la piedra y transcurridas por peatones de multitud de planetas.

Irónicamente, a pesar de ser Midgard el sector de los humanos, se han establecido varias colonias en diversos planetoides del mismo, permitiendo la extensión de la propiedad de muchas especies.

Además, por si fuera poco, el constante avance en terraformación de satélites ha permitido la aparición de empresas de extracción de recursos, fomentando el aumento del flujo comercial. Es decir, Midgard actualmente es una economía creciente, y como tal recibe un gran número de inmigrantes extranjeros tentados por las oportunidades laborales y las novedosas colonias.

Una hora para su viaje —avisa su muñequera, la cual inmediatamente se conecta a la tobillera, enviándole las coordenadas de su destino.

Del objeto surge una estela de luz verdosa que apunta hacía el frente, indicando la ruta más rápida. Por lo que, siguiendo a su GPS holográfico, Key transcurre sin problemas entre los laberínticos barrios a rebosar de almacenes, residencias, así como tiendas y puestos de comida.

Al final llega a una zona más grande, dividida en carriles para peatones y para automóviles, lo que la hace ver más una ciudad subterránea que un puerto espacial. Además, su ambiente abierto deja que se produzcan muchas corrientes de aire, helando a Keynar hasta los huesos.

Por lo menos en mi habitación pequeña y parcialmente sucia había calefacción... Calefacción barata, pero no me puedo quejar. Con tan mal gusto para la decoración seguro que no reciben suficiente clientela para comprar cosas de calidad... Uff, que frío, casi mejor que me abrigo más...

Quejándose mentalmente, saca de su bolsillo dos anillos que al introducirse en sus respectivos dedos corazón se convierten en masas negras que cubren sus brazos. Al instante su temperatura corporal sube varios grados.

- Guantes térmicos, os amo con locura. Bendito el día que os inventaron.

Más animado llega hasta la zona de enlace, la responsable de la confirmación de los viajes y el embarque de los pasajeros. Esta parte del asteroide no está habilitada para la vida de trabajadores ni la residencia de los viajeros, solo para fines de transporte, por lo que el espacio está únicamente ocupado por una sola edificación destinada para asegurar un transporte seguro y legal.

Debido a esto la zona de enlace en un conjunto de pasillos entrelazados como un laberinto tan complejo que si no se posee una tobillera GPS, se les proporcionan a los pasajeros un programa informático gratuito disponible para cualquier dispositivo que funciona como un mapa guía de las instalaciones.

— Por favor, su identificación personal y su autentificación de participación en el programa —pide la recepcionista de la zona de chequeo.

Para los participantes del PIEG cosas como el transporte o la residencia son gratis (Aunque Key haya pagado la suya). Solo se necesita de la autentificación de su membresía en el programa de intercambio para que tanto las instalaciones como las naves reservadas con anterioridad por VIK-TOMPA les ofrezcan sus mejores servicios sin pedirles ningún tipo de pago.

La mujer revisa los diferentes documentos, comprobándolos uno a uno mientras Key la observa detenidamente. Su piel clara y sin imperfecciones, así como su cabello rubio denotan que es nativa de la Tierra. Por otra parte, su estatura baja y un poco rellenita le hacen denotar su poca experiencia viajando. 

Esto le indica que, a pesar de ser originaria de su planeta, trabaja en el puerto para solventar asuntos económicos y que no viaja mucho en nave. Es decir, se la pasa casi todo el año en el puerto.

Los viajes suelen alterar la estructura corporal volviéndola más esbelta hasta el punto en que puede convertirse en un rasgo permanente si se viaja mucho. Esa es la razón por la cual casi todas las razas antiguas duplican en altura a las demás. 

Por lo tanto, a menos que la mujer fuese mucho más bajita antes de trabajar en Argos, definitivamente vive aquí, lo cual significa que por la fuerza debe haber lugares donde uno puede pasar el rato y olvidarse del trabajo, lo que solo puede significar una cosa...

¡Sí que hay lugares de ocio! Debí haberlo pensado. De seguro los han escondido para que el gran flujo de personas no los saturen en seguida... ¡AAAAHH! Malditas leyes limitadoras del turismo en zonas recién habilitadas para la navegación ¿Por qué la organización se empeña tanto en controlar el flujo migratorio? ¡Me da igual la economía de la Tierra, la pérdida de su valor cultural o que este puerto solo tenga 20 años! ¡Llevo una SEMANA recluido en una habitación sin nada mejor que hacer que salir a comprar baratijas en tiendas regalo y comer panchitos en mi cama! ¡Devuélveme ese tiempo perdido, VIK-TOMPA! —piensa furioso ante semejante injusticia.

Pero, contrariamente a sus pensamientos, su expresión facial permanece casi impasible, dejando entrever únicamente que está pensando en algo con intensidad. Esto hace que se vea como si estuviera calculando algo de suma importancia a los ojos de la empleada en vez de despotricar como un niño mimado.

Se nota que pertenece al programa de intercambio con ese aire intelectual a su alrededor —piensa ella con admiración hacia alguien que no la merece ni de lejos.

— Bien, aquí tiene la tarjeta de embarque, por favor, vaya a la sección B32 y el navío oficial le llevará hasta su destino —dice con cordialidad y respeto mientras le devuelve los documentos.

— Muchas gracias —le responde con indiferencia.

Hah, de seguro que debe de estar pensando en cosas que yo jamás podría comprender... Que envidia~

En eso tiene un poco de razón, pues ella jamás podría entender su razonamiento.

¡Definitivamente no te lo perdonaré VIK-TOMPA! ¡No es justo! ¡No es justo! ¡No es justo! —piensa indignado mientras deja su equipaje en una cinta transportadora al lado de su puesto de recepción.

Con su tobillera tarda aproximadamente 20 minutos en recorrer los pasillos hasta la zona de embarque, un amplio espacio donde hay varios bancos de espera dispuestos en dirección a la pared transparente que permite ver el espacio exterior.

El asteroide Argos fue elegido para la construcción del puerto no solo por su enorme tamaño, sino también por su forma oval. Esta figura facilitó el mantener la roca en una posición fija fácilmente, además de permitir la construcción de un sistema de pisos.

Key observa a muchas personas con el mismo traje que él, todos ellos en edades propias de cursos avanzados y cada cual con un aura de elegancia e intelectualidad. Al principio decide intentar interactuar con ellos, pero descarta la idea. Falta poco para que llegue su nave y lo más probable es que no se vuelvan a ver en la vida.

— Incluso si acabamos en el mismo planeta, lo más probable es que sea en países distintos. Un planeta es muy grande después de todo —se dice para convencerse y se sienta en un banco alejado del resto.

El PIEG o Programa de Intercambio Estudiantil Galáctico es un intento de VIK-TOMPA para producir lazos de amistad entre las juventudes de diferentes puntos de la galaxia. El programa es sencillo, los estudiantes podrán ingresar independientemente del grado de población y la fase energética, siendo los resultados académicos lo único importante. Dependiendo del nivel académico de cada uno se puede elegir entre unas poblaciones u otras, siendo obvio que cuanto mayor sea el nivel, mayor será el número de opciones disponibles...

— < ¿Y a qué planeta vas tú?>

— (¡¿La Tierra?! ¡Qué casualidad, yo también voy ahí!)

— [Yo decidí ir a un planeta de grado 14. Quiero ser contactador y tener experiencia con planetas menos desarrollados te da la experiencia práctica necesaria ¿Sabes?]

— |¡Tres grados por encima del mío! Con esto tengo mi futuro asegurado...|

Los estudiantes parecen estar manteniendo conversaciones animadas sobre sus viajes y las razones de sus elecciones, haciendo que Key se sienta aun más aislado.

Al ser la raza humana la principal promotora de este programa se decidió que el puerto Argos sería un punto de transporte para muchas rutas de muchos sectores circundantes como forma de promocionar a Midgard y a la Tierra. Además, así los humanos que participaban tenían la oportunidad de relacionarse con aliens antes incluso de llegar a su planeta destinado.

Aunque claro está que siempre aparece alguien que a pesar de todo el esfuerzo requerido para hacer de esta una experiencia inolvidable para los estudiantes, prefiere agarrarse la cabeza y entrar en un estado de pánico consigo mismo:

¿Por qué elegí ese planeta? ¿Por qué elegí ese planeta? Da igual lo que digan, sé muy bien que allí el odio hacía los foráneos aún persiste. Maldita posición social que me obliga a hacer cosas que no quiero... ¿Por qué tenía que nacer como alguien tan genial, perfecto e incomprendido? —piensa mientras llora internamente tanto por sus decisiones vitales como por ser el único del programa que no lo disfruta.

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