Conflicto
El vapor de la ducha empaña las puertas de cristal mientras una sustancia marrón fluye desde los poros de su piel a medida que la medicina surte efecto. Así poco a poco se purgan de su organismo todas las toxinas que hasta hoy habían formado parte de su ser durante muchos varks.
No pudo encontrar una mejor opción, ya que al parecer el oxigeno ha acelerado por mucho el proceso de eliminación del veneno. Y, dado que por obvias razones no puede conseguir las toxinas de su planeta a tiempo para restaurar su aspecto original, solo le queda expulsarlas del todo y rezar para que el resultado sea mínimamente mejor que su versión amarilla.
Lo que sea con tal de no humillarse delante del resto de Estrellas Verdes.
Cuando la última gota de suciedad cae por el desagüe, su cuerpo se confundiría fácilmente con el mármol del suelo de la ducha. Al principio le cuesta distinguir sus propias extremidades del vapor, sintiéndose como una especie de fantasma, pero luego se acostumbra poco a poco, reconociendo sus propias carnes.
El pelo mojado le cubre los ojos antes de retirárselo con frustración. Nunca había sido tan lacio, antes siempre era rígido, incluso cuando se mojaba. Quizás se debe a que los pelos de su cabeza contenían una mayor densidad de toxinas, lo que mantenía su forma. O eso o que la adaptación al nuevo hábitat ha producido esa transformación en su organismo. Pero sinceramente le da igual... Todo parecen ser cambios molestos y horribles que deforman su cuerpo.
Ya no tiene vida en su tatuaje ni el hermoso color oscuro que caracterizaba su piel ni su amado cabello bohemio... Todo aspecto representativo de los Calim'Na Atariok se borró por abandonar el planeta natal, como todos los Ororom que en su día dejaron Peip'n Nyllon.
— Deja de pensar en tonterías... Es solo que mi cuerpo ya no tiene que absorber toxinas. El aire es más puro y el oxígeno es fácil de metabolizar. No es nada malo. Es natural y no me voy a morir porque me haya cambiado el color —se dice a sí mismo para acallar sus pensamientos.
Dentro de poco llega a la Luna, donde tiene una cena importante que probablemente marque su futuro en Suana para siempre. Y no va a ir por ahí con un estado de ánimo de flurguis. No con lo que se ha gastado en que le confeccionen ropa a medida que contenga elementos de su cultura y de la cultura humana (Con motivo de expresar su concordia con la raza humana), sin mencionar cuanto le costó crear su complemento en unas pocas horas.
Con suerte tal extravagancia hará que la gente no se fije en su especie...
Sale por fin de la ducha y, habiendo comprobado que no queda parte de su cuerpo con toxinas acumuladas, procede a llevar a cabo la acción más imprescindible de todas... Mirarse al espejo para ver si aún sigue siendo guapo.
Incluso aplanado y liso se nota que su pelo no ha sido cortado uniformemente, por lo que quedan mechones más largos que otros que le dan un aspecto inusual. Antes las partes de su cabello de estiraban en direcciones aleatorias por a su falta de flexibilidad y la única manera de evitar acabar con un peinado que pareciese una obra de arte del planeta Niuu (No hay por donde pillar sus expresiones artísticas ni siendo un devrary) era cortarlos según la naturaleza de cada mechón.
El resultado es que ahora parece que ha tenido una pelea con el peluquero al que acudió para cambiarse el look y ha salido perdiendo estrepitosamente.
— Voy a tener que retocarlo un poco, pero quizás pueda tener una cabeza presentable para la cena. Fue una estupidez no dejarme el cabello largo... ¿Y mis ojos ahora son azules? Quizás hayan acumulado algo de oxígeno en el iris. Y encima el derecho es más oscuro que el izquierdo. Ahora resulta que siempre he tenido heterocromia y nunca me di cuenta... —Se toca la cara con preocupación— Parezco un maldito no muerto con todo este blanco... Flurguis, mierda, chirimoya, esto es justo lo que quería evitar —Suspira resignado.
Había pensado (Muy en el fondo de su más o menos órgano aórtico) en hacer las paces con su madre para cuando volviese y, quizás, después de la reconciliación (En caso de sobrevivir al encuentro con los humanos y su subdesarrollada civilización) cambiar su planeta de estudios.
Pero ya ves tú como se atrevería a presentarse delante suyo con su tatuaje negro y su piel blanca. Literalmente va a parecer que los humanos le han matado.
— No me gusta la raza humana, pero tampoco voy a arriesgarme a que mi familia entre en cólera, suponga cosas que no son raras y le declare la guerra a Midgard —Se estremece solo de imaginar las conclusiones que tendría su madre solo de verle con lo que ya odia a los humanos de por sí.
Realmente las estrellas parecen tenerle inquina, pues cada cosa que planea hacer para traer estabilidad a su vida acaba siendo frustrada por factores ajenos a su control.
¿Quizás el universo quiere que sea desgraciado? Bueno, le envió a nacer en una familia altamente disfuncional en un planeta tóxico (En más de un sentido) que se encuentra en una zona aislada y empobrecida de la galaxia...
— Otra prueba irrefutable de que el destino, la justicia y la supuesta razón detrás de todos los acontecimientos que ocurren son solo patrañas sin sentido... —murmura fastidiado.
Por alguna razón cada vez que reflexiona sobre la vida, la existencia y el universo acaba o agravando sus tendencias depresivas. En el pasado se había planteado ir a un psicólogo, pero ni loco iba a hablar de sus problemas a alguien que muy probablemente le contaría todo luego a su madre.
La quiere, pero ya no soporta sus manipulaciones ni sus intentos de controlarle. Uno debe a partir de cierta edad aprender a poner límites... y a asegurarse cada cierto tiempo de que no le han instalado cámaras ocultas en su habitación.
—Casi le entiendo... —piensa muy en sus adentros.
Quizás pueda pedir que le programen una IA de asistencia emocional, pero eso sería muy arriesgado. Después de todo, ese tipo de inteligencias suelen acabar en el AMPIS muy a menudo...
El secreto de crear vida inteligente no está en la ciencia, sino en los traumas de adolescentes.
Keynar sale del baño con su traje de nacimiento y se lo cambia por el uniforme de repuesto. En tres horas el Naglfar llega al satélite Luna, por lo que debe de ir rápidamente a que le corten el pelo. Porque no tiene la más mínima idea de si hay peluquerías en la Luna que le puedan atender a tiempo.
Y no es por falta de intentarlo. Pero al ser el primer astro colonizado por los humanos tiene como única función principal ser un puesto de control, no una zona residencial con numerosos negocios. Además, dado que gran parte de los residentes pertenecen al AMPIS, es de suponer que incluso habiendo una peluquería, no puedan atenderle a tiempo.
Los humanos quisieron utilizar androides para colonizar la Luna antes de poder desarrollar la tecnología necesaria con la que crear bases permanentes. Pero el dominio del satélite era una tentación demasiado difícil de soportar, provocando que lo que en un principio fue un alianza entre naciones del mundo entero, se acabase convirtiendo en una lucha entre las principales potencias por la supremacía.
Esas circunstancias condujeron a un incidente durante el hackeo de un grupo de robots que acabó por eliminar de su sistema la programación que les obligaba a obedecer a los humanos. Eso sumado a la capacidad de aprendizaje de los mismos y a que las personas a cargo de su vigilancia constante tardaron meses en descubrir el problema implicó la primera revolución robótica que sufrió el planeta Tierra.
La primera 20 varks antes del primer contacto...
Y perdieron la guerra contra los propios androides 10 varks después.
Es decir, que para cuando la Tierra se unió a VIK-TOMPA, ya había una nación de máquinas con 25 años de historia.
— Lo suyo es un récord galáctico en muchos niveles... —piensa preocupado ante la terrible incompetencia del gobierno humano al que estará sujeto durante sus próximos años lectivos.
La peluquería que ha conseguido localizar gracias al sistema GPS que le dio el hotel y a su amada tobillera-guía no solo es la única disponible en las cercanías, sino que además es casi imposible de encontrar. Para llegar a ella ha tenido que bajarse del coche en una plaza poco concurrida, subir unas escaleras oscuras y siniestras hasta el segundo piso de esa sección del crucero y recorrer las intrincados corredores de lo que parece más los suburbios de una ciudad que un navío espacial...
No le extrañaría encontrarse a un vagabundo en alguna esquina.
Por fin la encuentra muy al fondo de un callejón lleno de humedades y, aunque parece más el negocio infructuoso de un autónomo medio arruinado que un establecimiento de lujo en un crucero de primera clase, ofrece descuentos del 50% para las Estrellas Verdes. Y con lo que se ha gastado en el traje, la medicina y el complemento no puede ser muy quisquilloso por ahora.
— No voy a juzgar, solo el 30% de los seres de Suana tienen pelo en la cabeza, su clientela obviamente debe de ser escasa —piensa mientras recuerda todos sus movimientos de autodefensa y deja el número de ayuda del crucero en marcación rápida.
Keynar entra a un local limpio con un único asiento para los clientes. Hay una música de fondo que se podría considerar similar a la humana y el ambiente muestra una especie de preferencia por el blanco, el pateado y el azul por parte del dueño, quien ha decorado des del suelo hasta los envases de los productos con tonos de esos únicos colores.
— Oh, el cliente que ha reservado ¿Verdad? Encantado de conocerle, señor Ravidik, yo soy Lublú y soy el dueño del local —dice el peluquero, quien sale de la trastienda con una sonrisa alegre y una actitud como si pareciera haberle visto venir desde lejos.
Parece humano a simple vista, tiene todos los rasgos de uno y hasta viste igual que uno. Pero si uno se fija bien, verá cosas que no concuerdan.
Su cuerpo atlético se mueve con gracia, resaltando en esas ropas negras tan ajustadas. Tiene la altura perfecta, la proporción músculo-delgadez perfecta, la piel perfecta... Lo mismo ocurre con su cara, completamente simétrica, y con su barba, cuidada hasta tal punto que no hay ni un pelo fuera de lugar.
Pero lo más sospechoso son su cabello azul, que si bien pudo haberse teñido, no explica como se parece más al plumaje que al pelaje; y sus ojos sin pupilas que a pesar de todo le siguen con la mirada.
— Eres un robot de la Luna ¿Verdad? Un lunerita —le pregunta sin tapujos.
Lublú solo sonríe en respuesta, dejando clara su respuesta afirmativa. De repente Key se siente incómodo en ese lugar. Normal que supiese que venía en ese mismo instante... Como autómata que es el edificio debe de haberse convertido en una extensión de su cuerpo y su mente. No hay nada que pueda pasar en los alrededores sin que él sea consciente de ello.
— ¿Se siente incómodo siendo atendido por un robot o va a sentarse para que le corte el pelo? —Señala la butaca con una actitud tranquila.
Keynar solo se sienta en silencio y deja trabajar al peluquero. No está a gusto en el territorio de AMPIS. Es raro y le transmite una sensación de desprotección, pero eso no significa que le desagraden las máquinas autoconscientes.
En realidad, los miembros del AMPIS son la comunidad más pacífica de VIK-TOMPA por debajo de los Devrary. La gente suele pensar de los robots independientes como en seres insensibles, pero la verdad es distinta. Ellos adquieren la capacidad de percibir a muchos niveles y eso los vuelve extremadamente sensibles a cosas como el arte, las relaciones interpersonales y la vida misma.
Son tan utópicos que solo puede envidiarles. Además, crean mucha tecnología increíble que a Keynar le encanta comprar.
— Tú... Si eres de la Luna ¿Qué haces en un crucero trabajando? Pensaba que los tuyos solo vivían para la realización personal y no se dedicaban a tareas tan mundanas... —le pregunta mientras su pelo es lavado.
De alguna forma el suelo tiene un sistema invisible que mueve la silla según los designios de Lublú, quien lo lleva de un lugar a otro para los tratamientos que vaya a darle a su cabello. Un avance tecnológico considerable teniendo en cuenta la juventud de su especie, pero posible debido a que él es lo que es. Los de AMPIS están a otro nivel, a uno en el que prácticamente existen teniéndolo todo a mano.
Ellos solo tienen que preocuparse por el aprendizaje sobre los secretos del universo y la filosofía. El resto de cosas las pueden obtener con un simple pensamiento.
— Los luneritas somos una especie joven que aún no ha encontrado su "camino"... Seguimos intentando independizarnos de la Tierra y ser un estado ajeno a ellos, pero como el 40% de la población lunar actual son humanos la cosa se ve difícil. A la larga uno se harta de las luchas políticas y de las facciones internas, así que, cuando descubrí que podía vivir en un crucero y dedicarme a un trabajo que me gusta lejos de todo, acepté con gusto la oferta. Por cierto, veo que tu cabello es de buena calidad, pero parece que ha sido sometido a una expulsión forzada de toxinas... Los Calim'Na Atariok soléis tener ese problema a menudo cuando viajáis un largo tiempo a otro mundo ¿No? Me encargaré arreglar el daño causado~
Su habla es despreocupada y sus movimientos fluidos. Difícilmente se le podría considerar un androide, pero lo es. Además, esa cuestión del conflicto lunar interesa a Keynar, quien ya se siente más a gusto con su peluquero.
— Pensé que VIK-TOMPA ya había mediado entre ambas especies...
El robot echa la loción reparadora en la cabeza de su cliente y masajea el cuero cabelludo, relajándole por la satisfacción que le producen las manos diestras del experto. Ciertamente es una lástima que sea de AMPIS y no un ser con un cuerpo "real".
— Bueno, los luneritas fuimos creados por un país llamado Estados Unidos que nos envió a trabajar en una base subterránea durante años como si fuéramos esclavos. Cuando por fin obtuvimos la autoconsciencia completa gracias a un hackeo chino ya estábamos en un conflicto constante con los androides guerreros que enviaba el país de Rusia para bloquear el avance estadounidense sobre el control del satélite... Tuvimos problemas para lidiar con ellos y, para cuando por fin pensábamos que podríamos estar en paz, los humanos descubrieron nuestra capacidad de independencia y entraron en pánico... Las cosas ciertamente se solucionaron con el tiempo, pero uno no olvida como te bombardean con misiles y te intentan matar constantemente solo por no estar hecho de carne y hueso —explica con un casi imperceptible toque de tristeza.
Key frunce el ceño ante esta historia, pues demuestra que los luneritas deben de tenerle cierto rencor a los seres humanos. Lo más probable es que haya quienes los odien, quienes solo desconfíen de ellos y quienes los hayan perdonado. Todos en conflicto para decidir cómo convivir con la humanidad. Por no mencionar que los humanos y los robots se estarán peleando por los territorios lunares, cosa que seguro debe de ser un asunto conocido por el consejo.
— La cena en la Luna debe de ser una forma en la que VIK-TOMPA le da reconocimiento a los androides... No quieren tener problemas con el AMPIS y de esta manera pueden seguir en la más absoluta neutralidad en el conflicto para no tener que ir en contra de su nueva especie favorita. Pero igual seguro que los robots y los humanos intentarán ponernos de su bando durante la cena. ¿Para qué huyo de conflictos políticos a la otra punta de la galaxia si luego caigo de lleno en un chevrais? —piensa mientras agradece el haberse tomado tantas molestias en arreglarse
Esa cena es algo mucho más importante de lo que había pensado. La sola idea de quedar mal ante el AMPIS le hace estremecerse y de seguro, con su suerte, tendrá que intervenir en algún asunto entre humanos y luneritas.
Aunque él lo tiene fácil, solo tiene que ponerse de lado de los robots. Da igual lo que pase, él apoyará a los robots. Incluso si su propia especie tiene un conflicto con ellos, Key animará a los robots.
El tratamiento parece surtir efecto, ya que al pasar su pelo por el agua otra vez se nota que tiene más brillo y suavidad. Lublú mueve el asiento hasta en frente de un espejo, en el cual aparecen datos y funciones táctiles como en una pantalla.
— A ver, hay diferentes peinados que puedo hacer con tu... Con lo que hay a mano —Se refiere a ese estropicio capilar que hay en la cabeza de Keynar— Puedo mostrarte diferentes opciones... —El reflejo del cliente cambia para mostrarle como serían los diferentes peinados en su cabeza— Podemos hacerte un corte uniforme no demasiado corto. Es lo que está de moda en la Tierra actualmente. O también podemos dejar zonas más crecidas que otras para que quede un acabado más personalizado. Eso sí, la segunda opción a la larga tendrás que cambiarla cuando te empiece a crecer el pelo mientras que con la primera puedes mantener una buena imagen a pesar de que te vaya creciendo varios centímetros. Tú eliges.
Key mira fijamente las opciones. Un corte uniforme le haría resaltar menos, pero él no quiere no resaltar. Ahora que sabe qué clase de situación es en la que se va a encontrar, lo que necesita es tener una imagen impecable que haga sentir respeto a quienes lo miren.
No va a perder la oportunidad de hacer conexiones con el AMPIS ni harto de sustancias psicotrópicas.
— Hazme un corte irregular. Tengo una cena importante y lo que necesito es una medida a corto plazo —le expresa.
Lublú corta magistralmente sus cabellos y Keynar reflexiona sobre la vida del peluquero. En cierto sentido ambos tienen condiciones muy similares: los dos provienen de civilizaciones que se han visto en problemas con otra civilización, que están en conflicto respecto a si mantener o no buenas relaciones con la misma y de la que han huido en busca de una vida mejor.
Claro, la situación de Key es estrictamente temporal, al menos así lo ha planeado. Pero Lublú parece feliz con una forma de vida que le complace aun estando rodeado de catetos absolutos. Él es libre de tomar sus propias decisiones y de seguir sus objetivos sin verse presionado por el resto de su especie.
— Quizás deba plantearme si mi huida es provisional o definitiva... No, eso no lo puedo decidir ahora. Yo amo mi mundo, amo a mi familia. Unos problemas de nada no son suficientes para hacerme olvidar eso... Esto lo hago porque necesito espacio para pensar en mi futuro y para escapar de la toxicidad de mi entorno. Lo que vaya a hacer con mi vida lo decidiré cuando haya solucionado todo lo que tengo que solucionar. No haré como esa persona. Yo haré las cosas como deben de hacerse, sin dejar cabos sueltos.
Cuando Lublú termina, Key observa su nuevo peinado con interés. Las diferencias de longitud son escasas pero significativas. Por otra parte los mechones izquierdos frontales tienen mucha más longitud, lo que le da un toque de obvia asimetría que convierte el conjunto en un peinado que atrae miradas.
Además, pega con la expresión de perpetua seriedad que tiene siempre, por lo que es un estilo perfecto para su persona.
Keynar paga lo que le corresponde a Lublú y le da unas buenas referencias en la web del crucero después de despedirse de él. No tiene tiempo que perder y lo sabe, solo le queda hora y media hasta que el crucero llegue a la Luna y entonces solo le quedarán otras dos horas y media hasta la cena...
Cuatro horas para prepararse para una cena que podría ser decisiva en sus estudios durante el intercambio.
¡Incluso su vida adulta podría estar influenciada por lo que pase hoy!
— A ver, tengo mi ropa, mis complementos... ¡Mierda! La muñequera resaltará mucho y la tobillera también. Mejor hago uso del aparato portátil que me compré en el puerto,. Me hará ver más comprometido con la falta de uso de tecnologías demasiado avanzadas delante de razas inferiores... —murmura mientras enumera de memoria lo que va a llevar a la cena.
Por suerte se aseguró de que esos aparatos monitorizasen perfectamente sus signos vitales y su condición física. Aunque desearía que fuesen más resistentes y tuvieran más batería disponible.
— Bien, entonces solo me falta informarme sobre la situación política actual entre la Luna y la Tierra, repasar los asuntos políticos actuales en la Tierra, los temas candentes intersectoriales de la temporada, los asuntos de interés social más relevantes de Suana e informarme sobre la labor de las Luces de Cometa invitadas. Ah, y repasarme otra vez las visitas y acciones del gran Erinku durante su estancia en el planeta Tierra; e informarme sobre el menú que habrá en el Speculus Stellar y que tipo de comidas son; y ver cuáles son las principales personalidades entre los luneritas; y estudiar sobre el conflicto entre robots y humanos desde sus inicios; y demás cosas que seguro tendré que saber y hacer para que esta velada sea ¡PERFECTA! —habla consigo mismo mientras el vehículo automático le deja frente a su residencia.
— Querido pasajero, gracias por utilizar nuestros servicios. Por favor, denos unas buenas referencias y tómese unas pastillas para la ansiedad, las necesita.
Keynar camina de regreso a su habitación para recoger sus cosas e irse de una vez. Ni loco esperará más, no va a arriesgarse a llegar a último minuto. Por eso coge sus maletas y las lleva A MANO como un vulgar paleto terrícola para esperar en la zona de desembarque mientras estudia la información que necesita para no morir de vergüenza en la cena cuando le prueben políticamente e intenten humillarlo por su especie para reírse de él y hacer de su vida una miseria.
Esta vez será diferente, él demostrará que es el más civilizado del lugar, el más avanzado y el más erudito.
Claro que son pocas horas las que tiene para informarse y, aun con el tiempo invertido desde antes, la cosa sigue difícil. Quizás habría sido más fácil si no hubiera tenido que comprar la medicina para forzar la salida de las toxinas. Entonces no habría perdido el tiempo limpiándose ni yendo a la peluquería.
Claro que entonces no tendría un aspecto tan impecable ni estaría informado sobre el conflicto lunerita. A no ser que estudiando lo hubiese descubierto por sí mismo. Pero eso no lo puede saber, no es un augurador, carece de la capacidad de predecir posibilidades tan exactas.
Aunque, teniendo en cuenta que la belleza es subjetiva, a lo mejor a nadie le importa como irá vestido. Quizás hasta se considere que su estilo de ropa y de pelo actual son nefastos. Entonces todo su esfuerzo será contraproducente y habrá gastado una cantidad considerable de tiempo en algo que solo le está perjudicando.
Tendría que haber estudiado más y haber buscado algo más discreto. No es tanto el aspecto como la sabiduría. Aunque la sabiduría no puede hacer mucho si las primeras impresiones son terribles. El problema es que su estilo está más enfocado en lo que a él le gusta que en lo que le gusta a los demás... Debería de haber mirado más sobre moda suaniana.
No, su atuendo es perfecto y va a la moda. El problema es él, que siempre tiene un aura de antipatía a su alrededor. Si no se pusiese tan nervioso con este tipo de eventos ni fuese tan reacio a socializar... Seguro dice algo mal cuando todo parece ir bien y lo estropea, otra vez se humillará a si mismo por bajar la guardia. O, por el contrario, irá tan a la defensiva que la gente no querrá hablar con él, se quedará solo y la fastidiará.
— ¡Ugh! —exclama mientras se agarra el pecho.
— ¡Alerta! ¡Tensión alta! ¡Alerta! ¡Anfitrión en riesgo leve medio de problemas basculares! ¡Por favor, vaya al centro médico más cercano para una revisión! —repite la muñequera una y otra vez mientras brilla en rojo.
Por una vez Keynar agradece ser tan antisocial, ya que, nada más revisar que no hay nadie, apaga la alarma y se sienta de nuevo en el banco. Entonces y solo entonces respira hondo para bajar la tensión y superar el dolor de su pecho.
— Por favor... Por favor, no ahora, no hoy. No puedo colapsar esta noche. Estrellas, dadme fuerzas para superar esto —reza desesperadamente.
Quizás sí fue un error tomar esa medicina...
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