Capítulo 8
Narra Alicia
Me desperté sobresaltada. Miré a mi alrededor.
— Alicia se te hace tarde. — me dice el conejo mirando desesperado su reloj de bolsillo.
— ¿Tarde? ¿Para qué?
— ¡Para tu boda! — suelta con normalidad.
— ¿¡Boda!? — miro mi vestido, y es blanco, incluso tengo un velo. Pestañeo y de repente me encuentro
en la capilla, cogida de las manos con Hamish.
Me mira con su estúpida sonrisa de superioridad y un toque de lujuria.
— ¿Y aceptas...? — empieza a pronunciar el cura pero un chillido lo interrumpe.
— ¡PROTESTO! — dirijo la mirada hacia la propietaria de la voz, y sí es ella, no podía faltar.
— ¿Quién eres tú? — pregunta Hamish.
— Soy... ¡Soy Rosa Melano!
— Mis muertos... — murmuró aguantando la risa.
— Pues... Rosa Melano — dice Hamish y río bajo — ¡ELLA ES MI PROMETIDA!
— ¡ELLA ES MÍA PERDÓN!
— ¡BASTA! Este es mi sueño, y yo decidiré como continua. — los hago callar — Definitivamente no, no me voy a casar contigo Hamish. Pero tú, Wendy, ¿qué mierda te digo a ti? No quiero ser tu novia, ni esposa, ni amiga.
— ¿Me estás diciendo que no quieres saber más de mí?
— No quiero ser tu novia, por las parejas terminan. Los esposos se divorcian. Los amigos se distancian. Quiero que seas mi compañera de locuras, porque los compañeros no te abandonan.
— Es una pena, que estés jodidamente loca. — La voz de Wendy se distorsionó al final.
De repente todo se desvaneció a mi alrededor, un pitido resonaba en mis oídos. Y pum, abro los ojos y estoy en una habitación acolchada.
Parpadeo un par de veces. Llevo una de esas camisas de fuerza.
— ¿¡HEY!? ¿¡DÓNDE DEMONIOS ESTOY!?
— Está volviendo a tener uno de sus ataques.
— ¿Dónde esta Wendy? ¡WENDY! ¡WENDY! ¿¡DÓNDE ESTÁS!? — comienzo a llorar y a soltar alaridos, me siento sola.
Entonces lo siento, la realidad, y es que esto ya no es ningún sueño.
Entran a la habitación varios enfermeros, me agarran y me inyectan mis calmantes para que vuelva a dormir.
Narra Sombrerero
— Y bueno, ¿que tal mi querida Alicia? — pregunto divertido.
— No puedo darte información sobre otros pacientes.
— Oh, venga, creí que éramos amigos.
— Sombrerero, limitate a la relación doctor-paciente.
— ¡Cherise si aquí todos estamos locos que más da! ...¿Podría al menos verla a través del cristal? — pregunto con aire dolido.
— Es una excepción.
Celebro y salimos de la consulta hacia el nivel 5. El nivel 5 sólo era para los más psicópatas, enfermos, o trastornados más graves. Y allí estaba Alicia, le ganó la locura sí.
Nos paramos delante de su habitación. Había un cristal grueso que dejaba verla y varios guardias delante de la puerta.
Me fijé en un cartel colgado.
"Alicia Liddeld.
Esquizofrenia Alta. Paciente peligroso con ataques de rabia y tristeza frecuentes."
— Ay Alicia, debiste quedarte en El País De Las Maravillas. — Murmuré.
— Ojalá pudiera haberlo hecho. — la veo con cara de psicópata de pie de repente.
Escucho una carcajada al fondo del pasillo.
— Ojalá, todo fuera real. — dijo la misma voz.
— ¡Adiós Wendy! — gritó Alicia.
— ¡Nunca digas adiós! ¡Ya sabes el por qué!
"Yo lo dije, todos estamos locos aquí".
~Fin~
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