17
Dos días después...
El desespero de Jeon por ver a Jimin o poder hablar con él es notorio, el castaño se había propuesto a no atender ninguna llamada proveniente del detective.
Inclusive había alertado a sus empleados a avisarle cuando observarán a Jeon entrar a su edificio. El castaño se escondía y de esa manera lo evitaba.
Estaba dispuesto a dar por cancelado cualquier vínculo con el detective a toda costa. Lo único que quiere es concentrarse en su venganza y terminar con su lista de asesinatos.
—Joon, no logró escucharte —dice Jimin, con su celular sobre su oreja izquierda.
La puerta de su oficina se abre de forma brusca, su secretaria lo mira alarmada y mueve sus manos sin decirle nada.
—Pará saber lo que intenta decirme, debe abrir la boca —le indica molesto el castaño.
—Lo siento —hace una reverencia la mujer.
—El señor Jeon, está en la recepción armando un escándalo.
Jimin suelta un suspiro al mismo tiempo que pone sus ojos en blanco.
—Habla con él —escucha la recomendación de Nam.
—Cállate, Joon.
—Dile a seguridad que lo saque.
La secretaria lo mira asombrada.
—Mierda, Jimin, no lo hagas —reprocha Nam.
—¿Acaso no escuchó?
La mujer asiente y no se mueve de lugar.
—Entonces que espera para salir, y darle mi orden a los de seguridad.
El castaño se pone de pie, alterado.
La secretaria abandona la oficina de Jimin, asustada, a darle la orden a los agentes de seguridad.
—Eso es extremista, habla con él —le pide el rubio a través de la línea.
—Dije que no. Ahora dame la información —le ordena Jimin, empezando a dar vueltas en su oficina.
—Jimin —insiste Nam.
—Joon, es lo mejor para él —suelta el chico.
—En parte sí, pero vamos que lo extrañas y debes ver su rostro, es un desastre y también lo eres —lo reta el rubio.
—Escucha, Namjoon, más vale que me des la información que te pido, y te dejes de idioteces —lo ataca Jimin.
—Esta bien, anota. Se encuentra en uno de los hoteles más costosos, debes ser cuidadoso, su número de habitación es la ciento veinticinco. Te enviare el nombre del hotel, aún no confirmo.
Jimin asiente, aunque su amigo no lo pueda ver.
—¿Estás seguro del número de habitación? —pregunta el castaño.
—Sí. Listo, lo tengo —le hace saber Nam—. Te enviaré el nombre y la dirección del hotel.
—Ok.
Jimin toma su chaqueta.
—Hare una reservación de una habitación lo más cerca que pueda —habla el rubio.
—Me encargaré de lo demás —dice Jimin, saliendo de su oficina.
—¿Tienes todo listo? —cuestiona Nam.
—Sí, en el maletero —responde el castaño. —Mis llaves —le pide a la recepcionista. —Hasta mañana —se despide Jimin de su empleada.
—Jimin —llama el rubio a su amigo.
—Dime —el castaño entra a su auto.
—¿Puedes pasar por mí a la estación de policías? —pregunta Namjoon.
—Acaso no tienes auto.
—Se averió —menciona el rubio.
—Está bien, pasaré por ti —el castaño cancela la llamada.
Conduce por las calles de Inglaterra sin rumbo hasta que su amigo le envía la dirección del hotel, y el número de habitación en el cual deberá pasar algunas horas, y meditar su movimiento.
Cuando llega al hotel pide su reservación, va directo a la habitación ciento treinta, carga su bolsa Louis Vuitton traslapada en su pecho. Abre la puerta de la habitación y antes de entrar observa en dirección a la habitación de su víctima.
Jimin, marca el número de su amigo, necesita saber si su víctima tendrá visitas.
—¿Qué ocurre? —atiende Nam.
—Llama a recepción y pregunta si el hijo de puta espera visitas, o room servicie —le pide Jimin.
—Ok, te enviare un texto.
—Gracias —cancelan la llamada.
El castaño, se retira su chaqueta, se coloca la camisa negra cuello de tortuga, se talla los guantes negros, y luego camina hasta el baño.
Toma jabón y una esponja para baño, limpia la manija de la puerta, deja todo donde lo encontró y camina hasta la ventana, la abre y observa hacia fuera.
Fija su mirada en las vigas, va por algo donde apoyarse, se para sobre el basurero y sale de la habitación por la ventana, se cerciora que las vigas sean un poco anchas.
Asiente y entra de nuevo a la habitación, observa su celular y el mensaje que le confirma que su víctima, Cha Eun - Ho no espera visita.
Espera dos horas, necesita que oscurezca un poco para no ser visto, cuando se percata que es casi la el momento, sale de su habitación, observa a todos lados buscando algo para obstruir la salida de su víctima.
—Mierda —espeta, al recordar que la puerta se abre hacia dentro.
Regresa a su habitación, se coloca el gorro, lo baja y cubre su rostro.
—Podemos hacer esto, es pan comido.
—Golpeare su tráquea y lo dejaremos inmóvil.
Asiente ante a la idea de su sombra.
Toma su bolso, y antes de salir introduce un pequeño y extraño artefacto de hierro a su bolso.
—¿Listo, Jiminie? —se pregunta así mismo.
—Por supuesto —se responde.
Se apoya sobre el basurero boca abajo, y sale por la venta, recorre cinco habitaciones por la parte de afuera del hotel, en ningún momento mira hacia bajo.
Cuando su cuenta de habitaciones llega a la indicada, con el artefacto que introdujo a su bolso, empieza a forzar el cierre de la venta, cuando ha conseguido abrirla, sin pensarlo entra a la habitación y guarda el artefacto en su bolsa.
—Me encargo yo —dice su alter ego, al ver al hombre casa fortuna salir de la habitación de baño.
Acelera sus pasos y sin pensarlo golpea su tráquea, el hombre se desbalancea al sentir el fuerte golpe, lleva su mano a su zona afectada y trastabilla dando pasos por la habitación.
Jimin, camina hasta la puerta, le coloca el seguro y luego se gira sobre sus talones mientras abre el cierre de su bolso.
Eun - Ho, toma su celular, pero el castaño lo observa, le arrebata el artefacto electrónico y luego golpea con su puño el rostro de su víctima.
—Extrañaba esto —habla Jimin.
Saca el frasco y lo gira para poder abrirlo.
—Sé cómo papá —introduce su dedo índice y empieza a moverlo para revolver el caldo y la planta. —Mi querida, acónito —se acerca a pasos lentos a su víctima—Seré breve.
Fija sus bellos ojos sobre los del señor Cha.
—Es uno de los culpables de la muerte de mis padres.
El señor niega.
Jimin, se acurruca frente a él, le acaricia el cabello y luego tira de este.
—No intente engañarme, lo sé todo —susurra sobre el rostro del señor.
—Juro que no es así —habla con voz temblorosa el señor Cha.
—Es malo jurar en vano, señor Cha Eun-Ho.
Los ojos de Jimin hacen contacto con los de su víctima.
—Sé con exactitud qué si fue cómplice de la muerte de mis padres, y ahora estoy aquí. Me presento —deja de tirar del cabello del señor. —Park Jimin —piensa levantar su gorro, pero no piensa exponerse más.
—Imposible.
—Ahora abra la boca, y beba —toma el frasco y el señor niega—. Escúcheme, si intenta hacer algo estúpido voy a matarlo de una sola vez, y voy a molestarme mucho si eso pasa.
Con su mano izquierda golpea el muslo de su víctima.
—Abra y beba —le ordena de nuevo—. Estoy haciéndole un favor, morirá lento y sin dolor, a menos que quiera que lo corte en pedazos y envíe sus partes a sus familiares.
—No por favor, voy a beberlo —habla desesperado el señor.
—Hijo de puta.
El castaño escupe el rostro de Cha.
—Debiste haber pensado en mí, cuando planearon matar a mis padres —habla Jimin.
Se pone de pie y empieza a golpear el cuerpo del señor Cha, da patadas fuertes y se detiene cuando siente que ha descargado un poco de su odio y dolor por la pérdida de sus padres.
—Beba.
Se acurruca de nuevo y le coloca la boquilla del frasco en la boca.
—Todo —le ordena el chico, sin dejar de verlo. —El acónito es hermosa, es bellísima —confiesa Jimin.
El señor ha bebido todo.
Amenaza con vomitar, pero el castaño le coloca la mano sobre la boca para evitar que expulse el caldo de acónito.
—Con dos miligramos de acónito es suficiente para quitarle la vida a alguien.
Deja el frasco aún costado del cuerpo del Señor Cha.
—Pero con usted use cuatro miligramos.
Se alza su gorro un poco y observa al señor.
—Está a punto de morir.
El señor empieza a mostrar los primeros síntomas.
Jimin, se pone de pie y toma el artefacto que utilizó para abrir la ventana.
Lo apuña en su mano derecha, se coloca de cuclillas.
—La venganza es lo único que me queda —susurra.
Alza su mano y clava directo en el sentido el artefacto.
—La venganza es la única forma de aliviar mi pérdida y mi soledad —se pone de pie y observa la habitación.
Camina hasta la puerta, le retira el seguro y luego se asegura de no dejar nada, cubre su rostro, y sale por la ventana, la cierra y recorre el mismo camino fuera del edificio por los pilares.
Llega a su habitación, se ducha y se coloca su ropa, abandona la habitación con su bolso y luego conduce hasta la estación de policías.
Cuando está por llegar le envía un mensaje a su amigo, el rubio le pide que espere por él afuera, mientras entrega sus reportes del día.
Sale del auto y se recarga sobre este mientras observa el cielo estrellado.
—Jimin —escucha.
Cierra sus ojos al reconocer esa voz.
—Mierda —susurra.
Desciende su rostro y mira a Jeon, al otro lado de su auto.
Lo mira con tristeza y emoción, la mirada que el detective le da es casi indescifrable.
—Te he llamado muchas veces —habla Jeon.
—Lo sé.
—Fui a tu trabajo, pero...
—Les pedí que te echaran —lo interrumpe el castaño, ganándose una mirada de asombro por parte del detective.
—Necesito que me escuches —le pide Jungkook.
—Ahora no —dice Jimin, viendo fijo a Jeon.
—Listo —Nam, hace su aparición. —Lo siento, esperare en otro lugar —habla el rubio al mirarlos a ambos.
—No, entra al auto —le ordena Jimin.
—Solo te pido que me escuches —suplica Jungkook.
—Ahora no, Jungkook, no es el momento —el castaño abre la puerta de su auto. —Entra, Joon —le exige Jimin a su amigo.
—Pero...
—Entra o te vas solo —lo amenaza.
Joon, abre la puerta del acompañante, mira con decepción al detective Jeon, y maldice a Jimin por ser tan hijo de puta con Jungkook, cuando se muere por ser abrazado y tener atención del pelinegro.
—Al menos dime cuando estarás dispuesto a escucharme —le pide Jungkook.
—Se lo haré saber, detective —Jimin entra a su auto.
Nam, lo mira molesto, lo cual el castaño ignora por unos segundos.
—Una sola palabra de esto, y te bajas de mi auto —lo amenaza de nuevo, Jimin.
Namjoon, no dice nada, pero en su interior ha decidido ayudarle al detective Jeon, y sabe qué hacer con exactitud.
Sabe lo que le dirá al detective, y sabe que Jimin no podrá resistirse y mucho menos, podrá retroceder ante el accionar de Jungkook.
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