El terrible calor de Loki no volvió y aunque en el fondo lo lamentó Thor estaba principalmente feliz por no ver a Loki sufrirlo otra vez.

Pudieron seguir siendo cómplices por siempre o al menos por todos los años en que Loki se quedara a vivir en el castillo.

Seguirían paseando en sus monturas por los bosques como ya era su tradición diaria, se darían besos a escondidas y en las cenas cálidas Thor pasaría los dedos por las suaves piernas sin que nadie lo note y Loki lo pellizcaría por su atrevimiento pero sin dejar de sonreír coqueto, y luego de la cena ambos se escabullirían a cualquiera de sus habitaciones donde se volverían un lio de jadeos y gemidos entre las sabanas de sus camas.

Si, podrían haberlo hecho, pero a las semanas de su candente encuentro en la cena de la familia Loki no aguantó el olor a cerdo asado y vomitó...