Capítulo 23.
— Has puesto a uno de mis caballeros en mi contra solo para ganar.. pero no contabas de que Hades se me uniera.- explico la diosa de la Sabiduría.
— querida hermana.. aún no comprendes.. verdad? Tu tiempo de gobernar en la tierra ha pasado y aunque siguiera en pie tú misión de llevar a los humanos a la paz.. sería inútil.. que no lo vez!? No puedes ganar una guerra santa sin que alguien tenga que morir! En cambio.. conmigo no se perderá ninguna vida..
— no se perderán vidas..?! En tú gobierno los únicos que sobrevivirán son tú angeles y eso si tienen suerte..- contradijo el Dios de los infiernos.
— no te metas.. te has robado a uno de los míos, lo secuestraste! Y aún así te dignas a llevarme la contraria!
— no es cierto.. no es tuyo.. es MIO! Porque yo ya lo había elegido como el cuerpo que me ha de llevar en esta Era.. su destino ya fue escrito..
— pues temo que no se llevara a cabo ese destino.- escupió con furia el Dios de los Mares.
Ambos hermanos se dispusieron a terminar todo en ese momento, el Dios de los infiernos estaba a la orilla de explotar de furia, mientras que el dueño de los océanos haría lo imposible por derrotarlo, la diosa de la Sabiduría estaba a poco de lanzar a todos sus caballeros contra la representante de la Luna quien también estaba más que dispuesta a usar todos los recursos posibles. A un paso de transformar una simple cueva en un campo de batalla, una voz conocida los detiene.
— he llegado.- anuncia un joven de cabello rosado.
— vaya.. vaya.. sino es más que uno de los dioses guerreros.. Alberich de Megrez Delta.. a quien he revivido al menos dos veces.- contestó divertido Poseidón, también observó que junto con él llegó la Sacerdotisa de Asgard.
— así es Poseidón..- contestó secamente Hilda.- Alberich, entregalé su tridente..
El dios guerrero quien ya traía en mano el objeto ya antes mencionado, se acercó con paso lento pero firme al señor delos Mares.
- Andrómeda.. dime qué tienes un As bajo la manga.- pregunto Hades.
Ésto es parte del plan.. es cuestión de esperar y entender.. pronto te darás cuenta del verdadero objetivo..
- Espero no te equivoques..
Alberich se encontraba a unos pasos de llegar hasta donde se encontraba el hombre de cabellera celeste, este estiró la mano para aceptar su tridente, pero metros antes, el dios guerrero sujeto con fuerza el objeto a portar y lo lanzó cuya flecha parecía, iba directamente a Hades, ninguno se interpuso y este no realizó acto alguno, el tridente estaba a casi nada de él y no había hecho movimiento alguno para detenerlo.
Ahora.. ha llegado el momento donde ambos seremos libres nuevamente..
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