1er Desafío. Cartas de amor en la Gran Guerra.
«Aliados desde lo más profundo»
28071918
General Henman,
Para usted y nada más que para usted:
Me cuesta escribir estas palabras sabiendo que el fin de esta guerra está cerca; lo presiento muy dentro de mí. Sin embargo, lamento decir que esto llegará sin mí. Encontrará esta carta junto a mí cuerpo ya que decidí irme, decidí desvanecerme de aquí a pesar del dolor que pueda ocasionarle a usted. Es difícil, ¿sabe? No soporto el sufrimiento que se vive en los que se hacen llamar campamentos. No me acostumbro a que los llantos sean la canción de cuna de todos, las oraciones sean el tic toc de los días pasar y que la sangre sea el desgarrador orgullo de todos. Nadie se puede rendir, mucho menos ahora que estamos por ganar. Aquellos que se quedan hasta el final serán los más valientes, por eso confío que usted estará ahí, pero no yo, General, no podré lograrlo.
Me hubiese gustado conocerlo en otros términos, me hubiese llenado de gusto, en serio, haberle sonreído en un lugar menos devastado y altercado como en esas calles llenas de cuerpos caídos y ruinas acogiéndonos. Usted ese día dio la vida por mí y por eso cojea de su pierna izquierda, lamento que haya sido en vano, General, lo lamento de verdad. Ese día me calmó con sus manos sobre mi cabeza, me hizo reír con sus malos chistes sobre los alemanes, me hizo sentir ―aunque suene ilógico― en casa. Nunca supe qué era ese sentimiento de "casa" por el que muchos de los que están aquí peleaban, pero con usted sentí eso diferente que las calles a mí, antes de la guerra, me ofrecían. Sin padres ni hermanos, la vida siempre fue dura, pero sin titubear puedo decir que esta guerra, en la cual jamás pensé formar parte, me ha aclarado que lo que vivía no se compara en nada a esto.
Señor, en verdad lamento despedirme de esta forma, pero ya no hay tiempo y si lo hubiera, seguramente intentaría aprovecharlo con usted; entre sus brazos. La primera vez siempre se mantendrá en mí, me la llevaré conmigo y no la compartiré con nadie porque es mía y sólo mía. Quiero que sepa que nadie logrará ser como usted, General, su valentía y determinación fue lo que llamó mi atención y por ende, fue la razón por la que lo busqué esa noche. No pensé que me recibiera, no creí que pasaría aquel beso, ni mucho menos me imaginé que terminaríamos juntos. Todas esas noches con usted será lo que más recordaré, será lo que me hará irme feliz y satisfecho con lo que viví. Sin remordimientos.
Sé que el fin de la guerra se avecina, que el mundo se calmará y que la humanidad volverá a la paz que se merece; las diferencias nunca son malas, sólo es cuestión de cómo las tomen los demás.
Le amo, General Andrew Henman, nunca lo olvide,
James Gerrard.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro