Capítulo 9.
Aaron y Paul también estaban allí, golpeando ahora al hombre inconsciente en el suelo. Mientras tanto, Cory miraba a Brooke y ella lo miraba a él; parecieron comunicarse con sus miradas, diciéndose a través de éstas lo que no podían pronunciar. Los ojos de él la preguntaron si se encontraba bien y los de ella asintieron con un gran agradecimiento. Se entendieron perfectamente, como si las palabras no fueran necesarias para ellos.
-¿Creéis que está muerto? -preguntó Aaron, que ya había dejado de golpearle y ahora tan solo lo miraba fijamente. Paul, por otro lado, se agachó hacía él y le tomó el pulso.
-Está tieso -aseguró, sin ninguna duda.
-Ni si quiera sabes tomar el pulso -le respondió Aaron, rodando los ojos.
Sin embargo, quizás tuviera razón. El cuerpo no respiraba, o al menos eso es lo que parecía. Brooke ni si quiera podía creer que ella misma siguiera con vida; no paraba de pensar en los últimos minutos que acababa de vivir, los peores minutos de su vida. Sentía como si hubiera vuelto a nacer.
-Tenemos que irnos -ordenó ahora Cory que ya se encontraba en la puerta. Estaba esperando a que los demás salieran para hacerlo él.
No era la primera vez que él veía un muerto y probablemente no sería la última, pero sin embargo, era de las primeras veces que se había asustado. De verdad había sentido miedo. Las otras veces le habían pillado armado, preparado para cualquier cosa, pero en este momento había estado indefenso.Y no temió por él, sino por los que le rodeaban. No se hubiese perdonado si le hubiera pasado algo a los chicos... o incluso a Brooke, a quien apenas conocía y tenía la impresión de ser una chica pija sin más, pero jamás se lo hubiese perdonado.
Salieron de la cabaña. Brooke se sintió algo culpable por dejar el cuerpo del muchacho allí pero sabía que por el momento no podía hacer nada más. Al fin y al cabo, ya no había nada que pudieran hacer por él, mientras que ellos aún podían salvarse. ¿Este pensamiento le convertía en una mala persona? Esperaba que no.
Comenzaron a correr, esta vez sin disimulo, sin tratar de ser silenciosos. Nunca creyó que podría correr tan rápido, a tanta velocidad; en el colegio siempre quedaba de las últimas y ahora incluso había adelantado a Paul. El miedo podía hacer autenticas maravillas.
No supieron muy bien por cuanto tiempo estuvieron corriendo, pero una vez que se encontraron lo suficientemente lejos y pudieron ver el pequeño edificio donde estaba el pub, comenzaron a ralentizar sus pasos. Aunque Brooke no podía parar de mirar hacía atrás, sin dejar de temblar. Seguía sintiendo las manos de aquel hombre en su garganta, el cañón de la pistola en su mejilla. ¿Cómo era posible que siguiera viva? Ni si quiera lo entendía.
Entonces, sintió un ligero toque en su hombro que al principio la sobresaltó pero en cuanto vio el rostro de Paul, se relajó, Había una gran dulzura en él.
-Ya ha pasado todo -le murmuró, regalándole una tranquilizadora y bonita sonrisa.
-Aún sigo temblando.
-Has sido muy valiente -le aseguró el chico -Si yo hubiera sido tú, probablemente me habría meado en los pantalones y luego me hubiera dado un infarto que me hubiese matado al instante.
-Puedo asegurarte que sí -agregó Aaron, que estaba delante de ellos pero pendiente de la conversación.
Brooke no creía que aquello fuese cierto pero aún así sonrío un poco, agradecida de lo que estaban tratando de hacer, por tranquilizarla y decirla que había sido valiente cuando ella se sentía todo lo contrario.
Unos minutos después, ya se encontraban en el aparcamiento del local. La música se oía incluso desde allí fuera y apenas había gente; todo el mundo estaba dentro, disfrutando de la diversión. Se quedaron un momento parados, descansando, y entonces Cory sacó la cajetilla de tabaco y tanto Paul y él se encendieron un cigarrillo.
-Pensé que ibas a dejarlo -comentó Cory, con éste entre sus dientes.
-Cuando crees que estás a punto de morir se dicen muchas tonterías.
-En tu caso, no hace falta que estés a punto de morir para decir tonterías -comentó Aaron, sin maldad, tan solo divertido.
A Brooke le sorprendió lo tranquilos que parecían todos ahora. ¿Es que acaso no eran conscientes de lo que acababa de pasar? ¿Cómo podían estar hablando, bromeando incluso, después de todo? ¡Habían estado a punto de morir!
Ella tan solo quería salir de allí.
-¿Cual es vuestro coche? -preguntó.
Los tres amigos se miraron entre ellos, algo incómodos.
-No es una opción -respondió Paul.. -Ese trasto no arranca y no creo que vaya a hacerlo pronto.
-Si Cory me hubiese hecho caso... -añadió Aaron de la misma forma que un padre te diría te lo dije.
- Vuelve a repetirlo y te juro, Aaron, que te tragas el volante -soltó Cory haciendo que su amigo tan solo levantara ambas manos, con inocencia.
Paul se giró para mirarla.
-Como ves, somos gente muy pacífica -soltó, con una sonrisa.
-Y entonces, ¿qué hacemos? -quiso saber, sintiéndose cada vez más nerviosa. Si ninguno de ellos tenía coche entonces, ¿qué opciones les quedaban? No podían irse andando después de lo que había pasado. Quizás podían pagar un taxi entre todos pero ella no tenía la cartera y dudaba que ellos le fueran a pagar el viaje. Ni si quiera podía llamar a Amber o Meg para que vinieran a buscarla pues tenían la costumbre de beber hasta casi perder el conocimiento en las fiestas.
Se formó entonces un pequeño silencio entre los cuatro pero de un momento a otro, los tres amigos comenzaron a mirarse los unos a los otros, como si estuvieran teniendo una conversación en sus cabezas. Brooke simplemente los observó, pensando en la fuerte conexión que parecían tener. Los envidió. No creía llegar a tener ese tipo de relación con nadie.
-Será mejor que vayamos a los de esa parte....son los más caros -habló por fin Aaron, con cierta derrota, como si en realidad no estuviera del todo de acuerdo con lo que iban a hacer.
-¡Pues vamos! -exclamó Paul, echándose a andar hacia esa dirección, mostrándose quizás mas feliz de lo que debería. -¿Puede ser uno rojo?
-¿Qué coño importa el color? -espetó Cory, que aún así tan solo comenzó a buscar coches de color rojo.
Brooke los siguió aún sin entender de lo que estaban hablando. Esperó durante unos segundos a que le explicaran algo pero al ver que no lo hacían, al final habló.
-¿Alguno me va a explicar algo? ¿Qué estamos haciendo exactamente?
Los tres chicos la miraron extrañados, como si estuviera haciendo la pregunta más absurda del mundo.
-Vamos a coger un coche para irnos -respondió Cory, como si fuera más que obvio.
-Pensé que tu coche no era una opción.
Tras esa pregunta, el chico sonrió de una manera traviesa. Su rostro adquirió cierto toque divertido y al mismo tiempo algo de maldad.
-¿Quién ha dicho que vamos a coger mi coche?
Brooke tardó unos segundos en comprender lo que estaba diciendo.
-Espera, ¿vais a robarlo?
Paul y Aaron ya se habían adelantado y ella se había quedado atrás con él. A Cory pareció divertirle aún más la sorpresa en el tono de ella.
-No te preocupes, el que se quede sin coche hoy en un par de días volverá a tener otro que seguramente sea mejor. No es gran cosa. Quizás incluso le hacemos un favor.
Por la manera en la que dijo eso, supo que no era la primera vez que hacían aquello. ¿Cuantos coches habría robado aquel chico? De todos modos, Brooke sabía que tenía razón; el dinero no era problema para la gente como ella y sus conocidos. Si ella misma se hubiera sacado el carnet de conducir probablemente tendría un par de coches, pero... seguía siendo un delito. No podían robar un coche. ¡Era ilegal! Tenía que haber otra forma, cualquier otra manera de salir de allí sin correr el riesgo de acabar en la cárcel... pero lo cierto es que no la había. Era lo único que les quedaba. Así que trató de consolarse a si misma, diciéndose que en realidad no pasaba nada y que quizás podían devolver el coche al día siguiente.
Aaron y Paul ya parecían haber escogido el vehículo ganador y sí, era de color rojo. Fueron a reunirse con ellos, pero antes de que dejaran de estar solos, Brooke se acercó un poco a Cory. Sintió como se ponía nerviosa.
-Gracias por lo de antes -murmuró. -Si no hubiera sido por ti, yo... -pero ni si quiera pudo terminar la frase. No quería ni pensarlo. Seguía con vida y todo gracias a aquel chico, el mismo del que probablemente le hubieran recomendado alejarse todo lo posible.
Cory se tensó un poco y entonces la miró.
-Los chicos antes tenían razón. Has sido muy valiente.
-¿Tú también vas a decirme que te hubieras meado en los pantalones de haber estado en mi situación? -respondió ella, enarcando una ceja, recordando las anteriores palabras de Paul.
La boca de Cory se torció un poco en algo parecido a una sonrisa. Era raro verle sonreír.
-Quien sabe, Brooke. Quizás hubiese sido así -dijo, pero ella bien sabía que no. Se quedaron mirando los unos a los otros durante lo que pareció ser un buen rato aunque tan solo resultaron ser unos pocos segundos. No sabían por qué, pero ninguno quería ser el primero en romper el contacto. -Todo está bien ahora. Estamos a salvo.
-Tan solo espero que tengas razón -murmuró No podía parar de pensar que aquello tan solo era el principio de algo mucho peor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro