Capítulo 51 (parte 4)
Si se hubieran encontrado en otro lugar, en otras circunstancias totalmente distintas, Brooke hubiera necesitado unos minutos de más para recuperarse de ese beso y entonces, se lo habría devuelto, quizás no hubiera dejado de besarlo durante horas. Pero en aquel momento, aquello era en lo último que quizás debería pensar por lo que obligó a su cuerpo a moverse, a reaccionar.
El lugar donde estaban, esa especie de buhardilla, era quizás uno de los lugares más sucios que Brooke había visto. Estaba lleno de polvo lo que le hizo que sus ojos se volvieran algo llorosos y justo en una de las esquinas, estaba bastante convencida de haber visto algo que se parecía demasiado a una rata. Decidió no pensar en ello, no si quería seguir pensando con claridad.
Ambos se dirigieron hacía una de las ventanas la cual pudieron ver con facilidad tan solo desbloqueando el cerrojo, aunque ambos estaban convencidos de que no haber sido así, podrían haberla roto con tan solo un pequeño golpe. El cristal parecía débil, viejo como todo lo que había allí.
-No parece que haya mucha altura. -murmuró Brooke cuando ambos miraron hacía abajo, tratando así de hacerse una idea de la distancia que los separaba del suelo.
-Son tres plantas, Brooke... claro que está alto. -gruñó el chico y cuando ella alzó la vista para observarle, pudo ver como su rostro parecía haber palidecido. Ni si quiera se atrevió a mirar hacía abajo.
-Espera, ¿me estás diciendo que tienes miedo a las alturas? -le preguntó Brooke, quien no podía creer que Cory, después de todo lo que había vivido, después de todas las experiencias horribles a las que se había tenido que enfrentar, pudiera llegar a tener miedo a algo y mucho menos a unos cuantos metros de altura.
-No le tengo miedo -se defendió él -simplemente le tengo respeto.
Y una vez más, si no hubiera sido porque estaban corriendo un gran peligro, probablemente se hubiera echado a reír. El hecho de saber que Cory podía tener miedo a algo tan simple como las alturas hacía que le gustase aún más.
-De acuerdo, tú simplemente no mires al suelo, ¿vale?
-Tranquila, tampoco iba a hacerlo.
Ambos salieron por la ventana, esta vez ella lo hizo primero, quizás porque sabía que eso le daría cierta seguridad a él y se posaron sobre el pequeño alfeizar. Hacía viento, no demasiado, pero si el suficiente para que lo sintieran con algo de fuerza en la cara. En realidad, la altura no era demasiada; tan solo se trataba de tres pisos, pero Brooke sintió como su estomago se retorcía en el momento en el que miró un momento hacía abajo. Quizás una caída desde allí no los mataría, pero sí que podría causarles un horrible daño.
Habían dos coches aparcados en la parte principal del edificio y ambos sabían que no estaban allí por casualidad. Agradecieron el hecho de que fuera de noche y de que así pudieran camuflarse entre la oscuridad.
El tejado era de tejas, por lo que lo único que debían hacer era deslizarse hacía abajo para llegar a la siguiente planta, como si de un tobogán se tratase. Lo único es que no era algo tan fácil de hacer.
-Creo que esto no es muy buena idea. -murmuró Brooke, que aun seguía sintiendo esa extraña sensación en el estomago con tal solo notar la altura a la que se encontraban. Nunca había creído tener miedo a las alturas, pero en aquel momento empezaba a cuestionarse eso.
-No, no lo es, pero ninguna de nuestras ideas han sido nunca buenas.-respondió Cory, mirándola, en realidad no había dejado de observarla en todo ese tiempo, quizás porque de esa forma quitaba su atención del suelo. -Supongo que nos gusta mantener la emoción, ¿no? -Brooke pudo notar el tono nervioso en su voz.
-Si sobrevivimos a esto, nuestro próximo plan será el más aburrido posible.
-Iremos al cine, luego a cenar y daremos un paseo por el parque; lo más simple, normal y aburrido del mundo. -agregó él, aunque ambos se descubrieron a si mismos deseando aquello; esa tranquilidad y normalidad.
-¿Me lo prometes? -preguntó Brooke, quizás porque confirmándole aquello le daba la seguridad de que sí saldrían de eso, de que mañana amanecerían los dos en la misma habitación de siempre, ilesos, a salvo.
-Prometido. -susurró Cory, guiñándole un ojo. Él bien sabía que haría todo lo posible por lograrlo.
Poco a poco y manteniendo el equilibrio para así no resbalar, se deslizaron por el tejado de teja que iba hacía abajo y así llegaron a la segunda planta, pegando un ligero salto para ello.
-Solo dos más. -animó Brooke.
Fue en ese instante, después de aquellas tres palabras, cuando notaron cierto ruido a sus pies y al echar la vista hacía abajo, vieron como dos personas, dos hombres, miraban hacía arriba en su dirección y tan solo bastaron unos pocos segundos para que se dieran cuenta de las armas que ambos portaban, las cuales levantaron. Los disparos salieron sin aviso y de un momento a otro, sintió como el cuerpo de Cory se lanzaba hacía ella, haciendo que se agachara, con él encima. Por suerte, a pesar de su miedo a las alturas, seguía reaccionando con rapidez y valentía ante un arma.
Más disparos comenzaron a escucharse por encima de ellos, pero por suerte ninguno llegó a alcanzarles; aún seguían tumbados en el tejado, él encima de ella como si apenas le importara que las balas pudieran llegarle. Brooke sintió como comenzaba a temblar y se dio cuenta de que ni si quiera era por ella, sino por él, porque estaba protegiéndola con su cuerpo, porque se estaba arriesgando por ella una vez más. ¿Qué pasaba si alguno de los disparos le alcanzaba? ¿Qué pasaría si en algún momento se derrumbaba encima de ella, sangrando, apenas sin vida? No, nunca podría superarlo, no podría vivir con ello.
Y a pesar de todo, en cuanto él notó el temblor en ella, el miedo en sus ojos, a pesar de todo le sonrió, con esa sonrisa ladeada de alguien que parecía salirse siempre con la suya.
-Tranquila... recuerda que te he prometido llevarte al cine después de esto y yo siempre cumplo mis promesas.
¿Cómo era posible que le hiciera sonreír en momentos tan horribles como aquel? ¿Cómo era posible que sintiera, que si él lo decía, todo iba a salir bien aún cuando todas las probabilidades estaban en su contra? Pero sí, después de ello, sintió que todo estaría bien, que ellos estarían bien.
Se metieron por una de las ventanas, que por suerte estaba abierta, y volvieron al interior del edificio. Esa vez se encontraban en una habitación distinta pero parecida a la que habían estado antes. Sabían que no faltaría mucho para que quien quiera que fuese lo que los estuviera persiguiendo, llegara hasta allí. Cory calculó que, como mucho, tendrían un par de minutos. Debían ser rápidos, encontrar una solución aún cuando parecía que no había ninguna.
Brooke se dirigió hacía la puerta y echó el pestillo y Cory tuvo que morderse la lengua para no decirle que aquel cerrojo no frenaría las balas.
-Ahora sería un buen momento para tener un plan. -murmuró Brooke mientras se acercaba a él.
Cory guardó silencio durante un efímero instante y entonces bajó la mirada hacía su pantalón, de donde sacó poco a poco la pistola que todo ese tiempo había tenido guardada.
-No tengo un plan, pero tengo esto. -soltó. -¿Te vale?
Y a Brooke, aquello no hizo más preocuparla. ¿Acaso estaban a punto de liarse a tiros con esa gente? ¿Cómo podía salir eso bien?
-Supongo que tendrá que valerme. -dijo, sin sentirse ni un poco convencida.
-Ponte detrás de mi. -murmuró él y comenzó a ir hacía la puerta, poco a poco, intentando hacer el menor ruido posible.
-No voy a ponerme detrás de ti. -le hizo saber ella, cogiendo lugar a su lado.
-Brooke. -advirtió el chico, con la voz dura. -No es momento para discutir, ¿no crees? Yo soy el que tiene la pistola, tú estás desprotegida ahora mismo.
Brooke estuvo a punto de volver a rechistar pero entonces pensó en lo que estaba diciendo y que, por mucho que la fastidiara, tenía razón.
-De acuerdo -se rindió. -pero quiero que me prometas otra cosa cuando salgamos de aquí.
-¿El qué?
-Que me conseguirá una pistola.
Lo cierto es que Cory prefería que Brooke estuviera lo más lejos posible de cualquier arma pero también sabía que después de todo, quizás le daría seguridad, quizás ella se quedaba más tranquilo y quizás él también, siempre que la enseñara a utilizarla, claro.
-Quizás... pero tienes que prometerme que no me dispararas. -bromeó, cuando ambos ya estaban junto a la puerta, esperando tan solo a abrirla o que otros lo hicieran por ellos.
-Bueno, eso dependerá de como te portes.
Cory no pudo evitar sonreír y pensó que si en aquel momento abrían la puerta y lo freían a balazos, por lo menos ella lo había hecho sonreír una última vez, por lo menos habían compartido una última broma entre ellos. Por lo menos la había besado una última vez, aunque no eran suficientes, él lo sabía.
Así que antes de que los pillaran a ellos, fue él quien decidió tomar la delantera y dando una patada a la puerta, hizo que ésta se abriese y con rapidez apuntó a la figura que tenía en frente de ellos y si no hubiera sido por lo familiar que esta se le hizo y por lo mucho que conocía aquella manera tan aguda de gritar, probablemente hubiera acabado apretando el gatillo.
Paul estaba delante de ellos, con las manos en alto y los ojos muy abiertos.
- ¡Soy yo! ¡Soy yo! -gritó.
Cory lanzó una maldición y bajó la pistola.
-Joder, Paul, serás estúpido. Casi te pego un maldito tiro. -gruñó, pasándose la mano por la cara, con ansiedad. Había estado a punto, pensó, a punto de haber disparado.
Por el contrario, la reacción de Brooke fue muy distinta, pues se lanzó corriendo a sus brazos, abrazándolo.
-Vaya, menos mal que alguien si se alegra de verme. -comentó mientras la apretaba con fuerza, aliviado de verlos sanos y salvos.
-¿Qué estás haciendo aquí? ¿Es que te has vuelto aún más loco? -comenzó a preguntar ella, ansiosa, asustada pero al mismo tiempo demasiado feliz de verle. El tener allí a Paul le daba cierta esperanza aún cuando también eso quería decir que otro de ellos estaba en peligro.
-Os lo contaré todo, pero ahora tenemos que irnos ya, Aaron nos está esperando en el coche.
-Espera, -habló Cory -¿Aaron también está aquí?
-Claro, ¿realmente pensáis que había venido yo solo? No, gracias, no tengo tantas ganas de morir como vosotros. Ahora, moved el culo. Bryan se ha quedado distrayendo a esos tíos pero no sé cuanto tiempo aguantará.
Ese último comentario hizo que Brooke y Cory se miraran.
-¿¡Bryan también está aquí!? -exclamaron los dos a la vez.
-¿Podéis caminar y cerrar la boca?
Así que eso hicieron; siguieron a Paul por aquel hotel del cual creían que no iban a salir. Sus pasos eran rápidos, bajaban los escalones de dos en dos, recorrieron los pasillos. De vez en cuando Paul miraba a sus espaldas para ver si continuaban siguiéndole. Por otra parte, Cory y Brooke esperaban que en cualquier momento apareciera alguna persona, algunos de los hombres que habían estado persiguiéndolos pero el lugar parecía extrañamente tranquilo, como si nunca hubieran existido.
Cuando por fin salieron por la puerta, que estaba abierta, y salieron a la calle un alivio los recorrió a ambos cuando vieron el coche de Aaron, aparcado justo en frente y a éste esperándolos, haciéndoles señas con la mano para que se dieran prisa.
En cuanto entraron en el vehículo, éste arrancó y comenzaron a alejarse de allí, deprisa, dejando el lugar atrás. Paul estaba en el asiento del copiloto mientras que Cory y Brooke, atrás, apretaban sus manos con fuerza, aún sin creerse que hubiesen superado aquello.
-Me gustaría pensar que después de ésto se os han quitado las ganas de meteros en situaciones suicidas pero estoy seguro de que no será así. -habló Aaron, de la misma forma que hablaría un padre a sus hijos pequeños después de hacer una nueva travesura. Entonces, él suspiró. -Pero joder, como me alegro de veros.
Brooke sintió como los ojos le ardían; por lo cerca que habían estado, por como sus amigos aún así seguían arriesgándose por ella, por lo mucho que los quería... Ni si quiera pudo controlar las lagrimas. Aquello era demasiado para ella; esa vida. Se había criado sin ningún tipo de preocupaciones, en la seguridad de una enorme casa y obteniendo, en la mayor parte de casos, todo lo que quería. No estaba preparada para todo eso.
En el momento en el que se dio cuenta de que estaba llorando, Cory se acercó a ella y envolvió su cuerpo con su brazo, trayéndola hacía él.
-Eh, tranquila. Todo está bien. -susurró. -Ya ha pasado.
Era la primera vez que Paul y Aaron escuchaban ese tono en Cory, ese tono tan suave y protector. Durante un instante sintieron como si fueran unos intrusos, como si estuvieran siendo testigos de algo que no les pertenecía, pero tampoco podían ir a ningún otro sitio.
-Gracias por venir, chicos. -murmuró Brooke entre los brazos de Cory, quien seguía abrazándola.
-Siempre estaremos para salvar vuestros culos. -contestó Paul, aliviado de poder decir algo. -Solo que la próxima vez intentad no estar a punto de dispararme, por favor.
-¿Cómo? ¿Habéis estado a punto de dispararle? -preguntó Aaron, alertado.
-Yo no tengo la culpa de que te hayas puesto delante nuestra. -se defendió Cory.
-Bueno, siendo sinceros, yo también te dispararía alguna vez. -admitió Aaron a Paul, quien hizo lo posible por mostrarse ofendido.
Condujeron durante un rato, la mayor parte del tiempo eran Paul y Aaron quien llevaba la conversación; Cory y Brooke no se sentían con demasiadas ganas de hablar pero les tranquilizaba el escuchar las voces de sus amigos.
Fue entonces cuando a Brooke se le vino a la cabeza una de las cosas que Paul les había dicho al verlos.
-Espera, ¿donde está Bryan? -preguntó, ganándose la atención de todos. -Dijiste que había venido con vosotros.
-Se fue en el coche con uno de los tíos. Fue él quien nos avisó de que estabais allí y de que probablemente estabais en peligro. No sé que fue lo que le dijo a esos hombres pero parecieron hacerle caso y recogieron sus cosas y se fueron... es como si tuviese cierto poder en ellos.
-¿Estáis seguros de que es de fiar?
-Supongo que a estas alturas no podemos estar seguros de nadie pero... lo cierto es que, si no hubiera sido por él, probablemente no estaríais aquí con nosotros ahora.
Eso era lo importante ahora, pensaron, que estuvieran los cuatro allí juntos, una vez más. Todo lo demás podía esperar.
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