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Capítulo 34.

No sabía en que momento Cory había buscado la mano de Brooke pero cuando se quiso dar cuenta, mientras veía como intentaban parar el fuego que estaba destrozando su casa, las manos de ambos estaban entrelazadas, apretadas. Había cierta magia en sostener la mano de una persona. 

El fuego no fue difícil de controlar; por suerte uno de los vecinos había llamado antes de que la cosa se descontrolara pero aun así el edificio había quedado bastante dañado y la casa de Cory era la que había sufrido la mayor parte de los daños: solo quedaban cenizas. 

-¿Se sabe cual ha podido ser la causa del incendio? -Preguntó Aaron a uno de los agentes y estos tan solo te encogieron de hombros. 

-Es difícil saberlo aun, pero lo investigaremos. -Contestó el más joven de los dos. 

Pero todos ellos ya sabían cual había sido la verdadera causa de todo aquel desastre. Un asustado silencio se instaló entre los cuatro mientras veían como los bomberos y policía abandonaban el lugar. Ya habían pasado unas cuantas horas y había anochecido y a pesar de que les habían comunicado que podían acceder a la vivienda ninguno de ellos se atrevió a hacerlo. 

Cory no había pronunciado palabra, seguía con la vista clavada en ninguna parte, la mirada perdida y su mano aun entrelazada con la de Brooke y sintió que si no la hubiese estado sosteniendo probablemente ya se hubiese desmoronado. Le apretaba tan fuerte que ella ya apenas podía sentir sus dedos pero no le importó, supo que podía estar así durante toda la vida. 

-Puedes quedarte conmigo todo el tiempo que quieras. -Le ofreció Aaron que aun siendo una pequeña casa en la que convivían más de seis personas sabía que haría el espacio necesario para instalar a su amigo. Aunque él mismo tuviera que dormir en el jardín así lo haría; no dejaría a Cory solo. 

Y a Paul le hubiera encantado poder hacer lo mismo, poder ofrecerle una cama, un techo donde estar pero tal y como era la situación en su casa sabía que eso no era posible. Su amigo no se merecía un lugar como en el que él vivía. 

Aun así dijo:

-Entre todos podemos pagar unos cuantos meses de alquiler en algún sitio. Y además, el piso de Ezra sigue estando vacío también puedes ir allí. A él no le importará. 

-Yo también ayudaré en todo lo que sea necesario. -Dijo entonces Brooke, deseando poder hacer algo. -El dinero no es ningún problema. -Pensó un momento en sus palabras y temió que aquel último comentario hubiese pecado de cierta superioridad. 

Cory estuvo a punto de soltar que no necesitaba el dinero ni la ayuda de nadie, que no quería que nadie le mirara con lastima pero se encontraba tan destrozado que lo único que pudo hacer fue asentir de una manera débil. 

-Nos han quitado las fotos -Fue lo único que pudo decir. -Ya no tenemos  nada contra esa gente. 

-No pensemos en eso ahora, tenemos cosas más importantes en estos momentos...- Empezó a decir Aaron pero la fuerte voz de Cory le cortó. 

-¿Más importante que eso? ¡Todo esto ha sido por esas fotos! -Exclamó y entonces él se rompió. Cory siempre había retenido lo que sentía, siempre lo había guardado en un lugar oculto de su interior pero en ese momento al ver como la mayor parte de su vida había quedado reducida a cenizas no pudo controlarse. s- ¡Han quemado mi puta casa por esas fotos! Todos mis recuerdos se han quemado, lo único que me quedaba de mis padres ha desaparecido. ¿Qué se supone que debo de hacer ahora? No me queda nada... -Su voz se cortó, como si estuviese a punto de echarse a llorar. Pudo sentir como sus ojos se llenaban de lagrimas pero no las dejó salir; hacía tanto tiempo que no lloraba que parecía como si ya no supiera hacerlo o en realidad lo temía como si una vez que lo hiciera no pudiera parar nunca. Brooke era la primera vez que lo veía así y esa imagen de Cory no pudo evitar romperla en mil pedazos. No pudo controlarlo y al ver como su voz flaqueaba, como sus ojos brillaban por las lagrimas, se lanzó hacía él, rodeó sus brazos y lo abrazó con tanta fuerza como pudo, tan solo deseando que parte del dolor que él estaba sintiendo fuera directamente hacía ella. Cory enseguida rodeó su pequeño cuerpo y la apretó contra él preguntándose como un abrazo de una persona tan pequeña podía hacerle sentir tan protegido en un momento. 

La cara de Paul estaba empapada, él no pudo reprimir el llanto ya no tan solo por ver a su amigo destrozado sino por pensar en todos lo momentos que habían pasado juntos en aquel lugar; aquel sitio había sido su guarida, su escondite, el único lugar en el mundo donde los tres podían sentirse un poco a salvo. Y Aaron, dejando por un momento los sentimientos a un lado, en lo único que pudo pensar era en todo lo que se les avecinaba; la casa en llamas tan solo era el comienzo y él estaba muy seguro de ello.  Ambos veían como Cory se aferraba a Brooke de una manera en la que nunca antes habían visto, como si la necesitase de verdad y tras unos segundos, los dos chicos no pudieron evitar unirse a ellos, necesitando darle fuerza a su amigo pero también para ayudarse a ellos mismos con este. 

Así se quedaron durante lo que pareció ser minutos. Los cuatro sumidos en un gran abrazo, rotos por lo que acababa de pasar, completamente asustados pero más unidos que nunca.  Ese abrazo pareció sellar una promesa que no hizo falta pronunciar y en ese momento todos supieron que harían lo que fuera por el otro. Eran cuatro personas pero en aquel momento fueron sólo uno. 

***

-¿Cómo que su casa se ha quemado? Paul, ¿ que está pasando? -Preguntó Ezra preocupado. Hacía ya tiempo que sentía que Paul le estaba ocultando cosas; últimamente le veía más nervioso, más inquieto y cada vez que preguntaba por como iban las cosas fuera él siempre respondía con evasivas. Algo estaba sucediendo, algo que no podía contarle allí con personas escuchando la conversación. 

-No está pasando nada. -Respondió Paul pero Ezra le conocía tan bien que sabía que no era así. Había pasado a conocerlo tanto que podía saber que algo le preocupaba con tan solo echarle un vistazo. -Ha ocurrido un accidente, solo eso. 

-De acuerdo. -Contestó, aun sin creerle. -Dile  a Cory que puede quedarse en mi casa todo el tiempo que necesite... no es como si yo fuera a usarla de todos modos. -Y a pesar de que intentó decir eso último con un toque divertido, destrozó a Paul. 

Y así fue como Cory comenzó a quedarse en casa de Ezra en la cual había estado tantas veces pero que ahora, sin él, se sentía de otra manera. No le parecía bien estar allí cuando Ezra estaba en prisión, cumpliendo por algo que él había hecho. Parecía un intruso entre esas paredes, le hacía sentir un completo cobarde y Ezra una vez más, continuaba salvándole el culo. 

En las noches iba a visitar a Brooke, tal y como había estado haciendo esas últimas semanas pero ahora lo necesitaba mucho más que nunca. Ahora era consciente de que él nunca había ido a ver a Brooke con la intención de ayudarla a ella, eso era lo que él había creído en un principio, pero la realidad era que en realidad, al estar con ella se había estado ayudando a si mismo. 

Habían pasado cinco días desde el incendio y Cory y Brooke estaban en la habitación de esta

-Hemos vuelto al principio. -Se quejó el chico. Ambos estaban tumbados en el suelo que se encontraba caliente gracias a la calefacción de la casa. Un mechón del pelo rojo de Brooke se había posado encima de la mejilla de Cory y él no lo quitó a pesar de que le hacía cosquillas.

-Lo se. -Respondió ella intentando no sonar totalmente desesperanzada.- Pero eso no quiere decir que hayamos perdido. Vamos a descubrir lo que está ocurriendo. Cory admiró el coraje de la chica, la admiraba a ella en general. -Además... aun tenemos algo. -Dijo de repente, llamando su atención de nuevo. 

-¿Que quieres decir? 

Brooke tardó unos segundos en responder y entonces se levantó, se dirigió hacía uno de los cajones que había al lado de su cama, sacó una llave y lo abrió. De este sacó una fotografía, la misma en la que aparecían los padres de Cory y el suyo junto a toda esa gente que al parecer habían hecho cosas horribles.  

-Me la llevé el otro día de tu casa. -Explicó antes de que él otro pudiera decir nada. 

-¿Por que no has dicho nada? 

-Sabía que dirías que no estarías de acuerdo y seguramente intentarías quitármela. -Por el silencio que siguió, supo que estaba en lo correcto. Cory soltó un ligero suspiro. 

-¿Te das cuenta de lo peligroso que es esto, Brooke? ¿Es que no has visto lo que han hecho en mi casa? -La ansiedad se hizo presente en su voz. 

-Tenía que hacerlo. 

-¿Que pasa si se dan cuenta de que falta una foto? Sabrán que la tenemos alguno de nosotros. 

-¿Cómo sabes que las demás fotografías no se quemaron con el incendio? -Preguntó Brooke pues en un primer momento era eso lo que había pensado pero ahora que se lo replanteaba, ya no estaba tan segura.

-Algo me dice que esas fotos siguen existiendo. Se las llevaron y a cambio incendiaron mi casa, quizás como una advertencia. 

Se quedaron unos segundos en silencio; aquello tenía sentido.

-Bueno, entonces estuve en lo correcto al cogerla. Seguimos teniendo algo, Cory. -El chico estuvo a punto de hablar, de decirle que tener algo no le merecía la pena si era ella quien corría peligro pero Brooke volvió a interrumpirle. -Y mira, tienes que ver esto. 

Brooke dio la vuelta a la imagen y entonces lo vio; en la esquina de abajo, escrito a mano parecía haber algo escrito. 

-¿Que es esto? -Preguntó él leyendo una y otra vez. -Parece una dirección. 

Brooke asintió. 

-La he buscado por Internet. No se encuentra demasiado lejos de aquí, serían unas dos horas en coche. -Cory la miró preguntándose si estaba hablando en serio pero en el rostro de Brooke no hubo ninguna duda. 

-¿Estás diciendo que quieres que vayamos a ese lugar? 

Ella se mordió el labio. 

-Yo voy a ir. -Dijo ella, decidida y entonces notó como él se quedaba mirándola fijamente con una expresión que ella no logró comprender. -¿Que pasa? ¿Qué es lo que piensas?

Y entonces Cory sonrió, casi con cariño, de una manera que Brooke nunca había visto en él. Sonrió de una forma que hizo que todo su cuerpo se derritiese. 

-Pienso que no estás bien de la cabeza. -Reconoció y entonces ambos rieron. -Pero yo voy contigo. -Y eso era lo que ella estaba esperando; podía hacer eso sola pero prefería mil veces más tenerle a él al  lado. 

-¿Quien está mas loco, yo que soy la de la idea o tú que eres el que me sigues con ella? -Preguntó Brooke aun sonriendo. 

-Supongo que somos los dos un par chiflados. 

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