Capítulo 33
Brooke a veces se preguntaba como hubieran sido las cosas si esa noche en vez de haber decidido irse sola a casa caminando, hubiera optado por subirse en el coche con Scott y los demás, haber ido a esa fiesta, haberse divertido con sus amigas y luego volver a casa. Nada hubiera sucedido: no habría visto como habían matado a una persona, no hubieran estado a punto de matarla, sus pesadillas jamás habrían aparecido, no sentiría miedo cada vez que se encuentra sola, no hubiese descubierto que su padre quizás pertenecía a un horrible grupo de gente y Amber y Meg estarían sanas y salvas. Toda su vida hubiese seguido como siempre: poco emocionante, monótona y algo vacía pero al fin y al cabo, tranquila, sin peligros. Pero claro, de haber sido así, tampoco hubiese conocido a Cory, Paul y Aaron y aunque tan sólo habían pasado unos meses, lo cierto es que ya no se imaginaba una vida sin ellos. Si, lo que había pasado era horrible, estaba metida en una situación que ni si quiera entendía y que la aterrorizaba pero gracias a todo esto también habían aparecido ellos.
Si pudiese volver atrás, ¿habría hecho las cosas distintas? ¿Se hubiera subido a ese coche sabiendo que así las pesadillas jamás hubieran aparecido pero también sabiendo que nunca los hubiese conocido? Le sorprendía el saber que no tenía una respuesta clara.
En la casa de Aaron los gritos eran constantes y Brooke había pasado tanto tiempo allí que ya ni si quiera era consciente de ellos. Escuchaba como las niñas gritaban en la planta de arriba pero aun así, los cuatro seguían con la conversación como si nada sucediese. De vez en cuando alguna de las pequeñas bajaba al salón tan sólo para preguntarle cualquier cosa sin sentido a Cory y entonces, huían entre risas, con la cara colorada por la vergüenza cada vez que el muchacho las miraba.
-Mañana le dan el alta a Amber, ¿verdad? -Preguntó Aaron. Todos se encontraban desperdigados por el salón; ella sentada en un cómodo sillón que siempre elegía cuando esta allí, Cory en uno de los sofás, liándose un cigarrillo con Aaron a su lado, vigilando que no llegara a encenderlo y Paul en el suelo, siguiendo con esa rara costumbre suya de usar pocas veces loas asientos.
Brooke asintió, ya había pasado una semana desde que Meg había salido del hospital pero Amber al ser la mayor perjudicada por el golpe, habían decidido mantenerla unos días más en observación. Ambas, dentro de lo que cabía, se encontraban bien: la primera tenía una lesión en la pierna, heridas superficiales y el hombro dislocado. Su otra amiga había sufrido un fuerte golpe en la cabeza causándole una leve lesión cerebral de la cual con el tiempo y con su debido tratamiento, conseguiría recuperarse al completo.
-¿Vas a ir al hospital a verla? -Preguntó Paul y ninguno pudo pasar por alto la mueca de dolor que se dibujó en el rostro de ella.
-No creo que lo haga.
-Tampoco fuiste cuando le dieron el alta a Meg. -Le recordó Aaron.
La chica no contestó, tan solo bajó la mirada sintiendo entonces ganas de cambiar de tema.
-Brooke, lo que pasó no fue tu culpa. -Habló entonces Cory, como si de cierta forma hubiera podido leer sus pensamientos, algo que parecía hacer con frecuencia.
-Si ellas no hubieran sido mis amigas, no les habría pasado nada.
-¿Es por eso por lo que ahora ya no te acercas a ellas? -Quiso saber Paul que ya había notado como Brooke había dejado de ir al hospital, sabiendo en todo momento el estado de sus amigas pero manteniendo siempre las distancias.
-Creo que es lo mejor, al menos por ahora. -Se lamentó ella, dolida con esa decisión. -Quiero que ellas estén bien.
-¿Y cual es tu plan? -Replicó bruscamente Cory. -¿Apartarte de ellas para protegerlas?
-Si, eso es lo que haré. -Suspiró Brooke.
-¿Y piensas hacer eso con todo el mundo hasta quedarte sola? -Quiso saber Paul que había comenzado a arrugar la frente, preocupado por esa decisión.
-No quiero que más gente salga perjudicada por mi culpa.
-No es tu culpa. -Volvió a repetir Cory.
-De acuerdo, puede que no lo sea pero si esa gente va detrás de mi no voy a arriesgarme a tener a mi alrededor a alguien que quiero. -Volvió a suspirar. -Al menos no ahora, no cuando voy a hacer todo lo posible por descubrir quien es esa gente.
-Sabes lo peligroso que será todo eso, ¿verdad? -Le preguntó Aaron que a pesar de que ya lo habían hablado, seguía sin mostrarse del todo convencido acerca de toda esa investigación de la que iban a formar parte.
-Si, lo se... pero no pienso quedarme de brazos cruzados. -Contestó con firmeza Brooke aun cuando no había ni un sólo día en el que no se encontrara completamente aterrorizada.
Cory la observó y en sus ojos podía verse un pequeño brillo porque tan sólo pudo pensar en lo valiente que ella era. Una gran parte de él la admiraba; su valor, la manera en la que no la importaba mostrarse débil, enseñar sus miedos y aun así intentar siempre superarlos. Brooke podía llorar, gritar, temblar pero aun así, seguía siendo una de las personas con más valentía que conocía.
-¿Por que me miras así? -Preguntó ella con cierta extrañeza al notar sus ojos y el chico se obligó a si mismo a apartar la vista.
-Tan sólo estaba pensando en lo insensata e imprudente que eras. -Contestó, odiándose un poco a si mismo por no ser capaz de decirle todo lo que había estado pensando.
Aun así, Brooke esbozó una sonrisa.
-Y se que tu eres lo suficientemente insensato e imprudente como para ayudarme en todo esto.
Cory también la sonrió, con complicidad. No hizo falta respuesta pues aquello ya lo dijo todo.
-Un par de suicidas es lo que sois porque probablemente esto haga que nos maten -Añadió Paul y también sonrió -Pero yo también me apunto... de todas formas, vivir está sobre valorado.
-Si bueno, está claro que la cordura es algo que falta en este grupo. -Comentó Aaron. -Pero contad conmigo también.
Unos pasos se escucharon por el pasillo y la figura de una mujer bajita y muy parecida al muchacho apareció.
-¿Para que tienen que contar contigo? -Preguntó la madre de Aaron mientras dejaba unas pesadas bolsas llenas de comida en el suelo. Rápidamente y sin pedírselo, Cory y Paul se levantaron y comenzaron a ayudarla a llevarlas a la cocina y ahorrarle así el trabajo. -Gracias, chicos. ¡Hola, bonita! Me alegra volver a verte. -Saludó, dirigiéndose a Brooke con una dulce sonrisa.
-Hola mamá. -Saludó él otro, obviando así su pregunta. -Has llegado más tarde hoy.
La mujer con cansancio se dirigió hacía el sofá y se dejó caer en este, masajeando su espalda al mismo tiempo. Lucía totalmente agotada.
-No doy a basto en la tienda desde que Lizie se fue. -Explicó.
-Necesitáis contratar a alguien, no puedes ocuparte de todo tu sola. -Le recomendó su hijo y por la forma en la que lo dijo, pudo verse que ya habían tenido esa conversación antes.
-Ya sabes que no puedo pagar a otra persona, Aaron y no pienso tener a alguien y pagarle menos de lo que merece. -Brooke no pudo evitar pensar en los padres de la gente que conocía y cómo en ese caso, no hubieran dudado demasiado en poner a una persona a trabajar y pagarles a cambio una miseria. De hecho, ella misma era consciente de como lo hacían a diario.
-Entonces iré yo y te ayudaré. A mi no me importa hacerlo. -Se ofreció Aaron y la madre le miró con agradecimiento.
-Ya ayudas a tu padre en el taller y estudias mucho, no pienso ponerte otra responsabilidad. Yo misma me tiraré las veinticuatro horas del día trabajando si hace falta.
Tanto Paul y Cory sintieron un pequeño pinchazo en el pecho, un leve toque de envidia ante esa escena, preguntándose como sería el tener una madre así en sus vidas. Cory la había conocido pero se la habían arrebatado demasiado pronto mientras que Paul a pesar de que contaba con la mujer que le había dado la vida, este nunca podría llegar a catalogarla como madre.
Todos se sorprendieron al oír a Brooke interrumpir en la conversación.
-Yo puedo ir a ayudarla a la tienda.
La madre del chico la miró con cierta ternura.
-Oh, cariño, te lo agradezco mucho pero ya lo has oído... no sería capaz de pagar.
-No me importa, no necesito el dinero. -Habló y entonces se sonrojó un poco al caer en cuenta lo creído y mal que sonaban aquello. Intentó rectificar. -Quiero decir... que no se preocupe por el salario. Podría hacerlo gratis.
La mujer abrió mucho los ojos al escucharla.
-¡Ah, no, de ninguna manera! Yo pago a mis trabajadores. -Se defendió. -Podrías venir unas pocas horas a la semana, sería en los días que más cosas tengo que hacer y así me ayudarías.
Brooke no supo porqué pero aquello la llenó de emoción y en su rostro se formó una amplia sonrisa.
-¡Claro! Estaré encantada de ayudarla.
-Y por supuesto, esas horas serán remuneradas. -Le advirtió y estuvo a punto de replicar una vez más que el dinero no era importante para ella pues probablemente y de forma algo injusta, en su cuenta había más dinero del que podría ganar en un año trabajando para ella. Pero sabía que la mujer no aceptaría otra cosa así que simplemente se limitó a asentir, aun sonriendo.
Tanto Paul como Aaron y Cory observaban la escena con cierta curiosidad, preguntándose de donde había salido esa chica. Era tan distinta a como se habían imaginado que serían las personas como ella y en cierta forma, todos podían estar de acuerdo en que se trataba de una de las mejores personas que habían conocido.
Ya de noche y una vez que habían terminado de ayudar a la madre de Aaron a ordenar la casa, lo que había hecho que la mujer los obligara a quedarse a cenar, se fueron hacía el apartamento de Cory el cual se encontraba a unos quince minutos andando. Iban hablando un poco de todo, riéndose mientras caminaban y abrazándose a si mismos para resguardarse del frío.
-Explicadme otra vez por que no hemos cogido el maldito coche. -Se quejó Paul; su nariz se había puesto roja por el frío lo que le daba un aspecto tierno y gracioso añadiéndolo a su palidez y a su pelo tan rubio.
-Aaron es el que ha querido caminar. -Contestó Brooke que se estaba arrepintiendo ahora de haberse puesto una falda. Era una de sus manías; el de llevar faldas cortas con medias negras en pleno invierno.
-¡No sabía que iba a hacer tanto frío! -Se defendió el aludido.
Aun así y tiritando, hablaban sin parar entre ellos.
-Necesito una cerveza. -Murmuró Paul haciendo que todos estuvieran de acuerdo, incluida Brooke.
-Yo también. -Agregó llamando así la atención de todos.
-¡Vaya! Así que la princesa ahora bebe cerveza también. -Bromeó Cory con el cigarrillo entre sus dientes al mismo tiempo que sonreía y aunque quizás en otro momento más lejano se hubiera ofendido por aquel comentario, por la palabra princesa, ahora tan sólo pudo esbozar una sonrisa.
-Ha sido vuestra culpa, antes ni si quiera la soportaba.
-Te estamos corrompiendo, Brooke. -Dijo el chico, que caminaba a su lado tan cerca que incluso de vez en cuando rozaban sus hombros con delicadeza. Ninguno de ellos admitiría que ambos lo hicieron aposta, queriendo sentir el toque del otro.
-Si, deberías alejarte de nosotros en cuanto antes. -Intervino Paul, siguiendo con la broma.
-No... creo que ya es demasiado tarde. Su alma está perdida ya. -Siguió Cory con un falso dramatismo y Brooke sintió como un pequeño calambre recorrer todo su cuerpo. Había algo en la voz del chico que siempre la hacía sentir... cosas. Cosas que nunca hubiese creído que se pudieran sentir con tan sólo oír una voz.
Rieron durante un rato, bromeando sobre como Brooke se había vuelto una chica mala que robaba coches y allanaba casas. Se sentían tan bien ahí fuera, con las caras congeladas del frío y las mejillas doloridas por las risas que sentían que podían quedarse así toda la noche.
Fue entonces cuando vieron como un coche de bomberos pasaba a toda velocidad, interrumpiendo la conversación que estaban teniendo. Todos arrugaron la frente, algo extrañados pero sin darle demasiada importancia; no era algo inusual pues los incendios en su barrio eran cosa que pasaban a diario.
-Ha sido muy amable lo que has hecho por mi madre, gracias. -Le dijo Aaron cuando volvieron a hablar; había gran sinceridad en su tono y un profundo agradecimiento en su mirada.
-No tienes que agradecerme... de verdad que no me cuesta nada. -Brooke creía que en realidad aquello le iba a ayudar más a ella que a la mujer: el tener un empleo, el ganarse la vida y trabajar a cambio de dinero... sentía que de esa forma podía acercarse un poco a ellos, saber como era su vida, entenderlos quizás un poco más.
No era consciente de ello pues seguía hablando animadamente con Aaron, pero Cory no podía apartar sus ojos de ella y mientras la miraba no pudo evitar pensarlo... ella era preciosa y adoraba verla sonreír, sobre todo si esas sonrisas eran dirigidas hacia él. Pero para él, Brooke no solo era preciosa sino que era mucho más; era... era increíble. Porque si, sabía que increíble era la palabra que rondaba su cabeza cada vez que aparecía.
-Bueno, vuelvo a darte las gracias. Se que no tenías la necesidad, que a ti no te hace falta trabajar y aun así... lo has hecho. - Musitó Aaron que era de ese tipo de personas que cuando se sentía agradecido hacia una persona, podía estar repitiéndolo una y otra vez; nunca se le olvidaría el gesto que ella había tenido con su familia.
-Ha sido un gesto muy bonito, Brooke. -Añadió Paul, pasando un brazo alrededor de sus hombros y abrazándola un poco.
-Ha sido... increíble. -Murmuró Cory, casi susurrando y sus ojos se cruzaron durante unos instantes; había agradecimiento en ellos.
-Bueno chicos, tranquilos, tan sólo voy a trabajar unas horas... tampoco es para tanto. -Habló ahora Brooke, incómoda de que toda la atención se hubiera puesto en ella.
-Sin ofender, Brooke pero para los pijos como tú, trabajar en sí ya es todo un logro. -Dijo Paul y entonces cerró la boca, sintiendo que quizás había dicho algo que no debería sin saber como la chica se tomaría aquella acusación. Y quizás si que debería haberse sentido ofendida pero ante ese comentario, Brooke no pudo evitar echarse a reír, contagiando a todos con su risa pues en cierta forma sabía que tenía razón; la gente como ella no sabía realmente lo que era un trabajo.
Fue entonces mientras reían cuando vieron el mismo camión de bomberos aparcado a unos metros delante de ellos. Un grupo de personas se habían reunido a su alrededor viendo como intentaban apagar el fuego, el mismo que hizo que se congelara el cuerpo de todos ellos. Porque era el edificio de Cory el que estaba ardiendo; era su casa la que estaba en llamas.
* * *
Y hasta aquí el capítulo 33 ! Como veis, las cosas se van a poner cada vez más complicadas para los chicos.
Espero que os esté gustando la historia! A mi me está encantando escribirla :) La verdad es que siento como si Brooke y los chicos fueran personas reales, los he cogido muchísimo cariño <3
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Una vez más, gracias por leerme! Vosotras si que sois increíbles ;)
Un besito!!
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