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Capítulo 31.

Los siguientes días habían pasado con una extraña tranquilidad, tanta que incluso a Brooke le sorprendió y al mismo tiempo le inquietó Había salido con sus amigas, se había incluso reído con ellas, conversando de las mismas cosas que solían divertirla antes y acudiendo a sus clases, las cuales seguían despertándole el mismo poco entusiasmo aun cuando no hace menos de tres meses atrás, había estado completamente enamorada de su carrera.

Recordó una conversación que había tenido con Aaron, hace tan solo una semana atrás.

-¿Que estás estudiando? -Le preguntó después de que Paul comentara que de nuevo, su amigo había vuelto a sacar la mejora nota de la clase.

-Derecho. -Respondió Aaron y Brooke no pudo disimular la sorpresa en su cara, haciendo que el chico lanzara una ligera carcajada. -Sorprendente ¿verdad?

-Bueno, la verdad es que no me lo esperaba. -Admitió y le fue imposible pasar por alto el ligero orgullo que cruzó los rostros de Cory y Paul.

-Aaron será nuestra única esperanza para no acabar en la cárcel en un futuro. -Agregó Paul y Cory a su lado, esbozó una ligera sonrisa. Ambos sabían que de los tres, su amigo era el único que realmente merecía la pena, al único que le esperaba un futuro brillante.

-Vamos ya, Paul. Él será un gran abogado pero vosotros también haréis grandes cosas. -Afirmó Brooke con una gran seguridad y para sorpresa de todos, lo decía totalmente en serio. .

-Brooke, si consigo llegar vivo a los treinta años, ya me consideraré alguien con suerte. -Bromeó Cory, con esa sonrisa de medio lado que tanto le caracterizaba, pero sin embargo, la amargura que había tras su voz, esa que intentaba disimular, le hizo ver que aquellas palabras iban mucho más en serio de lo que le gustaría.

-Yo confío en llegar a los treinta, la verdad.- Agregó Paul con un tono desinteresado. -Aunque quizás sople las velas en la cárcel.

Brooke sabía que ambos estaban bromeando, que aquellas bromas eran ocasionales en ellos pero sin embargo, no pudo evitar sentir un ligero pinchazo en el pecho pues bien sabía que por mucha broma que se tratara, había una dolorosa verdad en estas. Estaba segura de que ambos creían realmente que su futuro iba a ser de aquella manera o algo parecida. Estaba segura de que ambos sentían que no merecían mucho más, que eso era a lo único que podían aspirar.

-¿Que hay de ti, Brooke? ¿Que te depara el futuro? -Preguntó Aaron con curiosidad, acostumbrado también a las bromas de sus amigos pero no creyéndolas para nada. No tenía ni idea de lo que les depararía la vida a ninguno de ellos, no sabía si llegaría a ser abogado un día, ni si conseguiría salir de ese barrio pero si había una cosa que tenía clara y es que los tres permanecerían juntos, pasara lo que pasara. Así iba a ser y así se aseguraría él de que fuera.

En el rostro de Brooke se asomó una ligera mueca, ¿cómo podía pensar en un futuro con todo lo que tenían encima? ¿Cómo podía pensar en que le depararía una vida tranquila, cumpliendo sus sueños cuando había como mínimo una persona que la quería muerta?

Estuvo a punto de contestar eso mismo pero entonces una voz se le adelantó.

-Ella estudia Historia. -Habló Cory, sorprendiéndola -Pero lo que más le gusta es el arte, seguramente acabe trabajando en un museo. -Un silencio se creó a su alrededor; Brooke le miraba con los ojos abiertos, mientras que Paul y Aaron intentaba disimular la sonrisa traviesa que comenzaba a formarse en sus bocas. Tan sólo un par de segundos hicieron falta para que Cory fuera consciente de lo que había sucedido y nervioso, bajó la cabeza, evitando así las miradas de los demás. -O eso creo. -Añadió , en un suave murmuro, encendiéndose un cigarro y poniendo así toda su atención en este.

-Si, bueno... eso es lo que me gustaría. -Contestó Brooke con cierta torpeza, aun sin poder apartar los ojos de él. Ella misma le había comentado hace unos días, en una de sus cortas charlas nocturnas, que ese había sido su sueño desde hace un tiempo pero ni si quiera creía que fuese a recordarlo, ni si quiera pensó que le importara demasiado.

Paul entonces habló de que lo que a él le gustaría hacer realmente es irse a vivir a un sitio al lado del mar, trabajar de lo que fuese y simplemente tener una vida normal y sin demasiadas precauciones, con Ezra a su lado. Cory comentó cómo, siguiendo los mismos pasos que su padre, le gustaría dedicarse a la construcción; la sola idea de crear algo de la nada le fascinaba y había crecido viendo las obras de su padre lo que siempre le había motivado.

Y así entonces, los cuatro, comenzaron a hablar de su futuro y de las cosas que les gustaría lograr, entre risas, respuestas largas y sinceras. Y durante un instante pareció como si nada de lo anterior hubiera ocurrido, como si sus vidas fuera normales, como si tan solo fueran cuatro amigos hablando de esos sueños que aunque quizás no llegaran a cumplir, los mantenía con la esperanza de conseguirlo. Durante ese rato creyeron que el futuro sería brillante para todos ellos.

* * *

El sábado Cory se despertó de nuevo a lado de Brooke y la observó durante unos instantes mientras esta con el rostro relajado, seguía durmiendo. Se había acostumbrado a ser su cara lo primero que veía nada más abrir los ojos. Después de unos segundos, se levantó, echando una última mirada a la chica y preguntándose como sería si al despertarse, ella lo encontrase allí. Él siempre se iba antes, aun cuando quedaba una media hora para que comenzara a amanecer y se preguntó que pasaría si se quedara, si esperaba a que ella despertara, le viera allí, quizás le sonreiría y le susurraría un buenos días. Se maldijo a si mismo por lo mucho que le apetecía aquello y se maldijo aun más cuando a pesar de todo, recogió sus cosas y salió por la puerta, mirándola una última vez.

Aaron se despertó, cansado por haberse acostado la noche anterior demasiado tarde. Al cruzar el pasillo de su casa, vio la puerta del cuarto de sus hermanas abierta y entró al ver como Lizie, la más joven de todas, se encontraba destapada, sumida en un profundo sueño.

Se acercó a la pequeña, que sólo tenía seis años, y la arropó bien con la manta, intentando así protegerla del frío de la noche, deseando que con esa simple manta pudiera protegerla también de todo lo demás.  Acto seguido, le dio un beso en la frente y salió por la puerta, no sin antes echar un último vistazo a la habitación; era enana pero aún así se habían apañado para que durmieran las cuatro juntas pero no lo tenían tan mal; había niñas en su barrio con la misma edad que ellas que ya habían tenido que pasar por cosas horribles. Y aun así, se juró a si mismo que lucharía todo lo posible por dar la mejor vida posible a esas cuatro pequeñas que dormían plácidamente, aun ajenas a lo injusta y dura que era la vida.

Paul, como cada sábado, se despertó pronto. Apenas había podido dormir. Se metió a la ducha, se puso la mejor ropa que tenía, se echó casi todo el perfume que le quedaba en su pequeño frasco y con los nervios de quien acude a una primera cita, se dirigió hacía el centro penitenciario. Inició el mismo recorrido que siempre: saludó a la mujer, le acompañó a la sala de visitas y cogió el teléfono en cuanto vio a Ezra, tras el cristal, tan guapo como siempre, rompiéndole una vez más el corazón. En un principio le preocupó pero Paul ahora se daba cuenta de que aun después de un año separados, sus sentimientos hacía él no habían cambiado; sino, se habían hecho más grandes, mucho más fuertes y sentían que así iba a ser durante el resto de su vida. Hablaron un poco de todo; ambos se mintieron al decirse que estaban bien pero no lo hicieron cuando se dijeron lo mucho que se querían, la falta que le hacía el uno al otro. Paul le habló de las cosas que habían pasado esa semana, al menos de las que podía y Ezra, como siempre, escuchaba todo con una sonrisa, deseando de una manera dolorosa poder vivirlo con ellos, poder ser participe de todas esas conversaciones y vivencias que sus amigos estaban teniendo sin él.

Brooke se despertó y tal y como se esperaba, Cory ya no estaba. No le sorprendió, se había acostumbrado a su ausencia a la hora de despertarse pero aun así, cada mañana se levantaba con esa pequeña esperanza de verle. Cuando bajó vio a su madre que de inmediato la miró, con los ojos algo llorosos y la cara llena de preocupación; Brooke supo que algo horrible había pasado incluso antes de que la mujer corriera hacía ella, estrechándola en sus brazos.

-Tranquila, tranquila. -Susurró su madre mientras la apretaba a su cuerpo. -Todo va a salir bien.

Un ligero miedo la paralizó durante un instante, ¿es que acaso se había enterado de todo lo que había ocurrido, de la cabaña, el hombre, Bryan, las fotografías y su padre? Pero no, aquello no era posible; no había manera de que lo hubiese descubierto.

Confundida, Brooke le devolvió el abrazo pues se había olvidado de lo bien que sentía el calor de su madre pero preocupada, en cuanto se separó de ella dio un paso hacía atrás para así poder mirarla a la cara.

-¿Que pasa, mamá? -Preguntó y con delicadeza, su madre le cogió de la mano y la llevó hacía el sofá donde ambas tomaron asiento.

-La madre de Amber ha llamado hace un par de horas. -Comenzó a decir y Brooke se descubrió a si misma deseando que no continuara; de ninguna manera quería oír lo que estaba a punto de escuchar. -Ellas... al parecer iban a ir a casa de alguien hoy.

-Si, a casa de Leo en el campo, iban a pasar el fin de semana allí. -Explicó ella con cierta ansiedad, desesperada porque su madre estaba haciendo todo aquello más lento. -¿Que ha pasado, mamá?

La mujer la miró a la cara y apretó un poco su mano.

-Ellas han tenido un accidente mientras iban a esa casa. -Soltó por fin , provocando que sintiera como todo su mundo se desmoronaba en tan solo un segundo. Fue incapaz de hablar, todas las preguntas se quedaron atascadas en su garganta. -Al parecer, un coche se ha chocado directamente con ellas. Están en el hospital, no te voy a mentir, están graves pero les están dando los mejores cuidados posibles así que estate segura de que se pondrán bien.

Pero Brooke ya apenas podía escuchar las palabras tranquilizadores de su madre, se había quedado simplemente con la primera frase que había dicho.

-¿Que quieres decir con que un coche se ha chocado directamente con ellas? ¿Qué quiere decir eso? - Preguntó, notando como alzaba un poco la voz, sintiéndose desesperada.

-Bueno, eso es lo que han dicho. Creen que el otro conductor podía haber estado bajo los efectos del alcohol o drogas... el coche fue directamente hacía ellas, casi... casi como si hubiera sido apropósito.

Con cada palabra, Brooke sentía como su pulso se aceleraba cada vez más. No puede ser. No puede ser se repetía a si misma.

-¿Y que ha pasado con el otro coche?

-Aun siguen buscándole. Al parecer, huyó en cuanto vio lo que había sucedido... por desgracia, no parece que haya sufrido daños muy graves.

Se sintió de pronto mareada y durante un instante, creyó que estaba a punto de caer desmayada al suelo. Ella lo sabía, sabía que no había sido ningún accidente, que no había manera en el mundo de que aquello simplemente hubiera sido mala suerte.

Y entonces recordó, aquel viaje en coche, con Meg y Amber delante, Bryan detrás. Como ellas habían comentado que irían a la casa de Leo, como Brooke había asegurado que también lo haría y como el chico había escuchado todo aquello.

Un coche había chocado directamente con ellas.

Huyó en cuanto vio lo que había sucedido.

No sufrió daños graves.

Casi como si hubiese sido apropósito.

Brooke se levantó de un salto.

-Tengo que irme. -Informó a su madre y dejándole con la palabra en la boca, corrió hacía la puerta y salió por esta.

Llegó a casa de Cory media hora después. Con la respiración acelerada, las piernas ardiendo y el frío calando en sus huesos. Tocó con fuerza la puerta del muchacho y no se sorprendió al ver a Paul abrir la puerta, el cual se encontraba mejor vestido que nunca y apestando a perfume.

El chico sonrió en cuanto la vio.

-Nuestra chica preferida. -Dijo y se hizo a un lado para dejarle pasar. En el sillón vio a Cory sentado, fumando un cigarrillo; Aaron no se encontraba con ellos. -¿Has venido andando?

-Si. -Musitó Brooke.

Aquello llamó la atención de Cory.

-¿Te has vuelto loca? ¿Cómo se te ocurre venir sola? -Le reprochó, de manera dura. Pero entonces, cuando la miró, el rostro del muchacho pareció relajarse y apagó el cigarro que tenía entre sus dedos. -¿Que ha pasado? -Preguntó, como si un sexto sentido le hiciese darse cuenta de cuando ella se encontraba mal. Se levantó y comenzó a acercarse a ella. Paul comenzó a arrugar la frente, dándose cuenta de que algo no iba bien.

Y Brooke se juró no llorar, se había prometido a si misma que iba a mantenerse firme, que no iba a desmoronarse pero en cuanto pensó en el rostro de sus amigas y como se encontraban luchando por su vida por algo que era probablemente su culpa, no pudo evitar derrumbarse, tan sólo un poco.

Entre sollozos y de manera torpe, aún tratando de que las lagrimas no cayeran por sus mejillas, les contó lo que había sucedido. El rostro de Paul se descompuso mientras que Cory tan frío como siempre, no cambió su expresión aunque un ligero toque de terror podía verse en este que no apartaba la vista de Brooke, viendo como cada vez lucía más afectada.

-Paul, ve a buscar a Aaron. -Le indicó a su amigo, aun sin dejar de mirarla, aun sin saber si aquello era porque necesitaban estar los cuatro juntos o una simple excusa para quedarse a solas con ella.

El chico no tardó de salir de la casa, no sin antes dirigir un vistazo más a Brooke, preocupado. Sin poder evitarlo, se acercó a ella y le dio un fuerte abrazo, pensando que quizás eso podía llegar a ayudarla, aunque tan solo fuese un poco.

-Todo va a salir bien. -Murmuró, dirigió una última mirada a Cory y salió por la puerta.

Brooke no sabía muy bien si quedarse a solas con él le tranquilizaba o no pero en cuanto sucedió, no hizo ningún esfuerzo más por tratar de parecer valiente. Sentía que con él no hacía falta que lo hiciese, que con él, tenía total libertad de lucir derrumbada.

-Es mi culpa, Cory. Es mi culpa. -No pudo parar de repetir mientras sin moverse, el chico la observaba, apretando los puños al igual que su mandíbula, sintiéndose impotente, sabiendo lo que quería hacer; acercarse a ella, abrazarla, pegar su cuerpo junto al suyo. Escuchó entonces en su cabeza las palabras que Paul le había dicho hace tan sólo unos pocos días atrás: Y si sufre, de alguna forma deseas que todo ese dolor pase a ti, para que así no tenga que ser esa persona quien lo soporte. Ahora lo entendía, porque bien sabía él que en ese instante, hubiera dado todo lo que fuese por quitarle ese dolor que ella estaba sintiendo, aún cuando este pasara a él.

-No es tu culpa, por supuesto que no lo es. -Habló; nunca había sido bueno con las lagrimas, no se le daba bien consolar a las personas pero estaba dispuesto a dar todo lo posible.

-Entonces, ¿por que no puedo dejar de sentirme culpable? -Se quejó. -Bryan lo sabía... él creía que yo estaría en ese coche.

-Lo se. -Y por muy egoísta y quizás cruel que pudiera llegar a ser ese pensamiento, Cory no pudo evitar sentir una ligera sensación de alivio al tenerla allí delante, al ver que ella no había estado en ese coche. Ella estaba bien físicamente, por lo menos. Una ira entonces se apropió del muchacho; habían ido a por Brooke, habían pretendido acabar con ella en ese coche, ella había sido su verdadero objetivo.

-¿Cómo han podido hacerles esto? ¿Con que tipo de personas nos hemos metido? -Y Cory no podía darle una respuesta a todas esas preguntas. -No se que hacer, Cory... no podría soportar que les pasara algo, yo... no se si lo aguantaría.

Veía como las lagrimas caían por su rostro y al final, de una vez por todas, su cuerpo reaccionó. Él nunca había sido una persona de abrazos, de hecho, estaba convencido que él último que había dado había sido a ella pero sólo porque ella misma se había lanzado a él. Y recordó lo bien que había sentido, lo mucho que le había ayudado no solo a ella sino también a él mismo.

Y deseaba hacerlo.

Dio un paso hacía Brooke, que estaba tapaba su cara con ambas manos, quizás en un pequeño intento de que no la viera llorar, y con delicadeza, cogió sus muñecas, quitando así las manos de su rostro. La miró directamente a los ojos.

-Van a estar bien. Tú vas a estar bien. -Murmuró, sintiendo como su corazón latía con fuerza. -Vamos a estar bien. -Y entonces, tirando aun de sus muñecas, hizo que ella le rodeara con sus brazos el cuerpo para acto seguido hacer él lo mismo, estrechándola.

-Tengo miedo, Cory. -Musitó la chica, con su cara enterrada en su pecho. -Estoy tan asustada.

-Lo se. -Susurró él, con la barbilla apoyada en su cabeza. Y por primera vez, se atrevió a admitirlo. -Yo también. 

* * * 

Aquí os dejo con el nuevo capítulo. Espero que os haya gustado y que estéis disfrutando mucho de la historia!! Yo estoy disfrutando mucho escribiéndola y leyendo vuestros comentarios los cuales me hacen super feliz. Estoy cogiendo muchísimo cariño a estos personajes :')

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Un beso a todas!!! Sois las mejores <3




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