Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 28

-¿Crees que te reconoció? -le preguntó Brooke a Aaron, una vez que él terminó de contar lo sucedido. Aaron aún se encontraba inquieto. La última vez que se había encontrado tan asustado, Ezra acababa de ser detenido.

-Él no me vio esa noche pero tendríais que haber visto como me miró en el taller... lo vi en su mirada. Sabe quien soy, nos conoce a todos.

-¿Te dijo algo?

Aaron negó con la cabeza.

-Vino por un problema con su coche. Era un jaguar rojo al que le fallaba el motor... en el taller de mi padre nunca entra ese tipo de coches.

-¿Y conseguisteis solucionarlo? -preguntó entonces Paul, ganándose así la mirada de todos.

-¿Qué? -quiso saber Aaron, incrédulo.

-El coche, ¿se lo arreglasteis?

-¿Y qué coño importa? -intervino Cory, de malas maneras.

-¡No lo sé! Simplemente estoy nervioso. -exclamó Paul, llevándose las manos a la cabeza. Se dirigió hacía la nevera para traer cervezas para todos. -No quiero asustaros, pero estamos muertos.

-Pero que muy muertos -añadió Aaron, dándole la razón.

Cory los miró con dureza.

-Será mejor que os calléis.

Tras unos segundos de silencio, aún analizando la situación, Brooke se levantó del suelo.

-Tenemos que hacer algo -dijo y entonces comenzó a dirigirse hacía la puerta, pero al darse la vuelta vio que nadie la estaba siguiendo. -Pero, ¿qué hacéis ahí parados todavía? ¡Vamos, moveos!

-Estaré encantado de hacer lo que digas Brooke, pero... ¿qué vamos a hacer exactamente? -preguntó Paul, al que no se le veía muy convencido.

-¿Que importa? Vamos -respondió Cory con una pizca de emoción en sus ojos. Fue el primero en seguir a Brooke y tras él, fueron los otros dos.

*

-¿Estás segura de que esto es una buena idea? -preguntó Aaron una vez que se encontraron en frente de aquella gran mansión a la cual miraba con desconfianza. Los tres amigos no pudieron evitar sentirse impresionados por aquella casa; era tres veces más grande que la de Brooke, algo que ya de por sí les había parecido imposible.

-Probablemente no, pero dada las circunstancias creo que es necesario arriesgarse. Han ido a verte, Aaron. Tenemos que parar esto.

Cruzaron el bonito jardín que rodeaba la casa y una vez parados en la puerta principal, Brooke llamó al timbre. Esperaron durante unos segundos pero nada pasó. Lo volvió a intentar una vez más, pero siguieron sin obtener respuesta. Tras un tercer intento fallido, Cory se adelantó y algo cabreado y frustrado, comenzó a pulsar aquel timbre durante segundos, haciendo que aquel sonido sonara sin cesar. Los demás arrugaron sus rostros.

-¿Piensas tirarte toda la tarde así? -le preguntó Brooke, enarcando una ceja.

-Parece que no hay nadie -comentó Aaron.

-Vaya, enhorabuena. Se nota que eres el más listo de todos -ironizó Paul, poniendo los ojos en blanco.

Los cuatro se quedaron allí parados, preguntándose que tenían que hacer a continuación. Al final, Brooke soltó un suspiro de derrota.

-Bueno, supongo que es hora de volver a casa. Ha sido un viaje inútil.

-No sabía que eras de las que te rendías tan rápido, Brooke -comentó Cory con una divertida expresión. Él no parecía tener intención alguna en irse. -No vamos a irnos todavía.

-¿Y qué pretendes que hagamos entonces?

-Tú misma lo has dicho antes; dada las circunstancias, vale la pena arriesgarse y no hemos venido hasta aquí tan solo para darnos la vuelta.

-La gasolina está muy cara, Brooke -añadió Paul y acto seguido, se acercó a una de las ventanas con una grande piedra que había cogido del jardín. Llevó su brazo hacía atrás, dispuesto a lanzarla contra uno de los cristales, pero entonces Cory se interpuso con rapidez.

-¿Qué tal si piensas un poco antes? -le regañó y le quitó la piedra de las manos. Brooke soltó un suspiro de alivio al ver que nadie iba a allanar aquella propiedad. Pero entonces, Cory volvió a hablar. -Podemos entrar perfectamente sin romper nada.

Se puso en alerta de nuevo.

-Pero, ¿qué dices? No podemos entrar así como así en la casa.

-¿Por qué no? -preguntó con extrañeza Cory, como si realmente no viera el problema en ello.

-Eh... porque es ilegal.

-¿Sólo eso? Pensé que ibas a dar una razón más importante.

Estuvo a punto de reprochar, de hacerle saber una vez más que no podían hacer aquello pero entonces, antes de que si quiera pudiera encontrar las palabras, Cory ya había abierto la puerta y Paul y Aaron se encontraban dentro de la casa.

Brooke miró la escena incrédula, sin poder creerlo. Sus ojos verdes estaban abiertos de par en par.

-¿Cómo lo has hecho?

Él esbozó una traviesa sonrisa de medio lado.

-Tengo mis trucos.

-No hay nada que Cory no pueda hacer -presumió con orgullo Paul.

-Sobre todo si se trata de algo ilegal... -agregó Aaron, que aunque no parecía tan orgullo tampoco parecía reprochárselo.

Los cuatro se encontraban ahora dentro de la casa pero estaban perdidos. Ni si quiera sabían que era lo que estaban haciendo allí y, además, todo era tan sofisticado, elegante y lujoso, que incluso daba miedo pisar el suelo.

-¿Qué es lo que estamos buscando exactamente? -preguntó Brooke que apenas se atrevía a moverse. Temía dejar algún rastro. Sin embargo, Paul era todo lo contrario: no paraba de tocar todo, como si de un mercadillo se tratase. Cuando lo miró, vio que estaba a punto de meterse un cenicero en su bolsillo. -Deja eso ahí. ¿Es que quieres que nos pillen.

-Ni si quiera se darían cuenta -le discutió él.

-Claro que sí se darían cuenta. -y tras unos segundos, por suerte él lo dejó en su lugar.

Recorrieron el grande salón, la cocina y un cuarto donde tan solo había sillones.

-¿Sabes donde está el cuarto de su hermano? -le preguntó Aaron.

Ella asintió. No era la primera vez que estaba allí; había visitado la casa en alguna fiesta que Bryan había celebrado.

-Pero él ya no vivía aquí. Se fue a vivir solo hace un par de años.

-Bueno, aún así echemos un vistazo... ya que estamos aquí.

Todos la siguieron. Subieron las escaleras de caracol hacía la segunda planta, aunque la casa contaba con tres. Una vez allí, señaló dos puertas.

-Esta de aquí es la de Bryan y esa es la de su hermano -les dijo, mientras señalaba las puertas. Se dirigieron a la última.

Se trataba de un cuarto bastante normal. La cama era grande y estaba hecha, las estanterías se encontraban llenas de trofeos de algún deporte que habría ganado en la época del instituto y muchas fotografías, las cuales ninguno quiso mirar. Después de haberle visto morir resultaba extraño verle en aquellas imágenes tan sonrientes.

La temperatura era igual en toda la casa pero cuando entraron a aquella habitación, sintieron un ligero escalofrío. Brooke sintió que estaba mal, que no tenían ningún derecho a estar allí. ¿Cuanto tiempo llevaría aquella cama sin ser deshecha?

Sin embargo, los chicos estaban haciendo un buen trabajo en rastrear el lugar; miraron en los cajones, detrás de los cuadros, en las estanterías, armarios y trofeos.

-Esto es inútil, aquí no hay nada. -fue Paul el primero en rendirse. -Y no sé vosotros, pero a mi me está dando muy mal rollo estar en la habitación de un muerto.

Estuvieron a punto de irse, pero entonces Brooke vio algo. Agradeció el haber sido siempre tan observadora pues era tan sutil que apenas alguien podría haberse dado cuenta, pero ahí estaba, justo al lado de la cama; un trozo de madera del suelo estaba algo suelto. Se acercó a éste y lo levantó provocando así un pequeño agujero. Apenas era profundo pero sintió algo de miedo cuando metió la mano en él y enseguida notó algo firme, un objeto frío que apenas pesaba. Al sacarlo, vio que se trataba de una pequeña caja que parecía estar hecha de plata.

-Joder... -murmuró Aaron, sorprendido por aquel descubrimiento.

Inspeccionaron su nuevo hallazgo; la caja estaba cerrada con llave. Volvió a meter la mano en el escondite pero no encontró nada.

-No nos hace falta -dijo Cory. Él era capaz de forzar las cerraduras de las casas ajenas, una pequeña caja no podría con él. -Salgamos de aquí.

Ninguno le discutió. Fueron disparados hacía la salida, tratando de dejar todo tal y como lo habían encontrado. Cory fue el último en salir y el encargado de cerrar la puerta tras él, tratando de hacer que ésta luciera como si no hubiera sido forzada. Y en ese instante, escucharon el ruido de un motor. Era el coche de Bryan.

-Ve con ellos, Brooke -le pidió Cory al ver que ella se quedaba a su lado, esperándole mientras los otros ya estaban en su propio coche, con el motor en marcha para salir de allí.

-Te estoy esperando.

Y tras eso, Cory no pudo evitar sentir un ligero pinchazo de emoción. Una vez que hubo terminado, la agarró con delicadeza del brazo y ambos fueron corriendo hacía donde Paul y Aaron los esperaban.

'*

La pequeña caja descansaba encima de la mesa y los cuatro se encontraban a su alrededor, observándola como si se tratase de un preciado tesoro.

-¿Qué creéis que hay dentro? -se atrevió a preguntar Brooke.

-Nada bueno -apostó Aaron.

-Habrá que descubrirlo -habló Cory que, con rápidez, sacó una pequeña navaja de su bolsillo. Brooke ni si quiera quiso preguntar si llevaba aquel objeto siempre con él porque, en realidad, ni si quiera le sorprendió. De hecho, parecía algo bastante propio de él.

Tardó un par de minutos pero finalmente, logró abrirla pero ninguno se atrevió a dar el primer paso como si de repente aquel objeto de plata quemase.

-Parecen fotografías -trató de adivinar Paul que alzó un poco la cabeza para tratar de ver el fondo.

Brooke cogió aire. Se moría de curiosidad pero al mismo tiempo tenía el presentimiento de que no les iba a gustar lo que encontraran allí dentro. Que les iba a horrorizar, de hecho.

-Vale... vamos allá -murmuró y entonces cogió la caja y la puso poca abajo, derramando así su contenido.

Paul tenía razón. Eran fotografías... pero no de cualquier tipo. Todos dieron un paso hacía atrás.

-Joder... ¿son gente muerta? -preguntó Paul, que se había puesto aún más pálido de lo que ya era.

Fue Cory el que las cogió, el único que se atrevió a hacerlo. Fue pasando las imagenes, cada una más terrorifica que la anterior; en una había un hombre con una gran marca en el estomago, en otra había una mujer ahorcada y luego vieron otra con tres mujeres encima de una cama ensangrentada, sin vida. Los protagonistas de aquellas fotografías eran personas que habían sido asesinadas de maneras espantosas.

Brooke sintió ganas de vomitar.

-Apártalas. No puedo ver más.

Paul tuvo que ir a abrir la ventana del salón pues de repente,a todos les parecía faltar el aire.

-Hay por lo menos más de veinte personas en estas fotografías -musitó Aaron, con los ojos muy abiertos. -¿Qué clase de gente ha podido hacer esto? ¿Y cómo es posible que nadie haya hecho nunca nada?

Ninguno pudo contestar pues en sus cabezas tan solo se seguían formando más y más preguntas. ¿Quién había sido el hermano de Bryan? ¿En que estaba metido? ¿En que se habían metido ellos sin pretenderlo?

Fue en mitad de aquel silencio, cuando Paul habló.

-Cory, ¿te encuentras bien? -preguntó al ver que su amigo no apartaba la vista de una de las imágenes.

Pero no contestó. Apenas pestañeaba y sus ojos parecían ser aún más oscuros. Cuando Brooke le vio, pudo visualizar algo en su rostro algo que rara vez veía en él: miedo. Su respiración estaba agitada y sus manos temblaban de una forma ligera.

-¡Cory! ¿Qué es lo que pasa? -exigió Aaron, preocupado.

Entonces, Cory señaló una de las fotografías que estaban en la mesa. Se trataba de una en la que había un gran número de gente, mirando a la cámara fijamente. Algunos de aquellos hombres y mujeres estaban vestidos de manera elegante mientras que los otros iban de forma más casual. Ninguno sonreía pero estaban vivos.

Y tras eso, él señaló con su dedo tembloroso a dos personas.

-Estos son mis padres -musitó, su voz sonando más débil que nunca.

Lo único que pudieron hacer fue permanecer en silencio. Paul había conocido a sus padres y no cabía duda alguna de que eran aquellos de la foto, a pesar que no tenía sentido alguno. El padre de Cory era parecido a él; su mirada también era dura y sus rasgos marcados. Su madre tenía un rostro más dulce, con un pelo castaño por los hombros y unos labios finos. De alguna forma, se podía ver a Cory en ambos.

Pero Brooke apenas pudo prestar atención a aquellas dos personas pues sus ojos estaban puestos en otra figura, en un hombre que nunca creyó volver a ver.

-No puede ser... -murmuró y notó como una rápida lágrima cayó por su mejilla.

-¿Qué ocurre? -preguntó Aaron, tocando su hombro de manera delicada.

Imitó el gesto que Cory había hecho antes; con su dedo índice señaló al hombre que no podía dejar de observar.

-Este de aquí es mi padre. 



* * *

Puede que haya algunos errores que arreglaré lo antes posible!

Espero que os haya gustado el capítulo y que estéis disfrutando de la historia!! Os leo en comentarios:)

Un saludo xx

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro