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Capítulo 22.

Después de todas las cosas que Cory había tenido que vivir, había llegado a convencerse de que ya nunca nada lo sorprendería. Había sido testigo de muchas cosas a lo largo de su corta vida; escenas desagradables, tristes y aterradoras. Eso lo había vuelto frío, quizás un poco cruel e inmune a muchas cosas... y sin embargo, el ver a Brooke en ese momento, le destrozó.

Se habían metido en su coche y ella, aunque lo había intentado, no había sido capaz de pronunciar palabra. Su respiración seguía siendo muy acelerada y a pesar de que él había bajado todas las ventanas, parecía como si el aire no llegara a ella.

-Brooke, tranquila -le pidió él, casi rogándole.

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Pero Brooke sentía que iba a morir. Se encontraba tan mal, le costaba tanto respirar, que realmente pensó que no aguantaría mucho más. Pensó que moriría allí, en el coche con Cory.

-Respira -volvió a hablar él y entonces, le cogió de la mano y la otra que le había quedado libre, la puso encima de su pecho. Cada uno miraba a los ojos del otro; ella miraba los de él que de cerca parecían ser más claros de lo que en un principio le pareció. Y él miraba a los de ella, a los cuales las lágrimas parecían haber vuelto más verdes. -Concéntrate en respirar, ¿vale? -Tras eso, Cory comenzó a inspirar y exhalar de manera algo exagerada, tan solo esperando que ella lo imitase. Seguía tocando su pecho, seguía sujetando su mano y comenzó a sonreír un poco cuando vio que Brooke lo imitaba, que empezaba a controlar su respiración. Poco a poco,Brooke comenzó a relajarse. -Bien. Bien. Esa es mi chica. Lo estás haciendo muy bien.

Si no hubiese sido por la situación en la que se encontraban, Cory se hubiera sorprendido consigo mismo al pronunciar esas palabras pero en aquel momento no le importó. No podía pensar en eso. Estaba demasiado ocupado observando a Brooke, asegurándose de que respirara.

El alivio se vio reflejado en su rostro al ver que mejoraba.

-¿Mejor? -preguntó y ella tan solo asintió, todavía mirándole. Sus manos aún seguían entrelazadas y él seguía tocando su pecho pero ninguno de los dos se movió. Estaban muy cerca.

-¿Podemos ir a tu casa? -logró decir por fin. Su voz sonó muy debil pero, por lo menos, había conseguido hablar.

Lo único que lamentó Cory de esa petición es que tuviera que soltar su mano para conducir.

Una vez que se encontraron en el salón, Brooke se sintió más segura. Lo primero que Cory hizo fue darle un gran vaso de agua.

-No te he dejado comer -dijo, observando el plato de comida que estaba sin tocar en la mesa.

-Sobreviviré -respondió Cory, que seguía manteniendo una dulce expresión en su rostro. Nunca antes le había visto así y se preguntó si era consciente de lo que había hecho por ella. Gracias a él seguía respirando.

-Siento lo que ha pasado -lo cierto es que se sentía avergonzada de lo ocurrido, de que la hubiera visto en aquel estado tan vulnerable -No quería montar ese espectáculo... no sé que me ha pasado. Nunca antes me había ocurrido algo parecido.

-Lo que te ha pasado es algo normal debido a la situación -le aseguró él. Hablaba de manera firme y ella notaba como la miraba pero Brooke no pudo mirarle a él. -Brooke, mírame -le pidió y tras unos segundos, ella lo hizo. -Más te vale que esta sea la última vez que me pides perdón por esto. No vuelvas a hacerlo, ¿de acuerdo?

Por la manera en la que se dirigió a ella, pareció como si la estuviera regañando, pero esa era tan solo la manera de hablar de Cory.

-Gracias por venir... y por ayudarme -musitó ahora porque necesitaba hacerlo.

Tras eso, el rostro de Cory se suavizó.

-Gracias por llamarme.

El silencio los envolvió durante un instante. Tan solo se miraron y durante un instante creyeron que podían estar así, mirándose toda una vida.

-¿Quieres contarme lo que ha pasado? -le pidió él, con precaución. No quería que ella volviera a derrumbarse. -Tan solo si crees que puedes hacerlo

Brooke asintió y entonces comenzó a hablar. No fue fácil, el hacerlo tan solo hacía que volviese a rememorar todo, pero al final logró hacerlo. Cuando terminó de hablar, pudo ver como la máscara de Cory volvía a caer dejando ver durante un instante el temor que sentía. Era la segunda vez que su máscara caía en ese día; primero había sido en el coche y ahora volvía a suceder.

-Sabe quien soy, Cory y también sabe que yo sé quien es él.

-¿Ha intentado acercarse a ti? ¿Crees que te ha podido seguir?

-No, no creo que lo haya hecho -respondió, aunque ni si quiera podía estar segura de ello. -Tan solo se quedó parado, mirándome. Y después sonrió... como si se estuviera riendo de mi.

Cory apretaba su mandíbula con fuerza. En aquel instante, tan solo deseó que él la mirase y le dijera que todo estaba bien, que todo iba a salir bien pero ella ya sabía que él no era de los que decían mentiras.

Nada estaba bien y habían sido unos ingenuos al creer que todo podría volver a la normalidad, que podrían seguir con sus vidas como si nada hubiera sucedido.

Paul y Aaron no tardaron en llegar. Escucharon en silencio a Brooke y según el relato iba avanzando, sus caras se volvían más y más pálidas.

-¿Que mierda vamos a hacer? -preguntó Paul, llevándose las manos a la cabeza.

Fue Cory quien respondió.

-Acabar con él antes de que él acabe con nosotros.

-Si tuviéramos que hacerte caso a ti, ya llevaríamos un tiempo muertos o en la cárcel -le aseguró Aaron -. Creo que ahora está más claro que nunca: tenemos que ir a la policía y creo que deberíamos haberlo hecho desde un principio. Me equivoqué.

-¿Y qué pasa con Bryan? Él nos dijo que no lo hiciéramos y quizás es por algo -dijo Brooke que la idea de ir a la policía ya no se le hacía tan llamativa como antes.

-Pero antes no sabíamos que ese tío iba por ahí buscándote.

-Yo creo que Brooke tiene razón -intervino ahora Paul y se dirigió a ella -¿Recuerdas lo que te dijo aquel tío esa noche?

-Dijo que podría llevarme con él... que a los demás les gustaría -. Al decir aquellas palabras, sintió como un horroroso escalofrío recorría su cuerpo.

Paul asintió.

-Él no está solo y si vamos a la policía, sabrán quien ha sido el responsable.

Todas las miradas se posaron en ella. Los tres sabían que Brooke sería la más perjudicada.

-¿Y qué significa eso, que no hay nada que hacer? -preguntó Aaron con desesperación. Odiaba no poder hacer nada por sus amigos, odiaba no poder sacarlos de un lío como hacía siempre.

Pero fue Brooke, con su voz más fría que nunca quien contestó.

-Significa que ya estoy muerta.

Al oír eso, Cory se levantó del sillón en el que había estado sentado. Estaba fumando un cigarrillo; tenía que calmar la ansiedad de algún modo.

-No vuelvas a decir eso -le soltó a Brooke, señalándola con el dedo. -Tiene que haber algo que podamos hacer y lo vamos a hacer.

-¡Por supuesto que lo haremos! -añadió Paul, que apretó con fuerza su mano.

Pero Brooke no quería escucharlos.

-No. No hay nada que hacer. Sabe quien soy, sabe donde estudio y seguro que sabe donde vivo. Estoy muy jodida.

-Encontraremos la solución, Brooke -trató de tranquilizarla una vez más Paul, pero ella se levantó de golpe del suelo donde había estado sentada y les dio la espalda. No quería que vieran lo asustada que se sentía.

-¡No! No lo entendéis, chicos -exclamó, levantando un poco la voz. -Fue mi cara la que vio esa noche y va a ir a por mi, va a matarme para que así no haya ningún testigo. Y vosotros lo sabéis. Estáis a salvo.

-Él tiene que saber que no estuviste sola aquella noche -respondió Aaron -Y si te ha estado siguiendo, seguro que ya sabe nuestros nombres, nuestras caras y todo lo demás.

Se preguntó si tan solo le estaba diciendo eso para tranquilizarla, pero ella supo que era probable que tuviera razón. Y deseó que no fuera verdad, ellos pudieran quedarse al margen de todo. Sí, ella corría peligro pero daría lo que fuese para que ellos se mantuvieran a salvo.

Cory fue ahora quien habló. Ellos dos eran los únicos que estaban de pie.

-Si tú caes, nosotros también. Estamos juntos en esto.

Los dos se quedaron mirándose durante un instante y Brooke no pudo evitar pensar en como él la había consolado en el coche. Nunca hubiera imaginado que un chico como Cory pudiera llegar a tratarla de esa forma. Ni si quiera se dieron cuenta de que tanto Paul y Aaron los miraban con cierta curiosidad.

Por suerte, ninguno de los dos comentó nada acerca de ello.

-¿Y qué proponéis? -preguntó Paul que miró una vez más a Cory con disimulo. Nunca antes había creído ver ese tipo de mirada en su amigo.

-Yo creo que, para empezar, deberíamos hablar con Bryan otra vez -antes de que alguno pudiera quejarse, Brooke volvió a hablar. -Sé que a ninguno os gusta pero, pensadlo, él puede darnos respuestas. Es al único al que tenemos.

-Se negará a hablar con nosotros -recordó Paul.

Aaron soltó entonces un suspiro.

-Pero con Brooke si lo hará.

-¿A ti qué te pasa? -se quejó Cory ante la idea de su amigo -. No puede ir a hablar con ese tío después de lo que pasó la última vez.

-Creo que eso debería decidirlo yo, ¿no crees? -intervino Brooke, arrugando la frente.

-Bueno, teniendo en cuenta que tus ideas no suelen ser las mejores, no sé si deberíamos dejarte decidir -le recordó.

-Pero sabemos que al final acabarás haciendo lo que te de la real gana -añadió Paul, con una sonrisa que daba a entender que estaba totalmente de acuerdo con ello. 

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