Capítulo 16
Estaba tan nerviosa que incluso le dolía el estomago. Había estado practicando toda la noche, pensando en las palabras que usaría, en el tono que emplearía, pero Brooke sabía que una vez que tuviera a Bryan delante, probablemente se bloquearía y le costaría hablar. Sabía que tendría que mantenerse fuerte pues aquello no sería lo peor. Lo peor vendría después, cuando tuviera que contar lo sucedido a la policía. Nunca antes había hablado con un policía, nunca le había hecho falta.
Se preparó para ir a clase, aunque lo hizo de una forma más lenta de lo habitual como si de cierta forma así fuera a retrasar el momento. Pensó una vez más en Bryan y en lo destrozado que se quedaría al recibir la noticia. Ahora, al menos tenía la esperanza de que su hermano podría volver a casa, que no todo estaba perdido, pero una vez que le contara la verdad toda esa esperanza se esfumaría y tan solo habría tristeza, una gran tristeza que tardaría demasiado en desaparecer.
Se cepilló el pelo después de habérselo lavado. Lleva ya varios días sin hacerlo. El cuerpo le pesaba al igual que sus ojos los que parecían estar a punto de cerrarse de un momento a otro. Había conseguido dormir unas horas esa noche pero, entonces, las pesadillas habían venido y ya no pudo volver a relajarse. Temía que esas horribles pesadillas no fueran a irse nunca.
Cuando se subió al coche de Meg, junto con Amber, dejó que sus amigas hablaran de sus cosas y cantaran al ritmo de la música. Durante esos días, parecía como si las chicas ya se hubieran acostumbrado a su silencio y simplemente lo dejaban estar. Sabían que si en algún momento Brooke quería hablar de las cosas, lo haría y que mientras tanto era mejor no forzarlo.
El teléfono sonó. Había recibido un mensaje. Era de Cory.
Mantenme informado.
Puede que tan solo fueran dos simples palabras, pero sin embargo, la relajaron. De alguna forma, ese corto mensaje le hizo saber que no estaba sola en toda aquella locura. Fue más que suficiente en aquel momento.
-Os veo luego. Tengo que ir a recoger un libro a la biblioteca. -mintió a sus amigas para así poder marcharse. Hoy no podía quedarse con ellas charlando en el aparcamiento.
-¿Nos vemos a la salida, entonces? -preguntó Amber y Brooke tan solo asintió, viendo como el grupo de Scott comenzaba a acercarse. Menos mal que ya se iba.
Ella sabía perfectamente donde estaría Bryan. Estos últimos días había estado observándole bastante y sabría con seguridad que la clase que le tocaba a continuación estaba justo en el edificio que había en frente de ella. Esperó unos minutos y entonces él apareció. En un momento no pareció verla, pero entonces lo hizo y tan solo le ofreció un leve asentimiento de cabeza, un saludo.
-Bryen, espera -le llamó, antes de que pudiera entrar en el edificio y así desaparecer. El chico se paró, con cierta curiosidad tras su todavía triste mirada. -Tengo hablar contigo.
-¿Qué pasa?
Entonces, las palabras comenzaron a pesar en su boca. Todo lo que tenía que decirle parecía haberse quedado atrapado en su garganta.
-Yo... -comenzó a decir -tengo algo que decirte. Es sobre tu hermano. -Ni si quiera supo como fue capaz de haberlo dicho, pero lo había hecho, lo había conseguido. Pero, en realidad, aún no había dicho nada importante, todavía le quedaba lo peor. Bryan seguía mirándole, ahora mucho más atento que antes. -Creo que sé lo que le pasó. En realidad, estoy bastante segura de ello.
Fue doloroso la manera en la que el rostro de Bryan cambió. Pareció haberse vuelto más pálido y su rostro dio la sensación de haber envejecido diez años. Era como si él ya supiese lo que iba a decirle.
-¿De qué estás hablando? ¿Qué es lo que sabes? -exigió saber. Su voz sonó mucho más grave ahora.
-Bryan, yo estuve allí. Yo vi lo que pasó, vi... -como lo mataron estuvo a punto de decir pero no lo hizo. No se atrevió. Había bajado mucho la voz, asegurándose así de que nadie pudiera escucharlos a pesar de que apenas había gente a su alrededor.
Y entonces, el rostro de Bryan volvió a cambiar, pero esa vez de una forma distinta. Se puso más serio, como un tanque de hielo, al mismo tiempo que se acercó aún más a ella.
-Nos vemos esta tarde a las seis en frente de la fuente. Allí podremos hablar. -le echó una última mirada. -No hables de esto con nadie.
No le dio tiempo a responder pues cuando quiso hacerlo, él ya se había ido.
*
Es cierto que la compañía de los chicos calmaba un poco a Brooke pero seguía sintiendo los latidos de su corazón demasiado rápidos. Eran las cinco y media y ya se encontraban en la fuente, el lugar donde Bryan le había citado. Los cuatro estaban metidos en el coche de Aaron, esperando a que la hora llegase. Desde donde estaban aparcados podían ver perfectamente la fuente y sus alrededores.
Después de la conversación con Bryan había ido a sus clases, tan solo porque le daba demasiado miedo irse sola a casa, y había aguantado el resto de la mañana. Llamó a Cory a las dos de la tarde y le contó lo ocurrido mientras él escuchaba en silencio. Después, tan solo le respondió allí estaremos. A las cinco de la tarde se habían presentado en la puerta de su casa y juntos habían ido al lugar. Parecía que se habían vuelto una especie de equipo.
-Ojalá me equivoque -comenzó a decir Aaron que estaba al volante -pero tengo la sensación de que todo este asunto es más oscuro de lo que creemos. Y no sé si de verdad quiero averiguar de lo que se trata.
Brooke había pensado lo mismo, pero el hecho de que Aaron lo admitiera en voz alta la preocupó aún más.
Los minutos en aquel coche pasaron demasiado lentos pero, al mismo tiempo, no quería que el reloj siguiera corriendo. No quería que el momento llegara.
-No sé como puedes comer en estos momentos -se quejó Cory, sentado en el asiento del copiloto, y miró hacía atrás donde ella y Paul estaban sentados.
-Los nervios me dan por comer -respondió el chico, dando otro gran mordisco al bocadillo que tenía en sus manos. Entonces, se giró hacía Brooke. -¿Quieres un poco?
-No, gracias.
Aaron soltó un leve gruñido.
-Más te vale no mancharme el coche.
-De verdad que sois insufribles -soltó Paul, pero dio otro mordisco. -Menos mal que Brooke se ha unido al grupo porque no creo que hubiese podido aguantaros solo mucho más tiempo.
Aquel comentario hizo que Brooke sonriese un poco, aunque no supo por qué. En realidad le hizo cierta ilusión que la integrara de esa forma entre ellos, como si fuera más que una desconocida que había aparecido de pronto en sus vidas.
-Quizás la sustituyamos por ti -bromeó Aaron y ella vio como Cory sonrió un poco con esa sonrisa de medio lado que él tenía.
Le gustaba esa forma que tenían de bromear entre ellos, como se metían los unos con los otros sin ningún tipo de maldad. Al contrario, había un gran cariño entre ellos, una complicidad que nunca antes había visto. En ocasiones parecía como si fueran una sola persona. Le fascinaba.
-¿Cuánto hace que os conocéis? -preguntó con curiosidad. Quería conocerlos más y al mismo tiempo quería distraer a su cerebro para que dejara de pensar en Bryan.
-No lo sé, ¿diez años quizás? -respondió Aaron. -Ellos ya eran amigos por entonces, yo me uní un poco después. El error más grande de mi vida, como puedes ver.
Paul le tiró un trozo de su bocadillo y le dio justamente en la mejilla. Cory tan solo siguió fumando su cigarrillo pero estaba escuchando la conversación.
-Nos conocimos en clase -añadió Paul. -Aunque ni si quiera sé como coincidimos ya que casi nunca íbamos.
-Habla por ti. -gruñó Aaron.
Brooke volvió a sonreír y en su cabeza los imaginó en su época adolescente, en el patio del instituto, discutiendo sobre cual clase se saltarían a continuación.
-¿Es ese Bryan? -preguntó ahora Cory, rompiendo su silencio. Señaló a un coche caro blanco que había aparcado un poco delante de ellos.
-Sí, es él. -musitó. De repente, volvía a sentirse nerviosa, volvía a querer salir corriendo.
Se quedaron un rato observándole, esperando a que el chico bajase, a que se dirigiese a la fuente. Era eso en lo que habían quedado, ¿verdad? Pero el coche siguió allí aparcado y nadie bajó de éste.
-¿Por qué no sale? -preguntó Paul. Estaba susurrando como si Bryan pudiera oírle.
-Quizás esté preguntándose donde estoy. -No sabía si Bryan la había visto en el coche con los chicos pero lo que si sabía es que, de ninguna forma, Bryan hablaría con ellos. Era con ella con quien se había citado y si veía a los tres chicos, probablemente saldría corriendo. -Creo que lo mejor será que vaya.
-Iremos contigo -se ofreció de inmediato Cory.
-No hablará con vosotros delante.
El silencio se instaló en el coche.
-Tiene razón. -respondió Aaron; todos lo sabían. Aún así, Cory no parecía del todo conforme con aquella decisión y en su rostro se vio que quería seguir insistiendo.
-Si necesitas algo, estamos aquí -le aseguró Paul, que se había vuelto muy serio. Era de las primeras veces que no lo veía bromear e incluso en su mirada pudo verse un ligero toque de preocupación.
-No nos iremos a ningún sitio. -fue lo último que dijo Cory, mirándola fijamente y por el tono que empleó, parecía referirse a mucho más, como sino hablara tan solo de ese momento. Fue a él a quien dirigió su última mirada antes de salir del coche.
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