Extrañamente agradable (Raken)
¡Por fin es viernes! O al menos es lo que dice la mayoría de la población, pero para los que trabajamos en tiendas veinticuatro horas, que sea el quinto día de la semana no nos afecta en absoluto. Tal vez este sí sea algo especial, pues este año san Valentín cae en viernes, así que los clientes de última hora recorren la tienda en busca de algo que llevar a casa.
Le sonrío a unas chicas adolescentes que han comprado todo lo necesario para hacer chocolates en casa, y éstas se sonrojan.
- ¡Adiós Ken! – Sé que no es la primera vez que vienen y que una de ellas pasa casi todas las mañanas por delante de la tienda para verme. Aunque no las corresponda, me parece algo adorable.
Mi siguiente cliente va vestido con traje de uniforme, está entrado en sus cuarenta y tantos y va algo despeinado. De sus manos me tiende unos bombones con sabor a fresa acompañados de una cajita de gominolas, me parecen unos detalles curiosos pero que tal vez detrás de ellos se encuentre una historia.
Me imagino al señor con veinte años menos, junto a una chica de su misma edad mientras le regala varios dulces por su cumpleaños, a la vez que pide su mano. Puede que la historia fuera así, o puede que simplemente el hombre ni siquiera se haya acordado de que es san Valentín y no quería ser regañado por su mujer. Son dos puntos de vista diferentes, pero mi favorito es el de la historia romántica. Me gusta crear relatos a partir de lo que compra la gente, y no sé si es algo que solo hago yo o es que simplemente estoy loco.
Mi rutina del día no cambia mucho más, en la radio suenan canciones de amor y tarareo algunas de ellas mientras coloco precios en los productos nuevos que llegan. Noto como poco a poco se hace de noche y por suerte, mi relevo no tarda en aparecer.
- ¿Mucho trabajo? – Me pregunta Hakyeon.
- Lo normal, pero con la venta de chocolates disparada. Menos mal que hicimos un gran pedido.
Ambos bromeamos con ello, mientras nos pasamos el turno en el vestuario. Le indico todo lo que falta hacer a la vez que me termino de poner la chaqueta, y me arreglo el pelo delante del espejo diminuto que tengo en mi taquilla.
- ¿Vas a ver esta noche a tu amante vampiro? – Me pregunta Hakyeon con un tono pícaro, y yo me sobresalto casi tirando mi teléfono al suelo.
- ¿C-cómo? – Mi cuerpo tiembla.
- ¡A tu chico! Vamos Ken... - Me da un codazo suave. - ¿O me vas a decir que las marcas en tu cuello te las hace tu gato? - Me sonrojo a más no poder, aunque me alivia saber que no utilizado la palabra vampiro de manera literal.
- Eh... sí, mi chico. Mi novio me espera... en casa... para ya sabes... - Carraspeo. – Celebrar san Valentín.
Por suerte un cliente entra de repente, haciendo que la conversación incómoda se acabe y Hakyeon se marche. Termino de arreglarme e inconscientemente miro mi cuello. El maquillaje no aguanta mi jornada laboral, pero al menos disimula el mordisco y hace que mi compañero piense que son simples marcas pasionales.
- ¡Quiero todos los detalles! – Grita sin importarle la gente a nuestro alrededor mientras me voy. Le dedico una sonrisa avergonzada antes de salir por la puerta.
En la calle, suelto todo el aire, aliviado y al fin libre. Me tapo el cuello con la bufanda para evitar miradas indiscretas y a la vez el frío que corre. El cielo ya está oscuro y la zona de mi barrio está prácticamente vacía, así que avanzo hasta mi casa sin interrupciones. Meto el código y después de un sonidito, la puerta se abre, haciendo que mi gato me reciba con un maullido.
En cuanto me ve, salta a mis pies para restregarse contra ellos, me parece raro velo tan mimoso, pero al mirar su bol de comida completamente vacío descubro el motivo de sus caricias.
- Tienes hambre, ¿verdad? – Lo acaricio a la vez que me quito los zapatos. - Ya voy... - Suspiro mientras le abro su latita. – Hoy debo alimentar a todo el mundo. – La comida cae directa, y mi adorado y malagradecido gato, me deja para ir a por él. – De nada. – Le digo, pero no obtengo respuesta.
Me da igual porque ya estoy acostumbrado, así que me encojo de hombros y me dirijo a la ducha. Dejo que el agua caiga por mi cuerpo y que a la vez me quite los restos de maquillaje, haciendo que mis mordidas se muestren plenamente. Esta noche el único que las va a ver va a ser quien me las haga nuevas, así que ni me molesto en tapármelas cuando me visto. Tampoco pongo especial atención a mi ropa, pues no va a durar puesta.
Ahora solo me importa abrigarme y lograr llegar a su casa sin problemas, o al menos sin caerme de la bici, haciendo que mi diminuta herida cause la locura en Wonsik. Llego al límite de la ciudad rápidamente, así que cuando me doy cuenta ya estoy adentrado en el bosque, con la luz de la luna atravesando los árboles.
Recorro el típico paisaje de terror sin miedo alguno, ya sé lo que me espera y ello me parece más excitante que aterrador. Hakyeon hoy había utilizado la palabra vampiro como símbolo literario, pero yo adoro que tal ser mitológico exista realmente, aunque mis sentimientos hacia él solo sean correspondidos por su obsesión por mi sangre. A veces pienso que debería parar, dejar de ser masoquista y liberarme de ser la fuente de alimentación de un vampiro, de echo Wonsik me lo permitiría, pero la verdad no tengo intención alguna.
No pasan muchos minutos más hasta que finalmente llego hasta su puerta. La mansión se encuentra bastante perdida en mitad del bosque, pocas personas la ven y los pocos que lo hacen no se atreven a adentrarse. Está bastante descuidada y es el escenario perfecto para cualquier película de terror, suspense o asesinatos. Recuerdo haber temblado la primera vez que la vi, aunque tampoco olvido lo que pasó allí ese mismo día.
Seguramente hoy también ocurrirá, y no porque sea san Valentín, si no porque Wonsik tiene sed de mí y yo tengo ganas de él.
La puerta chirría al abrirse, está todo oscuro y el frío cala en mis huesos nada más entrar. A pesar de los años que lleve vivo, se niega a vivir en la actualidad. Por uno de los pasillos se percibe luz de una vela, así que ya se donde debo dirigirme. El mobiliario anticuado parece estar encantado por las sombras que se reflejan en la pared, y no se escucha ningún ruido. A Wonsik le encanta ser misterioso, y guiarme a través de las luces hasta su dormitorio.
Por supuesto también está vacío, no hay nadie o al menos hasta que noto su presencia. No aparece delante de mí en forma de murciélago, ni tampoco sale de ningún ataúd. En su caso le basta con rozar sutilmente mi oreja con su aliento, y a pasar sus dedos por mi espalda para hacerme estremecer. Cierro los ojos disfrutando de sus caricias, echando mi cabeza hacía atrás y apoyándome en su hombro, dejando a su merced mi cuello.
Pero como siempre, no clava sus colmillos a la primera, si no que deposita un dulce beso que me hace latir el corazón, sé que él lo nota.
- Bienvenido, Jaehwan. – Me susurra con su voz profunda.
Sonrío porque él es el único que me llama por mi verdadero nombre, y no por el apodo que me pusieron en la universidad. Enrojezco sin poder evitarlo.
- Últimamente te noto distinto. – Desde mi posición, lo miro. - Cada vez que nos vemos pareces estar más nervioso que el primer día. – Pasa sus manos por mis brazos. – Tiemblas mucho más... - Me entran escalofríos. - Y tu sangre es más accesible. ¿Estás bien?
En realidad, quiero gritarle y decirle que, a pesar de sus ciento y pico de años, no tiene ni idea de los sentimientos de las personas. Que su apariencia de veintitantos es su verdadera mentalidad. Que llevo meses enamorado de él.
Pero me callo.
- Sí, estoy bien.
Disfruto de las caricias que no ha dejado de darme en ningún momento, sobre todo cuando una de ellas se atreve a colarse bajo mi ropa. Suelto un sonoro suspiro placentero y sé que eso le encanta. De repente me gira, quedándonos cara a cara, sujetándome por la cintura y mirándonos a los ojos. Amo el tono rojizo que se instala en su iris cuando tiene sed, y su pelo largo y liso le dan el toque perfecto para ser el vampiro más sexi de todos.
No me controlo y me abalanzo hasta su boca, saboreándola, rozando mi lengua con sus colmillos. Me pincho y noto yo también el sabor de mi propia sangre, pero en vez de alejarme intensifico el beso. Wonsik baja sus manos hasta mis glúteos, apretándolos. Su instinto también lo hace morder mis labios, creando una nueva herida y siento como traga.
No sale tanta cantidad como cuando bebe de mi cuello, pero siempre le gusta tomar un aperitivo antes del plato principal, y yo me dejo encantado. El roce de nuestras bocas se vuelve cada vez más salvaje, hasta tal punto que incluso duele. Me quejo, pero tampoco quiero que pare, aunque lo hace.
- Cada vez haces que pierda más el control. – Susurra algo asustado. Sus ojos ahora son más rojos que antes y respira muy rápido, aunque ni siquiera le haga falta. – Sabes que no puedo sobrepasarme.
Por desgracia sé el motivo, pero aún no estoy listo para decirle que quiero que lo haga y que necesito que beba la suficiente sangre como para matarme y despertar cómo él. Me callo, no digo nada más porque Wonsik odia la idea de que yo sea como él, me quiere humano, solo le obsesiona mi sangre. Eso me pone triste, pero soy capaz de soportarlo con la única finalidad de estar con él.
Asiento sin decir nada, y me gusta verlo sonreír, eso lo hace tan humano como cuando me lleva a la cama con tranquilidad y no con la habilidad de la velocidad. Luego pasa a desabotonarme la camisa sin ser nada brusco, besando mi pecho y oliendo mi piel, como quien disfruta del olor de un manjar antes de comérselo.
Por mi parte solo gozo de sus caricias una vez más, rio cuando me hace cosquillas sin querer, y suspiro como el humano enamorado de un vampiro que soy. Pero hay veces que sus gestos o su manera de tocarme me hacen pensar, o al menos ilusionarme, de que Wonsik también pueda llegar a amarme.
Recuerdo nuestros principios, donde cada sesión en la cama era salvaje y apasionada, terminando con un mordisco y volviendo a mi casa esa misma noche. Con el paso de los meses, nada había cambiado, excepto el hecho de dejarme dormir en su cama o el doble de besos que nos dábamos. También añado las caricias, y las cosas adorables que hace por mí, como la noche que estuve enfermo y en vez de ir a la farmacia, cocinó una receta de la era de Joseon, mucho más efectiva que cualquier medicamento.
Wonsik disfruta de mi en cuanto me tiene completamente desnudo bajo su cuerpo, y yo por supuesto me dejo llevar por el placer absoluto. Las lamidas en mi cuello dejan marca y finalmente junto a ellas, clava sus colmillos. Noto como succiona, y a la vez que me aprieta conta él, también entrelaza nuestros dedos. Yo cierro los ojos y grito por el dolor, es inevitable, pero no deja de ser extrañamente agradable.
Cuando se sacia no se aparta, simplemente sigue ahí, con la nariz sobre mi cuello, recompensando el mordisco con besitos que me parecen adorables en mitad de tal situación. Luego me abraza sobre su pecho, no quiere soltarme y yo tampoco quiero irme. Noto mis latidos acelerados, y mi subconsciente imagina que él también los tiene, parecen tan reales que me sorprendo.
- ¿Qué me estás haciendo, Jaehwan? – Me giro y coloco mi mano sobre su pecho.
- ¿Es en serio? – Abro mucho los ojos, no es mi imaginación. Wonsik asiente.
- Nuestras últimas veces... me pasa muy seguido... No sé qué es, qué significa. No lo comprendo.
- ¿Qué... - ¿Cojo mucho aire, no sé cómo soy capaz de preguntárselo – Sientes por mí?
Se queda callado, no responde y eso me desanima. Está claro que no voy a escuchar lo que necesito de sus labios.
- De nuevo, no lo sé. - Agacho la cabeza. - Por que yo tengo entendido que los vampiros no podemos enamorarnos y... - Me la levanta, haciendo que lo mire a los ojos. – creo que tu estás haciendo ese efecto en mí. No me preguntes cómo. – Y sonríe como si no me acabara de decir lo que creo que he oído. Luego me besa de manera lenta.
He leído muchos libros y visto alguna que otra película con temática vampírica. Unas tramas terminan bien y otras... a su manera. Sinceramente la mía no tengo ni idea de cómo siquiera va a continuar, pero al menos la parte romántica ya la tenemos controlada.
💚👨❤️👨❤
Desde que Ravi hizo la presentación con pelo largo, se me vinieron a la cabeza un montón de ideas, y entre ellas que tuviera ese atuendo y, a más a más, fuera un vampiro. Por algún caso extraño de la vida y de mi mente, esta historia me pegaba con Ken. Las que me conocéis sabréis que tengo un amor/odio con esta shipp. De todo esto ha salido esta historia que... tal vez y en un futuro donde tenga tiempo, se va ha convertir en una historia larga, así que si en algún momento la subo, no os extrañe que sea como esto :) Raken shippers, también os quiero aunque me leáis poco 😊
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