Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

2

Antes de empezar a leer les pido a los que ya leyeron el cap 1 que vuelvan a pasar por ahí porque edité un poco el sueño del final. Esto todo, muchas gracias y disfruten de la lectura.

Light_05_❤️

_________________________________________

Hay quienes juran que soñamos con lo que anhelamos...

¿Yo soy la excepción de la regla?

No tengo sueños rosas, sino esa espesa bruma a la que llamamos pesadillas. Ni en mis noches hay anhelos: solo instintos de supervivencia y terror. Apenas sé lo que es recordar con placer lo soñado el día anterior.

Según la psiquiatra que me fue asignada por la policía, estos viajes que doy a ese mundo ficticio son el único modo que encuentro de volver atrás en el tiempo para descifrar eso escondido en mi subconsciente y que no me atrevo a enfrentar.

Si esa teoría es cierta, significa que es la única forma de recordar que poseo, pero siempre huyo. ¿Por miedo al asesino? o ¿Por miedo a enfrentar la verdad? No lo sé. Tal vez tampoco quiero saberlo para así poder seguir pensando que le temo al hombre sin rostro. Eso sería más fácil para mí después de todo, ¿no?

Soy una egoísta...

Solo una cosa tengo clara: el asesino es parte de mi realidad pero...¿Ike que es? ¿Un anhelo? ¿O es solo alguien que me inventé para aliviar el dolor? No lo tengo claro, pero siento que es algo más...algo más que la tabla que evita que me ahogue en angustias: es en quien confío, que me hace sentir protegida y que le da placebo a mi cabeza y mi corazón...

Así que pensé: ¿Y si no es una invención de mi mente y estuvo realmente ahí? ¿Y si en verdad existió alguien que me ayudó a escapar? La idea no es tan descabellada; después de todo, me encontraron en aquel río malherida pero no muerta. ¿Por qué no me mató?

Quizás él realmente me ayudó, solo no sé...dónde está ahora.

—¿Nathy?—su voz grave llamó mi atención logrando que me voltease.

Unos ojos dorados me emboscaron y el corazón comenzó a latirme con más fuerza, aunque no de miedo.

—¿Ike?

No me había percatado de que era un sueño, ni siquiera recordaba el momento en que me había quedado dormida. Él simplemente... apareció.

Estaba en la otra esquina de la habitación. Como siempre su ropa blanca estaba impecable y hacía un contraste perfecto con el gris añejo de las paredes. Era como un rayo de luz entrando por la ventana. A simple vista parecía estar normal, pero algo en mí intuía que no era así, solo que no sabía por qué.

—¿Por qué apareces ahora?—mi mente fue formulando palabras que no sabía que pensaba— Quiero decir...el asesino aún no aparece...

Sin comprender porqué alguien que hasta el momento me había llenado de seguridad, ahora parecía una amenaza...

Silencio fue toda su respuesta. Se quedó mirándome sin abrir la boca o sin siquiera pestañear. Un escalofrío recorrió mi nuca...algo iba mal. Mis manos empezaron a sudar, así que las sequé con la parte trasera de mis jeans.

Ya no era un rayo de luz ante mis ojos... se había convertido en una sombra, una oscura y peligrosa sombra.

La habitación fue perdiendo su brillo y un frío repentino recorrió cada rincón de mi cuerpo. Tenía miedo.

<<Qué le pasa>>

—Tenemos que hablar—dio un paso hacia mí.

Su mirada estaba desenfocada y su cabello ligeramente revuelto, un detalle que no hubiera notado de no ser porque la paranoia me poseyó. Aún así, mantenía una postura tranquila y su típica sonrisa que aparentaba una calma no tan cierta.

—¿Qué es lo que sucede?—retrocedí dudosa.

Su perturbación se había ido. En sus ojos normalmente calmados ahora se reflejaba un huracán, uno que se había llevado la luz que habitualmente encendía su mirada. Me dio miedo no reconocer ese lado suyo.

—Escucha, las cosas serán diferentes—anunció interrumpiendo mis pensamientos.

Se me erizó la piel.

¿Diferente?

¿A qué se refería?

¿Por qué sentía que ese "diferente" sería problemático?

Ahora la que estaba nerviosa era yo.  Lo dijo como si fuera el fin del mundo, y por algún motivo, también sentía que era así.

—¿Diferente, cómo?—lo miré directamente a los ojos.

Comenzó a acercarse y el pánico me inundó. La distancia que nos separaba era poca, puesto que lo único que teníamos de por medio era la pequeña y vieja cama que hacía de centro en la habitación, así que si caminaba un poco más ... pronto estaríamos frente a frente.

—¡Quédate ahí!—grité de forma brusca logrando sobresaltarlo.

No supe definir si su expresión era la de alguien herido o molesto, en ese momento tampoco quería saber.

Subí mis niveles de alerta al máximo y decidí no perderlo de vista. Algo me decía que no me acercara y por primera vez no dudé ni un segundo en hacerle caso a la vocecita de mi cabeza.

No me gustaba desconfiar de la única persona que, por más ficticia que fuere, había traído algo de paz a mis noches. Pero no confiaba en él ahora mismo, y precisamente eso era lo que me hacía sentir una idiota vulnerable.

—Puedes decirme desde ahí—intenté arreglar las cosas aunque sabía que no serviría de nada.

Me observó durante unos segundos, como si estuviera estudiando mis reacciones. Parecía un reloj acomodando sus engranajes. Por un minuto pensé que me reclamaría o me gritaría unas cuantas verdades a la cara. En su lugar tan solo suspiró resignado y volvió a hablar:

—Todo...

Tragué en seco. Me daba miedo lo que estaba a punto de decir. Lo que sea que fuere, no quería escucharlo. Intenté parecer fuerte e indiferente, ocultando lo más importante: yo estaba temblando.

—Las cosas van...

De repente me miró a los ojos y se abalanzó sobre mí haciendo que cayéramos al suelo. El pulso se me descontroló y la respiración se fue acelerando. El miedo se había sembrado como una semilla en mí desde la muerte de mi tío, cada vez iban saliendo más ramas y, ahora, cualquier cosa despertaba al árbol.

Traté de tomar el control de la situación y apartar mis miedos y nervios de modo que no me estorbaran...pero era imposible.

Comencé a patalerar intentando soltarme pero era inútil. Su fuerza era mucho mayor, tanto que sentía que me quitaba el aire con cada segundo que permanecía sobre mí. Sabía que era inútil resistirme, que no podría contra él, pero unas ganas frenéticas de protegerme no me dejaban pensar con claridad.

Lo golpeé repetidas veces aunque el contrario ni se inmutaba. Al parecer su paciencia llegó al límite, porque sostuvo mis muñecas inmovilizándome. Me retorcí cuanto pude, aunque en vano.

Me miró directamente a los ojos. Una mirada que, a diferencia de las otras, estaba cargada de sentimientos.

—¡No tengo mucho tiempo!—vociferó logrando que dejara de forzajerar, en cambio, me quedé mirándole absorta—¡Mírate, estás despertando!

Era cierto, estaba desvaneciéndome. Antes de que tuviera tiempo de procesarlo, este prosiguió.

—Escúchame bien, Nathalie.

Cerré mi boca y me centré en sus ojos. Él nunca me llamaba por mi nombre completo, algo debía estar pasando. Me miraba con desesperación. Como si quisiera transmitirme un mensaje pero hubiera un muro de por medio que no lo dejara hablar. Quería saber que pasaba, saber por qué se comportaba así.

En ese segundo me habría encantado poder leer su mente.

—Las cosas...—comenzó a decir y me apretó con más fuerza, me dolía, pero no me quejé—las cosas van a cambiar—me abrazó y todo lo que estaba frente a mí se desvaneció.

Desperté.

Me senté sobresaltada aún sintiendo el calor del abrazo recorrer mi cuerpo. Miré a mi alrededor sin saber dónde estaba. Un montón de paredes grises hacían de fondo y la humedad era como el ambientador de la habitación.

Era mi cuarto.

Una gota fina de sudor recorrió mi frente. Mis sentidos estaban dispersos. No dejaba de repetirse esa frase en mi mente: "las cosas van a cambiar".

Volteé a ver el causante de que despertase, encontrándome con mi celular. Lo tomé y vi el nombre de Chris brillando en la pantalla. Respiré profundamente antes de contestar y traté de concentrarme en la conversación.

—¿Qué quieres?—contesté cortante.

—Pero bueno, estamos de malas hoy—respondió a la defensiva—Tranquila princesa, no soy el cobrador de la renta.

Sabía que comenzaba a molestarse, era muy fácil lograr sacarla de quicio y  no es que me sobrara la paciencia precisamente.

—Yo no pago la renta—comenté entre dientes mientras salía de la cama.

No quería estar molesta con ella, pero había interrumpido un sueño muy importante. Sí, puede que fuera una tontería pero cuando soñaba con Ike sentía que todo lo malo desaparecía. Para mí eran algo más que seis horas en la almohada.

Era mi mundo.

—Cierto, se me olvidó que eres una infiltrada—contratacó con un dejo de sarcasmo.

Aunque me molestara, ella tenía razón. El motivo por el cual tantos criminales vienen hacia acá es porque estos edificios están abandonados. Así que se meten en ellos sin que nadie pueda interferir

Gracias por recordármelo Chris.

—¿Me dirás por qué me llamas o tendré que esperar a que haga calor en el acantilado?

Comencé a caminar de un lado a otro con el celular en la mano. Era una costumbre que tenía cuando conversaba por teléfono.

—¿Se puede saber qué bicho te ha picado?—gritó—¿Sabes qué? Olvídalo. Ya voy llegando, puedes decírmelo en la cara.

—¿Llegando?—pregunté claramente sorprendida mientras me detenía en seco.

—Sí, Nathalie Sky, alias "la infiltrada de apartamentos en el terrorífico suburbio". Ayer quedamos en salir.

Nuevo apodo, vaya, que original la chica ¿no?

—Pero...

Me interrumpió—Te veo frente a la parada de autobuses fantasmagórica.—antes de que pudiera hablar agregó—Mejor te apresuras.

Colgó.

Me quedé mirándo el teléfono atónita. ¿Cuando había planeado salir con ella? Sí, iba a quedarme en su casa pero eso sería en la noche.

Lo que más me molestaba era que mientras más minutos pasaban, los recuerdos del sueño que tuve iban desapareciendo y solo recordaba la sensación de miedo y la frase de que todo cambiaría. No pasaría nada malo...¿cierto?

En vez de seguir torturándome con preguntas, me di una ducha lo más rápido posible. Me puse unos jeans rotos en las rodillas y una sudadera negra con unos tenis blancos que ya estaban algo gastados por usarlos todo el tiempo. Tomé mi pequeña mochila y salí corriendo hacia la parada abandonada.

El cielo estaba gris, en un tono más claro que el que adoptaba cuando había tormenta. El silencio predominaba y no parecía haber ni una sola alma a mi alrededor. Las manos se me estaban entumeciendo por el frío y tenía los nervios a flor de piel, temiendo que apareciera algún lunático.

Frente a la vieja parada estaba un hermoso Hyundai azul. La conductora, Chris, me abrió la puerta desde dentro con esa increíble desesperación que la caracterizaba. Me metí recibiendo, con agrado, el aire cálido de la calefacción y el perfume de mi mejor amiga, que se había adueñado del auto.

—¿Acaso estabas desenredando tu larga cabellera, Rapunzel?—inquirió irritada.

Llevaba sus cabellos color bronce recogidos en una coleta y los ojos perfectamente maquillados haciendo resaltar el color verde de estos.

—¿Segura que soy yo la que amaneció de malas?—puse los ojos en blanco y antes de que soltara otra frase cortante agregué—No hemos quedado para salir hoy, ¿verdad?—enarqué una ceja.

—Técnicamente sí, hoy te quedarás en mi casa...—me miró nerviosa y sonrió intentando disimularlo— Bueno, la verdad es que no, pero ya estás aquí. Considéralo un secuestro—arrancó el auto.

—¿Hacia dónde vamos?—miré por la ventana el lúgubre paisaje.

Siempre me preguntaba qué factor meteorológico era el que hacía que nuestra ciudad se viera como una película en blanco y negro. Me desesperaba ver cada año, en cada estación, que nada cambiara.

—Ya verás.

—¿Queda muy lejos?

—Ya verás—reiteró bufando.

Comenzaba a molestarme recibir la misma respuesta.

—¿Qué te cuesta resp...

—Cierra el pico—me interrumpió poniendo una mano en mi boca mientras con la otra maniobraba el volante—Estás secuestrada, soy tu captora, las víctimas no tienen derecho a preguntar nada.

Empujé su mano y limpié mi boca con la punta de la sudadera como si su mano fuera un parásito infeccioso.

De mala gana acepté callarme y devolví la vista a la ventana. Las calles estaban abarrotadas de personas, aunque ni siquiera eso hacía que los colores se vieran más vivaces.

En el centro—cuanto más alejados estuvieran del acantilado—hacía más calor. No es que te hiciera sudar pero sí puedes salir con una falda sin congelarte los sesos. Aunque, por ahora, nadie recibiría "calor" porque se acercaba el invierno, o lo que nosotros solemos llamar invierno.

—Sabes...he tenido un mal sueño—comencé a decir.

—¿Por eso el mal humor?—indagó sin sacar la vista del camino.

Antes de que pudiera responder un auto se nos atravesó haciendo que "nuestra conductora modelo" diera un frenazo. Por mi parte me llevé un buen golpe en la cabeza, aunque no tuve tiempo de quejarme ya que mi compañera se me adelantó.

—Pero bueno, ¡¿y este qué?!

Tocó la bocina con molestia y bajó la ventanilla al tiempo que sacaba la cabeza por ella.

—¡Aprende a conducir, imbécil!—berreó y volvió meter su cabellera color bronce dentro del auto.

Acomodó sus pelos y se hizo una autorrevisión en el espejo retrovisor. Una vez que se percató que estaba impecable se puso en marcha nuevamente y me preguntó:

—¿Qué me decías?

Me quedé mirándola atónita, luego carraspeé mi garganta y seguí hablando.

—Sí, pero verás...

—Nathy, un sueño es solo un sueño. Puede ser de algo que viste, que represente lo que sientes o, como dicen los supersticiosos, una premonición—concluyó con un dejo de desagrado.

Chris odiaba todo lo que no fuera total y completamente demostrado por la ciencia. La magia, la religión y las apariciones estaban fuera de su vocabulario. Cómo diría ella: estafas de gente desesperada.

—Sean lo que sean, solo son sueños, no te quiero preocupada por eso.—dijo más calmada y con algo de cariño en la voz—Además, no son malos sueños, se les llama "pesadillas"—agregó con su habitual molestia.

Sonreí con tristeza—Solo sueños...

No me gustaba recordar que Ike no era real. Que todo lo que sentía por él...era una ilusión.

¿Lo que sentía por él?

¿Qué siento por Ike?

...

Aparcó frente a un enorme establecimiento. Los colores llamativos del lugar me dejaron boquiabierta y a la vez me cegaron. Me quejaba de que todo lucía opaco, pero la verdad es que ya me había acostumbrado.

—Vaya, se ve mejor que en el formulario—comentó a mis espaldas sin molestarse en ocultar la emoción de su voz.

Salimos del auto y dimos unos pasos hasta quedar cerca de la entrada. Por dónde quiera que mirase todo gritaba dinero y, de algún modo, problemas.

—¿Se puede saber que es este lugar?—inquirí sin apartar la vista de las enormes puertas de cristal.

—Pues...nuestra salvación—respondió mirando en la misma dirección que yo.

La miré incrédula y crucé los brazos. ¿Nuestra salvación? Cuando hablaba en plural solo significaba una cosa, que hablaba solo de ella.

—Bueno—volvió a la realidad y me tomó por los hombros—En primer lugar: perdóname. En segundo lugar: esto puede salvarte si ves el lado bueno.

—¿Perdonarte?

Antes de que pudiera hacer otra pregunta me arrastró dentro del lugar. Algo me decía que no me gustaría la idea, pero ya era tarde para huir.

Un extenso pasillo fue lo primero que alcanzamos a ver. Tenía enormes lámparas y una pequeña recepción al fondo. Por dentro lo único pintoresco era el suelo que tenía colores brillantes de verde y amarillo.

Todo olía a detergente líquido mezclado con un sutil toque de jazmín.

Nos acercamos al hombre que estaba en la recepción, el cual escribía frenéticamente en su cuaderno como si su vida dependiera de ello.

—Buenas—se anunció mi mejor amiga con su mejor sonrisa.

Sus palabras hicieron eco, por lo que hizo un ademán de disculpa.

El hombre de gafas enormes y cabellos rizos y rojos levantó la vista dedicándonos una mirada suspicaz. Parecía una enorme zanahoria con ese cabello y su ropa naranja brillante.

¿Todo en este lugar era así?

—¿En qué puedo ayudarlas?—inquirió impaciente.

Los murmullos detrás de las enormes puertas que estaban a unos pasos de nosotras eran una locura. Juraría que casi podía escuchar lo que decían.

—Venimos por las ofertas de trabajo—le respondió la contraria.

Dejé de prestarle atención a los sonidos tras las puertas y me giré hacia mi mejor amiga.

—¿Las qué?—pregunté con voz aguda sin molestarme en ocultar mi asombro.

Debía haber escuchado mal, era eso. Ella no podía estar postulándome a un trabajo sin mi consentimiento.

Me miró con mala cara y prosiguió —Tenemos entendido que la oferta está abierta hasta dentro de dos días.

El hombre nos miró a las dos y se reajustó las gafas—Sí, es cierto. Aunque al parecer...su amiga no está muy contenta con el empleo.

<<No señor, no lo estoy>>

—Sí lo está, no se preocupe—respondió descaradamente con otra enorme y falsa sonrisa.

La miré incrédula. ¿Era en serio? Mis niveles de molestia empezaron a descontrolarse y la barbilla me tembló de impotencia. Salí del lugar dando grandes zancadas  y me metí al auto dando un portazo.

¿Cómo podía? No, mejor dicho, ¿cómo se atrevía?  Al mismo tiempo de estar molesta también me entró pánico solo de pensar en las personas a las que tendría que ver por este trabajo, lo que dirían de mí, como me mirarían... Chris estaba siendo muy cruel.

Mi "supuesta" mejor amiga entró al auto unos minutos después con dos papeles en las manos y una sonrisa de satisfacción en el rostro.

—Por suerte conseguí que me entregara los formularios.

La ira me fue consumiendo hasta el punto de dejarme ciega. No iba a contenerme, diría todo lo que quisiera y la golpearía si hacía falta.

—¡Estás loca!—vociferé con la cara más mortífera que tenía—¡No aceptaré ese maldito trabajo ni ahora ni nunca! ¿Entiendes? No volveré a rodearme de un montón de personas.

—Te agradecería que dejaras de decir "ni ahora ni nunca" y me escucharas—dijo calmada para mi sorpresa.

Me sentía algo tonta gritándole a todo pulmón mientras que ella mantenía toda su serenidad. No habría esperado eso por su parte jamás. Sin embargo estaba dispuesta a seguir dando gritos.

—Te pasaste dos malditos meses sin hablar—agregó aún sin perder la calma.

—¡Exacto! ¡DOS MALDITOS MESES! ¿Sabes por qué? Porque le tenía miedo a las personas, porque todos me juzgaban, porque...

—¡Es por eso estúpida!—gritó perdiendo la calma anterior—Tienes que superarlo, que entrar en sociedad, no puedes quedarte viviendo en un apartamento con humedad por el resto de tu vida.

Era muy infantil reconocerlo, pero sus gritos me dieron fuerza para seguir chillando como una loca.

—¡Pues gracias, pero esa es MI decisión! ¡¿no te parece?!

—Ya dejó de ser TU decisión—empujó mi pecho con su dedo índice—No sabes dejar las cosas atrás, solo te estancas y como tu mejor amiga te voy a ayudar—su voz comenzaba a salir rasposa por gritar tanto—Además, trabajas en la florería de la mujer loca, qué tiene de malo trabajar aquí?

Con todo lo que sucedió, el único empleo que encontré en su momento era en esa florería. No venían muchos clientes y la mujer no pagaba mal, además de que es una señora bastante adorable.

—¡Qué ella no recibe tantos clientes!

Quizás, y solo quizás, cuando me calmara le agradecería. Mientras tanto seguiría defendiendo mi punto de vista como si estuviera ciega.

—¡Basta!—se acomodó el cabello e inspiró con profundidad—Terminamos este tema luego.

Crucé los brazos como niño con rabieta y no le hablé más en el resto del viaje.

Mi lado compasivo apenas lanzaba uno que otro susurro. Mi otro lado, en cambio, pedía sangre a gritos. Para el final del viaje el más débil ganó llevándose mi ira. No sabía qué me había enfriado la mente: la sensación de paz que me daba ir en auto, o el frío que me acechaba en la medida que me acercaba al acantilado de Caedes.

Ya pensaba con más claridad. Aunque eso no lograba llevarse toda la molestia que sentía.

—Te veo esta noche—habló Chris a mis espaldas en cuanto me bajé del auto.

No le respondí y seguí caminando, esperando que le doliera el gesto. Sabía que estaba siendo bastante inmadura; sin embargo, no haría nada por cambiarlo.

El eco de mis pasos resonaba en la escaleras. Hacía mucho que el ascensor no funcionaba, por lo que esa era mi única opción. Al llegar a mi apartamento me llevé una sorpresa: la puerta estaba abierta. Recordaba claramente haberla cerrado... lo juraría, de hecho. ¿Lo hice o no? Si en verdad la había cerrado...¿quién demonios entró?

El corazón se me desbocó, podía sentir sus latidos como si tuviesen altavoz. Comencé a temblar de miedo ante la idea que me pasó por la mente:

El asesino.

¿Quién si no? Nadie a parte de Chris sabía que vivía aquí. Tal vez, si tenía suerte, había sido algún grupo de pandilleros.

¿Qué demonios estoy pensando, qué mejora eso? ¿Tan mal estoy que me alegraría de encontrarme a un drogadicto en casa?

¿Entro?

¿Y si muero?

¿Y si no tengo la oportunidad de ver su rostro?

Quizás, si me voy ahora...no me pase nada.

¿Y si no vuelvo nunca?

¿Debería hacerlo?

Mi desesperación solo me hacía buscar ideas absurdas.

Con las manos sudorosas tomé la manilla. Respiré profundo y me armé de valor.

Entré.

Por primera vez en la vida no pensé en la humedad, ni en cualquier otra cosa. Mi atención estaba dirigida al encapuchado de negro que estaba de espaldas a mí.

<<Ike, ayúdame>>

No, Ike no está aquí. Estoy tan acostumbrada a resguardarme detrás de él, que no sé que hacer en la vida real. Las cosas cambian cuando no es un sueño.

<<Voy a morir>> es lo único que vino a mi mente.

No podía moverme, ni gritar, solo podía temblar.

Era muy gracioso que todo terminara así. En mis sueños siempre corría, ahora ni siquiera podía dar un paso.

<<Eres patética>>

—¿Para qué mudarse aquí...—comenzó a decirme con voz grave y serena—si te mueres de miedo?—se volteó.

Un chico alto, de cuerpo fornido, ojos grises, tez bronceada, cabello profundamente negro y una barba apenas visible apareció en mi campo de visión.

—Samuel...—murmuré todavía impactada.

La realidad me golpeó en la cara. Cuando lo conocí él era tan solo un novato faldero del detective que atendía mi caso. En tan solo unos pocos meses se había convertido en alguien popular entre los suyos por resolver tantos casos.

Ciertamente no me importaba lo guapo que fuera, no me agradaba. Se había obsesionado con mi caso y me acosaba cada día. Dice que me cree, pero sé que miente. No confío en sus palabras, ni a sus estúpidas sonrisas.

Solo un lunático sonríe por todo.

—Samuel—repetí repentinamente molesta.

—Nathalie—sonrió aprehensivo.

—Señorita Sky, para ti.

—Oh, vamos, eso mismo dijiste cuando te llamé Nathy—puso cara de alguien lastimado sin perder la sonrisa—Ya no te llamo así, al menos podrías dejarme decirte Nathalie—sonrió como niño pequeño.

La verdad era...que le temía.

Ya lo había visto resolver otros casos. Y precisamente lo que me asustaba era que un chico así de adorable, podía atravesar tu alma y mirarte con una frialdad casi cruel. Incluso su forma de hablar se volvía helada cuando estaba en un caso.

Cuando habla conmigo es uno, cuando trabaja es otro. ¿Cuál es el real? Siento como si tuviera una máscara, mi problema es que no sé reconocer cuál es la verdadera cara.

—¿Qué haces aquí?—pregunté adentrándome en la habitación.

—La verdadera pregunta es: ¿Cómo te encontré? La verdad es que me costó, lo reconozco—aceptó mirando al suelo con un brillo desafiante en su mirada—Pero tachán, te encontreee—canturreó con tono meloso y una sonrisa en el rostro.

—Supongo que no estás aquí para echarme en cara el hecho de haberme encontrado...¿No?—enarqué una ceja y lo miré suspicaz.

—Siempre tan acertada, por eso te admiro—volvió a sonreír—La verdad es...que vengo a darte una mala noticia—su sonrisa se achicó.

—No me digas...—empecé a decir con tono aburrido.

Dejé mi mochila en una esquina y me estiré un poco. Ya me dolía la espalda de cargarla a todas partes.

—Déjame adivinar, no te mudarás a la luna como tanto pedí, ¿cierto?—le miré de reojo.

—No—sonrió y sus ojos grises se quedaron fijos en los míos—Se supone que no debería decirte, pero creo que deberías saber.

—Si dejaras de dar tantas vueltas...

—Quieren archivar el caso de tu tío—me interrumpió.

Las paredes comenzaron a asfixiarme, todo se derrumbaba frente a mí.

—Aunque es un archivo temporal, en caso de encontrar alguna evidencia nueva pues será reabierto.

—¡¿Qué?!

Si lo hacían, ya no buscarían al verdadero asesino. Mi tío habría muerto sin hacérsele justicia. No podían...no...

—¡Hey, reacciona!—gritó tomándome de los hombros.

No  sabía cuándo se había acercado tanto, en ese momento ni me molestó. Podía sentir su colonia...era fuerte. Incluso me fijé en el bordado de su sudadera: una paloma. En ese entonces le prestaba atención a cualquier cosa menos a sus palabras.

 Sabía que no era un sueño, pero quería creer que sí.  Como no lo escuchaba miré sus labios moverse mientras decía:

—Estoy haciendo todo lo posible porque no suceda. Pero al parecer el hecho de no haber encontrado evidencias ni un culpable les está dando problemas. Después de todo tu tío era una persona influyente en la sociedad... Las órdenes vienen de arriba.

—No, no, no ¡No! ¡Han sido tan solo cinco meses!

—Piénsalo, esta ciudad tiene una alta tasa de crímenes. Hay mucho que resolver y no seguirán estancados en un caso que no muestra evidencias ni avance alguno.

De repente se me ocurrió algo que, quizás, no debí haber pensado.

—¿Solo quieren archivar su caso porque no hay culpable y él era una persona influyente? ¿No hay otra razón?

—Recuerda que es un archivo temporal.

Lo miré de mala gana.

—Eso es lo que me dijeron—intentó sonar seguro, pero al no lograrlo confesó—Eso dicen, pero creo que alguien con poder está intentando cerrarlo. Es solo una suposición claro, pero no es una opción que deba descartar.

Lo sabía, tanta insistencia solo puede ser eso.

—Intentaré retener las cosas un poco más, pero no te prometo nada—me advirtió.

Esta vez la que lo tomó de los hombros fui yo—Tienes...tienes que ayudarme, no lo permitas...—lo miré con firmeza.

—Entonces te pido que colabores—dijo repentinamente serio

—¿Qué hago?

—Necesitas encontrar la forma de recordar la cara del asesino.







Holiiii, preciosuras de wattpad 😉.

Como verán, yo aquí cambiando la ley todo lo que quiero porque la ciudad es ficticia 🤣🤣🤣.

Este cap lo he reescrito como unas cinco veces desde cero más las cientos de ediciones😐...y dejé esta versión porque, la verdad, es la que más me gustó, no sé que les habrá parecido a ustedes.

Bueno, díganme qué les parece el nuevo personaje y q creen del rumbo que va tomando la historia.

También díganme sus teorías y lo que piensan.

Eso es todo, les quierooo🤓❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro