Algún día
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Algún día.
EnjiRei.
Viñeta.
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Kohei Horikoshi.
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Nadie más aparte de los médicos sabe que él la visita constantemente, sin embargo y aunque las ganas le sobren Enji no cruza, ni siquiera se asoma por la puerta de aquella habitación. Simplemente se queda afuera de esta con una rosa en mano meditando sobre todo lo que había vivido con ella sin decir nada y pide total discreción al personal del hospital porque no quiere que nadie, ni siquiera ella sepa de su presencia allí. Como en cada visita Endeavor permanece de espaldas contra la pared a tres centímetros de la puerta tomando el tallo de aquella perfumada rosa, recordando que para conquistarla le regalaba ramos de esas mismas flores, su objetivo era claro, que alguno de sus hijos obtuviera el quirk de él y de ella pues su ambición por derrocar a All might lo había llevado a hacer algo tan bajo como usarla, pese a que esa fémina lo veía con amor.
Y era irónico que ella, con un quirk helado poseyera el alma más cálida con la que tuvo el placer de convivir, mientras él con un quirk ardiente tuviera un alma helada, entonces aunque no quisiera aceptarlo ella lo había enamorado en el transcurso del tiempo, pero él con su actitud y ambición había estado apagando la calidez de aquella mujer lentamente.
Entonces, por sus acciones acabó por estar en ese lugar. Y él se culpaba.
Ahora ya no había nadie que curara sus heridas como lo hacía ella cuando las obtenía en su trabajo, recordaba que delicadamente lo trataba, como si su piel fuese frágil al igual que el cristal y el sentía placer al sentir las manos de la albina recorrer su enorme cuerpo mientras le sanaba las heridas. En su ausencia su hija mayor se encargaba de eso, pero en ocasiones Fuyumi se la pasaba ocupada y Shouto, a él no se lo pediría por razones obvias. Y sólo le quedaba recordarla.
Las flamas de su barba comienzan a apagarse, pues aunque las mantenía encendidas para verse intimidante, en aquél pasillo el único que se sentía intimidado era él mismo por la sola idea de imaginarla ensimismada con la vista en la ventana, anhelando libertad.
Desea entrar.
Aún si lo hiciera no sabría la reacción que ella tendría al ver al hombre por el cual quemó a su hijo, ni las palabras que diría. Sabe que probablemente sería algo realmente estúpido que arruinaría el ambiente y terminaría por empeorar las cosas.
Enji se siente estúpidamente débil por ella.
—Todoroki-sama —una mujer, de cabellos dorados vestida de enfermera le habla, Endeavor le dirije una mirada de desagrado al mismo tiempo que sus flamas vuelven a aparecer— Lo siento, señor Endeavor ya terminará la hora de visitas, faltan cinco minutos.
—Entendido —murmura sin dejar de verla intimidante, la enfermera asiente incómoda y se retira rápidamente.
Sigue dándole vuelta al tallo de aquella rosa y después de emitir algo similar a un suspiro hace cenizas la rosa como lo hace en cada visita, sí, él suele dejarle las cenizas de aquellas rosas que no se atreve a entregarle en persona.
Comienza a caminar con rumbo a la salida con el mismo anhelo de siempre, que algún día ella le perdone.
Por todo.
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