Después de aquel primer pésimo encuentro, a Lan WangJi le tomó bastante tiempo permitirse entrar en el pabellón de la biblioteca. Solo tenía un par de días ahí, y no estaba familiarizado con nada. Por lo que inevitable de cada pequeña acción por parte del Yílíng Lǎozǔ, asumió que era un elaborado plan para ir tras el cuerpo o el corazón mortal de WangJi.
Pero ya había pasado un tiempo desde entonces, y ningún movimiento extraño había tenido lugar, y todo lo que había conseguido eran días de quietud y algunos conejos.
Él le había dicho que los libros de la estantería cercana a la mesa de trabajo podrían interesarle, pero estaba tan reacio a leer más maldiciones abominables que se negó a inspeccionar. Sin embargo, aquella tarde se vio motivado por el aburrimiento y la curiosidad.
Los fantasmas sin rostros hicieron una inclinación educada a su persona, y no obstaculizaron su camino. El día era un poco más claro, pero no lo suficiente. Al menos, pudo reconocer que la lluvia había cesado y esto trajo una sensación de quietud profunda. Por lo que se encontró extrañando el soplar del viento que hacía cantar las campanas de viento.
Se aferró al orillo para evitar pisar las sedas, y reconoció las formas sinuosas de los espíritus de flama, que en realidad eran las almas de los muertos atados a la tierra que eran tan débiles que no podían convertirse en fantasmas, por lo que tuvo cuidado de no agitar o pisar ningun espiritu.
Sin embargo, estos se aferraron a la cola larga de la chaqueta exterior, y se deslizaron sobre el bordado. Pero eran espíritus humanos inofensivos, así que no trató de apartarlos.
La biblioteca era tal como la recordaba. Tal vez un poco más limpia y ordenada. El escritorio largo aún mantuvo diagramas detallados y entradas incompresibles, pero hubo cierto orden en dicho desorden, y no dañó su vista. Algunas pesadas cortinas de madera y cuentas fueron ajustadas para dar paso a la luz, y esto dio una imagen casi etéreos.
Pensó por un instante que, si entrecerraba los ojos y usaba su imaginación podría imaginar que el enorme magnolio estaba debajo, y él estaba de vuelta en su juventud.
El hechizo se rompió, así que WangJi fue forzado a volver al mundo real.
Hubo algunos rollos interesantes, pero no supo por dónde comenzar, así que tomó un manual a la mano, y se sorprendió porque los escritos le resultaron familiares. En realidad no se trató de un libro extraño ni exotico, pero algo en la caligrafía rica le hizo preguntarse si acaso podría tratarse de algún manual escrito por alguien de GusuLan.
Toda duda se aclaró al instante cuando, al abrir un pergamino en la cima de una pila de rollos, encontró la guía para tocar los acordes de una canción que solía tocarse a los niños de la guardería, y se interpretaba por madres, y maestros de los novatos.
Lan WangJi había asumido que todo el material histórico y las melodías de GusuLan se habían perdido entre los múltiples asedios al Yúnshēn Bùzhīchù; supo que su hermano mayor había salvado algunos rollos importantes durante su escape. Estos habían quedadó a resguardo de Nie MingJue, y cuando WangJi decidió apartarse del mundo de cultivo, los pidió de vuelta para conservarlos como un recuerdo.
Las tropas Wen, como era de esperarse, acostumbraban a hacer saqueos masivos. Todo esto por orden de Wen RuoHan, que buscó la manera de fortalecerse a través de las técnicas ancestrales de las grandes sectas. Así que muchos de los libros de alto cultivo y los manuales de estudio de Lan Yin terminaron en posesión de los Wen. Pero, supuso que terminaron hechos cenizas después de la quema al Búyèxiān dū; lo que terminó por convertir a la Capital Inmortal Sin Noche en un montón de cimientos muertos.
Se preguntó si el patriarca de Yiling habría obtenido toda esa información como parte del tributo tras acabar con Wen RuoHan. Ya que no fue raro que, al término de la guerra se dividieran los tesoros a partes iguales para aquellos que más contribuyeron.
El Yílíng Lǎozǔ no estaba afiliado a ninguna secta, y tampoco tenía la suya propia. No se alió a nadie y mantuvo una vida de hermetismo y quietud. Así que parte del botín de Wen RuoHan debió terminar en sus manos. Lo que explicó la opulencia en aquella enorme morada de maderas claras, bambú y plataformas sobre un lago.
Sin embargo, considerando la riqueza que los Wen alguna vez poseyeron, le pareció realmente poco. Ya que no hubo sirvientes a los cuales pagar, ni excesos por cubrir. Todo el personal estaba muerto, o eran espíritus que se cultivaron con la energía yin, y yang. Entendió entonces que todas esas túnicas prístinas, y la opulencia en los adornos de oro y plata, no debieron afectar demasiado a las bóvedas del patriarca. Y fue esa la razón por la cual vivió una vida tan despreocupada.
WangJi leyó uno a uno el material de estudio que se acumuló. Fue variado y rico. Desde melodías hasta manuales de cultivo, y también epopeyas fantásticas, incluso poemarios. Reconoció bastante del material, ya que durante su juventud se encargó del pabellón de la biblioteca, y asignó castigos a sus condiscípulos, especialmente durante las conferencias de cultivo que tuvieron lugar cada año.
Sin embargo, pese a sentir que su interior se calentaba por encontrar algo tan valioso para él, se entristeció al contemplar la limitada cantidad de información. Ni siquiera había muchas de las técnicas musicales básicas, no hubo algo que instruyera el uso de acordes, el xiao, la especialidad de su hermano; ni el guqin.
No se sintió cómodo con la idea de mezclar sus textos valiosos con los habidos ahí, y tampoco robandolos de vuelta. Así que pensó en hacer algunos duplicados para sí mismo. Y tal vez, si alguna vez conocía a alguien en quien pudiera confiar, se los concedería para que el conocimiento no se perdiera.
Al momento en que Lan WangJi terminó de leer los manuales, ya había iniciado la tarde, así que se dedicó a escribir todo conocimiento que mantenía en su memoria hasta la hora de la cena. Estaba dispuesto a pasar de ello, y escribir un poco más hasta después del Hai-Shi. Pero, justo cuando el crepúsculo comenzó a dar paso a la noche, una voz serena, se pronunció: "¿Has encontrado algo interesante?".
Al levantar la vista del papel, se percató de que había estado trabajando en la semi oscuridad. No recordó encender ninguna vela, pero el fuego fantasma se apoderó de algunas linternas, lo que permitió obtener un poco de luz cálida.
"Pensé que no te habían interesado los libros", dijo sin esperar respuesta de WangJi. El Yílíng Lǎozǔ se paseó por la habitación con desenfado. Su paso fue tranquilo y mesurado. Busc entre los rollos como si estuviese al tanto de que decían y de qué trataban. Y se preguntó si habría leído cada uno de ellos. Al final no tomó ninguno. Buscó dentro de sus pesadas mangas anchas, y extrajó un par de manuales del interior, para ordenarlos junto al resto.
WangJi se preguntó de dónde los había sacado.
Dando un vistazo sobre el papel, el patriarca leyó el contenido, y le entregó un rollo. Lan WangJi lo desenvolvió, solo para tender un libro de preceptos, relativamente nuevo. "¿Esta es la letra de Lan QiRen? ¿no?".
Sus ojos se abrieron de sorpresa, y sus labios se separaron. Hizo el pincel a un lado, cuidando de no derramar la tinta, y sostuvo el libro de reglas con una mano temblorosa.
El patriarca clarificó: "MolingSu lo tenía".
Al recordar a la secta Su, de Su She, Su MinShan, sintió gran amargura en el pecho. Él se había burlado de la situación de WangJi y su negativa a revitalizar su secta debido a que su dolor le era insoportable; pero, robó muchas de las técnicas de GusuLan y las hizo pasar por suyas.
Al hojear el libro, sintió que la nostalgia se apoderaba de su corazón. De hecho, era la letra estable, severa y fluida de su tío. Le fue imposible no reconocerle, cuando había llenado párrafo tras párrafo con elaborados comentarios y explicaciones en sus ensayos mientras era un joven discípulo que apenas estaba aprendiendo el arte de la espada.
Dio un asentimiento corto, y no supo de qué manera expresar su gratitud.
Una mirada roja como el cinabrio y terriblemente profunda, vio a través de él, y comentó con una sonrisa. "Te conseguiré el resto".
La expresión fue maliciosa. Sus labios se curvaron hacía arriba y el lunar cerca del labio se movió en símil con sus palabras. Se preguntó si acaso el patriarca tenía un problema personal con Su Minshan. Pero, en realidad, todo el mundo tenía un problema con Su She, ya que era un individuo desagradable y molesto.
"Los recuperaré", prometió de nuevo.
Lan WangJi creyó en su palabra sin dudarlo.
A sugerencia del patriarca, dejó su trabajo de lado a fin de continuarlo al día siguiente. Pareció consciente de su negativa a comer cualquier cosa durante el día, y le instó al salón de su pabellón privado para compartir la cena juntos.
El hombre no parecía tener problemas con las falencias en el lenguaje de WangJi. Por lo que, logró comprender algunas de las expresiones en su rostro tranquilo, sin necesidad de un guión, y WangJi consiguió hacerse entender con señas simples y nada elaboradas cuando el trozo de papel se quedaba sin espacio para añadir más.
La cena fue buena, aunque WangJi no supo si se debió a la sazón de aquella noche, la elección de platillos, o el hecho de que su humor había mejorado ligeramente aquella noche. Por primera vez en mucho tiempo, pensó en el mañana como un momento finito lleno de quehaceres relevantes y una motivación intrínseca, por algo que era sagrado para él.
Cuando terminó los restos de arroz en su cuenco, se sorprendió de sobremanera, pues había conseguido terminar una comida completa, mientras escuchaba una historia sobre un hombre tratando de hacer un tejido con el cabello de un yao de montaña.
Lan WangJi no preguntó, pero su atención debió suponer pregunta, ya que el hombre se explicó. "No solo aquellos que cultivan el resentimiento se interesan por esas cosas. Sé que hay personas muy supersticiosas que conservan las partes de algún monstruo para obtener suerte. ¿Alguna vez has leído el Běncǎo gāngmù?".
Lan WangJi negó.
Con una expresión oscura pero de bordes suaves e infantiles como los de un niño travieso, explicó. "Es un libro de medicina muy antiguo. Se dice que acumula una larga lista de medicamentos de base humana [...] órganos, fluidos corporales, incluso cabello y dientes".
Lan WangJi agradeció que hubiesen terminado de comer hacía un tiempo, y sintió el regusto amargo al fondo de su taza de té.
"La medicina es muy extraña y las personas también lo son. El punto es, probablemente ese viejo campesino trató de hacer algo productivo con el cabello de ese yao". Tras reflexionarlo por un instante, el patriarca dejó caer los codos sobre la mesa baja, y suspiró. "No creo que sea lo mejor. Esa clase de medicamentos no es apta para el consumo. Al menos no si no tienes la preparación. Una vez, existió una joven muy enferma a la que intentaron tratar con polvo de un cadáver". Negó con la cabeza como si el recuerdo le hiciera sentir incómodo. "En fin, cambiemos de tema".
Lan WangJi estuvo de acuerdo con la sugerencia.
No pudo evitar pensar que el Yílíng Lǎozǔ era un poco extraño. En un inicio, parecía consumido por su propia locura. Cada palabra se sintió como un enigma y hubo un velo de muerte sombrío que le cubría los hombros. Pero, aunque aún siniestro, el patriarca le pareció más humano y menos maldito.
Sin embargo, al bajar su mirada hacía sus manos, que tendrían que ser pálidas y finas de extremidades largas, no pudo evitar notar la expansión de la corrupción del resentimiento que tiñó toda la piel. Se pregunto que pudo haber ocurrido para que el resentimiento se manifestara de dentro hacía afuera, pero, basándose en sus investigaciones, fue probable que algo hubiese salido mal.
Después de todo el resentimiento era bastante volátil.
"¿En qué piensas?".
WangJi alzó la vista, y trató de contener el calor que subió por el cuello al ser atrapado en el hilo de sus pensamientos. El hombre le llamó desde la distancia, e instó a que se aproximara. Inicialmente yacieron sentados uno frente al otro, separados por una amplia mesa cuadrada de madera oscura. Si deseara tocarlo, tendría que apoyar la mitad del cuerpo sobre la mesa, para romper la distancia habida. Pero eso era molesto y poco refinado. Así que WangJi se movió silenciosamente, hasta yacer a su costado. Divisó la almohadilla en el lado adyacente de la mesa, y supuso que dicha distancia sería suficiente.
El patriarca tuvo otra clase de pensamientos, ya que tomó a WangJi del brazo y tiró hacía abajo. El agarre no fue violento ni opresivo, pero sí le tomó desprevenido. De este modo terminaron compartiendo la almohadilla, y WangJi se encogió, poniendose rígido al sentir el calor de los muslos del patriarca contra el trasero. Intentó apartarse, porque le resultó incómodo, pero tampoco hizo nada para lidiar con la indisposición. Se limitó a yacer en su sitio como una estatua de sal.
Esto propició que el patriarca lanzará una risotada jovial. WangJi sentía que se estaban burlando de él, por lo que se indignó. Al notar su intento por apartarse, el patriarca de Yiling le impidió partir.
Una caricia casual y un toque suave viajo del sur al norte, y acarició la línea del cinturón, hasta la línea de las costillas. El calor quemó en la piel, debido a que se había despojado de algunas túnicas porque WangJi estaba a mitad de sus abluciones, cuando el patriarca le instó cenar juntos en su anexo.
"¿Recuerdas que te había prometido ir a ver el nenúfar en los lagos cercanos?".
WangJi tragó pesado, aunque fue difícil. Asintió, y en sus labios se dibujó una afirmación sin voz. 'Sí'.
"El clima sigue sin ser bueno estos días", explicó. "Pero creo que sería provechoso que pudiese tener algo de aire fresco".
No lo comprendió, hasta donde WangJi supuso, obtenía bastante aire fresco todos los días.
"Te llevaré a dar un paseo mañana".
Aunque WangJi odio el misterio y la incertidumbre, tuvo que ceder frente a aquellos planes específicos.
Sintió que el cabello era desordenado, y el toque frío del Yílíng Lǎozǔ subía desde la nuca al cuero cabelludo. Y rascó con suavidad como si fuera un gato. WangJi no era un gato, pero fue su pensamiento más decente. Ya que, desde su punto de vista, aquella cercanía fue en exceso íntima, especialmente estando donde se supone que estaba sentado.
Pero, el patriarca de Yiling no se quedó tranquilo. Otras tantas noches solía acercarse y diseminar una que otra caricia que dejaba a WangJi al borde de la expectación y la confusión.
Desde aquella noche en que sus lágrimas fueron derramadas, tal vez incluso antes, muchos días atrás, reconoció que las tensiones y la incertidumbre orientada al patriarca aminoró. Alguna vez pensó en la ominosa Baoshan SanRen y la prístina Lan Yi. En ambas inmortales que fueron amigas cercanas durante una cantidad de tiempo limitada, y cuya amistad trascendió a través del tiempo en los diarios de su ancestro.
El patriarca no era como Baoshan SanRen y él no era su ancestro. Pero hubo algo cálido en el pensamiento de dos inmortales que se hacen compañía en la perennidad.
Rápidamente dejó ir el pensamiento inocente de una amistad virtuosa orientada a los conceptos del zhiji, pues la boca del Yílíng Lǎozǔ se posó sobre sus labios sin previo aviso.
Fue un roce instantáneo, ligero y superficial que pareció durar una eternidad, y tan efímero como un pestañeo. Aún así, WangJi no se movió, pero contuvo su expresión lo mejor posible, a fin de evitar ofensas.
Pese a encontrarse en una posición difícil, sostenido de cierta manera inesperada, no rehuyó al toque, y pensó que el toque era tierno. No le desagradó de ninguna manera. El corazón de WangJi latió con fuerza por un tiempo, pero trató de no dar importancia, en favor de mantener la compostura. Sin embargo, antes de caer en cuenta de que estaba pasando, su mano subió con voluntad propia. Acunó un rostro fino y cincelado, frío como el de un cadáver; a pesar de ello, reconoció algo cálido y familiar, y hubo un agarre suave sobre las muñecas, que sondeó con energía yin, haciéndole estremecer.
El Yílíng Lǎozǔ imitó el gesto tierno y vulnerable que WangJi hizo la primera vez que se le sostuvo con la misma devoción, y presionó la mejilla mientras cerraba los ojos y aspiraba.
Su larga melena revuelta cayó por delante, en amplios mechones desordenados, pero suaves y ligeros al tacto, y de un negro brillante sin comparación.
Debajo de todo ese cabello, ocultó entre pestañas pobladas, fue observado con una mirada de rojo sangre, pero no encontró maldad, y WangJi sonrió a su presencia.
***
Lan WangJi no logró dormir mucho la noche anterior.
No estaba seguro si se debió al constante estado de vigilia desde que fue sustraído y torturado en Sin Noche, o se debió a la expectación por los planes de aquel día.
Tras concluir con sus abluciones, decidió tomar un baño, y lavar su cuerpo con minucia. La meditación no había sido del todo fructífera, lo cual le hizo sentir frustrado, aunque, trataba de no arruinar su anormal buen humor, por cuestiones que estaban fuera de su control.
Se dijo que podía intentar mejorar su técnica de meditación, arruinada por un estado a la defensiva y el trauma derivado de la guerra. Así que decidió dar peso a su apariencia sombría y desprolija. Normalmente permitía a los sirvientes elegir la ropa y los adornos para el cabello por él. La única libertad que se le concedió partió de negarse a peinar su cabello de cualquier manera.
De hecho, habían sido meses y temporadas desde que decidía utilizar algo por cuestiones estéticas que por la practicidad de su uso. O de acicalarse por el mero placer que daba hacerlo. Sin embargo, sabía cuán frágil podría ser su voluntad en esos días, y arruinarse con cualquier pensamiento intrusivo y malicioso que amenazara con abatirlo.
La habitación se inundó de un suave toque de incienso de sándalo, y WangJi hurgó en el baúl de túnicas por algo que le resultara cómodo al tacto.
Tras un cuarto de shichen, WangJi comenzó a retirar una a una las túnicas interiores, para reemplazarlas por ropa limpia. Ya que los alrededores del Luànzàng se caracterizaron por climas fríos y anómalos para tierras del sur, consiguió un juego de túnicas que, aunque delgado en material, eran bastante cálidas.
Cubrió su cuerpo con varias capas, hubo una túnica alabastro de cuello alto, debajo de una prenda lavanda azul pálido con mangas ajustadas en las muñecas por cintas a juego. Los bordados eran imperceptibles y discretos. Por encima hubo amplias hombreras sin mangas, de marfil con bordados de porcelana gris en forma de camelias, apenas distinguibles cierto ángulo de la luz. Y se anudó junto a un fajín delgado en azul índigo.
Hubo tanto pálido y toques de azul que, incluso sin la cinta Lan, no parecía él mismo. Pero estaba bien, ya que no quería seguir utilizando aquellas prendas que perdieron su hermoso significado y categorizaron como 'de luto'.
Tomó ěrzhuì de cuenta de danbáishí, y se satisfizo con los tonos iridiscentes. Y aunque ya no usaba la banda reguladora Lan en el frente, la ató con fuerza sobre la cola de caballo para evitar perder el arreglo.
Como si el Yílíng Lǎozǔ hubiese esperado pacientemente por él desde hacía siglos, le encontró de pie con una sonrisa que formó pequeñas lunas en sus ojos. Lo que alivió la palidez y el ennegrecimiento debajo del párpado, y llenó de luz su rostro.
WangJi no pudo evitar prestar atención a sus labios delgados y suaves. Por lo que le reconocio como atractivo con aquel juego de negro sobre negro con un interior blanco de cuello modesto.
Tal vez se debió a algún hecho en particular, pero el Yílíng Lǎozǔ había entrado en razón aquella tarde, y cerró el frente expuesto de su túnica roja para evitar que se le enfriara el pecho. De pronto, sintió que le estaba observando demasiado, así que neutralizó su expresión hasta el aburrimiento.
La noche anterior no tuvieron más cercanía íntima después de aquel beso. Jugaron al Go, durante un shichen y sobrepasaron el Hai-Shi. Las miradas fueron intensas, la tensión pesada, engrosando cada respiración, pero, aunque la confusión y el misticismo les envolvió, ninguno de los dos propició un segundo beso, o una caricia íntima. Ni siquiera se pidió compensación, aunque el patriarca de Yiling solía bromear con eso. Cuando la partida de Go término, el Yílíng Lǎozǔ no se mostró exigente. Pidiendo como único premio por las victorias consecutivas, ir a un lugar en específico después de su paseo.
WangJi estuvo de acuerdo.
"Ah, Lan WangJi, luces muy bien", le elogió.
Si tuviera una voz, habría murmurado un 'Mn'. WangJi no sintió que su vida se viese privada a partir de la pérdida de su capacidad de habla. Incluso antes de que ocurriera solía hablar en monosílabos y frases cortas, exquisitamente educadas. No habló sin sentido y no dio detalles insólicitos. Pero, también hubo mucho que deseó expresar desde el dolor de su corazón y mantuvo silenciado.
"Deberíamos irnos".
Su mano cubierta por túnicas negras y rojas se extendió en dirección de WangJi. Aguardó paciente en caso de arrepentimiento, pero WangJi no titubeó. Cuando sus manos se tocaron, el agarre del patriarca se mantuvo sólido, sus manos fueron sostenidas en un agarre devoto.
En apenas un pestañeo la visión del mundo se aclaró, fragmentándose en parches, que dieron paso a un escenario ilusorio e irreal, hasta que ya no lo fue.
Pronto se encontró en algún lugar desconocido, pero cercano a la periferia, ya que distinguió la fumarola de energía resentida que se acumuló en la cresta del Luànzàng a muchos li de distancia. Desde su posición, los túmulos funerarios se encontraron al sureste, así que solo pudo atinar en que estaba orientado en algún punto que abordó territorio cercano a Chongqing.
Notó las volutas de energía oscura liberarse del suelo. El brillo sombrío de una matriz de acortamiento de distancia se evaporó, eliminando todo registro de ello. Lan WangJi se mostró impresionado por la distancia recorrida. Sin embargo, algo similar había ocurrido en su primer encuentro con el patriarca, solo que no aterrizaron en su morada y tuvieron que caminar por mucho tiempo antes de terminar de subir su montaña.
El patriarca examinó su cuerpo, haciendo que WangJi se sintiera cohibido, en busca de algún problema tras el desplazamiento instantáneo, pero no encontró nada. Dibujó un diminuto grabado sobre su palma, y el hechizo se consumió. WangJi no tenía idea de la clase hechizo que se adhirió a su piel. Y si bien, su instinto de preservación debió resonar en voz alta, no fue el caso. Al no sentir malestar por el encantamiento, trató de no sobrepensar en el asunto, y confió.
Sus pasos les llevaron al interior de un pueblo hermoso. Las calles tranquilas destacaron por altos muros de piedra y vegetación en apogeo y gloria. Hubo árboles de pétalos claros, magnolios y árboles de hibisco. Las construcciones tenían acabados antiguos, y alerones curvos. Incluso los pilares habían sido tallados con maestría y las entradas de las casas mantuvieron una belleza exquisita. Supo que estaba dentro de una villa rica. No pudo evitar preguntarse cómo una villa tan cercana a Qishan consiguió prosperar tan placenteramente después de la desatención que propiciaron las sectas honradas tras la aniquilación de la secta Wen y los remanentes de su ejército.
En un lado había enormes casas de té de gran prestigio, en la otra calle hubo posadas limpias y tiendas de licor. Pero esto no pareció llamar la atención del patriarca, y mantuvo un andar tranquilo y mesurado mientras WangJi se permitía ver sin reserva. Sin embargo, WangJi, que se había convertido en un errante, pensó en que no era diferente a cualquier otro pueblo. No hubo anomalías en su estructura o aspectos destacables para hacerle sobresalir de las otras cientas de aldeas que pisó durante sus viajes en solitario.
Tal vez, darse la oportunidad de observar cómo un forastero con fines de ocio fue un toque refrescante, ya que no hubo ninguna urgencia por dormir, comer o descansar antes de adentrarse a la guarida de algún demonio o yaoguai.
No tenía mucho apetito así que no dio un segundo vistazo a los puestos de comida ambulante, y tampoco necesitaba alcohol, aunque percibió al patriarca tomando algunas botellas, y lanzando unas piezas de plata para pagar su consumo.
El cielo fue claro y luminoso, aunque aún hubo parches grisáceos y nubes llenas de agua girando en los alrededores en una ventisca poco natural. Pero, todo alrededor de los túmulos funerarios se consideró extraño, y a WangJi dejó de causarle molestia el movimiento en espiral de las nubes.
El Yílíng Lǎozǔ apuntó a una tienda, WangJi siguió. Había toda clase de hilaza y cinta para el yaopei. Desde materiales costosos en hilo de oro, y más accesibles para comerciantes, y estudiados. Las cuentas de jade eran hermosas pero no le gustaron mucho las tallas. No pudo evitar preguntarse si acaso el patriarca estaba en búsqueda de algún nuevo amuleto para su flauta, o tenía intenciones de conseguir un yaopei para sus túnicas oscuras. Si bien era bastante recatado, el patriarca no lució ningún adorno sobre su túnica, lo cual le pareció un poco extraño.
"¿Cuál te gusta?", le preguntó.
WangJi dio un vistazo entre las opciones. El hóng shānhú, coral rojo, era hermoso y destacaba, el jade blanco era un clásico, y se mostró libre de impurezas. Vio la perla, que recordó la belleza de la perla de Laozi, y el ojo de tigre fue bueno para protegerse de la energía negativa.
Tomó su elección y señaló la piedra que fue de su agrado. El patriarca no dijo nada más, caminó en dirección al hilo tejido y pareció comparar colores antes de escoger su favorito.
WangJi recordó el grabado en su mano, y, debido a que nadie pareció reconocer su presencia, supuso que el arreglo tendría el efecto de hacerles pasar desapercibidos. Definitivamente alguien, cuya sombra se eleva del piso en forma de energía yin, y mirada de un intenso granate, no podía pasar desapercibido por mucho que lo intentaran.
Observó algunas hermosas borlas con tallados únicos, y contuvo una sutil sonrisa al apreciar una piedra lunar en forma de un pequeño conejo de largas orejas.
Una voz se alzó desde el exterior, así que WangJi caminó hacía la puerta por mero interés. No se había apartado más de cuatro pasos, pero fue suficiente para él.
"¡Tengan cuidado! ¡El patriarca de Yiling está cerca!", gritó un hombre con ropajes de miembro de la casa de justicia. Un agente del orden pegó algunos afiches en el tablón de noticias. Y WangJi abandonó la tienda para prestar atención al volante.
Una mujer de vestimentas elegantes y ricas se acercó a su marido y le susurró: "¿Aún no le atrapan? ¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde aquel terrible crimen?".
El Yílíng Lǎozǔ dio un vistazo al afiche con un retrato de su persona y dijo: "No el suficiente".
El segundo joven maestro Lan giró ante la sorpresa de escuchar una voz tan clara murmurar contra su oído. Pero nadie pareció distinguir la presencia del patriarca e ignoraron a WangJi, para seguir comentando sobre su persona.
El crimen del que se hablaba involucró al clan Jin de LangLing, cuyos miembros fueron asesinados de manera visceral y terrorífica por el patriarca, justo después de la guerra. Pero, por la naturaleza del patriarca asumió que era un rumor, o hicieron algo que lo disgustó de sobremanera.
WangJi trató de girar y encararle, añadir algo a la invasión de su espacio, pero el funcionario detuvo a Lan WangJi y puso el feo dibujo frente a su nariz. "¡Mirelo bien, gongzi! ¿Ha visto algún hombre con esta apariencia?".
Conteniendo la risa ácida, el patriarca bromeó: "Hay muchos hombres así cerca de los puertos. No puedo recordar cuántos Yílíng Lǎozǔ he visto". El hombre lanzó un berrido desafinado, y se apartó como si hubiese visto un fantasma. Porque, definitivamente el patriarca no había permanecido visible hasta que decidió ser tangible. Tomando el dibujo entre manos, se inclinó y continuó su camino de vuelta a la tienda de adornos.
El patriarca contuvo el malhumor, y preguntó: "¿Por qué te fuiste así, Lan WangJi?".
Sin embargo, no tuvo respuesta para dar.
"Solo quédate aquí", le ilustró. "Estoy tratando de hacerte una linda sorpresa".
WangJi pensó que si le comentaba de la sorpresa dejaría de serlo, pero no tuvo energías para alegar nada. El papel en manos se arrugó. WangJi trató de alisarlo con los dedos, solo para descubrir el dibujo de un hombre viejo y desagradable. Tenía una barba encrespada; cejas siniestras y pobladas; y una nariz gruesa deformada en protuberancias que daban una imagen sombría y repulsiva.
Era más la imagen de un maníaco, o prisionero, incluso de un mendigo muy sucio. No hubo un solo atisbo de similitud que relacionara al Yílíng Lǎozǔ con su apariencia real.
Cuando las compras fueron hechas, el patriarca tomó su mano con firmeza, y guió el paseo sin perderle de vista. Tuvo mejor vista de su perfil, con todo ese cabello desordenado. Reconoció que era un hermoso hombre joven, aunque no tanto en apariencia como WangJi. Pero aún así, hermoso.
"Quiero enseñarte algo", pronunció después de un plácido paseo por el gran puente sobre el río que dividió el poblado en dos partes.
WangJi no protestó. A mitad de la calle principal logró apreciar, en la cima de una pequeña colina, un templo que se conectó al pueblo mediante un camino pedregoso; y que las personas podían reconocer con facilidad.
WangJi dudaba que solo por el beso de la noche anterior, y las manos sujetadas juntas hubiese cubierto los requisitos para formar parte de una ceremonia de bodas, pero dicho disparate fue un pensamiento único que se desechó rápidamente.
Los templos eran bastante visitados, algunos de ellos tenían sacerdotes habitando en ellos, y se dedicaron a toda clase de deidades. Además, los demonios jamás se filtraban a los templos,
ya que eran sitios sagrados y altamente protegidos debido a la acumulación de energía yang.
Comenzaron a trepar los peldaños rocosos, y WangJi contuvo el mal humor por la apariencia horrenda del general que adornó el templo, pero, al leer la inscripción se horrorizó.
El patriarca de Yiling se dobló de la risa y lágrimas se acumularon en las comisuras. En aquella región de Xinzhou se erigió un templo al Yílíng Lǎozǔ; pero no parecieron tener idea de como lucía en la vida real, ya que el hombre ahí no era el patriarca.
Cuando la carcajada murió, se le dijo con una voz sería: "Era un templo para Wen RuoHan. Cuando falleció y la gente le aborreció por sus crímenes y locuras, solo buscaron otra figura fuerte para convertir en su deidad".
WangJi pensó que las personas eran un poco extrañas cuando se trataba de fe, y devoción. Elogiaron y honraron a personas solo porque eran poderosas. Sin importar cuán desmedidas o sanguinarias fueran. Sin embargo, si alguien de actuar justo, que apreciaban como un referente a seguir cometía un fallo entonces se convertiría en la burla y se ridiculizaba.
A él nunca le interesaron esos asuntos, así que no tuvo pensamientos elaborados al respecto, pero había caído en desgracia a la par que atravesaba el duelo de la pérdida de su familia. No tenía energía ni deseos de lidiar con nadie, y, aún así, las personas le humillaron como si no fuese humano. Por lo que dejó de creer en esas cosas, se volvió escéptico y le desagradó muy en lo profundo del corazón.
El patriarca extendió una peonía a su persona, y la aceptó. "Creo que si fueras una deidad, quemaría mil inciensos para ti".
WangJi pensó que era ridículo, pero bien intencionado, como había ocurrido con aquellas linternas de festival fantasma. Así que no se ensañó con el asunto y decidió prestar atención a los hermosos pétalos. Quizá, más tarde podría aplastarla para convertirla en un marcapáginas.
La gente fluyó alrededor del templo, el patriarca de Yiling y Lan WangJi tomaron lugar en un camino escarpado de piedra, justo bajo la sombra de un árbol de glicinias. El clima era fresco y agradable. Compartieron algunos bollos frescos, y el patriarca se satisfizo con algunas tortillas fritas de un carro de frituras.
El inmortal yin se mostró de buen humor. Así que contó toda clase de historias e inventó algunas narraciones para aligerar el ambiente.
"Hubo un niño era tan joven, que realmente era miserable de ver. Y estaba solo. ¿Quién querría tener nada que ver con un niño tan inmundo? El punto es que termino inmiscuyéndose con el resentimiento por pura diversión, sin conocer el riesgo real, así que mutó en una bestia muy fea, y se pudrió en un charco de brea por cien años, ¡finalmente se transformó en un peligroso inmortal fantasma!".
WangJi contuvo la diversión pero su semblante se torció por ternura y preocupación genuina.
No sonaba para nada como una historia divertida. Tampoco demasiado feliz. De hecho, él alguna vez conoció a un niño pequeño en un estado lamentable e intentó ayudarlo, pero su tío le consideró joven e inexperto, así que no le permitió llevarle de regreso a su secta. Supo que había obtenido un nombre de cortesía y que dejó a los Jiang a una edad muy temprana. WangJi había escuchado rumores desagradables de YunmengJiang, pero su secta penalizó esa clase de chismes, y WangJi nunca fue la clase de persona que disfrutaba de esas habladurías. Así que todo terminó en nada. Ocasionalmente se preguntaba si ese niño había crecido bien estando solo, especialmente después de que comenzó la guerra.
Suspiro, y trato de no abrumarse con asuntos que estaban fuera de su control.
El patriarca pinchó su codo y llamó su atención de vuelta.
"¿Esta te parece una historia convincente?".
WangJi negó.
"¡Aiya, Lan WangJi! ¡Lo sabía!, te gustó creer que había nacido de un rata muerta que se cultivó en los túmulos funerarios".
Hizo algunas señas cortas, y trató de explicarse.
'No es verdad'. Le acusó sin voz.
"Bien, eso no importa. El punto es que era una persona de baja calaña, qué se cultivó y se convirtió en algo aún peor".
WangJi buscó sus ojos y trazó los caracteres idóneos con una voluta de energía espiritual. ["Eres bueno"].
Con una sonrisa cansada de medias lunas, se acurrucó en busca de consuelo. "Eres muy tierno".
Ambos permanecieron en esa posición, apoyados sobre algunos peldaños de piedra, sus rodillas rozaron juntas, su brazo se apartó y el patriarca se apoyó sobre el hombro en algo íntimo y cercano. Pero todos pasaron de su existencia así que apenas dio importancia a ese hecho.
El viento sopló, y agitó su cabello. WangJi terminó con algunas flores de glicinas y pétalos en su cabello, y el patriarca lo limpió y cepilló con las manos hasta que quedó suave. WangJi se sintió con la responsabilidad de hacer lo mismo por él así que pasó sus manos por aquella larga melena que se fundía con el resentimiento, aunque fue más metódico y minucioso, lo que tomó una gran cantidad de tiempo.
Al término, el patriarca instó a caminar en los terrenos cercanos del templo, el calor fue robado, y tuvo frío, pero no se apartó, sino que instó por un toque más sólido. Sus dedos se enrollaron alrededor del patriarca.
"¿Recuerdas lo que mencioné ayer? Hay un lugar al que deseo llevarte".
Lan WangJi no dudó, así que asintió con solemnidad, y confió.
Pensó que serían tragados por la oscuridad por intervención de alguna matriz de desplazamiento pero los sigilos no se activaron cuando el arreglo estuvo hecho.Y el patriarca se acercó lo suficiente para iniciar un segundo beso, del cual WangJi no se negó, y cerró los ojos, mientras era sostenido con ternura.
***
El talismán de desplazamiento remoto les hizo aparecer en algún poblado, en el terreno circundante al Luànzàng. A diferencia del bullicio del Chongqing, el sitio se destacó por ser excesivamente tranquilo, y rural. Las casas formaron una villa pacífica, y las personas se desplazaron de un lado a otro sin preocupaciones. Casi como si fuesen ignorantes de los problemas habidos en el mundo real.
De un lado, un hombre mayor, aunque no un anciano, llevaba sobre su espalda cubetas llenas con agua del pozo cercano. Una anciana, pequeña y arrugada, tejía una cesta con manos ágiles y dedos veloces. Se aró la tierra, se cultivaron vegetales, y alimentaron a las gallinas. Vio a niños de distintas edades corretear entre sí, llevando un gato entre sus brazos, el cual parecía acostumbrado a su presencia, ya que se mostró aburrido y holgazán.
El patriarca posó una mano detrás de su espalda y le instó a seguir.
Una mujer, probablemente de la edad de su tío, pareció distinguir su presencia, pues hizo su cesta con castañas a un lado, y le reconoció. En realidad, advirtió la presencia del patriarca. "¡Gongzi! Volvió".
Por lo que Lan WangJi supuso que el Yílíng Lǎozǔ estuvo ahí en más de una ocasión. Y se preguntó, la clase de asuntos atender en un lugar tan pequeño y remoto entre las montañas.
Un hombre de apariencia desprolija, pero con una sonrisa borracha abrió muchos los ojos y comenzó a trotar cerca de la mujer, "¡Volviste! ¡Ha sido mucho tiempo! ¡Hice vino hace unas semanas, deberías llevarte un poco!".
Lan WangJi: ["..."].
'¿Le habían traído aquí para conseguir algo de vino exquisito elaborado a partir de una receta pasada de generación en generación?', se preguntó.
Cuando la atención de los campesinos se desvió del patriarca a WangJi, se mostraron pasmados por el asombro, pero WangJi no sabía si había sido reconocido o no.
"Ah, gongzi, ¿un amigo suyo? ¿Quién es su invitado?", le preguntó la mujer.
El patriarca examinó el área antes de dar respuesta, y pareció molestarse al no encontrar un rostro familiar entre la multitud.
"¿Dónde está el anciano Feng?", preguntó.
El hombre de apariencia desprolija rascó por debajo de su barba y dio una sonrisa nostálgica. Lan WangJi se mostró curioso por la cercanía que tenían a una presencia que podría instar miedo a cualquier cultivador poderoso. "Bajo al pueblo por algunos clavos para construir un nuevo tejado, con A-Ning. Tenemos planeado ampliar el tamaño de la leñera antes de la llegada del invierno".
El patriarca asintió, giró en dirección del hombre y se mostró abierto en su charla. "¿Dónde está su hermana?".
"En su clínica".
"¿Podrían llamarla?", hubo un toque suave y amable en sus palabras. Como si desease añadir un 'por favor' al final de la oración, sin embargo, no lo hizo.
El hombre desgarbado asintió sin problema, desapareciendo de su campo de visión en un instante.
La mujer se mostró amable, servicial y hospitalaria. Señaló un tejado cercano a la anciana arrugada y pequeña para que tomasen asiento mientras el hombre volvía.
El patriarca no tomó descanso, pero instó a Lan WangJi a protegerse del rayo del sol. "Este es Lan Zhan, Lan WangJi".
La gente reunida a su alrededor vitoreó. Su sorpresa no fue empañada por el desagrado, sino por la alegría genuina de tener oportunidad de conocerle.
"Hánguāng-jūn es un honor conocerle, y saber que está bien después de la guerra", dijo un hombre de unos treinta años.
Una anciana sin dientes le tendió caqui, y WangJi lo tomó en manos con humildad y agradecimiento.
"¿Cómo es que conoce a nuestro gongzi?", balbuceó la anciana. Lan WangJi sintió la mirada sobre su nuca, y se sintió nervioso, ya que no tuvo respuesta para dar, y la hospitalidad de aquellas personas le hizo sentir fuera de lugar. Ya que, ellos parecían ser cercanos entre sí, incluso con el patriarca, pero WangJi temió decir algo incorrecto.
"Lan Zhan no puede hablar, si le hacen preguntas sencillas responderá", indicó el hombre.
Lan WangJi se sintió avergonzado al ser expuesto de esa manera. No es que fuese un secreto confidencial, pero se convirtió en objeto de interés de los campesinos por las razones incorrectas.
"¿Es así?", le preguntó una mujer cuyo peinado fue un moño elaborado, y tenía a un niño de unos siete años abrazado a su pierna. "¿Estás bien?", preguntó a WangJi.
El asintió.
El patriarca dijo: "Es por eso que estamos aquí".
Su explicación pareció ser suficiente ya que rápidamente resplandecieron y la pena fue lavada de sus rostros.
"Gongzi es tan amable, si alguien es capaz de ayudar a Hánguāng-jūn esa es nuestra A-Qing".
Todos estuvieron de acuerdo.
El patriarca se alejó durante un instante, WangJi obtuvo preguntas simples, poco entrometidas para hacerle sentir cómodo. En general fueron cuestiones del viaje, y los alrededores, de esta u otra comida popular en el pueblo y bromas privadas entre los campesinos de la aldea.
Cuando el patriarca regresó, tendió un poco de agua fresca del pozo para que WangJi la bebiera después de comer ese caqui excesivamente dulce, y este agradeció las atenciones.
El hombre de mediana edad, y apariencia desprolija apareció trotando colina abajo. Su respiración se agitó y su rostro enrojeció por el sobre esfuerzo. Los campesinos hicieron bromas divertidas a su alrededor y le instaron a tomar un descanso.
Pero obtuvieron el visto bueno para que ambos se acercaran a la clínica privada en la punta de la cuesta.
Los campesinos se mostraron amables con WangJi y se despidieron con la mano deseándole suerte. Se preguntó si estaban siendo sinceros, o su amabilidad se extendió de manera superficial, sólo por su cercanía con el patriarca.
Alrededor de aquella villa se plantaron gingko y ornaga, lo que dio un aspecto vistoso e interesante al lugar. Las casas se construyeron relativamente cerca las unas de las otras, y debió haber unas cincuenta familias. Por el parecido en algunos rasgos supuso que aquella villa albergó a una familia extensa. Al pensar a detenimiento en el asunto, recordó el rumor de que el patriarca había tomado a la rama médica de los Wen de Dafan bajó su control al término de la guerra. Sin embargo, nunca se volvió a tocar el tema debido a la indignación que causó el asunto. Especialmente la matanza a los miembros de Jin, lo que terminó por desequilibrar el poder interno de dicho clan.
Sus dudas fueron silenciadas, al notar una presencia femenina esperando fuera de una basta cabaña de madera, en cuyo patio se estaban cocinando algunas hierbas medicinales.
La mujer de pie econtra el marco, vistió tunicas de cuello alto, de color marron rojizo, con una chaqueta sin mangas en un suave tono arena. No se trató de un rostro desconocido, pero habían sido muchos años desde que tuvo oportunidad de apreciarlo.
La mujer en la clínica era la sobrina favorita de Wen RuoHan, y quien trató sus heridas en la celda donde se le confinó: Wen Qing.
No hubo asombro o pasmo en su semblante al reconocerle, probablemente el hombre de su pueblo dio detalle de quienes estaban ahí. Tampoco se mostró intimidada por la presencia oscura del patriarca, y las volutas de resentimiento que se levantaron del suelo y erizaron las puntas de su cabello.
"Ah, Wen Qing", le llamó con una sonrisa cansada.
"¡Nada de Wen Qing!", rugió. En su mano había un par de agujas de plata, atrapadas entre sus dedos y la punta de uno de aquellos finos alfileres señaló al rostro del patriarca. "No quiero hablar contigo. Lo haremos después", le gruñó.
"Ni siquiera sabes que tengo para decir".
"No me importa, cuida la medicina". Lan WangJi se consideró un intruso en aquella dinámica, y se sintió mimetizar con los árboles cercanos. Pese a la amargura en el rostro del patriarca, este no se ensañó con Wen Qing, y tomó sitio en la mesita del patio, y comenzó a agitar la mezcla de hierbas como si estuviese acostumbrado a ello.
Sus feroces ojos negros como la tinta más pura, acribillaron a WangJi, y señaló hacía el interior de la clinica. WangJi giró de la doctora Wen al Yílíng Lǎozǔ que parecía domado y miserable.
'¿Habrian sido amantes?', se preguntó.
Ella parecía furiosa con el patriarca, e intimidó a WangJi aunque no había dicho nada. Además, el tono que usaron para referirse al otro fue cercano e íntimo. Esto provocó una sensación amarga en la boca del estómago, y WangJi trató de no pensar más en ello.
Wen Qing se inclinó sobre su escritorio y tendió una libreta y un pincel para él. Ella dijo: "Ya se me informó con antelación sobre tú caso".
Aquello le extrañó aún más, pues le hizo pensar en que ambas personas mantenían correspondencia y estuvieron hablando de WangJi en secreto.
"No le des muchas vueltas a ese asunto. Solo hablamos de ti", tranquilizó. Ella golpeó la libreta con una uña corta, pudo ver sus manos pálidas y delgadas. Viéndole a mayor detalle pudo acertar en que la doctora Wen había cambiado en los años que no tuvieron oportunidad de verse. Ella era menos joven, no necesariamente era algo malo. Cuando se conocieron en Sin Noche, ella no parecía tener más de veinte años, y era muy delgada y cautelosa, pero ahora, parecía alguien que había sido endurecida por la vida, se preguntó si era la líder de su propio pueblo. "Ahora, te haré algunas preguntas, escribe tus respuestas largas aquí".
WangJi comprendió.
Se revisaron sus caminos espirituales y el estado de su núcleo dorado. Se revisaron algunas viejas cicatrices, pero todo sanó perfectamente, incluido los huesos rotos en la pierna y la piel despellejada de las muñecas. "Eras mí paciente, después de todo. Es evidente que me preocupase el estado de tus antiguas heridas".
Esto la hizo parecer más suave y gentil de lo que aparentó. Aún así, permaneció tosca en su discurso directo y ajena a los sentimentalismos. Mientras a WangJi se le examinaba y se le pinchaba con agujas, trató de desviar su atención al resto de la habitación. En pilares de madera gruesa, y resistente. Suministros médicos de primer nivel y enormes armarios llenos de cajones para clasificar toda clase de hierbas medicinales. Sus prendas, aunque de colores sobrios y poco femeninos, tenían un acabado limpio y fueron elaborados con rollos de tela de gran calidad. Incluso la única horquilla en su cabello se elaboró de una aleación similar al oro, así que, pese a perder su estatus, y el patrocinio de Wen RuoHan continuó gozando de agradables lujos.
Luego recordó la fortuna del patriarca, y sus exigencias. Supuso que, quizá las facilidades en la vida de los remanentes Wen partieron de la benefacción del patriarca.
Wen Qing finalmente concluyó su monitoreo, y suspiró.
"Sé que es lo que te ocurre, y porque no puedes hablar".
Lan WangJi: ["..."]
"En realidad, por más que busqué, no encontré nada raro. No se debió a alguna maldición o que tú núcleo este dañado".
Pero eso ya lo sabía WangJi.
De pronto, sintió un par de pinchazos inesperados contra la piel, y se apartó. Pero la doctora Wen, no le soltó, y pese a ser más débil que él, se apresuró a clavarle tres agujas más. Mientras yacía paralizado, ella se apartó para conseguir un pergamino y lo extendió frente a sus ojos, hubo un esquema del cuerpo con los dantian dentro del cuerpo y ella señaló el dantian del medio, aquel conocido como 'palacio carmesí', donde el qi se refinaban en espíritu Shen. "El dantian medio se ubica cerca del corazón, y es el centro de poder de un cultivador, pero se relaciona profundamente con las emociones y los pensamientos, lo que a su vez se manifiesta en el cuerpo. Si tus pensamientos y tú corazón se encuentran inestables, el flujo de energía espiritual y tú cultivo también se verán dañados". Señaló ella.
Un segundo manual se manifestó de la nada, y en él se ilustraron los caminos del chakra, aunque ese era un camino de estudio muy diferente al que WangJi estaba familiarizado, especialmente por cuestiones geográficas. Pero, había leído al respecto de un viejo compendio de estudios extranjeros cuando era joven.
La doctora Wen golpeó repetidamente un punto en el diagrama, justo en el área de la garganta. "El Hsuan Chi actúa como el centro de comunicación del cuerpo. Está asociado con hablar y expresarse", clarificó. WangJi deseó asentir pero le fue imposible. "Si se bloquea o se desalinea con las demás, el bienestar puede verse afectado. Y sentirte física, mental o emocionalmente 'apagado'".
Wen Qing no dio más explicación que esa. Una a una las agujas comenzaron a desaparecer, hasta que su cuerpo fue suyo, y tuvo la facultad de moverlo a voluntad.
Ella ordenó el material de estudio en su escritorio y giró con seriedad. "Ya he abierto los caminos de Hsuan Chi, así que podrías recuperar tú habla tarde o temprano. Pero, si deseas sentirte mejor, entonces tendrás que trabajar con lo que afecta tú corazón". Ella comenzó a mezclar hierbas en pequeños paquetes y los ató juntos con una hilaza, entonces se los dio. No se trató de ningún brebaje milagroso, solo fue té para que pudiese dormir tranquilo y se sintiese más relajado. Ella pareció escéptica al mencionarlo, pero sustentó cada una de sus palabras con los manuscritos a la mano. "Lan WangJi, tener un corazón abierto es imperativo para todos los aspectos de la salud y el bienestar".
Supo que no hablaba solo de su cultivo.
Él comprendió, y agradeció. Sin embargo, en lugar de ser despachado fuera, ella señaló una mesa de té y le invitó a tomar lugar.
"Sé que tienes preguntas para mí, así que escribelas".
Lan WangJi dio un sorbo al té perfumado y comenzó a garabatear sobre el asunto.
["Wen-dàifu, quería agradecer por la ayuda"].
"No tienes por qué agradecer, Lan WangJi. Se supone que eras mí paciente".
["Me ayudaste en el Búyèxiān dū"], reconoció.
Ella se mostró incómoda, su boca formó una línea fina; sus ojos feroces se suavizaron ligeramente. "Yo no estaba a favor de lo que Wen RuoHan hacía. Lo que te ocurrió no era diferente a lo que le pasaba a cualquier otro heredero, pero eras importante para alguien apreciado por mí. Así que me vi incapaz de ignorar su solicitud".
Cuando Wen Qing lo mencionó, la realización llegó a él. No es que WangJi lo hubiese olvidado, sino que los momentos más angustiantes durante Sin Noche se bloquearon de sus pensamientos en favor de conservar su sanidad mental, especialmente durante la guerra. Olvidó las cosas buenas y malas, los favores, la amabilidad, la humillación y el abuso. Pero, reencontrarse con la doctora Wen le hizo desenterrar memorias, de un joven que se acercó a él a fin de ayudarlo.
Ella dijo que era una persona importante para ella, y ese joven guardia siempre se mostró cercano a ella, en el estricto sentido de camaradería. Señaládole como una persona de confianza. Así que supuso que podría tratarse de algún familiar suyo, o en su defecto, habitante del pueblo en el que vivió con el resto de Wen.
["¿Qué ocurrió con el joven soldado?"], le preguntó WangJi.
Ella no necesitó más información para saber de quién hablaba, dio una sonrisa triste y apartó la vista hacía un punto lejano de la habitación.
"Ya no está aquí. No entre nosotros, desde hace mucho tiempo".
Lan WangJi no pudo evitar sentirse desanimado. Supo que era una posibilidad, especialmente si se era sabido que había tomado parte en el escape de WangJi. Sintió que las cargas se acumulaban sobre sus hombros, y ni siquiera tuvo oportunidad de agradecer por su intervención.
["¿Cuál era su nombre?"], escribió con la intención de mantener su esfuerzo en sus recuerdos.
"Eso ya no es importante. Él no quería que supieras su nombre".
Pensó que si esa era la voluntad del joven, entonces nada pudo hacer.
La conversación se mantuvo tensa, pero fluyó con cortesía y civilidad, del exterior se escuchó el siseó del patriarca, informando que la mezcla ya se había homogeneizado, y fue Wen QiongLin quien señaló que se encargaría del resto. Escuchó a ambos hombres alejarse. Lan WangJi apartó su atención a raíz de la conmoción, fue traído de vuelta a la charla ante la pregunta de Wen-dàifu: "¿Te trata con respeto?".
WangJi asintió.
"Parece malo y trabaja con toda clase de porquerías, pero en el fondo es como un niño de tres años", dijo ella.
La manera en que se expresó del patriarca, fue particularmente cercana. Y, aunque preguntó, no tuvo respuesta al cómo se conocieron o su relación. Su atención bajo a sus manos, jugueteó nervioso con sus dedos.
"Segundo joven maestro Lan, sé lo que se dice de él, pero es inofensivo así que puedes estar un poco más tranquilo".
Debido a la cautela en el rostro alexitímico de WangJi, ella pareció empujada a añadir algo más.
"Cuando se compromete a ayudar a otros, o cuidar de alguien lo hará sin segundas intenciones", declaró. De fondo se escuchó la vida animada del pueblo. Risas, martilleos, campanas de viento, y molido de grano. Si fue tal como sospechó, y se convirtió en un benefactor benevolente a partir de una solicitud de auxilio tras el término de la guerra, sería comprensible el porqué de sus palabras.
"..."
De pronto, recordó la marca Wen que se tatuó sobre la piel del inmortal, y pensó en que, quizá, WangJi no fue el único preso en Sin Noche que fue tratado con dignidad, y apoyado por la doctora Wen. ["¿El Yílíng Lǎozǔ también estuvo encerrado en el Búyèxiān dū?"].
La pregunta pareció sorprenderla, pero vio como la realización llegaba a ella y comenzaba a unir los puntos, lo que le hizo bajar la guardia haciéndole parecer accesible.
"Solo por poco tiempo", esa fue su última respuesta sobre el tema.
Wen Qing se puso en pie, WangJi supo que el tiempo había terminado y tenía que irse, caminaron juntos hasta el borde de la clínica. Pudo ver al patriarca junto a un joven pálido y delgado con túnicas de un suave tono terroso. El chico parecía un joven devoto, y era tímido pero tenía ese porte comprometido, por su apariencia y similitud a la doctora Wen supo que se trataba de Wen QiongLin.
Ella miró la escena con ternura y nostalgia, giró en dirección de WangJi y la solemnidad llenó cada una de sus palabras. "El patriarca de Yiling y yo nos conocimos alguna vez, antes de que se convirtiera en lo que es ahora".
WangJi sintió curiosidad al respecto, pero no dijo nada. Después de todo, la guerra cambió a las personas.
"Tengo un favor que pedirte".
WangJi no podía hacer promesas, pero haría lo que fuese que le pidieran siempre que estuviera en sus posibilidades.
"Devuélvele su humanidad, (...) se nota que ha cambiado desde que estas a su lado".
WangJi también pudo notarlo.
Ella regresó a su clínica y cerró la puerta.
Bajó la montaña en solitario, reflexionando en las palabras de Wen-dàifu durante todo el camino. Cuando finalmente se encontraron, él patriarca pareció resplandecer, y su mirada cinabrio adquirió un tono suave como el rubí. La gente reunida a su alrededor bajo las defensas alrededor del patriarca contaron historias e hicieron planes para la cena. Se depositó en sus brazos a un bebé llamado 'A-Yuan'. Era suave y pequeño, su rostro era pequeño y sus mejillas regordetas. Se maravilló de su apariencia y temió hacerlo llorar. Pero resultó ser un niño muy tranquilo.
Reconoció algunos rostros entre el grupo de infantes, aunque estos mismos habían cambiado con el tiempo. En especial porque WangJi les había ayudado alguna vez durante sus andanzas tras el término de la guerra, y corroboró que el patriarca le había estado siguiendo durante mucho tiempo.
Su mano acarició el cabello de una niña pequeña de unos cinco años, la había visto mendigar en la calle el año anterior, y le faltaban los dientes. Pero ahora, estaba limpia y bien alimentada. Los remanentes Wen se habían hecho cargo de ella y otros tantos huérfanos de la guerra.
Hubo una sensación cálida y acogedora en su corazón, que susurró desde algún punto remoto que todos sus esfuerzos habían valido la pena y no había sido una falla en lo absoluto.
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