VIII. Errante
Cuando Wei WuXian abandonó Liánhuā Wù lo hizo sin mirar atrás y sin arrepentimientos.
Esto no lo libró de tener una vida difícil como cultivador errante.
No es que todos los cultivadores errantes tuviesen que atravesar infortunios y situaciones desafortunadas, fue solo que Wei WuXian tuvo la peor suerte del mundo. Cuando el destino parecía sonreírle, se le golpeó en el rostro para recordarle su desdicha.
La vida lejos de las protecciones de YunmengJiang le hizo víctima de propios y extraños. Wei WuXian experimentó hambre y frío. Afortunadamente, la periferia a Yunmeng se destacó por climas cálidos del sur, y el invierno no pudo ser comparado con Yiling o LangLing del norte. No le preocupó fallecer por congelación, pero, aún así dormir en el suelo no era bueno para la espalda. Lo era cuando estaba cazando de noche, tenía fruta o vegetales silvestres al alcance, y un clima agradable. En más de una ocasión fue a dormir con absoluta quietud, solo para ser despertado con una lluvia torrencial amenazando con ahogarlo. De esta manera encontró conveniente y seguro comenzar a dormir atado a los árboles.
Cuando el dinero que alguna vez ahorró, se esfumó temió no conseguir nada para comer. Sin embargo, los lagos eran prósperos y siempre había que pescar. O eso, hasta que la guerra comenzó a ganar terreno, convirtiéndose en una pelea entre bandos por el poder.
Tuvo que refugiarse en las profundidades del bosque y las montañas para conseguir venas de río puras y pescados frescos, ya que, alrededor del territorio de Qishan, se extendió un río de sangre y cadáveres que envenenó las aguas.
En los años siguientes las actividades de hurto y violencia incrementaron al punto en que se había dejado de confiar en los cultivadores, sin importar si estaban aliados a alguna secta o a ninguna. La cantidad de personas fallecidas en los alrededores elevó el resentimiento en el aire, y los fantasmas desfilaron a modo de llamas y espectros con tanta naturalidad que parecía una de esas historias fantásticas de dioses y demonios.
Wei WuXian no tenía miedo a los fantasmas, ya que muchos fueron campesinos desafortunados que perdieron la vida debido a la guerra. A excepción de ciertos espíritus viciosos, el resentimiento no fue hostil, y las criaturas cerca de los poblados en ruinas, fueron pacíficas.
Justo cuando pensó que podría recuperarse de la crisis que amenazaba el mundo ordinario, fue robado y golpeado por cultivadores de Hunan.
¡Ni siquiera eran Wen!
Había tenido tanto cuidado de no tropezar con cultivadores de QishanWen que bajo las defensas con aquellas personas justas.
Mientras yacía en el suelo, como un trapo viejo contempló su situación precaria. Y supo que había regresado al inicio. Como un mendigo, en un mundo adverso; pero, a diferencia del pasado, ya no albergó esperanzas, ni confió en las promesas de seguridad. Nadie bajaría de una nube envuelto en sedas y plata para tender una mano amiga, prometiendo que todo estaría bien. Porque Yu ZiYuan se había encargado de romper su espíritu.
Trató de ponerse en pie, pero sus rodillas se debilitaron. Aquellos cultivadores le habían pateado en las costillas, sus botas estaban recubiertas con láminas de metal, lo que hizo que el golpe causara más daño. Eso, sin mencionar que eran cultivadores de alto nivel. Si hubiese sido un campesino cualquiera, ya estaría muerto.
Contuvo la visión triple, el árbol se sacudió y el equilibrio fue malo. Sintiendo una inexplicable necesidad de vaciar el estómago, dejó salir una bocanada de sangre negra, y las lágrimas producto de los espasmos, se liberaron.
Cuando cayó sobre sus rodillas en el charco de su propia suciedad, escuchó una voz suave, y formas difusas en la periferia.
"¿Estás bien?", le preguntó un joven.
El chico tenia un rostro delgado y enormes ojos negros. Su apariencia indicó que era cercano a la edad de Wei WuXian, pero, por su complexión parecía más pequeño. Lo más distintivo fueron las túnicas que se ciñeron a su cuerpo, ya que eran rojas.
Rojas con emblemas del sol. Y una corona pequeña de plata. Lo que denotó estatus, pero no le posicionó dentro de una línea directa.
Wei WuXian dio un manotazo a la mano amable que se le tendió. Después de todo, los Wen no eran nada más que peligrosos. Había tenido la oportunidad de ver como estos masacraban una aldea entera. En ese momento, yació seguro, a cierta distancia, atado sobre un árbol que tomó por cama; temiendo ser descubierto, todo lo que pudo hacer fue permanecer en su sitio, y cubrirse los oídos. Cuando el fuego aquietó y los soldados se fueron, hizo los ritos correspondientes a un exorcismo y purificó las almas en pena. No hubo muchos huesos para enterrar, ya que todo se carbonizó, pero, esperó que el poco de incienso que incendió en su memoria hubiese servido de algo.
El chico se sorprendió de su actuar grosero, pero no arremetió. Wei Ying anticipó un derechazo por su tosquedad. En su lugar, el joven parpadeó aturdido y Wei WuXian se preguntó si ese chico Wen era lento o tenía alguna deficiencia mental.
Wei WuXian se aferró a sus costillas rotas e intentó alejarse, cojeando en una pierna. El chico no se intimidó, y se acercó a su lado. "Estás herido".
Wei Ying dio una mirada oscura, más no tuvo la energía para ahuyentarlo. Se aferró a todas sus fuerzas para no desmayarse, ya que era consciente de la amenaza que implicaba ser atrapado por los Wen.
Dando un paso en falso, su tobillo se dobló en un ángulo desagradable, lanzó un grito miserable y cayó al suelo. Una gruesa nube de polvo se extendió y le resecó la garganta. Las contracciones en el diafragma presionaron las costillas rotas, así que se desgastó lanzando bocanadas de sangre, instando a que la vista se nublara.
Wei WuXian se desmayó.
Flotó entre la consciencia y la inconsciencia por lo que parecieron días. Al abrir los ojos, su respiración se engrosó, apenas logró identificar un techo desconocido. Además, estaba paralizado y su cuerpo no respondió.
Escuchó pasos en la madera. La persona desconocida para él se acercó más y más, hasta que yació a un lado, pero, en lugar de un joven hombre, fue enfrentado por una mujer hermosa y pequeña.
Ella dijo: "No te asustes, solo te puse una aguja".
Aquellas palabras fueron dichas con tanta naturalidad y desenfado que Wei WuXian contuvo el deseo de protestar.
¡¿Cómo no estar preocupado cuando tenía una aguja clavada en la cabeza?! Aquello fue menos que poco sospechoso.
Notando la dureza en sus ojos, y viéndose incapaz de vocalizar. La mujer se irritó y frunció el ceño pero no arremetió contra su persona.
"Fue por tú seguridad. Esos cultivadores te rompieron las costillas", pero eso él ya lo sabía. "Tuve que tratar; la fisura te perforó el pulmón".
Wei WuXian no sintió ningún dolor real, por lo que asumió que estaba bajo el efecto de los analgésicos para el dolor. Trató de aligerar el semblante y supo que, a pesar de tratarse de los Wen, había personas que no eran tan malvadas.
Ella se acercó a la orilla de la cama y tomó lugar. Pero a Wei WuXian le dolía el cuello tratar de estirarse para ver qué estaba haciendo. La mujer frunció el ceño de disgusto por lo que vio, y se giró para llamar en dirección de una puerta semi abierta por la cual entraba el viento. "A-Ning, ven aquí. El chico que trajiste ya despertó".
La puerta se abrió y cerró en un movimiento veloz. El chico de rostro delgado y enormes ojos de venado caminó con cierta cautela y quedó bastante cerca de la mujer.
La situación le recordó a madre e hijo, pero la dama era demasiado joven para ser siquiera su madre. A lo mucho, sería unos diez años mayor, así que, por el mote cariñoso pudo tratarse de su hermana. Especialmente por la similitud en las fracciones.
La mujer omitió las presentaciones, y se dedicó a deshacer el vendaje sobre su pecho. Si Wei WuXian estuviese en otras circunstancias se hubiese mostrado reacio y un poco tímido de ser desnudado y atendido por una mujer. Especialmente por las cicatrices que deseó mantener ocultas.
Vio como la tela se empapa de un rojo viscoso. y hubo manchas de cataplasma que se colocó. El olor a medicamento fue penetrante y no pudo imaginar la severidad de sus heridas. Ella pareció notar el pánico en sus ojos y prometió que viviría.
Cuando la aguja se quitó, Wei WuXian sintió un dolor tan enloquecedor que amenazó con desmayarse, pero la joven clavó la aguja en otro sitio, y el malestar atenuó. Se le clavaron un par de agujas cerca del rostro y otras más en la cabeza, pero fue capaz de hablar para explicar las circunstancias que le llevaron al medio de la nada donde Wen Ning, el chico que lo salvó, lo encontró.
"En serio ¿eres un cultivador errante?", preguntó Wen Ning con cierta fascinación.
Wen Qing no dejó la dureza en su semblante, y tarareó en respuesta para acompañar a su hermano.
"Sí", dijo Wei Ying con voz reseca.
Wen Qing: "¿Cuál era tú vínculo con YunmengJiang?".
Wei WuXian no necesitó preguntar cómo es que ella sabía algo como eso. Después de todo había adquirido ciertas palabras del lugar, y su acento detonó tierras del sur cálido. Si eso no era suficiente prueba, quizá, las cicatrices provocadas por Zidian aclararon las cosas.
"Era un discípulo del Liánhuā Wù".
Wen Qing terminó de ajustar los vendajes. Sus manos estaban empapadas de sangre hasta las muñecas, y no pudo evitar pensar en que brillo fresco del mismo color que sus túnicas. "Solo eres un niño. ¿por qué esa mujer te trataría como a una bestia?".
Wei WuXian no deseó hablar. Wen Qing se apartó del par de jóvenes y se excusó para lavarse. Sin la mirada imponente y feroz de la dama Wen, Wei WuXian se permitió respirar, y trató de procesar lo ocurrido, así como la bondad salida de la nada, por aquellos que otros llamaron sus enemigos.
"Jie está muy enojada, dijo que sufriste por mucho tiempo".
"¿Tú también crees lo mismo?".
Avergonzado, el chico asintió. Se encogió en su lugar, jugueteando con sus manos con nerviosismo.
Incapaz de permitir que un chico tan amable, sintiese tanto pesar, Wei WuXian dio una sonrisa ligera y consoló. "Aiya, eso fue el pasado. Ya no pertenezco a ese lugar. ¡Soy libre!".
"Pero... tus heridas-...", se interrumpió.
"Oh, me recuperaré, ¿cierto?".
El joven asintió con entusiasmo y le sonrió. "¡Si!, Jie es la mejor médico que puedas encontrar alguna vez".
Frente a tal ataque de sinceridad, no pudo evitar preguntarse, "¿Por qué me ayudaste? Ni siquiera me conoces".
"Estabas en problemas. Jie dice que debemos ser generosos y ayudar a quienes están pasando un momento difícil".
"Entonces me ayudaste porque viste que esos sujetos me golpearon?".
Tímido, se encogió de hombros, y Wei WuXian pensó en él como una pequeña tortuga asustada. "No. Te vi sobre ese árbol. Pensé que en cualquier momento caerías, ya que tenías un sueño inquieto. Yo... solo, me quede cerca para asegurarme de que no fuera así..."
"Eres una buena persona, Wen Ning", confesó.
***
Debido a la calidad de sus heridas, Wei WuXian tuvo que permanecer en la clínica de la familia de Wen Qing durante algunas semanas. Mientras los puntos sanaban, pescó una infección tratando de salir de la cama para ayudar a la familia de Wen Qing, lo que ralentizó todo el tratamiento, y le dejó postrado y paralizado con agujas durante mucho tiempo.
En ese tiempo tuvo la oportunidad de conocer a la familia de Wen Ning, la rama de DafanWen.
Ambos hermanos Wen pertenecían a una de las tantas ramas secundarias de Wen RuoHan; así que se les consideraba útiles a su servicios debido a las excelentes habilidades médicas de sus descendientes.
Wen Qing aborrecía a Wen RuoHan, ya que había sido él quien mandó a ejecutar a sus padres bajo el cargo de desobediencia. Ya que siguieron los preceptos con los que estableció su clínica y esa fue ayudar a salvar vidas y nunca arrebatarlas.
Wei WuXian comprendió entonces que hubo Wen que valieron la pena, cultivadores honestos que no eran del todo buenos y un mundo bastante podrido en donde era difícil vivir.
Para el momento en que se había recuperado, los conflictos en el mundo del cultivo estallaron, y ningún lugar fue seguro. Las cuatro grandes sectas vivieron la amenaza de erradicación de Wen RuoHan, y los cultivadores errantes eran obligados a formar parte de alguno de los dos bandos para aumentar las filas. Negarse era sinónimo de muerte.
La desafortunada tiranía de Wen RuoHan trajo consigo gran acumulación de resentimiento y desolación para aquellos poblados que jamás se interesaron en el cultivo.
Wei WuXian tuvo el deseó de salvar a la gente común, pero Wen Qing se lo prohibió al no estar en su mejor estado físico. Débil, desvalido y sin nadie que viese por él, presenció la amabilidad de Wen Ning, quien fue un amigo sincero; y la cálida bienvenida de su familia.
En un inicio se preocupó. Ya había sido humillado y despreciado por ser invitado a permanecer en una familia. Las cicatrices imborrables en su espalda dejaron claro el nivel de odio que podía llegar a experimentar alguien solo porque no era bienvenido. Y temió un destino igual de desafortunado. Sin embargo, nadie fue grosero con él, tampoco se le despreció por ser un forastero, o los orígenes de los que partió.
Wen Qing le recomendó quedarse en la cabaña de la abuela Wen para que le hiciese compañía. Ella era una mujer mayor, demasiado anciana y olvidadiza. Además, desde la muerte de su hijo menor, primo de Wen Qing, había albergado tristeza en su corazón, y se pasaba el tiempo sobre una silla ya que el dolor en sus piernas empeoró a raíz de las reumas.
Wei WuXian no encontró problema en ello. Tener un techo sobre su cabeza y comida preparada por la abuela Wen era más que suficiente. Pasar tiempo con ella, compartir algunas comidas y asegurarse de que todo estaba en orden, no se sintió como algo demandante. Por el contrario, Wei Ying se preocupó por su bienestar, así que se encontró corriendo de arriba a abajo por Dafan para facilitar las cosas de Wen Popo.
Una tarde, decidió apartarse después de almorzar algunos baos con el cuarto tío, quién estaba contando el secreto para preparar vino con jugo de jujube, el cual era una especialidad de Xinjiang de donde él era oriundo. Trotó a paso relajado, sobre su espalda se cargó con leña fresca para las estufas que cocinarían la cena más tarde. Pero, apenas poner un pie en el pueblo, se percató del semblante sombrío de los ahí presentes. Temió que alguna tragedia hubiese tenido lugar entre los ancianos queridos del poblado.
"Tio Feng, ¿qué está pasando?".
Un anciano, casi tan viejo como la abuela Wen, negó con la cabeza en repetidas ocasiones. El anciano se dedicaba a la talla de madera y le había estado enseñando a tallar el mango para un cuchillo de caza. No es que planease usarlo con frecuencia, pero, debido a sus aventuras en el río cercano o los faisanes que le gustaba atrapar, supuso que podría interesarle.
El buen humor del sabio anciano se esfumó. Este pateo un cajón de madera, y golpeó una cubeta llena de agua que explotó.
"¡Maldita sea!", gritó el anciano al borde de las lágrimas.
Wei WuXian se apresuró a tomarlo, para evitar que la presión arterial subiera. Una mujer joven, prima de Wen Qing, que ya tenía dos hijos adolescentes, se apresuró a tranquilizar al anciano, pero este se mostró reacio e irascible.
Por su bien, tuvieron que llevarle de vuelta a su casa. Y fue el cuarto tío, quien se percató de la confusión de Wei WuXian. Así que lo invitó a su hogar para tomar un poco de vino caliente.
La cabaña era algo rústica, ya que había sido utilizada desde hacía más de dos generaciones, y reparada en fechas recientes, reemplazando la madera arruinada por el tiempo. El hombre apuntó hacía una almohadilla en la mesita baja. Wei WuXian obedeció, y sus manos comenzaron a sudar. La conmoción se escuchó en los alrededores, y no pudo ignorarlo.
El cuarto tío colocó dos jarras de vino en la mesa, y comenzó a beber la suya hasta que se sintió saciado. Wei WuXian no tuvo estómago para hacerlo, aunque era un amante del buen licor.
Él dijo: "Las tropas de Wen RuoHan estuvieron aquí hace un rato".
"¿Qué es lo que querían aquí?", rugió.
El anciano negó, dio un vistazo por encima del hombro de Wei Ying, y se mantuvo en silencio durante un tiempo.
"Vinieron a llevarse a A-Ning con ellos".
Sintiendo que la rabia subía y quemaba dentro de sus venas, golpeó la mesa y el vino amenazó con derramarse. "¿Por qué se lo llevaron? ¡No ha hecho nada malo!".
"No es A-Ning quien le interesa", aquella revelación lo dijo todo.
Wen Ning le dijo alguna vez, que Wen Qing era un médico excelente. Esa fue la razón por la cual dejaron vivir a su familia. También el porqué se asesinó a sus padres. Temerosa de que el destino de su familia se repitiese, ella debió acceder a ir con ellos. Era la manera en que Wen RuoHan parecía trabajar.
Wei WuXian sintió que el corazón se le apretaba de impotencia. Los hermanos Wen no habían sido nada más que espléndidos y acogedores con él. A diferencia del tiempo en YunmengJiang tuvo la oportunidad de sentir que era parte de algo. Y que él era preciado, querido y estimado. Lo que los hermanos Wen hicieron por él fue más que tratar unas heridas; le dieron un sitio donde establecerse, y al cual llamar hogar cuando el mundo se convirtió en caos.
Preguntó: "¿A dónde los llevaron?".
El anciano, con un rostro arruinado por la preocupación, terminó el resto de su vino y comenzó a beber la jarra intacta de Wei WuXian, "Al Búyèxiān dū".
El Búyèxiān dū, también conocida como la Capital Inmortal Sin Noche, formó parte de la fortaleza impenetrable del Búyètiān Chéng, la Ciudad Sin Noche, en QishanWen. El lugar desde el cual Wen RuoHan controlar el mundo del cultivo.
Wen Ning y Wen Qing habían sido enviados a una trampa de muerte en donde cualquier error significaría la vida. Eso explicó la expresión de miseria y desolación de los habitantes de Dafan, y el miedo a ver cómo se perdían dos vidas amadas para ellos.
Wei WuXian, que sintió un instinto heróico, se animó a hacer la pregunta más estúpida de su vida: "Sì shū, ¿cómo puedo enlistarme al Búyètiān Chéng?".
***
Wei WuXian formó parte del Liánhuā Wù por alrededor de un lustro. Desde su deserción hasta el tiempo presente habían transcurrido poco más de dos años. En ese tiempo de incertidumbre fue habitual que cultivadores que alguna vez pertenecieron a alguna secta pequeña, se hubiesen integrado a las filas de QishanWen, antes de ser exterminados como plagas.
La señora Yu estaba tan avergonzada de su presencia, que pocas fueron las ocasiones en que su rostro se expusó entre los grandes círculos; y solo hubo pocos jóvenes de su generación que reconocerían su cara. Los Wen lo tomaron por alguien cualquiera, y no encontraron relación con el clan Jiang.
Infiltrarse en el Búyètiān Chéng no fue fácil. En especial porque no se le permitía a cualquier cultivador entrar en los dominios privados del Wen RuoHan, ante el temor latente de que pudiese tratarse de algún espía.
Un soldado en la mesa de registro dio una mirada escéptica. Su labio estaba roto y la carne no se volvió a unir, así que tenía una expresión de perro agresivo. Hubo una cicatriz que subió de la oreja izquierda hasta la mitad de la frente, pero nadie pareció tomar importancia a ello.
Otros hombres, de apariencia enfermiza y débil se posicionaron en una fila paralela. Y se reportaron a un hombre corpulento con traje rojo que evidenció honores.
"¿Xiao Yan? ¿No se supone que eres de Dafan?", le inquirió el guardia.
Wei WuXian contuvo la sonrisa tensa y trató de mostrarse accesible. "Mí madre es Wen, por eso no tengo su apellido".
El bufó, como si enfrentar esa clase de asuntos familiares fuese realmente problemático e innecesario.
"Bien, ve hacía el norte para que termines el registro".
Wei WuXian dio una reverencia corta y se desplazó hasta la sección solicitada. Los documentos falsos fueron sellados y revisados. La familia de Wen Qing estuvo preocupada por días y días. La mortificación fue tal que la abuela enfermó y la tercera tía lloró sin descanso. Hubo dolor e indignación frente al hecho de que se tomara a un chico gentil y tranquilo como Wen Ning a manera de ficha maestra para obtener la absoluta obediencia de Wen Qing.
Al exponer su idea de infiltrarse en QishanWen, el cuarto tío lo llamó 'mocoso estupido' y lo golpeó con un palo. Pero, cuando la ira amainó, la resignación y el abatimiento destacó.
"No podríamos pedirte hacer algo como eso", se sinceró.
Pero Wei WuXian era terco y determinado. Con una determinación inquebrantable había señalado que, así como los hermanos Wen le ayudaron, él deseó hacer lo mismo por ellos. En especial por Wen Ning, ya que no podía tolerar pensar en que se le intimidara o abusara en un lugar tan pesadillesco como lo era el palacio del sol de Wen RuoHan.
El anciano Feng, que había enviudado hacía algunos años, tenía conocimiento en la redacción de documentos oficiales, al haber fungido como funcionario durante su juventud; así que redactó una ficha de identidad para Wei WuXian. Debido a que se requería tener un vínculo de sangre dentro del clan Wen para formar parte de la vigilancia de la Ciudad Sin Noche, se hizo pasar a Wei Ying como uno de los sobrinos de la abuela Wen: Xiao Yan.
Xiao Yan había sido un niño de la generación de Wen Ning, el cual había fallecido a los seis años tras ahogarse en el río. Ya que el padre del Xiao Yan era un forastero, se vio obligado a renunciar a su apellido al casarse con su esposa. Pero el hombre se negó y se fue al poco tiempo. Así que su nombre fue borrado del registro y despreciado. La tía de Wen Qing, que había dado a luz a Xiao Yan se ató una soga al cuello y se ahorcó debido al dolor que le provocó la pérdida de su único hijo. Por lo que, la verdad sobre aquel niño permaneció en la familia. Y no hubo manera en que la mentira saliese a la luz, a menos que la propia Wen Qing y Wen Ning hablaran y le entregaran.
Wei WuXian dudaba que ellos hicieran eso.
Durante el viaje de Dafan a Qishan, elaboró cientos de escenarios en los que era descubierto, y enviado a la prisión para ser torturado hasta la muerte. Pero nadie pareció tomar importancia de su presencia. Y hubo una fila interminable de nuevos reclutas a las filas Wen. Muchos de ellos eran campesinos sin conocimiento en el cultivo o el arte de la espada, lo que los convirtió en carne de cañón para aumentar números y cansar a los cultivadores dentro de la rebelión en las cuatro sectas.
Consciente de la tontería que estaba haciendo, entendió que si cualquier cultivador de Jiang o Jin le veía en el bando de los enemigos, no se tendría consideración de su situación y se optaría por la aniquilación inmediata.
El inspector de la siguiente sección revisó los documentos con aún más minucia, y comprobó el sello de su compañero en el filtro anterior solo para joderlo. Aquel hombre era más joven, cercano a la edad de Wei WuXian, pero no lo suficiente. Tenía cejas finas y labios delgados y su expresión era como quien huele algo desagradable. Pero parecía relacionado con la rama Wen, ya que preguntó: "¿Qué relación tienes con Wen-dàifu?".
Wei WuXian sintió que era observado y examinado, pero, aunque se esforzase en encontrar cualquier similitud no encontraría nada. "Somos primos. Compartimos la misma abuela y tío abuelo".
El hombre parecía escéptico, pero no preguntó mucho, más allá del manejo de espada y el cultivo. Para los Wen fue importante que sus reclutas supiesen formas de esgrima y hubiesen cultivado un núcleo dorado, pues, les facilitó la tarea de entrenar carne de cañón.
Tras ser admitido en la fortaleza de la Capital Inmortal Sin Noche, fue enviado a los cuarteles en el campamento este y permaneció ahí hasta que terminó su entrenamiento de adaptación; a fin de que se le otorgara un lugar dentro del palacio del sol.
Trató de ser discreto en sus habilidades, pero no le fue posible. Tuvo que ingeniar un estilo de espada mientras se entrenaba, a fin de no destacar los movimientos de YunmengJiang que aprendió en la infancia.
Wei WuXian se destacó como habilidoso y capaz.
Superó huesos rotos, y palizas de cultivadores de alto nivel que estaban dispuestos a entrenar a los reclutas. Sin embargo, alguna vez se le consideró apto para tomar el lugar de primer discípulo del Liánhuā Wù y había sobrevivido a las descargas eléctricas de Zidian.
Él obtuvo un visto bueno de los instructores y abandonó el campamento de entrenamiento al cabo de pocas semanas. Se le asignó un uniforme estandar con grabados del sol en un rojo sangre, y acompaamientos de cuero negro que le hicieron sentir incómodo en su propia piel. Pero, Wei WuXian tuvo prioridades a las cuales aferrarse, así que trato de ignorar cualquier queja sobre las prendas.
Las tareas fueron simples. Acarrear insumos de aquí a allá, monitorear a los cultivadores junior de la rama principal del clan Wen, e incluso permanecer de pie por horas y horas vigilando el exterior de algún gran salón.
Fue en su primer mes dentro del palacio de Wen RuoHan que finalmente tuvo oportunidad de encontrarse con Wen Qing mientras vigilaba el salón Ji. Ella abrió mucho los ojos, pero contuvo la sorpresa lo mejor posible. Su semblante era feroz y supo que sería herido con agujas cuando finalmente tuviesen oportunidad de hablar.
Por la tarde, fue convocado al ala médica en la sección norte noroeste del palacio y Wei WuXian acudió obedientemente.
Apenas abrió la puerta, tres agujas de plata de gran tamaño se enterraron en la madera, bastante cerca de la cara de Wei WuXian. Contuvo el grito lo mejor que pudo, ya que estaba asustado hasta el punto del pasmo.
"Cierra la puerta", ordenó con ferocidad. Uno de los soldados, un chico de quince años, atravesó el tramo corriendo, perdiendo toda la dignidad de su andar, ya que tenía miedo a la doctora feroz que fue considerada por otros 'la favorita de Wen RuoHan'.
Wei WuXian desprendió las agujas de la madera, y requirió de energía espiritual para liberarlas, estaban tan atascadas que parecían clavos martillados hasta el fondo. Colocó las herramientas acupuntura en el escritorio y Wen Qing apuntó con una filosa hoja de bisturí. "¡Wei-...!".
Wei WuXian se apresuró a silenciarla. La palma se presionó contra su boca y le advirtió que no usara ese nombre. "Es Xiao Yan", le susurró. "Tienes que decirme Xiao Yan, si usas mí nombre estaremos en problemas".
Esto enfureció aún más a Wen Qing, y tal vez se asqueó de que usase la identidad de su primo más joven que falleció en desafortunadas circunstancias.
Wei WuXian sintió un calambre, seguido de un dolor ardiente en el brazo. Se apartó pero su extremidad no volvió a su sitio de manera natural. Entonces, encontró una aguja enterrada en la parte interna de la muñeca y sus dedos permanecieron rígidos por mucho tiempo.
"¿Qué demonios estás haciendo aquí? ¿Sabes los problemas en los que nos meteras a todos si se descubre que eres un discípulo de YunmengJiang?", le susurró.
"Ya no pertenezco a Yunmeng, ya no pertenezco a ninguna secta", le aclaró.
"El líder de la secta Jiang te acogió y te favoreció entre sus discípulos. Sin importar el porqué te fuiste o las cosas horribles hizo esa mujer, el resto pensara que eres un espía", explicó como si fuese estúpido.
Sus labios se apretaron en una línea fina pero sus cejas se torcieron con ansiedad. Wei WuXian no pudo sentir otra cosa que pena y se preguntó qué tanto había soportado en todo ese tiempo sola.
"Wen Qing, no seas tan dura conmigo. También me da gusto verte", bromeó.
Ella se apartó de su lado, dirigiéndose hacía un mortero en el cual arrojó algunas hierbas medicinales, y comenzó a machacar.
"¿Quien te dijo de A-Yan?", le preguntó.
"Tú familia".
Debido a que Wen Qing era una persona muy lista, lanzó un suspiro bajo y entendió quienes fueron los responsables de aquel plan infructuoso.
"Le has dado una razón más a Wen RuoHan para amenazarme, Wei WuXian".
"Wen Qing, no necesitas preocuparte por mí. Yo hice esto porque ustedes son mis amigos. No quería que estuvieran solos aquí", consoló. Acortó la distancia de la puerta al escritorio y dio una sonrisa menos bobalicona. "Tú familia tampoco quiso acceder en un inicio. Pero les insistí. Yo incluso les prometí que les llevaría de vuelta a Dafan".
"Eres un idiota, Wei WuXian".
Wen Qing se giró sobre un enorme mueble que almaceno herbas, pero desde el rabillo del ojo tuvo la oportunidad de apreciar una lágrima traviesa derramarse por la mejilla. Se abstuvo de hacer comentarios absurdos.
Cuando se tranquilizó, su expresión evidenció alivio. Ella no lo dijo, pero Wei WuXian fue consciente de cuán aterrorizada debió estar de que cualquier cosa pudiese ocurrir en las garras de Wen RuoHan.
"¿Te dejan ver a Wen Ning?".
"Solo de vez en cuando. Wen Xu planea enviarlo a Changde". Wen Qing notó la extrañeza en su rostro, y se aclaró. "Es la escala hacía el territorio de Hebei y Sichuan".
En Hebei y la periferia se establecieron algunas oficinas de supervisión. Changde era el medio más fácil por el cual acercarse a Yiling. De momento, Yunmeng era la secta más cercana a los límites de Qishan, pero eso no era ninguna sorpresa, ya que desde su periodo como discípulo Jiang, se temió a la amenaza de QishanWen, y se estableció una falsa cordialidad a fin de evitar tensiones.
Wei WuXian: "Buscaré a Wen Ning, ¿quieres que le envie algun mensaje?"
"No es necesario. Tengo mis formas", explicó. Wen Qing acumuló una serie de viales con polvos de medicamento y algunas vendas. Lo enrolló todo en un paquete tejido, y les dirigió hacía la puerta. "Esto es para tí. Sé como pueden ser algunas personas aquí, así que trata de no meterte en problemas innecesarios. Le diré a A-Ning que viniste. Si estás tan preocupado por nosotros. Te pido que cuides de A-Ning en mí lugar. Si él está bien, entonces podré estar tranquila".
Con estas palabras, ella le empujó fuera de su clínica, y algunos soldados lo observaron con lástima, como si de pronto se hubiese convertido en un erizo y diseccionado como un pescado.
"¿Cuántas agujas te clavó, Xiao-xiong?", preguntó un chico de su generación. Tenía una contextura pequeña pero se dijo que era ágil y bueno con el arco así que no se metieron mucho con él.
"Demasiadas", bromeó.
El chico contuvo una risa suave, y negó. "La doctora Wen es amable, pero aterradora cuando se trata de sanar heridas. Me alineó las vértebras después de que me caí de ese árbol y aún tengo pesadillas con el sonido que hizo mí cuello".
Wei WuXian acompañó su camino y le sonrió: "¿Tú cuello está mejor?".
"¡De maravilla!".
***
Su odisea por QishanWen y el palacio del sol fue más aburrida de lo esperado. Tal vez, su mente inquieta, imaginó escenarios de mazmorras, pruebas de resistencia y desafíos de vida o muerte. Pero, en cuanto al manejo interno de QishanWen, no se diferenció de cualquier otra secta.
Los discípulos fueron eso, discípulos. Los niños más pequeños se entrenaron en áreas seguras para ellos. Y los soldados marcharon de un lado a otro ganando méritos por cada pequeña secta dominada. Wen Qing se mantuvo cerca de su clínica, y Wei WuXian se mantuvo con un perfil bajo figurando como un soldado de rango medio. Sin embargo, como era de esperarse, se elevó en méritos. Y, aunque hubo más y más misiones de reconocimiento del área o incluso de patrullaje, hizo un esfuerzo extra humano por ayudar a tantas personas como pudiese, sin que fuera atrapado.
De este modo, consiguió ser promovido como subordinado del equipo de Wen Ning, en un rango que se le fue entregado para ventaja de Wen Qing, pero en el que Wen Ning, Wen Qionglin, no logró destacarse por falta de carácter.
El más joven de los hermanos Wen debió parecer un pobre gatito asustado para todos sus subordinados, ya que en su mayoría, eran ellos quienes tomaban la tarea de aconsejarle, e incluso defender a su maestro para aliviar las deficiencias que podrían hacer enojar a Wen RuoHan.
Wei WuXian supo adaptarse a su papel rápidamente, en especial porque tenía una boca veloz, que no escatimaba inteligencia para ridiculizar a tontos sin vergüenza que deseaban burlarse del pobre Wen Ning. Tampoco se intimido por personas como Wen Chao o Wen Xu, que, pese a ser hijos de alguien tan aterrador como Wen RuoHan, no tenían ni su talento en el cultivo, agallas o buena presencia para considerarse herederos dignos. En realidad, Wen Qing tenía más carácter que ninguno de los dos juntos.
Cuando no patrullaba el Búyèxiān dū o acompañaba a Wen Ning, hizo de guardaespaldas, a petición de Wen Qing; para tratar a algún capitán apreciado y valioso de Wen RuoHan, que fue herido durante los enfrentamientos con los rebeldes.
Cuando se trató de Wen Qing, Wen RuoHan no escatimó en guardias, o defensas.
Y, aunque a ojos de cualquiera, ella podría ser vista como una mujer privilegiada y favorecida, la verdad es que él simplemente se preocupó por mantener una de sus fichas más valiosas viva.
Al décimo mes, desde que se infiltró al Búyètiān Chéng, se le asignó custodiar a los prisioneros y los calabozos. Que si bien, terminó por destrozar su espíritu, también le permitió crear aperturas estratégicas para aquellos que consiguió liberar.
Si bien, no tenía la facultad para salvar a todos, al menos deseó ayudar para ser capaz de vivir una vida sin arrepentimientos.
Dio un vistazo al camino de piedra que guió hasta la prisión. Los bloques de roca se colorearon con la sangre de los inocentes. El hedor a metal y sal era penetrante, pero trató de ignorarlo. Al fondo, en una bifurcación de la enorme carcel, se escucchaban los gruitos de tortura de aquellos que no cometieron ningun crimen. Pero, algo como albergar algún rebelde, negarse a rendir tributo a Wen RuoHan o abstenerse a formar parte del ejército Wen, era motivo de asesinato o tortura.
Wei WuXian ya había perdido la capacidad de dormir, pues sus pesadillas se inundaron de gritos soeces y la miseria de personas que pedían un poco de clemencia para terminar con su dolor.
Mientras marchaba por el pasillo, cerca a una celda cercana, cayó de su fajín un pequeño vial con polvos medicados. No lo necesitaba así que no le dio importancia. Una mano delgada y escuálida se atravesó entre los barrotes de madera. Y se preguntó, si la niña que yacía encerrada ahí encontraría un poco de alivio a la piel quemada de sus piernas, con aquel medicamento que Wen Qing le obsequió con tanta confianza.
Llegando al final del pasillo, inspeccionó la celda que albergó a dos jóvenes hermanos, cuyo único pecado fue que sus padres expresaron su inconformidad sobre Wen RuoHan, y se les raptó para tormento de su familia.
Wei WuXian había conseguido un par de bollos extra durante el almuerzo. Les había visto tiritar de frío en días anteriores, y tan delgados que sus cuerpos eran un par de varitas. Pero, al acercarse para darles un poco de comida, se dio cuenta de que habían fallecidos.
Sus brazos y piernas se enredaron juntos en un abrazo protector, y Wei WuXian no pudo hacer más que cerrar los ojos y rezar a los dioses para que tuvieran piedad de esos pobres niños.
Consciente de que necesitaba terminar con su inspección, desapareció en un pasillo siniestro, por falta de iluminación, y observó algunas llamas fantasmas que comenzaron a acumularse. Con una sonrisa triste, desapareció en la oscuridad.
◆ ◈ ◆
El tiempo transcurrió en un espiral de dolor entumecedor, y un remordimiento aún mayor.
Al ver como poco a poco se ensombrecía su alma, Wen Qing le recomendó alejarse del Búyètiān Chéng, y seguir a Wen Ning a Yiling como su escolta, ya que, la oficina de inspección requirió de un nuevo subacargo. Ella señaló que esperaba que la vida en el campo, aunque fuese por pocas semanas, hiciera algo por su espíritu quebrantado.
La sugerencia fue bienvenida. Le fue fácil aceptar; a diferencia de las otras tantas peticiones que la mayor de los Wen hizo. Había llegado a un punto en el que, ocasionalmente, le pedía que se fuera lejos, e hiciera vida en los límites del mundo del cultivo. Ya que él era joven y libre de vínculos de cualquier tipo.
"¿Por qué preferirías quedarte en este infierno con nosotros, cuando tienes la oportunidad de ir a donde desees?".
Wei WuXian se sinceró, ya que lo creyó necesario. "Ya he perdido una familia dos veces, no me hagas perderla una tercera vez".
Esta revelación pareció convencer a Wen Qing. No solo esto, caló tan en lo profundo de su corazón que ella comenzó a reconocerlo como un hermano más. Y agradeció el riesgo al que se había estado exponiendo solo por ellos. Así que hizo un juramento en igual posición, para mantenerlo a salvo.
Transcurrieron dos meses en absoluta quietud, hasta que un día, Wen Chao entró en la oficina de supervisión de Yiling pateando la puerta. Detrás suyo, Wen Zhuliu, la mano que derrite núcleos, y su puta, Wang Lingjiao. Una mujer bastante insufrible, que ni siquiera Wen Ning, en su infinita paciencia, podía soportar.
Con paso perezoso, juzgó el interior del cuartel y negó como si lo encontrase deficiente. La sonrisa ladina estaba en su rostro. Wei WuXian no pudo evitar pensar en que Wen Chao tenía cara de cerdo grasoso, y le desagrado por su comportamiento desagradable de bastardo puntilloso. Sin embargo, Wei WuXian supo con quién mantener la boca cerrada, en especial para evitar problemas a Wen Ning.
Aún así, se mantuvo relativamente cerca, y se convirtió en una sombra para Wen Ning, esto pareció darle confianza, ya que su voz titubeó poco cuando Wen Chao tomó asiento en la mesita de té y esperó a que se le sirviera.
"Ah, Wen Ning, mucho tiempo", cantó con un deje divertido. Pero a Wei WuXian no le agradó, pues, Wen Chao usaba ese tono como si estuviese hablando con un retrasado.
Wen Ning respingó, y el té se derramó de su propia taza. Wei WuXian se apresuró a interceder, tomó la tetera y sirvió el té para ambos. Al término, dio una reverencia minúscula, y tocó el hombro de Wen Ning para tranquilizarlo.
"¿Qué? ¿Eres imbécil? lárgate mozo entrometido".
Wen Zhuliu, que no le había reconocido por su relación con los Jiang, sino por sus méritos como joven en ascenso, trató de corregir a su joven maestro, pero no tuvo éxito. Si a Wei WuXian se le habló como a un perro, a Wen Zhuliu, solo se le ignoró, y se lo consideró un gorila con una mano útil.
"Querido primo", elogió con falsa familiaridad. Aunque, para evitar enemistades con Wen Qing, y por consiguiente, reprimendas de Wen RuoHan, trató de ser cordial e inofensivo. "Tengo una petición que hacer".
"S-si, ¿en que-e, que puedo ayudar al segundo joven maestro Wen?".
"Regreso de una pequeña fiesta, pero soy demasiado perezoso para limpiar el desastre", comentó Wen Chao. Dio un sorbo a su taza y terminó la bebida. "Me dirijo a Qishan porque a JiaoJiao no le gusta la humedad en el aire".
Wen Ning asintió.
Wen Chao finalmente sonrió y terminó su petición: "¿Podrías ir y enviar a tus hombres a quemar los cadáveres en el Liánhuā Wù?".
Wei WuXian estuvo a punto de dejar caer la tetera en manos, pero se controló. Aunque su rostro no manifestó nada, su corazón latió con violencia. Tal vez, él y la señora Yu no estaban en los mejores términos, y tampoco Jiang Cheng, pero quiso a sus shidis y shixiongs, y les extrañó todos los días. Incluso pensaba en la señorita Jiang, a quien llamó su shijie. Se preguntó si la vida era amable con ella y si había conseguido casarse con su prometido o con algún joven amable y honorable.
Sintiendo que estaba a punto de desmayarse, se apartó de la escena, pero se apoyó contra la puerta y siguió escuchando, mientras la visión se ensombrecía a los bordes y su cuello sudaba.
"¿El L-Liánhuā Wù?", tartamudeó Wen Ning.
"Veras, padre necesitaba que le enseñara una lección a esos arrogantes orgullosos. ¿Puedes creerlo? Ni siquiera cuando se están muriendo bajan la mirada", comenzó a burlarse.
Wei WuXian apretó los dientes con tanta fuerza que el sabor metálico le empapó la lengua.
Aferrandose al lado benevolente y piadoso de su persona, Wen Ning inquirió: "¿Hay algún herido?".
"Pff, claro que no. Nuestra gente es fuerte. Si preguntas por esos perros de YunmengJiang, no quedó ni un alma viva".
Wei WuXian perdió la fuerza en sus piernas y se desplomó. Wen Chao permaneció y conversó con Wen Ning, pero sus oídos solo consiguieron replicar un pitido incesante; las voces de ambos hombres fueron lejanas y confusas.
No fue capaz de calcular el tiempo que permaneció hecho un ovillo detrás de la puerta del anexo de suministros. Pero debió ser bastante. Wen Ning golpeó. Su voz era suave y amortiguada, él consoló: "Wei-gongzi, Wen Chao ya se fue. Puedes salir".
Sin una respuesta, el menor de los hermanos Wen empujó el panel de la puerta y se aproximó a Wei WuXian.
"¿E-Estás bien? ¿Estás herido?".
Negó. "Lo siento, me sorprendí un poco".
"Wei-gongzi no necesita disculparse. Lo entiendo. Wen Chao... él dijo-...", no tuvo la voluntad de completar su discurso, y Wei WuXian no le presionó a hacerlo. "Tengo que dirigirme ahí, o Wen Chao me reportara", se disculpó. "En-entenderé si decides quedarte aquí y supervisar en mí ausencia".
Wei WuXian se puso en pie de un salto, y se negó a hacerlo. "No podría protegerte así".
Sin embargo, una parte de él deseó creer que hubo algún sobreviviente a aquella masacre. Asegurarse de que la señorita Jiang estaba bien, incluso sus amigos, o el joven maestro Jiang, Jiang Cheng.
Sin más que decir, tomaron sus espadas, y volaron de Yiling a YunmengJiang.
Wen Chao no estuvo ni cerca de expresar la crudeza de la brutalidad con la cual atacaron al clan Jiang. Desde la distancia era visible un enorme pilar de humo negro. La madera quemada del embarcadero flotó por todo el lago, y las flores de loto quedaron calcinadas. Wen Ning, perturbado por lo que vio, luchó contra la voz inestable, y distribuyó a la gente en dos grupos. (1) Quienes se encargarían de recuperar los cuerpos de los fallecidos Jiang, (2) quienes traerían de vuelta los cadáveres de soldados Wen asesinados durante la invasión.
Wei WuXian, incapaz de mover un solo músculo, se mantuvo relativamente cerca de Wen Ning y no abandonó su lado.
Vio los soportes de la bahía, quemándose hasta los cimientos. Los siheyuan se convirtieron en pequeñas puntas carbonizadas, y los banderines que elogiaron a los lotos, se arrancaron de sus lugares, y se taló un sol con sangre y la punta de alguna espada desgastada. El patio del jardín principal estaba lleno de vísceras e intestinos. Lo que añadió un hedor rancio y nauseabundo al aire. Y la sangre a medio secar hizo que los pasos dados emitieran un sonido pegajoso e incómodo al oído.
"Lo siento", dijo Wen Ning, pero Wei WuXian no le dio demasiada importancia.
Todo lo que pudo hacer fue ver aquel lugar donde se crió por pocos años, cubierto de fuego y ceniza.
Un shichen más tarde, uno de los subordinados de confianza de Wen Ning, Hua Tong, primo de tercer grado, se acercó a ambos hombres y susurro al oído de Wen Ning. La revelación pareció sorprenderle, ya que el menor de los hermanos Wen hizo una reverencia a manera de asentimiento y le pidió monitorear los alrededores mientras él y Wei WuXian salían a dar un vistazo a la anomalía.
La anomalía de la que Hua Tong hablaba, era un bote que había estado flotando en los límites del lago cercano del Liánhuā Wù. El bote no había sido detectado mientras sobrevolaban, ya que había permanecido camuflajeado en el mar de madera en llamas.
Lo que encontraron fue sorprendente. Prácticamente un milagro. Atado a Zidian, y relativamente cerca del muelle de lotos, Jiang Cheng, Jiang WanYin, había sobrevivido a la masacre.
"¿Qué estás haciendo aquí?", le preguntó Wei WuXian. Al notar la presencia de Zidian, supo que la matriarca del clan Jiang había perecido, o estuvo frente al acto de bondad de una madre que deseaba salvar a su hijo. "¿Dónde está la señorita Jiang?".
Jiang Cheng no podía hablar. Sus labios parecían sellados por alguna especie de talismán, y Wei WuXian pudo ver el odio en su semblante. Estaba púrpura de ira, y se parecía mucho a su madre. Sus ojos, adquirieron un rojo sangriento, viajando de arriba a abajo sobre el cuerpo de Wei WuXian, que se envolvió en túnicas del clan Wen.
Wei Ying pudo leer en su rostro su deseo por gritarle 'traidor', 'desecho de ser humano' y tantas otras maldiciones como su léxico se lo permitiese. En especial, porque debía ser conmocionante que aquel desertor que consideró un amigo, y hermano durante la infancia ahora estuviese del lado de los enemigos y contribuyera en la aniquilación de su secta. Pero Wei WuXian no tenía tiempo para dar explicaciones.
Al notar que Jiang Cheng estaba dispuesto a gritar y berrear hasta destrozarse las cuerdas vocales, Wei WuXian, se giró en dirección de Wen Ning, y pidió: "¿Tienes alguna de las agujas de tú hermana a la mano?".
"¿Oh?... ¡Ah! ¡Si!".
"Pon a dormir a Jiang Cheng".
Wen Ning entendió sus intenciones, y comenzó a buscar en sus mangas. Jiang Cheng comenzó a patear y sacudirse, lo que amenazó con voltear el bote con los tres encima. Wei WuXian dibujó un sigilo con energía espiritual, y lo dirigió a Jiang Cheng, quien rápidamente se paralizó. Sus ojos estaban locos de ira. Dubitativo, pero con una precisión perfecta, Wen Ning le clavó una aguja en el medio de la frente. El cuerpo de Jiang Cheng languideció sin fuerza. Zidian volvió a la forma de un anillo, y Wei WuXian lo guardó en su bolsillo.
"Wei-gongzi, ¿qué planea hacer con Jiang WanYin?".
Viendo el cuerpo debilitado del joven hombre, no pudo sentir otra cosa que pena por su situación. Con voz trémula, pero disimulada, habló: "¿Se encontraron los cuerpos de los líderes Jiang?".
Wen Ning asintió.
Sintiendo que el corazón se apretaba de tristeza, apartó el cabello del rostro de Jiang Cheng, y trató de recordarlo como aquel niño al que alguna vez deseó considerar un hermano.
"... ¿Qué hay de la señorita Jiang?".
"U-uno de mis subalternos dice que está en la secta de su familia materna".
"Bien", suspiró. Aferrandose a la determinación, dio una sonrisa triste a su amigo. "Wen Ning, tengo una petición que hacerte".
A petición de Wei WuXian, remaron de vuelta al Liánhuā Wù. Wei Ying permaneció en el bote cuidando el cuerpo inconsciente de Jiang Cheng, mientras que Wen Ning le pedía a algunos de sus hombres que buscaran los cuerpos de Jiang Fengmian y Yu ZiYuan. Cuando los preparativos estuvieron listos, ya era de noche. Los soldados de Wen Ning eran fieles a él. Muchos de ellos pertenecían a familias campesinas y de granjeros, otros más, tenían una deuda de vida con la familia de Wen Qing, así que no dirían nada sobre su ausencia aquella noche.
Hua Tong se quedó a cargo hasta el amanecer, y ambos chicos remaron hasta que se les agotaron las fuerzas, y sus brazos dejaron de responder sus órdenes.
Su destino: MeishanYu.
Mientras se dirigían al punto de encuentro, Wei WuXian se apresuró a enviar un mensaje a la matriarca del clan, la abuela materna de los hermanos Jiang. En las últimas semanas había desarrollado un talismán experimental que funcionaba bastante similar al hombre de papel, sin afectar el alma, y cargado con energía espiritual para impedir que terceros leyeran el contenido de sus mensajes. Esto fue creado en un momento de necesidad, ansioso por mantener correspondencias con Wen Qing, sin comprometerla de ninguna manera.
Un segundo mensaje se dirigió a Jiang YanLi. Estaba casi seguro de que, una vez que las noticias sobre la invasión al clan Jiang, se extendieran, nadie sería capaz de dormir, así que el clan Yu estaría tomando medidas precautorias para prepararse para un posible ataque. Wei WuXian esperó que su mensaje a YanLi, explicando la situación de manera superficial, diese la suficientemente credibilidad para que la gran matriarca Yu, escuchase sus advertencias y enviase tropas para el encuentro de Jiang Cheng.
Una vez que llegaron a la orilla, Wei WuXian instó a Wen Ning de eliminar la aguja de Jiang Cheng. Ambos bajaron del bote y se apresuraron a ocultarse entre los densos arbustos.
No tuvo la oportunidad de ver a Jiang YanLi, pese a sus deseos de hacerlo. Pues, una vez que los miembros del clan Yu aparecieron a la vista, ambos jóvenes decidieron marchar de vuelta al Liánhuā Wù.
***
Cuando Jiang Cheng abrió los ojos, un sentimiento de odio, ansiedad e impotencia lo llenó.
Se enderezó en la cama de un movimiento, y pateó una bandeja con medicamentos, con su pie. Los suministros cayeron al piso y causaron revuelo. La porcelana y el cristal se rompieron, y él buscó ansioso por Sandu, pero no la encontró. Después de todo, los Wen se la habían llevado. Sin embargo, al prestar atención a sus manos, se percató de un aro de hierro estigio, enroscado alrededor del indice: Zidian.
"¡A-Cheng!", lloró una voz femenina. Y Jiang Cheng no pudo dar crédito a lo que estaba viendo. De alguna manera, había conseguido llegar hasta MeishanYu, y estaba frente a su hermana mayor.
Frustrado por la pérdida de su clan, llamó su hermana, y fue incapaz de contener el dolor: "A-Jie".
Ella le informó que había permanecido inconsciente durante toda una tarde. Esa mañana, la gente de MeishanYu marcharon hacía el suroeste del territorio, para encontrar su bote, que contenía el cuerpo de los fallecidos líderes de Jiang.
Al recordar aquel acontecimiento, se llenó de odio y escupió una bocanada de sangre mala. Esto asustó a Jiang YanLi, que intentó tranquilizarle. "¡Esto es culpa del estupido de Wei WuXian! ¡Él muy bastardo es un traidor! ¡Él mató a mis padres!".
"A-Xian me lo contó todo, yo-..."
"¿Hablaste con él?", se apresuró. Sus manos se aferraron a un par de hombros delgados y frágiles. Hizo una inspección minuciosa pero no encontró heridas en su cuerpo. Aún así, Jiang WanYin no estuvo tranquilo.
"A-Xian escribió una carta. Él recuperó ... el cuerpo de nuestros padres. Y dijo que no fue el responsable de lo que ocurrió. A-Cheng, él te puso a salvo a ti, y a nuestros padres, a sabiendas del castigo a recibir si cualquiera delataba lo que hizo".
"¡Eso no excusa nada! ¡Está del lado de esos perros Wen!".
Con una voz suave, arrulló. "No sabemos las circunstancias de A-Xian, o que le ocurrió desde que se fue".
Jiang Cheng comprendio que su hermana se aferró a la bondad de las personas, y no pudo comprender que ese 'A-Xian', a quien tanto apreció, no fue otra cosa que una rata malagradecida.
Jiang Cheng no era tan blando. Él no vio bondad en las personas; no en alguien como Wei WuXian. Por el contrario, vio traición en sus acciones.
Su corazón se llenó de rencor y odio ante el traidor número uno de la secta Jiang.
Una vez que despachó a su hermana de la habitación, Jiang Cheng, Jiang WanYin, hizo una promesa en sangre.
Conseguiría la cabeza de Wei WuXian, y la presentaría a la tumba de sus padres para obtener venganza por lo que les ocurrió.
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