Este es mi monólogo para la asignatura de artes escénicas y danza:

Hola ¿Qué? ¿Cómo estáis? Bien, ¿no? Claro, como vosotros no tenéis que levantaros a las 8 una vez a la semana para luego iros al hospital CON EL ESTÓMAGO VACÍO para que os saquen 6 tubos de sangre. Que yo ya no sé si quieren observar mi nivel de hemoglobina o hacer una secuela de crepúsculo. Y luego, desayunas una triste tostada quemada y café de máquina que parece aguachirri. Para pasar el resto de la mañana sentada en una silla de plástico que te provoca artritis esperando a que te llame tu doctora. Dicen que soy muy depresiva ¿¡Pero cómo no voy a deprimirme si no paran de exprimirme como si fuera una naranja!? ¡Qué de mí han salido más muestras que refugiados del Mediterráneo! Esto es una sobreexplotación de mi cuerpo ¿Cómo no voy a estar delgada si no paran de extraerme la sustancia? ¡Tendrán morro! Pero ojo, que a mí ya no me la juegan más. He hablado con el primo de mi madre que es médico e ingeniero para que me ponga un contador de volumen en ml en el brazo con una ranura para echar las monedas, como las máquinas de tabaco ¡Eh! Pero mucho más moderno, con contrachapado de aluminio de fibra vegetal sistemática y procesador Swinton Apoller Stringel. Pero me ha mandado a la mierda así que simplemente cobraré a 1€ el tubito. Y no me juzguéis, vivir en un hospital es muy caro, puesto que se trata de un edificio aburrido en el que solo puedes ver la tele que te la cobran, pero no me refiero a la tele por cable, sino a los putos mismos canales que tienes en tu casa y puedes verlos gratis pero no lo haces porque prefieres los de la tele por cable, en cambio, en el hospital te jodes pagando por la televisión pública y te comes a Arguiñano en antena 3 cocinando ternera a la campesina sobre un lecho de patatas dulces y aderezada con ralladura de frutos secos y especias mientras contemplas el cuenco de sopa insípida que te han puesto para comer. Que esa es otra, porque yo no sé qué harán en la cocina del hospital, pero os puedo asegurar que nada legal. Un día me encontré a un agente del FBI en pasillo rastreando a las cocineras, pero no localizó su cuartel general ya que ese día había puré de ajos y espinacas, y el hombre con el olor se despistó ¿Os hace gracia? Pues no me gusta porque esto es algo muy grave. Creedme cuando os digo que los pacientes se mueren por la comida. Es más, creo que para trabajar allí debes haber hecho antes prácticas con La Muerte. Si no, no entras. “Ya, pero yo las hice con Lucifer”. Que no. Tengo una lista con lo qué podría ser en realidad cada alimento del hospital, os la recito: Salsa de tomate, sangre desechada. Verduras, contenedor de basura del restaurante El Caldero de Manoli. Carne, extraída en autopsias. Sopa, orina de las sondas. Pescado, del estanque del parque de al lado. Puré, vómito reciclado. Ah, y me pone un aviso de no pedir estofado los martes. Suicidas, ya sabéis donde comer. Otra cosa que os quería comentar es la estructura del edificio, el mío es de un color pálido, inmenso y con dos torres más altas que el resto del edificio. Sí, sé lo que estáis pensando “como el castillo de la Bella Durmiente en Disneyland”, pero no, no es lo mismo. Aquí no puedes dormir durante 100 años, es más, si lo haces más de 8 horas, te llevan al mortuorio. También se diferencia por su frío clima, cada vez que voy procuro abrigarme. Aunque un día me harté y le pregunté a una enfermera el por qué de la temperatura. Me quedé mucho más tranquila con su explicación de que proviene de los cadáveres y su olor a muerto. Al principio no me convencía, pero lo hizo cuando me dijo que no solo hablaba de los del mortuorio, sino de los fantasmas que llevaban años vagando por ahí con el gotero. Pero lo más frustrante comparando con el castillo de la Bella Durmiente… ¡Es que no hay ni un solo tío un bueno en ninguna de las 8 extensas plantas! Así que decidme qué hago yo para no deprimirme en mi próxima revisión.

Nueva portada por natali27cz. Comebtad vuestras partes favoritas y ponedme nota, por favor.