Tras el desastroso incidente de probar a lavarme el trasero con el mando de la ducha, intenté sentarme en el lavabo después de la siguiente excrección. Ya lo había hecho otras veces, pero... Ese lavabo no estaba unido al suelo, únicamente a la pared ¿Qué ocurrió entonces? El puto no aguanto mi peso y se despegó de la pared, no se cayó, pero el agua se salía si abrías el grifo. Lo peor fue que al estar yo baja de defensas no podían hacer masilla para tapiar aquello. Al final, vino un hombre y le colocó un soporte, que de poco sirvió porque no solucionó la fuga de agua y mi madre ya se encargó de lo otro usando el radiador como sujección, de modo que acudió otro chico y hizo que no se escapara más agua.
Cada vez que cuento esto la gente alucina, ¿vosotras también?

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