Seokjin se acomodó para lo que sería una larga jornada de ayuda en la iglesia de su villa.

Él definitivamente lo odiaba. Desde que tenía memoria había pasado sus fines de semanas entre mujeres de diferentes edades, bien vestidas y con un vocabulario que no permitía las malas palabras.

Se acomodó un poco mejor pero le dolía la espalda, estar sentado en el piso con su espalda pegada a la pared de cemento de la iglesia no era una opción tan apetecible.

Miró a su madre que se movía de un lado a otro con una sonrisa en sus labios y Seokjin anheló ver esa sonrisa también en casa.

Suspiró y entrelazó sus dedos sin saber muy bien que hacer, no se le permitía salir de la iglesia, tampoco ayudar en aquellas labores. Su madre decía que era demasiado torpe para esas tareas.

—Hola Seokjin.

Levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los de una chica de su edad. Ella era hija de una de las ayudantes.

Era muy bonita.

—Hola Sowon.

—¿Puedo sentarme aquí?

—Claro —Jin se movió un poco para que la chica tuviera más espacio.

Ella no lo miraba, solo se acercaba a él y se sentaba a su lado pero cuando le hablaba no lo miraba, Seokjin se había dado cuenta que Sowon siempre se ruborizaba cuando conversaban. Aunque fueran algunas palabras sueltas.

A los 14 años era muy poco probable hacer una conversación con sentido, menos si esa conversación era entre una chica y un chico.

Había mucha vergüenza y acné de por medio como para hacer algo más.

—Mi mamá me va a celebrar mi cumpleaños ¿quieres ir?, es el viernes.

Seokjin alzó la mirada hacia su madre y apretó su mano derecha al ver que venía hacia él.

Era hora de irse, pronto llegaría su padre a la casa y todos debían estar ahí para cuando eso pasara.

—Vamos Seokjinnie, es hora de volver a casa cariño.

Él casi hace una mueca de desagrado, pero eso seguramente le valdría un castigo y no quería volver a sufrir por el hambre y el frío.

Sabía que esa fachada de mamá cariñosa se iría por un tubo apenas salieran de esa iglesia y aunque Seokjin sabía que esa mujer que ahora lo miraba con una linda sonrisa en su rostro no era más que una máscara que su madre usaba para no levantar las sospechas de su verdadera personalidad.

Aunque de todas maneras quería que esa mujer perdurara, aunque sea una mentira.

Seokjin se despidió de Sowon y caminó rápidamente detrás de Hye Soo, su madre.

—Apúrate que tu padre ya debe estar en casa —dijo con tono cortante —eres tan inútil, podrías haberme avisado que el tiempo estaba pasando tan rápido.

El chico solo atinó a bajar su cabeza mientras corría detrás de su madre.

Las cosas no pintaban para nada bien.

Cuando llegaron a casa la mujer entró prácticamente corriendo hacia la cocina. Seokjin saludó a la niñera de su hermano Mingyu y se sentó en el sofá.

La chica lo miró con lástima, ella había estado innumerables veces cuando Seokjin era el blanco de la ira de los Kim. Le tenía gran aprecio al chico y por eso seguía yendo a esa horrenda casa, por él.

Le había comentado a su madre sobre lo que pasaba en esa familia pero ella simplemente le había dicho que no metiera la nariz donde no la habían llamado.

Entonces no le quedó más opción que callarse y ver con impotencia como trataban al hijo mayor de los Kim.

—Anda a comprar pan Seokjin —Hye Soo le entregó unos billetes y con una mirada fría se alejó de vuelta a la cocina.

Seokjin se levantó inmediatamente ya que sabía lo que pasaba cuando se demoraba en salir a comprar.

En ese momento la niñera se acercó a la cocina para decirle a la señora Kim que se iría a casa. Su trabajo finalizaba cuando la mujer llegaba.

La mujer se despidió y Mina corrió detrás de Seokjin.

—Te voy a acompañar —le le dijo cuando ambos ya estaban en la calle.

—No es necesario.

—Lo sé, pero iré de todas maneras, así aprovecho de fumar.

Mina era una chica menuda y bien bonita de 17 años. Era divertida y graciosa, de mente abierta pero muy solidaria cuando veía a alguien en aprietos.

A Seokjin le caía bien.

—Eso te hace mal. Te vas a enfermar.

—Solo es uno Seok, no es la gran cosa, ahora dime ¿que tal todo en la iglesia hoy?

El chico se encogió de hombros —lo de siempre.

—Mi mamá dijo que esa iglesia estaba llena de hipócritas.

—¿Que es eso? —Seokjin la miró con su ceño fruncido.

—Personas que fingen algo que no son, o algo que no sienten... como tu madre.

Él mordió su labio pero no dijo nada, se despidieron cuando entró a comprar el pan. Luego volvió a casa rápido.

Para cuando entró su padre ya estaba ahí.

Seokjin dejó la bolsa en la cocina y pasó por la sala no queriendo mirar a su padre haciéndole cariño a su hermano Mingyu. Cada vez que veía algo así su pecho se apretaba y le costaba respirar.

Entró a su pequeña habitación y se acostó en su cama pensando.

Sus padres jamás le hacían cariño, nunca.

Seokjin no recordaba cuando había sido la ultima vez que recibió el abrazo de su madre y seguramente había sido por obligación o por que estaban cerca de otras personas.

Él tenía 14 años, sabía muy poco del mundo, no tenía mayores experiencias ni amigos, pero sí que estaba seguro de que sus padres no lo querían.

Miró su techo por varios minutos. La presión en su pecho disminuyendo de a poco.

Se sentó en la cama y cuando fue llamado a gritos por su madre dejó la cama y rápidamente salió de su habitación.

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Hola!
Estoy más que lista para empezar esto, hoy subiré los primeros dos capítulos.

Estaba necesitando un poco de distracción de Llámame Seokjin 😅

Espero que les haya gustado el primer capítulo y les digo que lo que leerán será triste y dará mucha impotencia.

Seokjin tiene 14 años, piensen en él como un chico que no sabe nada del mundo, que está limitado a muchas cosas, no lo comparen con los 14 años de hoy en día.

Tengan un lindo día, más a la nochecita subo el otro.

Besos y abrazos apretados ❤️

Todo lo que deseo en una sola imagen 😣