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Incomodidad

Estuvimos casi toda la noche jugando. Soy realmente muy mala. Mañana habrá un pequeño torneo durante la tarde. Quedamos en entrar los dos, pues sería en dúo. Ganaríamos varios premios, entre ellos la última y exclusiva edición de little piggy junto a la firma de Mimi Stars, quién es el personaje principal. No hay forma de que perdamos mientras cuente con la ayuda de Anzai. Aún no me acostumbro a decir su verdadero nombre.

Traté de dormir algo en la mañana antes de que llegara la hora del torneo en línea, pero no fue mucho lo que alcancé a dormir. Estuve pendiente al teléfono casi en todo momento hasta que recibí una llamada de Jadiel.

—¿Dormiste algo?

—No, no dormí nada. Este será nuestro primer torneo y he estado sumamente ansiosa.

—¡Tonta! Al menos come algo y recupera tus energías. El torneo será en una hora.

—Iré a comprar algo.

—¿Comprar algo? ¿No tienes comida en tu casa?

—Sí, pero no está preparada.

—¿Me estás queriendo decir que entre todos tus "dones", el cocinar no está en ellos tampoco?

—Digamos que no.

—¿Sabes hacer algo aparte de desvelarte toda la noche?

—No tengo cabeza para pensar en ello.

—No hay remedio. Yo te acompaño. Sería un problema que tardes en llegar y no dé tiempo a entrar al torneo.

¿Jadiel va a venir para acá? ¿Cómo llegamos a esto? ¡Soy un desastre! Sabe las peores cosas de mí. Debe pensar que soy una inútil. Y, mírame, ahora con esta pinta parezco haber escapado de un hospital psiquiátrico.

Cuando bajé las escaleras, me topé con mi hermanastro y sus amigos en la sala, pero me ignoró por completo y fue lo mejor. Según me duché fui corriendo a mi cuarto a vestirme, cuando escuché un ligero toque en la puerta. Estoy segura de que es mi hermanastro. ¿Ahora qué es lo que quiere?

—¿Qué es lo que quieres? — mi rostro casi se cae de la vergüenza al ver que no era precisamente mi hermanastro; era Jadiel.

—¿Qué haces con el cabello húmedo? Tienes que secarlo o te vas a resfriar.

—¿Cómo entraste?

—Tu hermano me dejó pasar y me dijo que subiera a buscarte.

¡Maldito hermanastro idiota!

—Ya me secaré el cabello. Puedes sentarte en la silla o en la cama mientras lo hago.

—Gracias.

Lo dejé en el cuarto mientras me fui al baño a secarme el cabello con el secador. No puedo tardar más, solo queda poco tiempo. Al terminar fui de vuelta al cuarto y Jadiel se me quedó mirando, luego desvió la mirada en un segundo.

—No quiero sonar grosero, pero ¿te viste en el espejo?

—¿Tengo algo raro? — toqué mi cabello, pues recuerdo que me lo sequé bien y hasta me peiné.

—Tu blusa está abierta. ¿Acaso no sabes tampoco ponerte una camisa?

Casi muero de la pena. Me giré solo para cerrarme los botones. ¿Por qué tengo que ser tan torpe y distraída? ¿Cómo no me di cuenta antes? Debe estar pensando lo peor de mí.

Tras salir de la casa, pasamos por la tienda y compramos comida para los dos. No pensé que el juego sería el causante de que Jadiel y yo tengamos este tipo de acercamiento. Éramos completos desconocidos en la escuela y ahora de la nada salimos juntos. Sin darme cuenta estuve todo el tiempo mirándolo.

—Pareces una acosadora, das miedo— siguió comiendo despreocupado luego de soltar ese comentario.

Parezco una tonta, pero es imposible no mirarlo. Sus ojos me llaman mucho la atención, estoy segura de que se lo han dicho mucho anteriormente.

—No soy una acosadora — respondí luego de un rato.

No encontraba cómo hablar, pues los nervios me estaban invadiendo.

—Solo es que me gustan tus ojos— no pensé que me atrevería a decir algo como eso.

—D-debemos irnos— se levantó de prisa de la mesa.

Creo que lo incomodé con mi comentario.

—Siento mucho lo que dije. No volveré a decirlo.

—No me molestó en lo absoluto, solo no me lo esperaba.

Caminamos despacio y olvidamos por completo la hora. Él fue quien cayó en cuenta.

—Rayos, tenemos que apresurarnos — me agarró la mano y corrimos juntos.

Nos paramos en la entrada de una casa que, por supuesto, no era la mía.

—Esta no es mi casa. ¿Qué crees que haces?

—Es la mía. No nos va a dar tiempo si vamos a la tuya. Tengo dos mandos puedo prestarte uno. Hay que darnos prisa.

Estábamos los dos fatigados por la carrera. Estar en la casa de un hombre a solas no creo que sea buena idea. 

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