Es difícil
Nos reunimos con nuestras amigas y entramos a la piscina con ellas. En esta área solo habían unas cuantas parejas. Fue mejor así, nos sentíamos más cómodas con poca gente alrededor. Hacíamos competencia entre nosotras, como ir de una esquina a otra y la que llegaba primero ganaba. La perdedora tendría que pagar el almuerzo de la escuela a la ganadora; ese era el premio. Por supuesto que me tocó con Jadiel y estaba más que claro quién ganaría entre las dos. Nos divertimos demasiado y de eso no cabía duda. Se podía apreciar el atardecer, el tiempo ha pasado muy rápido al estar tan entretenidas.
Salimos de la piscina luego de varias horas, estábamos muertas de hambre. Caminamos al área del restaurante. Había variedad de comidas y lo mejor es que todo estaba incluído en la membresía. Luego de llenar mi bandeja de comida fui a sentarme con las demás. Me senté al lado de Jadiel ya que era el único espacio que estaba libre.
—Eres delgada, pero comes por siete— comentó Ingrid.
—Claro, tengo que almacenar comida para los tiempos de hambruna. ¿Cómo crees que se mantiene este cuerpecito? — pregunté mientras comenzaba a comer.
Se podía notar a simple vista que llevaba mucho tiempo sin alimentarme bien. A pesar de saber cocinar algunas cosas, desde hace ya un tiempo dejé de hacer comidas que requieran mucho trabajo, pues Iván se aprovechaba de eso para tenerme de esclava y, a veces, luego de haber hecho la comida, él me quitaba el plato. Él no sabe hacer nada en la cocina, de hecho, rara vez lo encuentro en ella. Las veces que lo he visto prepararse algo ha sido cereal con leche.
Mi mamá solo cocina en su día libre, pero no podemos tocar la comida hasta que mi padrastro y ella hayan tenido la noche para ellos. Luego debemos recalentarla para poder comer de ella.
—¿Realmente estás bien? Si comes así de rápido te va a caer mal— comentó Jadiel, llevando una servilleta a mis labios y barbilla para limpiarme.
Mi cara debía delatarme.
—Creo que las estoy shippeando a ustedes dos— agregó Abigail en un tono serio e Ingrid la secundó.
Estaba a punto de sembrar mi cara en el plato.
—¿Q-qué es lo que dicen? — los nervios se notaban en mi voz, mientras que Jadiel se mantuvo tranquila.
—¿Tienes novio o novia, Jadiel?— preguntó Ingrid, se mostraba verdaderamente interesada en su respuesta.
—Aún no.
—¿Alguien que te guste? — prosiguió.
—Sí— me miró de reojo y yo seguí comiendo tratando de no prestar atención a la incómoda conversación.
—¿Se lo confesaste? — cuestionó esta vez Abigail.
—Sí — respondió sin titubear.
—¿Y qué te dijo? — preguntaron las dos a la par.
—Bueno, en realidad, no me respondió nada, así que queda abierta una posibilidad, supongo…
—Tal vez suene fuera de lugar o demasiado curiosa la pregunta, pero no tienes que responder si no quieres. ¿Es una chica o un chico?
—Es una hermosa chica.
Casi escupo la bebida. Todas en la mesa se quedaron sorprendidas. Creo que ninguna de nosotras esperaba una confesión sincera de ese tamaño.
—Interesante. Eso sí que no lo esperaba— dijo Abigail, llevando su mano al mentón como símbolo de estar pensando.
—No la molesten más con ese tipo de preguntas incómodas e innecesarias — les pedí.
A pesar de que Jadiel se veía tranquila, no me gustó que la hayan presionado con tantas preguntas.
—No te preocupes, Perla. Eso no tiene que cambiar las cosas entre nosotras, ¿o sí? — preguntó Jadiel.
—No, para nada — respondieron ambas.
Antes de salir del restaurante, Jadiel se alejó de nosotras para responder el teléfono. En su expresión pude notar que algo había ocurrido, pero no dijo nada. Salimos del restaurante para irnos a nuestra habitación.
—Hay un casino en el primer piso, podemos bajar cuando nos demos un baño— sugirió Ingrid.
—Sí, suena bien— respondí.
Recogieron su ropa para irse al baño, dejándome a solas con Jadiel.
—Quiero que hablemos sobre algo — entrelazó su mano en mi cabello, y desvié la mirada—. No es nada malo, no te preocupes.
—¿Puedo saber sobre qué?
—Es Chika.
—¿Qué pasó con tu hermana?
—Chika debe estar por llegar.
—¿Llegar? ¿A esta hora? ¿Y por qué no vino contigo esta mañana?
—Es complicado. Se sintió descartada por no haberle dicho que vendría con ustedes.
—¿No le avisaste a tu hermana? Eso está mal, la hiciste preocupar. Deberíamos hablar en la recepción para que pueda unirse con nosotras en la habitación.
—No, no te preocupes, no dormirá con nosotras.
—¿Por qué no? Sería más económico la membresía si llega como invitada nuestra. Le hacen un descuento bastante bueno. Además, así no dormiría sola en otra habitación.
—Es… difícil de explicar.
—¿Difícil? ¿Por qué es difícil?
—Hay algo que debo confesarte, y es que les mentí. Chika en realidad no es mi hermana.
—¿Qué? ¿Y quién es?
Hizo un largo silencio que me tenía a punto de comerme las uñas.
—Chika... es mi papá…
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro