Acercamiento
—¿Mamá sabe que tienes novio? — preguntó mi hermanastro tan pronto como me vio entrar.
¿Acaso estaba fisgoneando en la ventana?
—Deberías buscar un mejor pasatiempo que vigilarme— subí a mi habitación ignorando su existencia.
Si le dice algo a mamá estaré en problemas. Es tan odioso, siempre está pendiente de todo lo que hago.
A la mañana siguiente la alarma sonó y me despertó. Aún estoy a tiempo para bañarme y vestirme. Me quedaré solo un poquito más. La desactivé y me di vuelta, tanta vuelta que caí de lleno al suelo, sin probabilidades de apaciguar ni un poco el golpe en la espalda. ¿Por qué la cama tiene que sentirse tan cómoda todas las mañanas?
Aún estaba media dormida, ni siquiera el golpe pudo levantarme. Siento como si estuviera olvidando algo importante, pero ¿qué podría ser?
Caí en cuenta tarde y abrí los ojos como un búho.
—¡La escuela!
No tuve tiempo de desayunar, hice todo a las carreras para salir corriendo como una demente.
—No voy a tolerar una tardanza más, jovencita — paré en seco cuando me encontré a la profesora en la puerta del salón.
—Lo siento — esta vez sí fue mi culpa, bueno, siempre lo es.
—Te quedarás luego de clases, tu castigo será limpiar la piscina y espero hagas un buen trabajo. Para la próxima no seré tan considerada contigo.
Una disculpa no sería suficiente, tampoco cambiaría nada. Bajé mi cabeza y entré al salón. Por supuesto que soy la burla de todos. La idea de quedarme luego de clases apesta. Tengo que resignarme, no tengo de otra.
A la hora de almuerzo se acercaron mis amigas para darme una charla como de costumbre. Estábamos en medio del pasillo observando al resto de los grupos correr de un lado para otro.
—No puedes continuar así, Perla— dijo Abigail—. Te llamamos varias veces, hasta esperamos por ti en la parada.
—Solo quise dormir un poco más, no pensé que se me haría tan tarde.
—No cambias. ¿Iremos al Karaoke mañana? — cuestionó Ingrid.
—Sí, hace mucho no salimos a divertirnos en el fin de semana— respondí.
—¡Ya quiero ir! — exclamó Ingrid.
—Así te desconectas de ese mundo virtual por un rato— comentó Abigail.
—Hablando de eso, ayer estuve en la... —sentí un aura hostil y como una corriente en mis espina dorsal.
Miré alrededor y vi a Jadiel mirando hacia nuestra dirección. Casi me desaparezco del susto.
—¿Qué ibas a decir? — ambas quedaron atentas y a la espera de mi respuesta.
—Lo olvidé...
Antes de regresar al salón, bajé al primer piso a tomar agua de la fuente. Iba a regresar, cuando alguien me agarró la muñeca y me llevó casi arrastrada al rincón que hay debajo de las escaleras.
—¿Pensabas decir algo? — reconocí a Jadiel y hasta la presión se me subió por las nubes.
Me sentía como una pequeña ratita indefensa siendo acorralada por un enorme gato.
—No les dije nada, lo juro.
—¿Por qué demonios hablas tan duro?
—Lo siento.
—¿Siempre eres así de tonta? — puso su mano en la frente —. Si llegan a vernos pensarán que te estaba haciendo algo.
—¿No ibas a hacerme nada? Hace un momento me diste una mirada que creí que ibas a comerme viva.
Descansó sus dos manos en la pared a la altura de mi rostro. Recordé las escenas que he visto en mis doramas favoritos y me quedé más tiesa que un muerto.
—No haría algo como eso. Al menos no a ti.
—¿Eh?
El timbre sonó y se apartó, como si fuera portadora de un virus mortal y no quisiera ser contaminado.
—Olvida lo que dije. No era eso lo que quería decirte — carraspeó.
—Entonces, ¿qué era lo que ibas a decir? — le pregunté.
Subió las escaleras de vuelta, ignorando mi pregunta y sacándome por completo de onda. ¿Qué fue eso de hace un momento? Mi corazón estaba a punto de salirse de mi pecho. Corrí al salón y antes de sentarme en la silla, lo miré, pero evadió mi mirada. No le hice nada, ¿por qué actúa así?
La tarde pasó rápido. Estuve tratando de huir de mi castigo, pero era imposible hacerlo.
—¿Te esperamos? — preguntaron mis amigas.
—No, no se preocupen. Tan pronto termine me iré. No creo que me tome tanto tiempo.
O eso creía... ¿Cómo pueden ensuciar tanto?
La profesora tuvo que haberlo hecho intencional. Es demasiado trabajo para una sola persona. ¿No hubo nadie más que haya llegado tarde o le hayan castigado por alguna otra razón? Suspiré desanimada.
Traté de darme prisa para salir de ahí. Tan pronto finalicé, guardé todo el equipo y salí del área de la piscina. No tomó tanto tiempo como creí que tomaría. Ya podré irme tranquila a mi casa. Cuando salí por la entrada de la escuela, salió una chica corriendo y sollozando. ¿Aún hay estudiantes aquí? Ignoré ese hecho y seguí caminando.
—Tardaste mucho— escuché la voz de Jadiel a mis espaldas y se me tensó hasta el último músculo de mi cuerpo.
—¿Tú qué haces todavía aquí?
—Me retrasaron. ¿Vas a ir a tu casa?
—Sí, ya me voy.
—La mía queda por el mismo camino— comenzó a caminar e hice lo mismo.
¿Que se supone que diga para romper el silencio?
—¿Qué ibas a decirme esta tarde?
Se quedó en silencio, por lo que asumí que había hecho una pregunta innecesaria.
—Lo siento. No volveré a preguntar nada.
—No deberías jugar hasta tan tarde, está afectando tus calificaciones.
—¿Y cómo sabes que es por estar jugando? — pregunté confundida.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro