-La Última Promesa-
Diego y Samuel eran inseparables desde la infancia. Crecieron en el mismo barrio, compartieron juegos, risas y sueños. Su amistad era tan intensa que se consideraban hermanos. Siempre estaban allí el uno para el otro, apoyándose en cada paso de sus vidas. A medida que crecieron, sus caminos comenzaron a divergir: Diego se dedicó al fútbol y Samuel se enfocó en la música. Sin embargo, su vínculo seguía siendo fuerte.
Una tarde de verano, mientras estaban sentados en su lugar favorito, un viejo banco en el parque, Diego le confesó a Samuel que había sido seleccionado para jugar en un equipo profesional. El brillo en los ojos de Samuel era evidente; estaba orgulloso de su amigo. Pero también había un matiz de tristeza en su voz cuando dijo: "No importa a dónde te lleve esto, siempre estaré ahí para ti".
Los años pasaron y Diego tuvo éxito en su carrera deportiva, viajando por el mundo y viviendo su sueño. Samuel, por otro lado, continuó luchando por hacerse un nombre en la música, tocando en pequeños bares y soñando con un futuro brillante. A pesar de sus horarios ocupados, siempre encontraban tiempo para reunirse. Se hacían promesas de que nunca dejarían que la distancia o el éxito afectara su amistad.
Sin embargo, todo cambió una noche fatídica cuando Samuel fue diagnosticado con una enfermedad grave. El mundo de Diego se desmoronó al escuchar la noticia. A pesar de sus compromisos profesionales, decidió regresar a casa para estar al lado de Samuel durante su tratamiento.
Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. Durante ese tiempo, Diego estuvo presente en cada consulta médica y cada sesión de tratamiento. Hablaban sobre todo: sus sueños, recuerdos compartidos y las promesas que habían hecho. Samuel siempre mantenía una sonrisa en su rostro, pero Diego podía ver el dolor detrás de ella.
Una noche, mientras miraban las estrellas desde el mismo banco donde habían compartido tantos momentos felices, Samuel miró a Diego con seriedad y le dijo: "Prométeme algo... si alguna vez me sientes alejarme... sigue persiguiendo tus sueños. No te detengas por mí".
Diego sintió un nudo en la garganta; sabía lo que eso significaba. "No puedo hacer eso", respondió con lágrimas en los ojos. "Te necesito aquí".
Samuel sonrió con tristeza y le tomó la mano: "Siempre estaré contigo, incluso si no estoy físicamente".
Tristemente, los días se hicieron más difíciles para Samuel y finalmente llegó aquel momento desgarrador. Diego estaba a su lado cuando Samuel cerró los ojos por última vez; sentía que parte de su alma se iba con él.
Después del funeral, Diego se encontró perdido sin su amigo. Sin embargo, recordando las palabras de Samuel, decidió honrar su memoria persiguiendo sus sueños como él habría querido. Con cada partido que jugaba y cada éxito que alcanzaba, sentía que llevaba consigo el espíritu de su amigo.
Años después, cuando miraba hacia atrás en sus logros, Diego entendió que aunque la ausencia física de Samuel era dolorosa, el amor y la amistad verdaderos nunca desaparecen; viven dentro del corazón y las memorias compartidas.
Y así fue como la amistad entre ellos sobrevivió al tiempo y al dolor; dos almas unidas eternamente por un amor tan profundo que ni siquiera la muerte pudo separar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro