
RECORDANDO LOS VIEJOS TIEMPOS
CAPÍTULO DIECIOCHO
RECORDANDO LOS VIEJOS TIEMPOS
Shikadai e Inojin se sonrojaron por el contacto con la Hyuga mayor y su dulce sonrisa, haciendo que Hinata se acercara a ambos y riera socarronamente, burlándose de ambos, haciendo que se avergonzasen todavía más, pero es que ella no tenía muchas oportunidades para molestar a ambos chicos ya que solían tener sus emociones bastante bien controladas, al menos más que Naoto. La ojiperla centró su mirada en la pequeña azabache, acariciando también a la pequeña, haciendo que ella también se sonrojara, siendo el turno de los dos niños de reírse.
—Realmente es una mujer muy atractiva—susurró Inojin a Shikadai, que aún tenía las mejillas sonrojadas. —Y su hija también—dijo mandándole una sonrisa a la pequeña haciendo que esta se sonrojara, para que luego Naoto lo mirara realmente mal.
Ya llamé a mi padre y al tuyo, les he dicho que nos tomaremos unas vacaciones—declaró el Uzumaki dejando a todos sorprendidos, sin ni siquiera darle tiempo al Uchiha de negarse, aunque se lo agradecía, ya que él en verdad tampoco se quería marchar, menos ahora que la había vuelto a ver.
—¡Gracias padrino! —decía la pequeña Uchiha muy alegre, mientras Neji comenzaba a molestarse, no quería a esos tipos cerca de su prima.
El blondo se acercó a la peliazul y le dio un beso en su frente, haciendo que Karin dieran un pequeño grito de emoción, definitivamente su amiga y aquel guapo rubio hacían una gran pareja. Por ello cuando vio que Kiba iba a atacar al ojiazul se adelantó y lo tomó de las orejas, mientras que a Neji del cuello, dispuesta a llevarse a esos dos hombres y así darle un poco de intimidad a su amiga.
—Niños, la maestra Hinata tiene que atender unos asuntos, así que hoy haréis los talleres conmigo—dijo Karin, haciendo que todos los alumnos fueran saliendo, excepto por los hijos de ellos. —Muy bien Hina, suerte con esos cuerazos—dijo la pelirroja para luego hacer salir de allí, dejando a una Hinata totalmente sonrojada, haciendo que el grupo de la Uchiha menor riera, mientras que el de Miu mirara mal a ambos adultos.
—Supongo que sí somos guapos—bromeó el rubio mientras le sonreía, haciendo que ella también riera, Naruto siempre sabía cómo ponerla cómoda, se alegraba de que no cambiara. —Entonces creo que tenemos mucho de lo que hablar—decía animado, haciendo que Sasuke girara los ojos, aunque también estaba de acuerdo, había mucho que los tres tenían que hablar, después de todo el tiempo que había pasado.
Hinata Uchiha se puso en alerta al ver que su padrino quería ir con su padre y la Hyuga, no podía dejar que el ojiazul se interpusiera en su momento, así que miró a su prima en señal de ayuda, cosa que la pelinegra captó.
—Naruto-san—llamó Natsuki. —Yo quería hacerle una pregunta—dijo la chica, a lo que el rubio asintió. —En privado—dijo con una sonrisa tierna, intentando sonar avergonzada, para que así el Uzumaki cediera a su petición.
—Natsuki ahora el dobe y yo...—decía el Uchiha, pero el rubio lo interrumpió.
—Tranquilo teme, ve tu con Hina-chan, cuando termine de hablar con Natsuki-chan iré—dijo Naruto, haciendo que ambos asintieran.
Una vez que los dos se habían ido el blondo se giró hacia ellos mirándolo fijamente.
—Muy bien ¿Qué estáis tramando? —preguntó con una expresión seria.
Los niños se quedaron sin palabras, haciendo que también los primos de Miu se interesaran en la pregunta del rubio, ya que notaban como ellos se encontraban bastante nerviosos. Pero a la pequeña peliazul nada de eso le importaba, solo le preocupa por el hecho de que en estos momentos su madre se encontraba a solas con aquel pelinegro, y no le gustaba para nada. Así que, con sigilo; mientras todos los demás se encontraban expectantes o nerviosos por la pregunta del Uzumaki ella se escabullo para ir a seguir a su madre y al Uchiha, pero entonces la hija de Sasuke al darse cuenta de ello también fue atrás de ella. Podía notar como a la hija de la Hyuga no le hacía nada de gracia que su padre estuviera con Hinata.
. . . . . . .
Sasuke y Hinata caminaban en silencio, sin poder mirarse a los ojos por lo nerviosos que se encontraban, como un par de adolescente inmaduros. La Hyuga se recriminaba mentalmente por su comportamiento, no entendía porque estaba actuando de una manera tan infantil.
—¿Quieres sentarte? —preguntó el Uchiha al ver un banco, por lo que ella aceptó, posiblemente sus piernas iban a colapsar en cualquier momento.
La peliazul no conseguía que su tranquilizarse del todo, jugueteaba con sus manos, hasta que sin querer tocó la pulsera que Shisui le había dado antes de ir al campamento, haciendo que, a pesar de que no había pasado nada se sintiera culpable y sucia, como si lo estuviera traicionando. Así que, usando toda su fuerza de autocontrol poco a poco consiguió calmar sus nervios, mentalizándose como si estuviera hablando con Naruto.
—¿Qué tal te ha ido todo? —preguntó ella rompiendo el silencio, haciendo que él la mirase.
—Bien, no puedo quejarme. Aunque ser padre soltero no es fácil, pero mi familia y nuestros amigos me han apoyado mucho—respondió haciendo que Hinata se entristeciera, ella también entendía el sentimiento de ser el único pilar para un hijo y ella igual que él recibía mucha ayuda de sus seres queridos.
—Lo siento—se disculpó Hinata, haciendo que la mirase extrañado, ya que no comprendía el porqué de sus disculpas, si alguno de los dos tenía que pedir perdón era él, por todas las cosas que le dijo cuando se despidieron. —No sabía lo de Sakura—con aquellas palabras le hizo sacar una ligera sonrisa triste. Tratándose de Hinata era normal una reacción así, ella a veces pensaba las cosas de más, más no era algo de lo que debiera disculparse.
—¿Cómo podías saberlo? Solo desapareciste—dijo con un ligero tono de reproche que ella noto perfectamente, pero que no fue intencionado.
Solo que aún le dolía todo el tiempo que habían estado separados y las veces que inconscientemente la buscaba, en sus momentos más difíciles. Pero claro, él sabía que había sido su culpa. Que con lo que le había dicho había ocasionado que la muchacha ya no quisiera verlo nunca más. En verdad se encontraba bastante sorprendido que le dirigiera la palabra, cualquier otra persona así lo haría, pero Hinata no era como las demás, y lo agradecía.
Cambiamos de casa—fue su escueta repuesta, tratando de que él la justificara un poco, aunque sabía que aquello no era cierto, ya que se había ido de allí por él, porque no había podido mantener sus sentimientos a raya, porque no podía ver como unía su vida a la de Sakura, porque lo amaba.
—También de amigos—dijo en broma, pero la peliazul no se lo tomó de aquel lado, ya que había hecho una mueca lastimara, que alarmó al morocho. —Lo siento, no es lo que quería decir, está muy bien que hagas amigos—dijo nervioso, pero luego se calló al ver la sonrisa burlona en la chica. —Me engañaste—dijo incrédulo, al él haber sido víctima de una broma de la Hyuga. —Te extrañé mucho—confesó, dejando helada a la ojiluna, para luego acariciar suavemente su rostro, como lo hacía antes, haciendo que las mejillas de la chica se pintaran de un tono rojizo.
La peliazul sintió como toda su piel se erizaba, como hacía mucho no ocurría. Poco a poco acercó su mano al moreno y también le acarició el rostro, dejándose llevar por lo que sentía. Haciendo que sus ojos se miraran directamente, comenzando a saltar chispas entre ellos. Pero, ella se volvió a fijar en la pulsera que le había dado Shisui, haciendo que nuevamente se sintiera mal y se alejara rápidamente del azabache.
Sasuke al notar como la ojiperla se había distanciado sintió una fuerte opresión en el pecho, al notar el rechazo de la chica, haciendo que se sintiera frustrado, cada vez que la sentía cerca se acababa alejando aún más.
Después de aquello notó como la actitud de su amiga se había vuelto un poco más fría, haciendo que un segundo silencio incómodo reinara entre ellos.
—Perdona si te incomodé—dijo él, pero la peliazul se apresuró a negar.
Ella sabía que Sasuke le hacía esa caricia como muestra de amistad, igual que se lo hacía anteriormente, pero para ella, igual que las otras veces significaba algo totalmente diferente. Mas sabía que no se podía dejar llevar por sentimientos del pasado, ahora estaba con Shisui.
—Ya que tú y Naruto-kun os vais a quedar. ¿Qué te parece si te muestro un poco el campamento? —dijo en tono más animado, y él asintió.
Cuando las dos niñas vieron que los adultos se marchaban salieron de sus respectivos escondites y ambas cruzaron miradas, intentando averiguar que es lo que pensaba la otra. Ninguna de las dos cedía a la mirada de la otra.
—¿Por qué los seguiste? —preguntó Miu directamente, haciendo que Hinata alzara una ceja.
—Podría preguntar lo mismo—respondió en tono altanero, digno de un Uchiha. No le gustaba para nada la niña, además Naoto le hacía mucho caso.
—Pero yo pregunté primera—contratacó la peliazul haciendo que la azabache entrecerrara los ojos, parecía que no era un corderito asustadizo.
—Bueno, pues yo no tengo porqué responderte—dijo la Uchiha, y Miu simplemente dio un largo suspiro, parecía que no era una persona educada.
—Miu-chan—gritó una pelinegra un año mayor que la Otsutsuki, haciendo que la pequeña girara, para encontrarse con Mirai, que rápidamente notó el tenso ambiente que había entre las dos niñas, así que se interpuso entre Hinata y Miu, intimidando un poco a la Uchiha.
Pero rápidamente apareció otra chica de negro cabellos, que se puso delante de la pequeña azabache, mirando fijamente a la Sarutobi.
—¿Ocurre algo? —preguntó Naruto, junto con todos los demás niños, haciendo que la cara de Mirai cambiase drásticamente.
—¡Yuta-kun! —gritó la chica para ir rápidamente a colgarse del cuello del castaño. Que, aunque le resultaba incómodo se limitó a sonreírle.
Ya que la Sarutobi había llegado en la noche no había tenido la oportunidad hasta ahora de ver al Hyuga, por lo que se encontraba tan feliz que no había podido resistir las ganas de ir a abrazarlo. Además, a la azabache le gustaba mucho él, ya que cuando eran más niños habían prometido casarse.
Por otra parte, Natsuki se sentía totalmente molesta, comenzando a irradiar un aura oscura, haciendo que Hinata la viera interrogante, ya que nunca había visto a su prima comportarse así. Pero la Uchiha mayor tampoco lo entendía, solo le molestaba mucho la cercanía de esa chica con Yuta.
Shikadai notaba perfectamente todo lo que pasaba, de verdad que era muy problemático, esperaba que por lo menos la Uchiha mayor se comportara de una manera más madura, pero parecía que tampoco podía contar con ella.
. . . . . . .
Sasuke y Hinata iban por todo el campamento, riendo, recordando buenos momentos, siendo en todo momento seguidos por los Miu y Hinata, que se habían vuelto a escabullir de todos, para así cerciorarse de lo que pasaba entre los dos adultos. Así que sin que se dieran cuenta la tarde transcurrió.
—Hay muchas cosas—dijo Sasuke y Hinata asintió.
—Aunque mi sitio favorito es el lago, aquí se obtiene una hermosa vista—dijo mirando el hermoso cielo estrellado.
—Hina mira, una estrella fugaz—dijo el chico con un tono burlón, ya que recordaba lo exaltada que se ponía cada vez que la peliazul veía una. Pero esta vez Hinata lo miró extrañada, haciendo que él también frunciera el ceño, preguntándose si había dicho algo que no debería.
—¿Todavía crees en eso? —preguntó en un tono melancólico que no supo reconocer, dejándolo totalmente en blanco, sorprendido porque esas palabras salieran de su amiga, ya que ella había sido muy supersticiosa con ellas. —Yo hace mucho que dejé de creer en ellas—dijo regresando su mirada al cielo, con un tono triste que hizo estremecer al Uchiha, que no comprendía porque su amiga decía aquello. —No puedes sencillamente esperar que pase algo solo porque lo deseas, los sentimientos no cambian—dijo con una sonrisa fingida que hizo que él instintivamente la abrazara.
—¡Sa-s-a-su-su! —trató de decir, pero se quedó callada cuando con delicadeza el moreno acarició sus largos cabellos, dándole tranquilidad.
Miu al ver aquello se exalto, ya que no entendía porque su madre se dejaba abrazar de aquella manera por ese hombre, ya que ni siquiera a su padrino se lo permitía, siempre se ponía muy nerviosa cada vez que alguien la abrazaba, pero ahora se veía totalmente cómoda. Así que, temerosa por aquella situación, sin pensarlo dos veces salió de entre la pared que la cubría como escondrijo y se encaminó hacia ellos interrumpiendo su momento, haciendo que ambos se separaran bruscamente y se avergonzaran por la acaramelada situación en la que la niña los había encontrado.
Haciendo que dentro los arbustos la Uchiha menor retuviera un grito de frustración, a causa de lo que la peliazul acababa de hacer, ya que parecía que su papá había dado un gran paso, porque la Hyuga esta vez no se había apartado.
El morocho vio a la pequeña, que tenía el cabello muy largo, igual que la Hinata actual, por ello se podía notar perfectamente que se trataba de una copia de ella, como había dicho el Uzumaki antes. Aunque si Hinata hubiese tenido el cabello así de largo cuando era pequeña, parecerían gemelas. Notaba como la niña lo miraba con inconformidad, pero parecía que no pasaría como con Naruto, no lo veía nada bien y no entendía por qué.
Si, era cierto que mayormente los niños se sentían mucho más a gusto con el tonto de su amigo, cosa que lo acredita al infantil comportamiento del rubio, pero al menos las niñas siempre lo miraban con admiración, llamándolo príncipe, como las amigas de su hija habían hecho cuando eran pequeñas. Intentó recordar si le había hecho algo a la menor, pero ni siquiera había hablado directamente con ella hasta ahora.
—Mama, creo que deberías ir a tu cabaña a dormir, es tarde—dijo la pequeña y Hinata asintió con una dulce sonrisa, para luego acariciar maternalmente la cabeza de su pequeña, que, aunque estaba muy molesta con su madre, ese contacto la relajó
—Hasta mañana Sasuke-kun, descansa—dijo la peliazul mayor haciendo que el asintiera.
El Uchiha se acercó a la pequeña, para acariciar su cabeza, pero rápidamente Miu se puso detrás de su madre, ya que no quería que el azabache la tocara. Haciendo que Hinata se riera, porque pensaba que la pequeña estaba comportándose así por su tímido carácter.
—Perdónala, puede ser un poco tímida—dijo la ojiperla, haciendo que él asintiera. —Venga cariño, despide de Sasuke-kun—dijo la mayor.
—Nos vemos Uchiha-san—dijo Miu educadamente, porque, aunque no le gustaba el pelinegro sabía que jamás podía perder los modales.
—Buenas noches—respondió el de ojos ónix, mirando como ambas se marchaban de su lado.
Cuando se encontró solo lanzó una sonrisa rendida al aire, no sabía cómo actuar en frente de Hinata, parecía que todo aquello le estaba volviendo un tonto, ya había sido difícil cuando eran jóvenes, a esta edad le debería resultar más sencillo, pero parecía que era todo lo contrario. Su corazón latía desenfrenado por cada gesto de la chica, además ese dulce perfume natural a canela y lavanda sencillamente lo tenía extasiado.
Hinata que había estado escondida decidió salir al ver solo a su padre.
—Papá—llamó la menor, haciendo que el Uchiha volteara.
—Sabes que por lo que has hecho te castigaré de por vida—dijo molesto el morocho, haciendo que Hinata se pusiera pálida, se había olvidado por completo que su padre estaba molesto. —Aunque gracias a eso la he vuelto a ver—susurró despacio, creyendo que su hija no la había oído.
Pero la pelinegra había oído claramente a su progenitor, y no podía estar más feliz, estaba convencida de que su padre aún quería a la Hyuga. Y aunque la ojiperla lo escondía mejor también había notado como su padre no le era indiferente, por lo que solo era cuestión de tiempo.
. . . . . . .
Después de un largo sermón por parte de su padre Hinata se apresuró para ir con sus amigos, tenía que darles las noticias.
—Parece que se han acercado, pero creo que necesitan más momentos—dijo Inojin haciendo que todos menos Naoto asintieran.
—¿Crees que no lo deberíamos hacer? —preguntó la azabache, pero Naoto seguía mirando la nada, totalmente absorto en sus pensamientos, recordando lo que aquella tarde su padre le había dicho. "No se lo digas a tu madre, pero Hinata-chan en verdad fue mi primer amor". —¡Naoto! ¡Naoto! —gritó Hinata haciendo que por fin el chico reaccionase, pero igual no se notaba demasiado concentrado en la conversación. Ahora se arrepentía mucho de haberle preguntado a su padre por la estrecha relación con la Hyuga y si tenía sentimientos por ella.
—Es tarde y estoy cansado, mañana hablamos—dijo el niño dejando a sus amigos con un palmo de narices, que no entendía el porqué de su extraño comportamiento, aunque Shikadai había notado que estaba así desde que había hablado con Naruto.
Hinata estaba muy preocupada por el rubio, pero sabía que en esos momentos lo mejor era dejarlo solo, eso siempre lo ayudaba a ordenar sus ideas.
—Bueno—dijo Natsuki llamando la atención de todos. —¿Cuál es el plan para mañana? —preguntó la azabache haciendo que su prima sonriera complacida, la verdad es que se le había ocurrido una muy buena idea para juntarlo a los dos.
—Básquet—dijo Hinata, como si esa palabra lo explicara todo.
.
A la mañana siguiente
.
—Bueno ahora solo tenemos que—pero se vio cortada por Natsuki, que sonreía con satisfacción.
—Yo me encargo—dijo la azabache muy segura, mientras se dirigía hacia Yuta, haciendo que Inojin y Shikadai suspiraran, eso no iba a ser bueno.
—¡Hyuga! —gritó la Uchiha con una prepotente sonrisa, haciendo que Mirai la mirara mal, ya que no le gustaba que la pelinegra se acercara al castaño, ayer había notado como miraba demasiado al Hyuga.
—¿Un partido, o tienes miedo de que las mujeres seamos mejores? —dijo egocéntricamente, pero el chico seguía igual de serio.
—No, hay mujeres realmente increíbles—dijo el Hyuga, ya que sabía que su tía Hinata era incluso mejor que muchos hombres.
Natsuki no se esperaba una respuesta como aquella, realmente era difícil molestar al castaño, aunque la verdad es que una parte de ella se alegraba de que fuera tan maduro, estaba segura que si le hubiera dicho esa frase a cualquiera de sus compañeros se hubieran picado en seguida.
—Será mejor que pasemos al plan B—dijo Shikadai. —Ve a hablar con Sasuke-san—le dijo al Yamanaka, que asintió.
—Sabes que sería más efectivo si fuera Naoto—dijo Hinata, pero el Nara solo resopló, por lo visto Naoto ahora estaba muy ocupado con su padre, así que como su amigo le tenía que dejar tiempo para que aclarase las cosas con el adulto.
—No te preocupes, saldrá bien, tú ve a hablar con Hinata—contestó el pelinegro.
Sasuke se encontraba sentado en las gradas, viendo como Hinata se encontraba jugando con unos niños, ya que su clase tenía esa hora de descanso. La peliazul realmente parecía un hermoso ángel con aquella sonrisa.
—Uchiha-san—llamó Inojin, haciendo que el mayor lo mirara. —¿Es verdad que usted era bueno jugando a básquet? —preguntó a lo que el Uchiha asintió. —¿Mejor que Hinata-san? —preguntó haciendo que rápidamente asintiera. —Pero dicen que ahora es muy buena—dijo el chico.
Por otro lado, la Uchiha menor se acercó a la peliazul, que rápidamente se giró al ver como la llamaba.
—¿Es verdad que usted siempre perdía contra mi padre en el básquet? —preguntó directamente la azabache, dejando sorprendida a la Hyuga.
Pero mayor fue su sorpresa al ver como Sasuke venía directamente a ella.
—Dicen que has mejorado jugando—dijo el morocho, haciendo que ella asintiera. —¿Pero me pregunto si tanto como para ganarme? Ya que perdías siempre—dijo el Uchiha haciendo que ella se sintiera ofendida.
—E-eso no es cierto—dijo mirándole retadoramente y con un poco de enfado. — Te gané una vez—le recordó, pero el solo sonrió con sobrevira.
—¡Ah sí!, aquella vez, pero te recuerdo que ganaste solo porque hiciste trampas—dijo con otra sonrisa altiva, haciendo que se molestara más.
No es así, te gané limpiamente—dijo mirándolo mal, pero a él le pareció el gesto más tierno que jamás había visto, solo quería molestarla más.
—Entonces probémoslo—dijo el Uchiha comenzando a botar la pelota, haciendo que la Hyuga sonriera, le iba a demostrar cuanto había mejorado.
En un ágil movimiento se ató su larga melena en una cola de caballo y con velocidad se aproximó hacia él, que no se esperaba un ataque tan directo de parte de la chica, consiguiendo que ella le quitase el balón, sin ni siquiera darle tiempo a reaccionar, por lo rápida que fue su acción.
Él trató de contratacar, intentando arrebatársela, pero la defensa de la chica había mejorado mucho y no encontraba ningún espacio en ella, por lo que, desde una distancia considerable la chica lanzó el balón, para que luego entrara en la canasta, dejando boquiabierto al Uchiha.
—Te dije que había mejorado—dijo risueñamente, haciendo que Sasuke sonriera más, eso iba a ser más divertido de lo que esperaba.
Pero claro, él tampoco se lo iba a poner fácil, era cierto que había dejado de lado al básquet, ya que su trabajo como abogado le era muy absorbente, pero si ella si quería jugar duro no se iba a contener, jugaría con todas sus ganas. Por lo que para demostrar que esta vez sí que iba en serio se desabotonó el primer y segundo botón de su camisa y arremangó las mangas de esta, haciendo que las mejillas de la Hyuga y de todas las monitoras se tiñeran de rojo, incluida la propia Karin, que miraba absorta al atractivo pelinegro. Incluso algunas niñas le susurraban a Hinata sobre lo guapo y genial que se veía su padre, y que ellas también lo apoyaban. Mientras los demás hombres solo hacían muecas frente al acto del Uchiha, incluido el propio rubio, que a veces le molestaba lo dramático y ególatra que su amigo podía llegar a ser.
Así el partido continuó, haciendo que ambos se acercaran más, ocasionando que Miu se pusiera cada vez más molesta, ya que no entendía porque su madre dejaba que aquel hombre se le acercara tanto, además de tener aquella enorme sonrisa en su rostro solo la hacía sentirse peor. Preguntándose qué era lo divertido que encontraba en aquel azabache como para reírse tanto en vez de su padrino, ella creía que Shisui era mil veces mejor.
Sus primos y Daichi la miraban con preocupación, la verdad es que no entendían porque estaba tan molesta, ya que ella casi nunca se enfadaba. Naoto también había notado que a la peliazul no le hacía demasiada gracia que su padrino y la Hyuga estuvieran juntos, y aunque una parte de él no quería dañar a la chica, sabía que no podía incumplir la promesa que le había hecho a su azabache amiga, se encontraba en un gran dilema. Pero por más que le gustara la pequeña peliazul jamás traicionaría la confianza de Hinata, aún si Miu lo llegaba a odiar, cosa que le aterrorizaba.
En la última jugada la ojiperla se liberó del ataque del Uchiha y volvió a encestar, haciendo que el morocho cayera al suelo por lo agotado que estaba.
—Te dije que había mejorado—repitió sonriendo dulcemente, consiguiendo que el Uchiha se sonrojara, pero rápidamente se levantara, disimulándolo.
La hija del pelinegro sonreía a aquello, ya que notaba como ambos se estaban volviendo a acercar, pero para Miu eso no era nada bueno, ya que jamás había visto a su madre de aquella manera, y no sabía muy bien cómo interpretarlo, ya que ella solo quería a su padrino al lado de su mamá y de alguna manera presentía que aquel pelinegro se interpondría en eso y no le gustaba para nada. Debía hacer algo antes de que fuera demasiado tarde.
Así que presurosa fue hacia la cancha de básquet y tomó de la mano a su madre, alejándola de todos los que en ese momento la felicitaban.
Ambas caminaban en silencio, Hinata no entendía porque su hija se comportaba de aquella manera, pero la notaba rara.
—Miu-chan, ¿ocurre algo? —preguntó la mayor, haciendo que la ojiazul se detuviera.
—¡Mama! ¿Qué crees que estás haciendo? —decía muy molesta Miu cuando ya estaban lejos de todos, dejando de piedra a la peliazul, ya que su hija jamás le había levantado la voz. —No le puedes hacer eso a mí padrino—dijo con lágrimas en los ojos, haciendo que algo dentro de Hinata se rompiera por dentro al ver a su hija en aquel estado.
Aquello no podía seguir así, lo último que quería era herir a su hija, debía poner un alto en todo aquello.
Notas de la autora: Hola, otra vez. ¡Volví! Y con un nuevo capítulo. Solo deciros que espero que os haya gustado y que la declaración de Miu hará que las cosas se pongan realmente difíciles para el Uchiha, ya que Hinata no quiere herir a Miu.
Gracias por sus votos y comentarios, me hacen muy feliz.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro