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PALABRAS INCORRECTAS, IDEAS ERRÓNEAS

Disclaimer: Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto, excepto por algunos que yo misma he creado para poder narrar la historia. La historia no es mía, ya que me he inspirado en una película hindú llamada "Kuch Kuch Hota Hai" que en español significa "Algo sucede en mi corazón."

Lo que está en cursiva significa que es una escena del pasado y los tres puntos un cambio de escenario.

CAPÍTULO SEIS

PALABRAS INCORRECTAS, IDEAS ERRÓNEAS

Naruto y Sasuke se encontraban en la habitación del pelinegro. A su mejor amigo se le había ocurrido la idea de salir con todos a comer fuera para poder relajarse antes de entrar a la dura, absorbente y caótica vida que un estudiante universitario podía disfrutar.

–Vamos teme, será divertido. Estaremos todos, comeremos, beberemos, hablaremos–insistía el Uzumaki. Pero el morocho no cedía, la idea le parecía muy molesta, no tenía ni un poco de ganas de salir.

Aunque, luego de una hora de llantos y ruegos por parte del rubio, prefirió aceptar antes de seguir escuchando la replicas del Uzumaki, a veces podía llegar a ser demasiado exasperante.

–Ya, esta bien, iré. Solo cállate y déjame–dijo cansado el Uchiha, ya no iba a aguantar otra replica más.

–¡Perfecto! –anunció emocionado el rubio. –Ya he avisado a todos los demás, en una hora nos vemos en Ichiraku–informó muy feliz, mientras tecleaba su móvil y una enorme sonrisa se le formaba en el rostro.

–¿Estás hablando con tu noviecita? –preguntó el azabache, atrayendo la atención de su mejor amigo.

–Sí, estoy hablando con ella ¿Cómo lo sabías? –preguntó asombrado por la intuición del pelinegro.

–Por la cara de idiota que ponías–se burló el morocho logrando que Naruto lo fulminara con su mirada.

–Ya, solo estas envidioso de no tener a nadie que te quiere ni aguante–soltó el rubio contratacando.

–¿A nadie? Yo diría que la mayoría del sector femenino de la universidad va tras de mí–respondió altanero recibiendo una mala mirada del blondo, ya que no podía contradecir lo que su amigo había dicho.

–Bueno, pero eso no cuenta–informó con petulancia, haciendo que el Uchiha se burlase de tremenda osadía. –Tú ríete, pero solo tienes relaciones vacías, no cuentan. Por eso eres un antisocial amargado, deberías agradecerme por ser tu amigo–soltó Naruto haciendo enrabiar al Uchiha. –Entre nuestros amigos eres el único que no tiene una pareja real, alguien con quien compartir tu cariño–dijo el blondo

–Será porque soy lo suficientemente listo como para no cometer suicidio tan joven–respondió en tono molesto. –Además, te olvidas de Hinata. Ella tampoco está saliendo con alguien–contratacó altanero.

–Bueno, pero eso es diferente. Podría cambiar en cualquier momento–le explicó el rubio con desdén como si tratase con un párvulo, logrando que Sasuke se molestara más.

–Esa escusa también la podría usar yo, no cuenta–soltó déspota el pelinegro.

–Y te vuelves a equivocar–aclaró burlón. –Tú no tienes a nadie, pero Hinata sí–dijo engreídamente.

–¿Qué quieres decir? –inquirió intrigado por las palabras que acababa de pronuncia su amigo.

–¡Ah, es cierto! Tú no lo sabes. Pero qué puedo hacer, es un secreto–decía cínicamente, con una enorme sonrisa llena de sorna, que comenzaba a desesperar al azabache.

–Será mejor que empieces a hablar o le diré a tu madre donde se realizó la última fiesta–amenazó Sasuke, logrando que un sudor frío recorriera al rubio. Si su madre se enteraba que había dejado su casa para la fiesta, simplemente ya se podía ir despidiendo de la vida.

–Hinata tiene alguien que le gusta–soltó de repente muy asustado. Por un momento todo quedó en silencio, pero luego Sasuke emitió una seca risa llena de burla, no iba a caer otra vez en la broma del rubio.

–Estas bromeando, no pienso caer otra vez–dijo arrogantemente.

–¡No es una broma! Es verdad, hace un tiempo ella me dijo que tenía a alguien que le gustaba, pero que era un amor no correspondido–aclaró el chico.

–Deja de decir tonterías ¿Acaso sabes quién es, tienes pruebas? –dijo con un tono de molestia.

–Pues sí, tengo pruebas–respondió firme. –El día que rechacé a Shion ella y yo hablamos. Entonces me confesó que tenía un amor no correspondido. Cuando le pregunté quien era me dijo que era alguien que no conocía, por lo que supuse que se trataría de alguien de Suna–explicó Naruto.

–¿Suna? –preguntó el morocho sorprendido por lo que le acababa de decir el Uzumaki.

–¡Oh vamos teme, tú eres el listo! –inquirió. –Ella dijo que era alguien que yo no conocía, por lo tanto, no puede ser nadie de aquí, porque conocemos a todos sus amigos. En cambio, de sus amigos de Suna no sabemos casi nada–aclaró el Uzumaki, haciendo que un malestar se formara en el pecho del azabache.

–Eso no puede ser, ella no me ha dicho nada–dijo tratando de mantener su fría expresión.

–Esta vez no estoy mintiendo–afirmó el rubio. –La verdad es que yo también quede muy sorprendido cuando me lo dijo, en ese entonces ella realmente me gustaba–aquello hizo enrabiar al pelinegro. ¿Le gustaba? ¡Como se atrevía a burlarse de él! ¡Otra vez! Por un momento había caído en su estúpida broma.

–Lárgate antes de que te parta la cara–soltó molesto el peligro, extrañando al rubio. –¿Ella realmente te gustaba? –dijo el azabache irónico logrando sonrojar al blondo. ¡Él había dicho eso! Se sentía avergonzado –Ve a gastarle bromas a otra persona–soltó, sacándole de su cuarto y cerrándole la puerta en su cara.

–¡Teme, abréveme, no he bromeado! ¡Teme, teme! –gritaba el blondo. –¡Que tenemos que ir a comer con todos en media hora! –decía. –¿No vas a venir? ¡Teme, teme! –insistía, pero el morocho no abría la puerta.

. . .

Todos sus amigos se encontraban reunidos allí, pero el rubio no sabía si entrar, aún tenía la esperanza de que el pelinegro viniera. Miró el callejón otra vez, pero no había rastro del morocho, suspiró resignado, no iba a venir. Aunque no entendía muy bien el porqué. ¿Creía que le había intentado tomar el pelo con lo que le había contado de la peliazul?, se preguntaba.

–¡Naru-naru! –gritó muy entusiasmada su novia cuando lo vio entrar.

–¿Dónde está Sasuke-kun? –preguntó Hinata al ver que su blondo amigo venía solo. Naruto le había dicho que Sasuke también iba a venir, ¿es que le había pasado algo? La faz del blondo se notaba decaída

–Bueno, así iba a ser al principio, pero luego se molestó. Y... ya no quiso venir. Le insistí, pero parecía que ya no tenía ni una pisca de ganas de salir–explicó el rubio con una sonrisa nerviosa, mientras se rascaba.

–Mejor, así no tendré que aguantar su cara de amargado–dijo Shion, haciendo que Sai riera, era el único suficientemente indiferente con el Uchiha como para reírse de él.

–¡Shion-chan! –reprendió la peliazul haciendo que la blonda hiciera pucheros.

Después de un rato, todos reía y hablaban sobre lo que creían que les podría deparar este año, solo uno más y ya estaría en cuarto, lo que significaría las puertas a la graduación. Era increíble todo lo que habían pasado, entre los líos amorosos, los celos, las peleas, habían tenido dos años muy ajetreados.

–¡Tomémonos una foto! –dijo de repente Ino, tomando la cámara de su novio, siempre la llevaba encima.

–Pero, falta Sasuke-kun–dijo Hinata con un poco de pena porque su amigo no estuviera allí.

–No deberías preocuparte, el Photoshop hace magia, lo pondré luego–habló Sai con su particular sonrisa.

–Sí, Hina, además, eso le pasa por amargado–concordó Naruto ya un poco más alegre.

–Que conste que fue él quien lo dijo–bromeó Shion haciendo que la peliazul riera, igual que los demás.

–¡Disculpa Ayame! –llamo Temari a la hija del dueño. –¿Nos podría sacar una foto? –pidió amablemente.

–Que problemático–dijo Shikamaru, pero igualmente ya se ponía con todos sus amigos.

–Júntense más–dijo la chica. –Digan Ichiraku–bromeó la castaña, ya que ese era el nombre del restaurante.

Después de un agradable rato y risas todos se fueron despidiendo. Para luego solo quedar Shion, Naruto y Hinata. Cuando de repente el teléfono de la rubia sonó.

–¿Aló? Sí, soy yo–asintió. –¡En serio! En seguida voy–gritó eufórica la rubia.

–¿Qué ocurre? –preguntó Hinata al ver lo feliz que se encontraba su amiga.

–Me ha llegado el vestido que pedí, está en correos, lo voy a ir a recoger–dijo la blonda con corazones en los ojos. Había estado esperando tanto porque le llegase, lo estrenaría para el baile de bienvenida.

–¿Quieres que te acompañe? –preguntó su novio, pero ella negó.

–Mejor ve a dejar a Hina en la residencia, yo en nada también voy para allá–dijo para luego despedirse.

–No, Shion-chan, no es necesario–pero era tarde, la rubia ya se había ido. –Es una gran chica–dijo la ojo luna con una maternal sonrisa, llena de cariño hacia la rubia.

–Sip, es la mejor. Igual que su genial novio. Una pareja ideal–bromeó el blondo.

–Tienes mucha suerte–dijo Hinata con una cálida sonrisa.

–Y todo se lo debo a mi Cupido favorito. Si no hubiera sido por ti no me habría dado cuenta de lo que podría haber perdido al rechazar los sentimientos de Shion por ir detrás de esa chica–dijo melancólico, recordando lo que le había dicho a Sasuke.

–Eso no es cierto, estoy seguro que te hubieras dado cuenta, incluso sin mi ayuda. Shion siempre logra cualquier cosa que se propone–puntualizó ella.

–No te lo niego, pero tus palabras fueron el empuje necesario, si no me hubieras dicho aquello en ese momento. Tal vez no me habría rendido–dijo un tanto incómodo y nervioso, cosa que extrañó a la peliazul.

–Esto me recuerda, jamás me dijiste quien era ella–recordó Hinata, siempre había tenido curiosidad.

–Y tú qué ¿aún sigues enamorada de él? –preguntó desviando del tema, logrando sonrojarla. –Eso quiere decir que sí–se burló él. Sasuke tenía razón, era demasiado fácil burlarse de la peliazul.

–No estamos hablando de mí–contestó nerviosa y desviando su mirada. Necesitaba encontrar una manera rápida de evitar hablar sobre ese tema.

–Bueno, si me das alguna pista podría decirte de quien se trata–dijo él, pero era claro que mentía. Solo quería saber de quien se trataba, ella era muy reservada con respecto a aquella persona.

–No lo conoces, no te serviría de nada una pista–contestó muy roja, odiaba hablar de ello.

–Entonces, supongo que lo mío también será un secreto–dijo él con su usual sonrisa zorruna, mientras picaba uno de sus mofletes.

–¡No seas malo, dímelo! –decía Hinata mientras lo seguía y ambos reían.

Pero eso era algo que Naruto jamás le diría. Le parecía demasiado vergonzoso decirle que ella había sido su primer amor, además Shion creía que era la primera chica que le gustaba. Claro que no se arrepentiría de sus sentimientos, pero ahora, por nada del mundo cambiaría su relación con Shion, la quería muchísimo, no tenía sentido hablar sobre sus sentimientos pasados. Aunque Hinata siempre ocuparía un lugar muy importante en su corazón y vida. Aun recordaba las palabras que ella le dijo aquella tarde.

–¿Por qué no aceptaste a Shion? –preguntó la peliazul mirando los azules orbes del rubio.

–¿Cómo sabías que estaría aquí? –preguntó mientras desviaba su mirada un tanto molesto.

–Y donde sino estarías, es tu lugar favorito–dijo riendo. –Pero dime. Aun no has contestado a mi pregunta. ¿Por qué has rechazado a Shion? –volvió a preguntar, sentándose a un costado de donde se encontraba él.

–Yo tengo a alguien que me gusta–dijo cabizbajo, como muy pocas veces lo había visto.

–¿Ella lo sabe? –preguntó, pero él solo se limitó a negar. –¿No se lo has dicho? –él volvió a negar. –Entonces, supongo que estamos en el mismo barco–habló ella sorprendiendo al blondo.

–¿Te gusta alguien, quien es, lo conozco? –preguntó intrigado y un poco esperanzado porque se tratase de él.

Hinata se veía tentada a revelarle sobre sus verdaderos sentimientos hacia Sasuke, pero no se atrevía. No es que no confiase en el rubio, si su vida dependiera de ello, no dudaría en dársela a él, sabía que la protegería, pero Naruto con los secretos era un desastre. No podía mantener uno, su honestidad a veces era algo malo.

–No, no lo conoces. Pero eso no importa, lo que te quiero decir es que a pesar de que uno pueda estar enamorado de alguien eso puede cambiar, además el corazón sabe cuando llega la persona indicada.

–¿Tú crees que él es tu persona indica? –le interrumpió él.

–Es lo que más me gustaría–respondió con una dulce sonrisa haciendo añicos las esperanzas del blondo.

. . .

El Uchiha no se podía sacar las palabras de su mejor amigo de la cabeza, a pesar de que sabía que solamente se trataba de una broma más del Uzumaki, maldecía por dejarse engatusar por aquel estúpido rubio.

Itachi tocó la puerta de su hermano, despegándolo de su ensoñación.

–Baka ototo, Deidara me ha dicho que le consiga el número de tu amiga–comentó el mayor.

–Pídeselo a Naruto, Shion no es mi amiga–contestó el azabache, muy cansado y un tanto irritado. La verdad es que no entendía lo que los amigos de su hermano veían en la rubia, era demasiado molesta. Ya era la segunda vez que el primogénito de los Uchiha le pedía por el numero de la blonda.

–No hablaba de Shion, sino de Hinata–con aquellas palabras Sasuke se volteó para encarar a su hermano.

–¿Qué has dicho? –preguntó incrédulo, ¿acaso había oído bien?

–Que Deidara me ha pedido el número de Hinata–contestó recargándose en la puerta un poco burlón.

–¿Y para qué un cabeza de escoba como él quiere el número de Hinata? –preguntó enfadado, recordando lo que el rubio le había dicho unas horas antes.

–Me dijo que le resultaba interesante, que veía arte y potencial en ella, o algo así–explicó el mayor, aunque él tampoco entendía muy bien a lo que su amigo se refería.

–Pues dile que Hinata no tiene interés–soltó alejándose del morocho.

–¿No crees que eso lo debería decidir ella misma? –preguntó Itachi, a veces se preguntaba si no sentía algo más por la peliazul, pero su hermano jamás había dado indicios de aquello. Ya se encargaría de descubrirlo.

–Tú cuidas de tus amigos, yo de los míos. Sé cómo es el carácter de ese idiota, no voy a dejar que lastime a Hinata–rebatió el menor mirándolo directamente.

Itachi no pudo contratacar, era cierto, el rubio podía ser su amigo, por no lo negaría, era un Don Juan. Además, también le tenía mucha estima a Hinata como para verla sufrir.

–Supongo que tienes razón–dijo Itachi para tranquilidad del menor. –Pero sabes, baka ototo. Hinata algún día puede encontrar a alguien a quien entregar su corazón, así que espero que la apoyes–puntualizó dejando helado a su hermano, al recordarle lo que dijo Naruto. Sabía que eso podía pasar, pero aún era muy pronto, ella no tenía a alguien así, ¿verdad?, las palabras del rubio no eran más que un montón de mentiras. Además, ella era muy inocente, se podían aprovechar de su bondad, aún no estaba preparada.

Necesitaba salir a despejarse, todo aquello le ponía de muy mal humor. Tomó las llaves de su auto y comenzó a conducir, sin tener un lugar fijo en mente, solo necesitaba distraerse un poco.

Cuando ya se había alejado bastante, fue entonces cuando lo notó, estaba frente a la universidad. Rio momentáneamente, ya se le había ocurrido como despejarse.

Hinata se hecho sobre su cama, por fin terminaría de leer el libro que había empezado cuando se fue de Suna, creía que lo iba a poder terminar en la tarde, pero con la repentina llamada del blondo no pudo. Miró la hora, las seis, perfecto. Seguramente para las diez lo tendría más que acabado.

Una vez ya estuvo cómoda, metida en la historia de Dalia, su teléfono sonó, le había llegado un mensaje. "Te espero dentro de 15 min en el gimnasio. Juguemos un rato." Hinata se sorprendió por el mensaje del pelinegro, pero estaba muy feliz. Rápidamente se fue al baño, se dio una ducha rápida, para luego vestirse con su habitual chándal negro para salir a toda prisa para en ir en busca de su pelinegro amigo.

Corría nuevamente a gran velocidad por la universidad, parecía que la escena de la mañana se repetía. Algunos pocos universitarios la venían correr, preguntándose hacia donde se dirigía la presidenta estudiantil a esas horas de la tarde. Pero ella no se fijaba, solo se concentraba en correr más rápido, porque quería ir a ver a Sasuke, estaba preocupada por la posible pelea que habían tenido con Naruto.

–Has llegado tarde, 7 minutos. Un nuevo récord–soltó molesto haciendo que ella sonriera, lo esperaba.

–Tampoco fue como me dieras un gran margen de tiempo–dijo Hinata seria, haciéndolo sonreír. Eso era justo lo que necesitaba para estar tranquilo y despejado, ver que nada en su amiga había cambiado, que seguía siendo la misma. Y todo lo que se estaba planteando solo era una estúpida broma del Uzumaki y los desvaríos de su hermano mayor.

–Tú me pediste ser tu entrenador y ahora me haces perder mi tiempo–siguió diciendo con altanería, cosa que la molestaba bastante. Además, eso había sido el año pasado, ahora él lo hacía porque quería, aunque claro, ella jamás le diría eso. Porque, a pesar de lo altanero que podía llegar a ser, nunca se arrepentiría de haber aceptado la silenciosa propuesta de su morocho mejor amigo de seguir con los partidos de básquet.

Él, el año anterior se había encargado de entrenarla para la competición de básquet femenino que se celebró el año pasado, ya que las chicas del club femenino estaban faltas de participantes. Ella como presidenta estudiantil no las iba a dejar solas, por lo que accedió a jugar con ellas, pero como era inexperta en ese deporte el Uchiha dijo que él la entrenaría.

Y aunque se defendió bastante bien, gracias a su entrenamiento a él no le gustó que al final perdiesen, por ello, a pesar que no se lo había dicho directamente le había dado a entender que seguirían jugando por las tardes para que mejorase y así ninguna otra chica la pudiese derrotar.

De alguna manera aquello se había convertido en una tradición entre ambos, un momento que solo ellos dos compartían, a pesar de que a veces el rubio también se les uniera, alegando que lo estaban excluyendo.

–¿Te retractarás de tu palabra? –preguntó con inocencia, sabía que eso molestaba al pelinegro.

–Soy Sasuke Uchiha, nunca me hecho atrás en mi palabra–concluyó. –Prepárate, te vas a enterar–dijo sonriendo, comenzando a botar la pelota que tenía en sus manos. La iba a agotar, no tendría piedad.

La peli azul sonrió, conocía el impaciente carácter de su mejor amigo, después de todos los años que llevaban juntos como no conocerlo, incluso mejor que a su propia palma. Y aunque sabía que posiblemente después de su entrenamiento no se podría mover, no le importaba, era feliz con estar a su lado, solo con eso.

La pelota se elevó y el partido entre ellos dos dio inicio. Sasuke fue el primero en tomar la pelota, como todas las anteriores veces que jugaban, su salto siempre era más alto que el de la peli azul. Luego de obtenerla empezó a botarla con una habilidad digna de un futuro profesional. Él siempre había jugado contra Itachi, por lo que su nivel era muy bueno, ya que su hermano también era genial, siempre peleaban por saber quien de los dos era el que jugaba mejor.

Hinata intentaba contratacar y tomar la pelota, pero el Uchiha tenía una defensa de hierro y la pobre Hyuga no encontraba manera de obtener el balón, estaba siendo más brusco que días pasados, todo por su tardanza, era demasiado rencoroso. Sin más demoras se separó de ella y con rapidez se dirigió hacia la canasta, logrando encestar de mate.

Una victoriosa y altanera sonrisa se posó en su rostro, se veía tan guapo, no había necesidad que dijera nada, la peli azul sabía lo que significaba aquella orgullosa sonrisa. "Te falta mucho".

Solo se limitó a suspirar y mirar hacia adelante, esta vez la pelota era suya, así que debía encestar, rápidamente intentó pasarlo y logró que entrara, cosa que enorgulleció al azabache, la chica había mejorado. Pero eso significaba que no se podía confiar, ya no iba a ser tan piadoso, necesitaba jugar al cien por ciento, si no le acabaría ganando y un Uchiha nunca pierde.

Y otra vez la batalla empezó, la chica de ojos luna estaba más activa, impidiendo tanta libertad al Uchiha como en su jugada anterior, pero igualmente logró encestar, sumándole dos puntos más a su marcador.

Esta vez Hinata tenía el balón, era su turno, lo tenía botando con precisión hacia la canasta, pero antes de poder reaccionar en un rápido movimiento el morocho le había arrebatado el balón.

–Vamos Hyuga, sé que lo puedes hacer mejor–soltó mientras giraba el balón con unos de sus dedos. Rápidamente el pelinegro empezó a botarla, para acercarse al marcador, esta vez Hinata no dejaría que marcase.

La cansada muchacha corrió con todas sus fuerzas hacia él, sin darse cuenta que uno de sus cordones se había desatado, logrando que cuando se aproximara a él se desestabilizara y lo empujara sin querer, logrando ella mantenerse a salvo de una fuerte caída como ocurrió con el Uchiha, ya que al empujarlo su equilibrio se mantuvo. Así que sin perder más tiempo la de ojos perlas tomó el balón libre y encestó.

–Con que esa tenemos, haces trampas para ganar–acusó desde el suelo, ya comenzado a levantarse y sacudirse el polvo. En verdad no estaba enfadado, sabía que la chica no lo había hecho intencional, jamás haría algo así, pero se quería divertir un rato molestándola.

–¡Eh, no es así! ¡Fue un accidente! –se justificó la chica, frente a las acusaciones del morocho. Él sabía que ella era propensa a los accidentes, además de que jamás hacía trampas, se sentía nerviosa de solo intentarlo.

–Solo admítelo Hyuga, eres una tramposa–rio con arrogancia al ver como se comenzaba a sonrojar por sus falsas acusaciones, ya que sabía que era imposible que la chica lo hubiera hecho a posta.

–¡No soy una tramposa! –rebatió la chica indignada.

–¡Tramposa! –soltó con sorna al ver como sus mejillas se sonrojaban aún más cuando se acercó. La chica podía parecer un chico, pero al fin y al cabo se avergonzaba si alguien sobrepasaba su espacio personal y eso le encantaba. Ver como sus mejillas se sonrojaban por su presencia.

–¡Fue un accidente! –dijo la peliazul manteniéndole la mirada, a pesar del acelerado latido de su corazón.

–De verdad que no me lo esperaba del inocente Hinata-kun–habló molestándola, ya que sabía que le fastidiaba ese tema, sobre todo cuando le ponía ese sufijo masculino.

–No me llames así ¡Soy una chica! –contestó claramente indignada por sus palabras, no le importaba que los demás la confundieran con un chico, pero él no, quería que la viese como lo que era, una chica.

–Podrás decir que eres una chica, pero yo no estoy del todo seguro–dijo burlón, la peliazul de verdad odiaba cuando se ponía así.

–Bueno, perdóname por no ser como esas chicas a las que persigues–soltó molesta y haciendo otro puchero que la hacía ver infantil. Ella le parecía tan tierna, era imposible que estuviera interesada en alguien, además si eso fuera cierto, ella se lo habría dicho. Es decir, por algo era su mejor amigo.

–¿Perseguirlas? Yo no soy el que corre tras de ellas. Son ellas las corren detrás de mí–informó con orgullo.

–¡Oh! Es cierto, Sasuke-kun es tan lindo, además de rico, sin olvidar que es extremadamente guapo y sexy–imitó ella a sus alocadas fans a pesar de la enorme vergüenza que aquello le producía, haciendo que él riera ligeramente por su actuación. Se veía tan graciosa y linda que solo le daba más ganas de molestarla.

–Claro, imita a mis fans. Pero no te olvides como son de exasperante las tuyas. Hinata-kun–contestó molestándola, odiaba cuando la comparaba con un chico.

–Sabes que no me gusta que bromees sobre ese tema–habló molesta y sonrojada, ya que su club de fans era en su mayoría chicas, por no decir que en su totalidad y a pesar de que les dijo que era una chica no se habían disuelto, alegando que igualmente la querían.

–Bueno, es la verdad. No te deberías enfadar–dijo altanero, solo logrando que la chica se molestara más.

Hinata sentía como su corazón iba a explotar de un momento a otro, los ojos negros de Sasuke la miraban fijamente, solo haciendo que su pulso se acelerara aún más.

–Te odio–contestó molesta haciendo que algo dentro de Sasuke se removiera.

–¿Me odias? –preguntó molesto haciendo que su espacio se viera aún más reducido.

El azabache miraba las blanca orbes de ella, tan puras e inocentes. Le irritaba que Deidara hubiera tenido el descaro de tratar de invitarla a salir. Ella no era como las chicas con las que salía. Trató de quitarse esos molestos pensamientos de la cabeza, pero las palabras de su rubio amigo vinieron a su mente. "El día que rechacé a Shion ella y yo hablamos. Entonces me confesó que tenía un amor no correspondido. Cuando le pregunté quién era me dijo que era alguien que no conocía, por lo que supuse que se trataría de alguien de Suna", aquello le irritó.

–Entonces a mí me odias, pero supongo que a él no–soltó de repente extrañando a la peliazul.

–¿Él? –preguntó sin entender a quien se refería.

–Naruto me lo dijo, que tenías un amor no correspondido–cuando las mejillas de la chica se pusieron tan rojas como un tomate maduro, el enfado en Sasuke no hizo más que crecer. –Bueno, entiendo por qué no es correspondido, ni yo podría mirarte como una chica–tan pronto como lo soltó lo supo, se había pasado, pero su orgullo le impedía disculparse, además ella también había tenido la culpa, no le debió haber dicho que lo odiaba. Pero, al ver como los orbes de la chica se comenzaban a poner brillosas su corazón se estremeció, odiaba verla así. Entonces, cuando estaba por decir algo la chica le tiró el balón en la cara.

–Idiota–soltó para irse corriendo, ya no quería estar ni un minuto más allí, aquellas palabras parecías agujas clavadas en su corazón. Ella ya sabía que él no la veía como a una chica.

–¿Qué voy a hacer contigo teme? –habló un rubio desde la puerta que había visto todo logrando que el morocho gruñera.

–¿Qué haces aquí usuratonkachi? –dijo molesto el azabache, no estaba de humor de aguantar a nadie. Además, todo eso había pasado por su culpa, porque lo que le había dicho.

–Deberías pedir perdón a Hinata-chan, te has pasado. Además, sabes perfectamente que ella es una chica–habló el rubio serio, logrando captar la atención del pelinegro, detestaba que su amigo tuviera la razón.

–Es tu culpa–dijo molesto. Naruto miraba al pelinegro, no entendía porque estaba tan molesto, menos mal que había decidido ir a ver a Shion. Ya que, gracias a eso, los había visto a ambos en el gimnasio.

–No deberías echar la culpa a otras personas cuando el único que a lastimado a Hinata eres tú. No deberías haberle dicho algo así–le gritó tremendamente enfadado.

–¡Ya lo sé! –respondió. Por supuesto que lo sabía, pero le molestaba que Hinata no le contara las cosas.

–Sol ve y discúlpate, estoy segura que Hinata-chan te va a perdonar–le aconsejó el rubio.

–Tsk, dobe–soltó empezando a correr por donde ella se había ido.

El rubio conocía al azabache desde niños, siempre habían crecido juntos, luego en las vacaciones de sus doce años, justo antes de entrar en preparatoria la conocieron a ella, con sus mejillas sonrojadas y esa dulce sonrisa. Claro que al principio ambos creyeron que se habían topado con un niño muy llorón.

El Uchiha empezó a buscar los lugares en los que su mejor amiga podría haber ido, pero no la veía por ninguna parte, cuando de pronto la divisó, sentada en un banco, alejada de todas las personas. No le gustaba pelear con ella, más cuando era su culpa, en parte. Odiaba ponerla triste, entonces comenzó a silbar una melodía que Hinata conocía muy bien, era la manera del chico de disculparse. Logrando que ella volteara a verlo.

–Error mío. Perdón–dijo poniendo sus palmas hacia abajo, para que luego ella las chocara y ahora le tocara a ella poner sus palmas igual para que él se las chocara y terminaran tocando la nariz del otro.

Sasuke solo se había disculpado con dos personas en su vida, una de ellas era su madre, y la otra Hinata, ambas eran muy importantes para él.

–Bobo–le dijo mientras era abrazada por él, amaba estar en sus brazos, se sentía tan segura.

–No pensaba realmente en lo que te dije, eres una gran chica–dijo acariciando su mejilla.

–Mucho mejor–volvió a interrumpir el Uzumaki, logrando que Hinata riera y fuera a abrazarlo y también hiciera el saludo que había hecho con el azabache hace unos segundos.

El rubio siempre era muy dulce con ella, tratándola como su hermanita pequeña y eso en parte se lo agradecía demasiado.

–Se puede saber cuantos llevas allí? –preguntó malhumorado el Uchiha, espera que no lo hubiera escuchado disculparse.

–Acabo de llegar–respondió el blondo, mientras Hinata reía, sabía que a Sasuke no le gustaba pedir perdón. –¿Porqué? –preguntó interrogante.

–Tsk, que metido–soltó en voz baja. –Por nada dobe, por nada–respondió.

–Será mejor que nos preparemos para mañana, empezaremos un nuevo año–dijo Naruto animado.

–¡Un gran año nos espera! –dijo Hinata feliz, por tenerlos a ambos a su lado. Tenía un ligero presentimiento que ese año las cosas iban a cambiar, esperaba que para bien.

.

Al día siguiente

.

Kizashi claramente había hablado sobre el no llevar faldas demasiado cortas en la universidad, vale que el calor aun prevalecía, pero pronto empezaría el otoño, además, él pensaba que esa clase de vestuarios no era el adecuado para estudiantes de una universidad tan prestigiosa como lo era la suya.

–Señoritas, esta claramente explicado en la guía del estudiante que no se puede llevar prendas de ropa tan reveladoras–dijo molesto el hombre mientras reprendía a sus alumnas.

Otra chica más con una corta minifalda caminó cerca del de cabellos rosa grisáceos.

–¡Alto allí señorita! –gritó molesto el hombre, ya preparado para reprenderla.

Sumire sonrió internamente y volteó con una sonrisa llena de confianza.

–¡M-Mi-ss Sumire! –tartamudeo sorprendido al ver de quien se trataba.

–Buenos días, señor Haruno–respondió divertida la castaña. Ella últimamente había notado mucho más al director, y de alguna manera le gustaba la cercanía que habían estado creado.

Kizashi trataba de mantener la compostura y tratar de encontrar la forma de decirle que no podía llevar ese tipo de ropa en la universidad que no era un buen ejemplo para las alumnas.

–Miss. Sumire, no cree que esa falda es un poco...

–¿Linda? Lo sé–interrumpió ella.

–Corta–dijo él un tanto avergonzado.

–¿Pero es que no se me ve bien? –preguntó, como quien no quiere la cosa.

–No, pues sí, se ve muy linra. Di-digo. Linda–respondió un poco nervioso.

–Gracias–dijo riendo la castaña mientras movía ligeramente su cabellera.

–Pero es que si nuestras estudiantes la ven utilizar eso. No es buen ejemplo para las jóvenes–dijo.

–¿Pero es que yo no soy joven? –preguntó fingiendo estar ofendida, poniendo nervioso al hombre.

–¡No, por supuesto que no! –gritó él haciendo que la mujer le sonriera complacida.

–Nos vemos luego Haruno-san–se despidió mientras el hombre la miraba embobado.

Una dulce risa se hizo presente, el director de Konoha volteó, buscando su procedencia.

–¡Hinata! –dijo sorprendido y un tanto sonrojado.

–Parece que la señorita Sumire está comenzando a tener mucho interés por usted–comentó ella feliz, haciendo que el asintiera. –Por cierto–dijo mientras se llevaba la mano al bolsillo– Feliz días de la amistad–dijo riendo. –Ahora además de ser su alumna soy su amiga–finalizó la chica.

El hombre la miró llena de ternura, en verdad era una chica muy especial.

–Gracias, lo guardaré con mucho cariño–dijo él. –Será mejor que te apures las clases ya van a comenzar.

–Sí–respondió. –Sabe, se ve mucho más feliz de lo usual y no creo que sea solo por la señorita Sumire.

–Tan lista como siempre–rio Kizashi. –Mi hija a partir de hoy va a estudiar en la universidad. Esta haciendo psicología–dijo muy orgulloso. –Ella estaba estudiando fuera, ya que su madre era inglesa, así que estaba en Cambridge, pero después de su muerte, yo no soporté quedarme allí, aunque ella sí, pero como ya han pasado unos años, la he extrañado mucho, así que le pedí que te terminara su carrera aquí. Total, nosotros también somo una muy buena universidad–habló el hombre.

–¡Me alegro tanto por usted! ¿Cuándo llega? –preguntó la peliazul.

–En teoría debería estar aquí por la tarde, ya que su vuelo tuvo un retraso por una tormenta y estuvo en el aeropuerto casi 8 horas–dijo un poco triste.

–No se preocupe, lo importante es que pronto la volverá a tener a su lado–dijo ella tratando de animarlo.

–Sí, no sabes como extrañé a mi Sakura, es la niña de mis ojos–dijo melancólico el hombre.

–Pues en nada volverá a estar con usted–corroboró la chica.

–¡Ah! Esto me recuerda... necesito pedirte un favor–dijo él y ella asintió. –Cuando mi hija llegue le podrías enseñar el campus y todo lo que no sepa. Solo puedo confiar en ti–habló un poco desesperado.

–Claro, no se preocupe, lo haré encanta–contestó ella sonriendo. –Ya estará por tocar la campana, no quiero llegar tarde el primer día–bromeó. –Mándeme una foto de Sakura al correo así cuando la vea la podré reconocer en seguida. Ya nos vemos–se despidió ella.

. . .

Hinata, Shion y Naruto venían riendo, el pobre de Shikamaru había armado una escena de celos en el comedor porque ya no soportaba que tantos chicos se acercaran a su novia con la excusa de darle una pulsera de la amistad.

–Nunca había visto a Shikamaru enfadado–dijo Hinata riendo.

–Yo creía que no se podría enfadar, con lo vago que es–bromeó el rubio.

–Bueno, tú hiciste lo mismo que él el año pasado, no deberías reír tanto–lo molestó su novia haciéndolo sonrojar y que ella riera. –Aunque debo decir que eso me pareció muy dulce de tu parte–dijo depositándole un beso en su mejilla. –Sera mejor que me vaya, tengo seminario con Kabuto-sensei y él odia los retrasos. Adiós Naru-Naru, adiós mi Hina–dijo para luego irse.

Sasuke estaba rodeado de chicas, quienes le trataban de entregar una pulsera de la amistad, para luego pedirle que le dieran una. Algo que ninguna chica había recibido de él, a excepción de Hinata por supuesto.

–Mira a quien tenemos por allí–señaló Naruto.

Hinata miró en dirección a donde el rubio había señalado y vio a su azabache amigo. Agitó la mano para que él se percatara de ambos, que a penas la vio se zafó de todas esas chicas y fue con sus amigos.

–¿Me pregunto cuando el teme dejará de perseguir a las chicas? –dijo Naruto negando con desaprobación.

–Yo no las persigo, son ellas ¿es que no las viste? –respondió arrogante y con una sonrisa llena de altanería.

Cualquiera pensaría que intentaba fanfarronear, pero era cierto, ellas eran las que prácticamente se tiraban sobre él, algo que en verdad odiaba. A las chicas fáciles, ¿no tenían respeto por ellas mismas?

–Lo sé–habló molesto y con una pisca de envida. –¿No puedes simplemente encontrar una chica guapa e inteligente? –aquella pregunta había puesto en alerta a Hinata, que miraba callada la conversación de ellos.

–¿Guapa y con cerebro? –dijo en tono divertido mientras desplazaba su brazo por el hombro de la peliazul haciendo que lo mirara directamente y se sonrojara ¿Podría ser que se refería a ella? –Donde encontraría una chica así? ¿Tú lo sabes Hina? Solo paso mi tiempo con ellas, no estoy buscando nada serio–terminó de decir alejándose haciendo que las ilusiones de la chica se hicieran añicos en cuestión de segundos.

–Bueno hasta que la encuentres a ella–interrumpió Naruto logrando que el morocho parara su paso.

–¿Ella? –preguntó Hinata dudosa, pero sobre todo con un ligero tono de miedo, aunque eso no lo notó ninguno de los dos. La chica no sabía a lo que su rubio amigo se refería.

–Sí, a ella, a la que consiga su corazón–afirmó el rubio con una de sus típicas sonrisas zorrunas.

–Ella–dijo Sasuke en tono escéptico y cansado. Ni pensarlo, la idea en si era una locura, no podía haber una chica que lo dominara, no estaba interesado en eso.

–Hina, ¿quieres escuchar una historia muy graciosa? –preguntó Naruto acercándose a la peliazul, que asintió muy interesada. –Cuando el teme era un niño dulce y amable me dijo que su chica ideal sería una chica que fuera capaz de hacer que le sucediera algo–habló burlón mientras el azabache lo fulminaba.

–¿Qué hiciera que le sucediera algo? –preguntó la chica interrogante, cada vez entendía menos.

–Que algo le suceda–habló ya sin poder evitar reírse como un loco mientras tocaba su corazón.

–¿Qué pase qué? –volvió a preguntar Hinata, pero esta vez mirando a Sasuke. Los ojos de ella lo miraban profundamente, y aunque el en verdad no deseaba decirle nada ya que eran tonterías de cuando era un niño, le gustaba la idea de molestarla y si con eso lo podía hacer, no le importaría utilizarlo.

–Solo que algo pasara, no lo entenderías–respondió con esos aires de grandeza que solo hizo molestar a la pobre peli azulada.

–¿Por qué no lo entendería? Yo creo que sí podría, ¿qué pasaría? –pidió la chica en todo suplicante, solo logrando que a Sasuke le dieran más ganas de molestar, pero Naruto se le adelantó.

–Pues... que cuando ella camine el mundo la mire, y qué si se detuviera, el mundo lo hiciera. Que si la tuviese delante lo hiciera arrodillase y que lograse hacerle soltar un "te quiero"–finalizó Naruto en tono cursi, logrando recibir un cocacho de parte de su azabache amigo.

–Deberías dejar de comer tanto ramen, te está pudriendo el poco cerebro que te queda–soltó claramente molesto por las tonterías del Uzumaki.

Sasuke se empezó a alejar de ellos, Naruto era insoportable. Cuando de repente alguien apareció de la nada, ocasionado que chocara con esa persona.

Notas de autora: Ya estoy por aquí otra vez, bueno solo decir que como esto es un Sasuhina tiene de protagonista a ellos dos, por lo que significa que pueden o no, acabar juntos. Solo decirles que, si los hago acabar juntos, Sasuke se lo va a tener que currar mucho para recuperar a Hina.

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