P r e f a c i o
El aroma tan dulce y fresco que desprendían aquellos lirios se adentraban por mi nariz suavemente, los asemejaba a un precioso ramo de perlas entre una selva discreta y peculiar. Ahí, en la azotea del hospital avancé despacio hacia el pequeño muro que indicaba el final del edificio, y de la vida de muchos aquí...
Escuché como algunas enfermeras pasaban de mí charlando amistosamente sobre su rendimiento laboral y de como esperaban un aumento por sus grandes logros salvando la vida de muchos pacientes. Observé por una última vez el ramo que sostenía. Se notaba en mis manos, estaba nerviosa. Cerré mis ojos e inhalé profundamente antes de girar sin despegar mis pies del pavimento.
—Abbey. —pronunció melancólicamente desde el otro extremo del terrado, aquel chico que tanto había anhelaba ver. Se acercó y me examinó como si fuese la primera vez que lo hiciera, justamente como aquella vez cuando nos conocimos. —Lindas flores. —Sonrió.
—Son lirios, cuando te conocí cambié las flores marchitas de tu madre por unos lirios blancos... como estos. —Su sonrisa se enfatizó y con pasos decididos se acercó a mí. Podía sentirlo, se hallaba tan feliz y nervioso como yo lo estaba.
—Lo recuerdo, pero jamás creí que querrías volverme a ver... y mucho menos en este lugar. —Su sonrisa se desvaneció, aquellos ojos tan hermosos se encontraron con mi mirada ¡Cómo extrañaba esto!
—No después de lo que pasamos, de lo que yo viví. Pero, supongo que esto era necesario para ambos. —Ni siquiera estaba segura de lo que decía, y es que siempre que me miraba de esa forma me hacía dudar hasta de mi existencia.
—Ya lo entiendo, quieres saber si eres capaz de olvidar lo que vivimos creyendo que eso te hará mas fuerte. —Seguido de su arrogante y directa oración, soltó una carcajada y mostrando mi debilidad ante sus palabras, solo pude mirar hacia otro lado. —Dios... eres muy predecible, Abbey.
Me acerqué a él y rocé su mejilla con mi mano, extrañaba sentir su calor. Quería decirle que estaba segura de todo lo que pasamos juntos, que mi amor por él se sentía a kilómetros y que no dudaría más, él es mi casa, y yo siempre sería la suya.
—Sí, pero también sabemos que, aunque intente olvidar... por más que quiera, algo de mis sentimientos por ti siempre queda en aquel recuerdo.
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espero que les guste mucho esta historia, me hace mucha ilusión plasmar mis ideas y convertirlas en un relato muy bonito para ustedes >///<
chao ✌🏻
~S. G
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