*50*
Me creí indiferente, pero era solo apariencia. Por dentro, el estómago rugía, el corazón se aceleraba descontrolado, la vida misma se me consumía. No cierres los ojos, la indiferencia nos lapida bajo una montaña de rendición e infelicidad. La infelicidad no es una forma de vida, es una elección. Ya no seas infeliz.
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