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Capítulo 5.

Capítulo 5. Un camino de espinas.

(Paola)

No lo entendía, pero no podíamos dejar de hacerlo, éramos insaciables. Lo hicimos hasta la hora de comer, en la ducha, sobre la lavadora, en la cama, ...

Le miraba, vestirse, en la habitación, sentada sobre la cama, mordiéndome el labio, mientras él sonreía, se subía la cremallera de los pantalones, y miraba hacia mí.

- ¿Qué? – se quejó, agarrando una camiseta de su maleta, que se hallaba abierta sobre el escritorio.

- Sólo admiro las buenas vistas que tengo desde aquí – respondí, rompió a carcajadas, colocándose después la camiseta blanca.

- ¿Vas a ir así? – preguntó – vístete anda – asentí, me puse en pie y me marché al baño, justo dónde estaba mi maleta. Me puse unas bragas de culote, un sujetador con poco relleno y un vestido rojo con mucho vuelo, que me llegaba por la rodilla, cuando salí él se estaba echando colonia y desodorante. Estaba muy guapo – tendríamos que hablar de todo esto, ¿no? – preguntó, mientras yo levantaba la vista, dejando de prestar atención a la cesta donde guardaba el maquillaje y me fijaba en él – no es que me arrepienta de esto, porque no es eso, pero ... no sé qué cojones estoy haciendo, Pao.

- No pienses en eso – le dije, dedicándole una sonrisa que en seguida me devolvió – vivir el ahora, ahí está la clave.

- Para mí está bien, puedo hacer eso, pero ... ¿y para ti? – quiso saber, acorté las distancias entre ambos, y apreté su mano con la mía – no quiero hacerte daño de mientras que me aclaro, es sólo eso.

- No le busques explicación – insistí – sólo es algo que ha pasado, y ya

- ¿Algo que ha pasado? – preguntó, entre risas, negando con la cabeza, algo molesto consigo mismo – soy gay, Paola – insistía – y nunca, en toda mi puta vida me había atraído una mujer, nunca, ¿lo entiendes?

- Una mujer, un hombre... somos personas. Igual no te has fijado en mí porque sea una mujer, te has fijado por lo que te hago sentir cuando estamos juntos – informé, él asintió, entendiendo lo que quería decir – no te encasilles a ti mismo con la etiqueta de gay. Simplemente... de normal te sueles fijar en los chicos, pero eso no quiere decir que...

- Como se nota que eres de letras – bromeó, sacándome una sonrisa – siempre sabes qué decir para hacerme sentir mejor. ¿Podemos guardar esto entre tú y yo? – quiso saber – al menos de momento – insistía. Asentí, a pesar de que eso querría decir que él y yo sólo seríamos amigos de cara al resto del mundo – siempre he sabido quién era, ahora... creo que necesito un tiempo para pensar en ello.

- Omar... - le llamé, pero él soltó mi mano y volvió a poner distancia entre ambos.

- Llevo toda mi vida luchando con los demás, con mi propia familia, por defender lo que soy, por hacerles entender cómo soy... - asentí, lo entendía, perfectamente, a lo que se refería. Para él no era fácil, un musulmán gay, no era en lo absoluto un camino de algodones - ... no puedo confundirles así, ¿lo entiendes? – volví a menear la cabeza, asintiendo, él sonrió, beso mi mejilla y se marchó al baño.



(Omar)

Fuimos a comer al kebab de la esquina, era un sitio que estaba muy bien, ponían el mejor lachmacaun de toda la ciudad.

Pensé que ella actuaría distante, más después de la conversación que tuvimos antes de salir de casa, pero no fue así, en lo absoluto. Quizás fuese por aquella complicidad que había entre nosotros que ella no podía evitar ser como siempre conmigo, pero no dejó de hacer bromas durante toda la comida, y me encantó, sentirme tan arropado con ella, como siempre.

Era una de esas personas que te transmite felicidad, positividad, y no quieres dejar de reír, te da un puto chute de adrenalina, un subidón de alegría.

Comía patatas, terminando de comer, mientras jugábamos a "dime 3..."

- Dime 3 películas – pidió, este juego era de rapidez, sin pensar, tenías que decir los 3 primeros títulos que viesen a tu mente.

- Jurasic World, Brokeback Mountain y ... - no me salía ninguna más, ella me dio un manotazo en el brazo, divertida.

- ¡Eres un tramposo, no se vale pensar! – se quejaba, haciéndome reír, ella estalló a carcajadas entonces.

- Dime 3 series – le dije, pues era mi turno de preguntar.

- Toy boy, la casa de papel y gossip girl – contestó, sonreí.

- La de Toy boy no estaba mal, sobre todo con esos hombres ahí, moviendo sus cuerpos... - ella rompió a reír, de nuevo, y yo sólo sonreí – aunque de esas tres, prefiero la casa de papel.

- Tres recuerdos que te vengan a la mente – pidió, mientras metía otra patata en su boca.

- La primera vez que te vi, cuando me despedí de mi madre en el ferry, y el día de mi graduación – ella sonrió, y no dijo más – tus tres posturas favoritas en el sexo – rompió a reír, yo tan sólo la observé, esperando, señalándome al reloj, dando un par de toques – se te pasa el tiempo.

- La de hoy a estado bien – se mordió el labio al decir aquello, y yo sólo asentí, sonriendo después – yo encima y a cuatro patas mientras me tiran del pelo – rompí a reír, porque no me había esperado algo así.

- ¿La de hoy ... cuál? – pregunté, con curiosidad, ella me dio un manotazo, algo cohibida, pero respondió, después de morder su labio justo de esa forma que tanto me gustaba.

- Tumbada en la cama, en las alturas – sonreí, porque a mí también me había encantado – es mi turno, ¿no? – sonreí, y asentí – mmm – se quedó pensativa, un rato, mientras yo seguía picando patatas – 3 cantantes.

- Drake, Bruno Mars y Eminem – respondí, ella sonrió, ya sabía mis gustos musicales – 3 animales.

- El perro, el gato y el koala – asentí, ella era simple, pero al mismo tiempo distinta a cómo cualquiera imaginaría – los 3 lugares más raros dónde hayas practicado sexo – reí, porque no me había esperado esa pregunta, pero respondí.

- En el baño de una discoteca, en la noria y en el cine.

- Veo que te gusta el riesgo – bromeó, me reí durante un buen rato.

- 3 chicos – contrataqué – ella sonrió, agarrando la última patata, dejando claro que nos marcharíamos justo después de esa respuesta.

- Usher, Maluma y tú – dijo, tomándose como dos segundos para pensar, parecía que le costaba encontrar a estos – Usher por su música, Maluma porque no sé me ocurre nadie más ahora mismo y tú... no sé.

- La última ronda antes de irnos – pedí, ella negó, en señal de que habíamos terminado, pero yo quería una última pregunta hacia mí para cerrar la tanda – necesito que sea par.

- Tres personas importantes en tu vida – cerró.

- Iván, Fati y tú – declaré, estuve tentado de elegir a mi madre como la tercera opción, pero quería que ella supiese que era una persona importante para mí, así que terminé incluyéndola – Iván, mi mejor amigo. Fati, una de mis hermanas y tú... porque en poco tiempo te me has metido aquí – señalé hacia mi pecho. Ella sonrió, y luego besó mi mejilla, haciendo que mil sensaciones diferentes a la vez, despertasen en mí.

Nos levantamos, me despedí de Falah, y nos marchamos a dar una vuelta a la playa, haciéndonos fotos con su móvil a cada tanto. Ella era estupenda, era imposible sentir miedo o tristeza a su lado.


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