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Capítulo 15.


Capítulo 15. Contigo a cualquier parte.

(Omar)

Había un concierto en la plaza, así que nos quedamos allí un rato, mientras estaba maravillada observando las luces, estaba tentando a quedarme un rato más, cuando me percaté de que mis amigos estaban sentados en el bar de Amir, parecían no haberse dado cuenta de mi presencia. Ella sacó el teléfono, grabando el espectáculo, luciendo feliz.

- Deberíamos darnos prisa e irnos a comer, mañana tienes que madrugar – ella me miró con cara de pocos amigos, odiaba que hablase sobre el día siguiente, sobre su regreso.

- Esta noche es para nosotros – me dijo, moviendo las caderas al ritmo de la canción que sonaba en aquel momento, comenzando a saltar, entre la multitud, no pude más que sonreír, me encantaba verla feliz. Giré la cabeza, ligeramente, dándome cuenta de que me estaban mirando, debía ir a saludar.

- Vengo en un momento – aseguré, dejándola allí, cruzando la calle, deteniéndome junto a mi gente de toda la vida.

- ¡Hombre, Omar! – se quejó Amir al verme aparecer – ya pensé que te ibas a hacer el tonto y no ibas a venir a saludar.

- Iván nos lo ha contado – dijo Aitor, me hice el idiota, me encogí de hombros, y les miré con cara de incredulidad – sobre que has cambiado de acera – me reí, y negué con la cabeza, intentando liberar tensiones

- Hombre, con tremenda hembra, yo también habría cambiado de acera – añadió Isaac, le ignoré, no quería entrar al trapo, era el hermano de Aitor, y no podía liarme a ostias con él - ¿no vas a presentárnosla?

- ¿Dónde está Jenna? – pregunté hacia él, como era obvio su hermano contestó por él.

- Le ha dejado – asentí. Era obvio que lo haría, era demasiado buena para un cabrón como él.

- Hemos quedado con las chicas luego – comenzó Yasir - ¿por qué no te vienes?

- Es su última noche en la ciudad – respondí.

- Con más razón, no puede irse sin conocer como es la noche en Ceuta – se quejó él.

- No sé si ella querrá – sabía que ella iría al fin del mundo por mí, así que era obvio que estaba mintiendo – iremos a cenar, luego os aviso – me despedí con la mano y me marché hacia ella.

- ¿Tus amigos? – preguntó cuándo estuve junto a ella. Asentí, sin decir nada más – podemos ir un rato con ellos si te apetece – la miré, ella no parecía tener las mismas ganas de quedarse a solas conmigo, no como yo.

- Prefiero pasar las últimas horas contigo – le dije sin más, ella rio antes de contestar.

- No voy a irme a la guerra, Omar, nos volveremos a ver pronto, pero ellos... pasarán una larga temporada sin verte – entendí su punto de vista en ese momento – así que...

- ¿Te apetece? – pregunté, agarrándola de la cintura - ¿conocer a mis amigos?

- Me apetece todo contigo – contestó, sin más. La besé en la boca, y tiré de ella hacia la avenida, aún quería llevarla a comer.

(Paola)

Cuando llegamos al garito donde había quedado con sus amigos había mucha gente, la música estaba muy alta, y apenas quedaba mucho espacio para moverse, pero logramos llegar hasta la barra. Nos pedimos un par de cervezas, él conocía al camarero, como no, y estuvo tonteando con él un rato, ante mi atenta mirada, me hice la tonta, porque no quería joderme la vida con esa mierda. Estaba más claro que el agua que él me quería tanto como yo a él, entonces... ¿qué tenía que temer?

- ¿Estás bien? – me preguntó, asentí, en señal de que así era. Me miró, disipando cualquier mínima duda que hubiese podido crearse en algún remoto lugar de mi mente, y luego sonrió, sin más – si no estás cómoda podemos...

- Estoy bien – le calmé, sonreí, y le robé un beso fugaz, sorprendiéndole. Agarré la cerveza y di un par de tragos.

Vimos a sus amigos después, sentados en la mesa del fondo, cerca del escenario, donde un tipo cantaba, no lo conocía de nada, pero parecía ser muy famoso, pues la gente no dejaba de gritar. Las canciones eran bonitas, cantadas en español, y tenían un ritmo muy chulo.

- El tío es un "máquina" – me aseguró él - ¿no conoces a Camilo? – preguntó, en mi oído, porque la música estaba muy alta, negué con la cabeza – a estos les encanta su música.

Saludé a los chicos y a las chicas, y me senté junto a dos chicas españolas, frente a una que parecía ser de la ciudad. Me presentó como una amiga, y lo acepté, no necesitaba nada más, en aquel momento no.

- ¿Tu amiga? – preguntaba uno de los chicos, molesto – venga, cabrón, que Iván nos ha dicho que era tu novia – él rompió a carcajadas, y yo sólo sonreír, me encantaba verle así.

No hablamos mucho, porque era imposible allí, a tope con la música, mientras cantaban, parecían saberle las letras, así que supuse que el tipo era famoso.

- Está a punto de terminar – aseguró la chica que estaba a mi lado – esto se vuelve un poco más tranquilo cuando acaban los conciertos – me calmó, sonreí, agradecida – soy Almu.

- Yo Paola – le dije, ella sonrió, estuvimos hablando un rato más, mientras él nos miraba de reojo, y seguía hablando con el tal Yassir.

- ¿Qué has hecho para cazarlo? – preguntaba, divertida. Me encogí de hombros – Cada chica que lo intentó aquí, no consiguió nada, él era muy gay.

- No lo sé – contesté – lo cierto es que yo no hice nada, sólo fui yo misma – insistí, ella sonrió, asintiendo después – al principio éramos amigos.

- Nosotros también somos amigos, y nunca me ha mirado de esa forma – se quejaba, rompí a reír, y ella también lo hizo – no, en serio, ¿qué hiciste?

- No lo sé, no hice nada – insistí, rompimos a reír de nuevo, y luego levanté la vista para observarle, él lo estaba haciendo – tendrás que preguntárselo a él.

- Lo haré – aceptó – Ella es Carmen – señaló hacia la otra chica, que movía los brazos de un lado a otro, mientras cantaba la canción – Dalila es la del pelo rizado – me dijo, asentí – los chicos son Yassir, Aitor e Isaac. Y falta Iván, vendrá después del concierto, porque odia que esto se pete tanto.

La canción terminó, el cantante se despidió, y comenzó a sonar música más del estilo de Omar y María, eran dos flipados del rap. La multitud se disipó, y aquello se quedó mucho más vacío, tan sólo estaban los de siempre, según me aseguró Almudena.

El tal Iván llegó un rato después, haciendo que él se sintiese incómodo, podía verlo allí, mirándole de reojo.

- Voy a por unas cervezas – dije, pues quería que ellos hablasen, que no se sintiese incómodo al hacerlo porque yo estuviese delante. Realmente necesitaba que él estuviese bien.

- Te acompaño – me dijo Almu, siguiéndome.

Los miré de reojo, parecía que mi plan estaba surtiendo efecto, pues Iván se acercó a él, y comenzaron a hablar. Sonreí, y seguí caminando con la chica hasta la barra.

- ¿Estás bien con eso? – preguntó, mientras yo apretaba el filo de la barra con mis dedos – Con Iván y Omar – asentí, sin darle mucha importancia – 9 cervezas – pidió, ella – lo que quiero decir... hay una larga historia entre esos dos... - tragué saliva, y volví a asentir, no quería pensar en eso – Omar estuvo muy jodido cuando Iván se fue, lo que había entre ellos era una relación muy tóxica, es cierto, pero se querían mucho.

- Él me habló de algo de eso – le dije, aunque no era del todo cierto, sólo lo mencionó de pasada, sin centrarse demasiado en ese tema. Yo siempre evitaba hablar de los temas peliagudos con él, no quería ponerle triste. La vida es demasiado corta para hablar sobre lo que a uno le hace daño.

- Creo que aún hay una cuenta pendiente entre ellos – insistió ella, agarrando unas cuantas cervezas, mientras yo cogía el resto – no sé si me entiendes...

- Es un tema cerrado ahora – le dije, ella negó con la cabeza, como si no estuviese de acuerdo – está conmigo ahora.

- Sin ofender, Paola – me cortó, dejando las cervezas sobre la mesa, para luego sentarse en su lugar, justo al mismo tiempo que lo hacía yo – pero sinceramente, creo que sólo eres una tirita en un corazón herido – Auch, sus palabras me dolieron, no podía decir lo contrario – Lo que quiero decir... Omar siempre ha perdido el culo por Iván, cualquier rollo que él pudiese tener... cuando Iván volvía lo terminaba. Siempre han tenido esa clase de relación. Para Omar, Iván siempre ha sido su debilidad – justo iba a hablar, cuando ella lo hizo de nuevo – míralos – y lo hice, él se estaba riendo con una sonrisa en el rostro por algo que Iván había dicho – no actúan como si se hubiese terminado – tragué saliva, intentando mantener la calma. Era Omar, sabía que él iba en contra de la infidelidad, pero... ¿hasta qué punto querría él tener algo con Iván? ¿hasta qué punto se frenaría por lo que había entre nosotros?

- Sólo veo a dos buenos amigos que no se ven desde hace mucho tiempo – contesté, asegurándome a mí misma que era justo eso.

- Sí tú lo dices... - contestó ella, dando un sorbo a su cerveza - ... pero no es lo que yo veo, y lo conozco de más tiempo que tú – espetó. Ya no me parecía tan simpática, ella lo notó – no tengo nada en contra de ti, pero entre Iván y tú... él es mi amigo, es obvio que voy a elegirle a él – asentí, tragué saliva, y volví a prestarles atención.

Al rato, Iván y Omar se marcharon a bailar un poco de rap, los demás también fueron, yo me quedé sentada, junto a Almudena y la chica marroquí, terminándome la cerveza. Me levanté y fui a por otra, me sentía algo preocupada, pero luché conmigo misma por no pensar en eso, no podía dejar que su amiga me hiciese dudar sobre lo que teníamos. Él estaba conmigo, me quería, eso era lo único que importaba, si al final se iba con su ex... bueno... disfrutaría del tiempo que aún tenía para estar con él.

- ¿Otra cerveza? – preguntó el camarero, sacándome de mis pensamientos.

- ¿Tienes algo más fuerte? – pregunté, el hombre asintió – vodka.

- ¿Un combinado? – quiso saber, negué con la cabeza.

- Un chupito – pedí, el hombre asintió, me puso el vaso pequeño frente a mí, y lo llenó hasta arriba. Lo agarré y me lo bebí de un solo trago, agarrando luego la rodaja de limón y metiéndomela en la boca. El puto trago me había limpiado de golpe el esófago – otro – el camarero me sirvió otro, y se quedó allí, esperando a que lo terminase, sonreí, agradecida, levantando el vaso. El hombre volvió a llenarlo, y yo lo bebí, de nuevo, esa vez tuve que apretarme el pecho con el puño, estaba demasiado fuerte.

- ¿Más limón? – insistió, asentí, agarré un par de rodajas y las metí en mi boca, cerrando los ojos, estaba demasiado ... ¿nunca habéis chupado un limón? Pues eso - ¿otro? – levantó la botella, volví a aceptar, y me bebí otro trago.

Cuando me di la vuelta y comencé a bailar aquella canción que no tenía ni pies ni cabeza, ya me daba igual todo, incluso la pesadez que se había formado en mi pecho, tan sólo quería desconectar y que todo se fuese a la mierda.

La siguiente canción la había bailado alguna vez con María, recordaba los pasos que ella me enseñó, y me moví con ritmo, mientras sus amigos se fijaban en mí, incluido él, sorprendido. Se acercó a mí, olvidándose de sus amigos, y me agarró del codo, dándome la vuelta, mirándome con detenimiento, pero no dejé que nada se me notase, se unió a mis torpes pasos, me agarró de la cintura y me ayudó a moverme, me soltó entonces. Él sabía que algo me sucedía, pues yo no solía beber tanto a no ser que algo me preocupase, pero no dijo nada, y yo lo agradecí, no quería hablar de aquella mierda.


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