
Capítulo 1.
Capítulo 1 – Un día normal.
(Paola)
Tuvimos una resaca más que interesante al otro día, pero gracias a las pastillas para la resaca que María nos proporcionó, pudimos estar atentas en clase. Era una puta farmacia andante, todo natural, aseguraba, no como las pastillas que solían recetar los doctores, que todas estaban hechas de excremento de roedor, o al menos, eso opinaba ella.
La puñetera contabilidad me estaba llevando por la calle de la amargura, pero me encantaba, os lo prometo, nunca pensé que me terminarían gustando tanto los números, si lo hubiese sabido antes... quizás mi vida sería de otro modo, para empezar nunca me habría metido en la carrera de letras.
- ¿Qué vais a hacer el puente? – preguntó Omar, lo más bajito que pudo, en la segunda fila, justo donde estábamos sentados.
- Son sólo tres días, así que paso de bajar a Málaga para tres días – me quejé, dejándole claro que me quedaría en Salou (Tarragona).
- Yo igual, paso de irme a Ceuta – insistió.
- Yo sí que me voy Sabadell – nos informó nuestra amiga.
- Claro, cabrona, tú estás "al lao" – insistí, con mi particular acento andaluz - ¿hice mucho el tonto ayer? – pregunté hacia ellos.
- Demasiado – se quejó María. El timbre sonó, indicándonos que había terminado la clase.
- Necesito un donut – se quejó Omar, justo cuando salíamos de clase, haciéndome reír. Él y sus antojos de dulces, era único.
- Eh ahí otra de tus inconcluencias – se quejaba María, empezaría con su teoría sobre el doble sentido en seguida – deberías necesitar una porra, un bollicao, una caña... pero... ¿un donut? Si hasta tu subconsciente te está avisando de que cambies de acera – ambos rompimos a reír. María era todo un caso.
- ¿Has sabido algo de Junior? – pregunté, él negó con la cabeza, sin dar mucha importancia a ello – Pasa de ese crío, Omar, no te merece.
- Habló la que se ha pasado toda la semana llorando por las esquinas por Jairo.
- Sois dos incomprendidos – comenzó María – deberíais olvidaros de vuestros ex y follaros entre vosotros.
- María – se quejó él – soy gay.
- Es que no lo entiendo, Omar – añadía mi amiga, mientras él empezaba a exasperarse por momentos – no tienes pluma y estás pa mojar pan. No tiene sentido.
- Claro, según tú, tengo que ir por ahí, gritando a los cuatro vientos que soy homosexual y dejarme barba, a ver si así parezco un poco más feo ¿no? – se quejó, divertido, justo cuando llegamos a la cafetería, poniéndonos en la cola para pedir algo – o mejor prefieres que me ponga a hablar como si fuese subnormal, y haga este gesto con la mano.
- No te enfades, Omy – le dije, agarrándole la mano que había eso echa seña en plan "osea", y besé su mejilla – calma, tigre.
- Es que es frustrante – insistió - ¿te gustaría que estuviese dándote la tabarra sobre tu condición sexual todo el día, María? Porque te aseguro que es agotador.
- Estás demasiado susceptible hoy – se quejaba nuestra amiga - ¿te ha bajado la regla? – el rompió a reír, parecía que su broma había tenido mucha gracia, pues hasta yo me reí.
- Tienes razón, estoy en esos días, ¿me prestas una compresa? – bromeó, mientras ella le sacaba la lengua.
Al fin el tema había concluido y en aquel momento, sentados, en el interior de la cafetería, hablábamos sobre lo complicado que era el asiento para pagar el IBI.
- Lo peor no es el asiento en sí, si no el esquema mental que hay que hacer antes – me quejé, Omar me entendió completamente, pero María habló. Ella estaba en otro nivel, había estudiado la carrera de Económicas, aún no sabíamos bien qué hacía en aquel master, teniendo el nivel de estudios que tenía.
- La clave está en el balance de pérdidas y ganancias. Os lo explico luego – aseguró, para luego sacar su teléfono y comenzar su ardua tarea diaria, de nuevo su madre le había enviado tropecientos mensajes para ver cómo estaba. Era demasiado sobre protectora con ella.
Miré hacia Omar, que en aquel momento miraba hacia el teléfono, no tenía ni un solo mensaje de ese por el que se había pillado, y eso era malo.
- Olvídate ya de ese cabrón – le dije, chocando mi hombro con el suyo, él sonrió, apreciando el gesto – hay maricas muy promiscuos – bromeé, haciéndole reír.
- No soy de esos – aseguró, bastante serio en aquel momento – por eso no soporto que me engañen, porque yo nunca lo hago.
- Yo nunca te engañaré – bromeé, levantando la mano como si estuviese a punto de hacer un juramento, él sonrió – sólo me falta comprarme una polla de látex, entonces ya sería perfecta, ¿no? – insistí, el rio en ese justo momento, durante un largo rato, para luego acercar su boca a mi mejilla, me besó y susurró algo, que sólo pude escuchar yo.
- Ya eres perfecta como eres, Pao.
Sabía que era sincero, porque él no intentaba soltar un cumplido para ligar conmigo, era gay, ¿recordáis? Su teléfono comenzó a sonar entonces, era su madre, y cuando lo descolgó, habló con ella en árabe, durante todo el rato que duró la conversación.
- Ya está hablando en ese idioma tan aspirado – se quejó María, divertida, mientras él la miraba con cara de malas pulgas – es un verdadero trabalenguas, yo no podría.
- A mí me gustaría aprenderlo, suena interesante – le dije – la única palabra que conozco en árabe es "Habibi" – aseguré. Él colgó el teléfono y miró hacia mí.
- No me esperaba otra cosa de la chica que habla japonés – bromeó él, dedicándome una sonrisa cómplice.
- ¡Por Dios! ¡iros a un hotel! – bromeó. Él y yo estallamos a carcajadas, divertidos.
Caminábamos a nuestra próxima clase cuando él me detuvo, agarrándome de la mano, en el pasillo, dejando que María se adelantase un poco, sola. Miré hacia él, sin comprender.
- Necesito que me hagas un favor – pidió, asentí, despreocupada – me quedo contigo en tu casa este puente – me sorprendió, no esperaba algo así – mi tío se larga a Francia, por trabajo, y no se fía de mí.
- Vale – le calmé, sin interesarme demasiado por ello, sabía que él no quería profundizar en ello. La relación con su familia era rara.
- ¿Vale? ¿Así, sin más? – preguntó, me encogí de hombros – pensé que me lo pondrías más difícil – bromeó, sonreí, y seguimos avanzando hasta el final del pasillo, donde se encontraba el aula Magna, allí tendríamos nuestra clase de Estudios de Mercado.
Y hasta aquí el capítulo de hoy, espero que les guste. Esta historia tendrá 22 capítulos, al menos de momento, ya lo tengo escrito :D
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro