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Capítulo Treinta y Siete: No derrumbarse (Parte I)


Capítulo treinta y siete: No caer. No derrumbarse.  (Parte I)

Holden detiene el auto frente a la casa de papá y contengo la respiración. No sé cómo hacerlo. No sé cómo decirles.

He pasado cinco horas haciéndome cargo de muchas cosas referentes a la muerte de Hope, pasar la última hora en medicina legal, tratando de agilizar la entrega del cuerpo de mi hermana, ha sido duro, aun cuando tenía a Holden conmigo. He vomitado tres veces luego de mi desmayo y mi cabeza duele tanto. También he descubierto que puedo llorar por horas y que mi cuerpo se siente como si hubiese sido pateado por horas.

Cuando cierro mis ojos veo a Hope en lo alto de ese edificio tomando su decisión. Trato de evitar culpar al enfermero que subió y creyó que hablándole ella desistiría, pero eso solo precipitó que por miedo ella hiciera lo que planeara. No puedo culpar a alguien que solo quería ayudar y que fue más rápido que yo en notar que algo no estaba bien.

Sin embargo, lucho fuertemente con las ansias de culparme por no estar a tiempo, por no haber hecho suficiente. Trato y trato, pero no lo logro.

—No sé si pueda hacer esto—susurro, mi garganta duele y mi voz es un asco, seguramente en pocas horas quedaré afónica debido a mis gritos. Mis ojos arden tanto y los siento tan inflamados que apenas si puedo ver por ellos.

—Estoy contigo, Elise. Si es muy duro, yo puedo hacerlo. Estaré justo a tu lado.

—No quiero ofenderte—derramo lágrimas—, pero yo desearía tanto que fuera Matthew y lo siento, porque admiro y amo que estés conmigo, Holden; pero no puedo evitar desear que él también estuviera.

—No me ofendes, Elise. Entiendo de dónde viene eso, lo amas y lo necesitas aquí contigo.

—Pero me odia y entonces no está.

—Él no te odia, Elise. Él siente mucho por ti, pero no es odio.

Trato de limpiar las nuevas lágrimas y bajo del auto de Holden, el mío aún se encuentra estacionado en medicina legal en donde Holden se encontró conmigo. Tomo profundas respiraciones observando la casa. Observando el lugar en donde debo dar una terrible y dolorosa noticia.

Ruego que papá y Edgar no hayan estado viendo las noticias y que mi hermano no estuviera cerca del internet, porque la noticia es viral y de alguna manera tienen fotos borrosas de cómo quedó el cuerpo de mi hermana porque algunos retorcidos con ansias de dinero fácil tomaron fotos.

Holden ubica una mano en mi espalda baja y me insta a caminar, mis pasos son tan inciertos y dudosos, que no me reconozco. Mis manos tiemblan cuando tomo la llave, por lo que Holden la quita de mi mano y se encarga de abrir. Lo miro.

—Gracias, eres el mejor amigo que alguien pueda tener.

—Para las buenas y las malas, Elise, aquí siempre para ti.

Vuelve a instarme a caminar y entonces Estorbo trae su perezoso trasero hacia nosotros, olisquea para ver si traje algo y luego solo se deja caer a un lado bastante decepcionado. Cierro la puerta detrás de nosotros escuchando el sonido de la televisión en la sala de estar.

— ¿Eli, eres tú? Porque si eres un ladrón no hay nada de valor aquí, ni siquiera ese perro vago vale tanto—grita papá mientras Edgar sale de la cocina.

—Son las seis, tardaste—me dice— ¿Cómo está ella? ¿Cuándo podremos irla a visitar? ¿Cambiaron el tratamiento o la forma de aplicarlo? ¿Quedó enojada?

Abro y cierro mi boca. No sé cómo decirlo, siempre creí que yo era fuerte, pero en este momento yo no sé cómo serlo. Un fuerte nudo se instala en mi garganta mientras veo fijamente, borroso por las lágrimas agrupándose, a mi hermano que tantas características físicas comparte con Hope; porque físicamente fui la diferente que buscó los genes de papá. Veo los mismos ojos claros, el mismo cabello color miel e incluso las pocas pecas que quizá era la único que compartíamos lo tres.

» ¿Elise? ¿Vas a responderme?

—Yo...Yo lo sien-sient-siento tanto, pero tanto—las lágrimas comienzan a caer y presiono el dorso de mi mano contra mi boca mientras papá aparece ante nosotros frunciendo el ceño—...Lo siento...No pude...No...Simplemente no...

— ¿De qué estás hablando? —El rostro de Edgar palidece— ¿Así de molesta está Hope? No importa, va a pasarle la molestia y querrá ver a papá. Luego nosotros podremos ir, incluso conseguir algún permiso y...

—No. No podrá ser—lo interrumpo en su delirio—. No po-pod-podrá suceder.

Deslizo la mirada hacia papá que tiene sus manos cerradas en puño mientras me observa fijamente, me quiebro y comienzo a negar con mi cabeza y comienzo a dar pasos hacia atrás. El brazo de Holden de inmediato va a mí alrededor.

»No puedo, no puedo—lloro—. No soy tan fuerte...No puedo hacerlo. No puedo decirlo.

—Al medio día—dice Holden aclarando su garganta—, cuando Elise dejaba a Hope internada, las cosas se salieron de control...Honestamente me disculpo porque no sé cómo seguir a partir de aquí, pero quiero ayudar a Elise en este momento con algo tan duro—él me acerca su cuerpo—. Lamentablemente Hope tomó una decisión devastadora y acabó...

—No—lo interrumpe Edgar.

—... con su vida—finaliza Holden.

—No.

—Hope se quitó la vida—digo.

—No. Cállate.

—Y no pude evitarlo, lo siento.

—Cállate, Elise. No es cierto, ella está molesta e internada, pero luego vamos a verla.

—Lo siento, pero no es verdad.

—No. Maldita sea, cierra la boca.

—Ella saltó de un puto edificio—no sé por qué lo especifico, quizá se trata de que quiero y necesito no sentir sola. Quizá se trata de que quiero compartir con alguien las horribles imágenes en mi cabeza o solo estoy enloqueciendo—. Saltó al vacío, la vi y no pude detenerla.

— ¡Cállate! —Grandes lágrimas caen por su rostro mientras niega con su cabeza—. Mi hermanita está bien. Va a estar bien.

— ¡No lo está! ¡Está muerta! —Grito llorando y saliendo del abrazo de Holden, caminando hasta él—La vi, yo la vi. Y estuve sola para verlo, yo...No pude tocarla...No quise tocarla y lo siento. Lo siento, pero no podía, yo no podía...

—Deja de mentir, por favor, no me mientas. Por favor, Elise.

—Lo siento, lo siento, Edgar—susurro frente a él.

Entonces él grita mientras se dobla hasta dejar las manos sobre sus rodillas, me llama mentirosa y grita de nuevo con dolor. Niega con su cabeza mientras llora y grita que le duele. Me abrazo a mí misma llorando, alzo la vista a papá.

Papá me observa fijamente mientras grandes lágrimas empapan su rostro y su piel luce tan pálida, sus manos aún se mantienen hecha puños mientras tiemblan; y va sucediendo. Poco a poco su cuerpo comienza a sacudirse mientras los sollozos van escalando hasta que cierra sus ojos y solloza en agonía. Luego mi corazón sufre cuando comienza a llamar a Hope a gritos y preguntar por qué.

—Lo siento, lo siento—no dejo de repetir mientras veo como ambos se desmoronan frente a mí.

Doy pasos hacia papá, pero él gira su silla y abandona la sala mientras sus sollozos lo sacuden y grita por toda la casa llamando a mi hermana, sabiendo que ella no va a contestar. Edgar se deja caer en el suelo y me arrodillo frente a él tomando sus temblorosas manos.

—Dime que estás mintiendo. Dímelo.

—No puedo, no puedo.

—No puede haberse ido. No puede. No puede hacernos esto. No puede. Ella no puede.

— ¡Hope! ¡Hope! —grita papá por toda la casa, sin dejar de llamarla.

Me estremezco ante los gritos desgarrados de papá. Holden me envuelve con un brazo, agachado detrás de mí, mientras con una mano aprieta el hombro de Edgar intentando suministrarle apoyo.

—No pude salvarla, lo siento.

Edgar no me mira, está sacudiendo su cabeza y divagando sobre que estoy mintiendo. Le pido a Holden que me ayude a ponerme de pie y sigo los gritos de papá encontrándolo en la antigua habitación de Hope aferrando sus manos a las sabanas.

—Mi bebé ¿Qué hiciste? ¿Por qué?

Me acerco y lo abrazo recostando mi barbilla de su hombro mientras él lleva una mano a la mía y la aprieta con fuerzas.

—Lo siento, papi, no...no pu-pude evitarlo.

—Oh, Elise, Oh, cariño. Se han llevado otro trozo de mi corazón, mi bebé. ¿Qué hice mal? ¿Por qué? ¿Por qué?

»No lo vi venir—solloza—, no pude hacer nada por mi bebé. Mi hija, oh, Jesús. Me duele, no puedo respirar, no puedo.

Lo rodeo para que me observe, su piel comienza a ponerse purpura mientras llora.

—Papá, respira, por favor hazlo. Por favor, no me hagas esto. Te necesitamos, respiras. Sí puedes, respira conmigo.

Su respiración es un desastre, pero trata de seguirme. Logra respirar pero sus sollozos continúan un tanto más bajo mientras sacude su cabeza.

—Llora, drena, sufre—susurro—, pero no nos abandones. No me dejes, papá, te necesito.

***

12 de octubre, 2015.

Edgar y yo somos muy capaces de escuchar a papá llorar desde su habitación. Todos podemos hacerlo, de hecho hasta hace un par de minutos lo observe hacerlo mientras abrazaba el cofre donde descansan las cenizas de Hope.

Derek desliza frente a nosotros unas tazas de café que Adelaide acaba de preparar. Asiento con mi cabeza antes de pegar mi frente contra la superficie fría del mesón de la casa donde crecí.

Han sido días tan borrosos, tan rápidos y a la vez tan lentos. Tan dolorosos.

Edgar toma la taza de café, se disculpa y va hacia la habitación de papá, segundos después no solo se escucha el llanto de papá. Mis ojos se humedecen.

—Elise, no es tu culpa—susurra Breana acariciando mi cabello. Cierro mis ojos.

—No estuve a tiempo—no sé si me escucha, estoy prácticamente afónica, cada grito se llevó mi voz—. No vi las señales; el día anterior ella estuvo tan bien, dentro de lo que cabe, hablamos, durmió en mi cama y ahora simplemente no está.

»No estoy diciendo que voy a renunciar al mundo, Breana, solo reconozco que pude haber hecho más de lo que hice por mi hermana—con mis ojos cerrados es difícil no evocar la imagen de Hope saltando al abismo.

Es difícil tratar de entender cómo de rápido llegó a la habitación donde guardaban los suministros de limpieza; también puedo visualizar perfectamente a papá y Edgar cuando recibieron la noticia.

Edgar enloqueció, gritó tanto y me hizo tantas preguntas que por momentos pensé que me culpaba, papá simplemente estuvo en silencio con grandes lágrimas cayendo por su rostro mientras negaba con la cabeza, pero cuando lo entendió y lo aceptó, entonces su cuerpo se estremeció y temí tanto cuando de nuevo su presión arterial aumentó. Tiene el corazón destrozado.

Todos lo estamos.

Mi hermana en última instancia no tomó buenas decisiones con su vida, se aisló y nos alejó. No era buena conmigo, fue grosera en muchas ocasiones y me alejó tantas veces pudo, pero la amaba, crecí amándola y aún mantengo buenos recuerdos. La entendí, cuando ella habló conmigo pude ver cómo se sentía y no la perdoné. Nunca la perdoné o hablamos directamente de lo que me hizo y ahora no sé cómo sentirme.

Mentira. Sé cómo me siento: culpable por no haberla perdonado.

Abro mis ojos de nuevo y recuesto mi mejilla de mi brazo, me encuentro con la mirada de Holden, con esos peculiares ojos que parecen contener destellos dorados en el, acaricia mi mejilla.

—No fue la mejor hermana, no me dio la oportunidad de amarla como hubiese querido. No me dejó acercarme, pero la vi crecer, jugamos y esa última noche la escuché e intenté entenderla. Yo le dije que podría salir adelante, yo le dije que conocía...—me detengo, estoy segura de que mi voz enronquecida y bastante desigual los está aturdiendo, pero ellos me escuchan o hacen el intento—Matthew, no lo dejé en claro, pero yo le hablé de él.

Matthew quien no está aquí.

Quien no ha estado aquí.

Quien no se ha comunicado conmigo.

Quien me ha dejado atrás.

No digo nada más mientras solo me mantengo en silencio escuchándolos hablar, en algún momento comienzan a irse de a poco porque todos mis chicos estaban aquí, incluso más temprano Kurt lo estuvo. Todos estuvieron conmigo.

...No todos, me parece.

En este momento, solo quedan Holden, Breana, Adelaide y Jocker. Breana peina mi cabello con sus dedos, mientras Holden se encarga de revisar que papá esté bien.

—Sé lo que se siente, Elise—dice Adelaide, volteo a verla—. Yo perdí a mi mamá, una mujer a la que muchas veces juzgué al igual que los demás y cuando la perdí, ella había decidido rehacer su vida, tomar una nueva oportunidad. Yo no lo esperaba y sucedió. Sentí que me arrancaban el corazón del pecho, que el mundo me absorbía y Jocker no podía estar conmigo en ese momento, la persona que más quería junto a mí en ese momento no podría estar a mi lado.

Pienso en Matthew, la persona que más quisiera que hubiese estado aquí.

»Y no voy a mentirte, duele un montón, algunas veces sentirás más que otras y unas terribles ganas de solo no hacer nada y culparte de lo que pudiste haber hecho. Pero fueron sus decisiones, no las nuestras; sus decisiones las llevaron a ese destino, no nosotras. Debes entender eso, porque si te condenas a pensar que es tu culpa o que pudiste hacer más, entonces el tormento será muy fuerte, te lo digo por experiencia, tardé en entenderlo, pero es así. Te amo como mi amiga y no quiero que te atormentes de esa forma. Cuando mamá murió me dijiste que todo estaría bien, que saldría adelante y que ustedes estarían para mí, yo hoy te digo lo mismo.

—Déjame darte un abrazo—se me quiebra la voz.

Se acerca y me aprieta fuertemente en sus brazos; le agradezco que esté aquí porque supongo que toda esta situación le recuerda mucho a lo que pasó hace un año y unos pocos meses, cuando su mamá fue asesinada.

La abrazo durante largos segundos en los que lágrimas escapan. Pienso en los pocos abrazos que de adulta compartí con mi hermana. Es extraño saber que no la veré de nuevo, que nunca tendrá la oportunidad de rehacer su vida, que no la veremos brillar como una bailarina, que no podremos trabajar en nuestra relación de hermanas. Que nunca la perdoné. No se lo dije.

—Es duro, Elise, pero puedes con esto. Tú puedes.

—Ahora entiendo lo fuerte que has sido, Adelaide, porque duele tanto y es tan confuso.

—Lo sé, pero te prometo que en algún momento lo entenderás, lo aceptarás y podrás continuar. Lo prometo.

Le creo, solo que ahora todo es reciente, las heridas están abiertas y en mi cabeza yo solo puedo ver a Hope saltar, puedo escuchar el sonido de sus huesos al impactar contra el suelo, la sangre escapando...No puedo solo dejar de pensar en eso. Duele, mi hermana era joven, hermosa, cometió errores, se perdió y luego tomó la decisión que parecía acabar con todo; estaba tan mal que no quiso un día más, no quiso ayuda, quiso terminarlo.

—Gracias—susurro. Adelaide deja de abrazarme y me sonríe.

Jocker viendo mi café enfriarse, va hacia el refrigerador y me entrega una botella de agua. La tomo porque mi garganta arde y quema.

—Elise...—volteo hacia Holden— ¿Lo necesitas aquí?

Entiendo de quién habla, veo hacia la botella de agua y niego con mi cabeza.

—No está aquí. Tenemos problemas distintos con los cuales lidiar, él tiene los suyos y estos ahora son los míos. —Alzo mi barbilla y retengo las lágrimas—. Caminos separados, Holden, eso es lo que sucede y todo esto... Solo lo haría recordar su propia historia.

»No soy de rendirme, pero necesito una pausa, estoy hecha pedazos y no sé cómo unirme de nuevo, ¿Lo necesité aquí? Mucho, pero es lo que es.

No hay mucha conversación después de eso, unas pocas horas después ellos se van. Ni siquiera debo pensar en volver a mi apartamento para alimentar a mis peces, ya no existen. Los tres restantes se dieron de baja.

Tomo la decisión de levantarme de la silla alta frente al mesón porque sé que debo tomar las riendas de mi vida, no puedo dejarme deprimir, me lo prohíbo. Sé que me duele, pero si caigo no sabré levantarme y tengo a mi papá, incluso a Edgar, quienes necesitan de mí. Paso por la sala de estar y me detengo viendo el noticiero de algún otro canal del que trabajo, o trabajaba. Están dando la noticia de la muerte de mi hermana, hay fotos de mí de rodillas, llorando e incluso un vídeo muy borroso. Es increíble que las personas se aprovechen de los momentos vulnerables y dolorosos de otros para lucrar y obtener un poco de dinero.

Tomo el control remoto y apago el televisor, respiro hondo absorbiendo todo el silencio. Camino hasta la habitación de papá, está dormido, tiene que estar agotado. En su mesita de noche se encuentran el cofre con las cenizas de mi hermana.

Creo que debemos ver un psicólogo o un terapeuta, debo averiguar las diferencias entre ambos y decidir cuál necesitamos. Porque admito que necesito ayuda para trabajar con los recuerdos de mi hermana cayendo, la culpa de no haberla perdonado y la sensación de poder haber hecho más. Papá, sin duda alguna, necesita ayuda para superar esta perdida y entender que ha sido un buen padre. Me gustaría que fuéramos a sesiones individuales e incluso una familiar en donde se encuentre Edgar, de manera de que esta pérdida no nos distancie y nos vuelva extraños.

Edgar no ha sido el hermano del año, pero admito que desde que hablamos para ayudar a Hope nuestra relación ha mejorado y sé que si trabajamos más podemos obtener buenos resultados. Ya perdí a mi hermana sin tener oportunidad de recuperar nuestra relación, no quiero también perderlo a él.

También perdí mi trabajo.

Perdí mis peces.

Y perdí a Matthew.

Entro en la habitación y me siento a un lado de la cama de papá. Primero se fue mamá, ahora Hope. Quedamos nosotros tres.

Estiro mi mano y tomo la de papá, temí tanto que no soportara este dolor, ningún padre tendría por qué perder a su hijo; una parte de mí agradece que estuviera en el hospital, de esa manera él no la vio. No vio la manera en la que el cuerpo de su hija quedó, porque luego de unos minutos el cuerpo de Hope comenzó a hincharse, sus huesos se partieron por la caída, tenía muchas contusiones y ella simplemente no lucía como la delicada chica que veíamos, no era ella.

—Se durmió hace poco—dice Edgar entrando a la habitación. Se ve tan demacrado y agotado, se sienta a mi lado—. Sé lo que te dije antes...Y sé que no es tu culpa, sería como culparme a mí mismo porque también pude haber hecho más...

—Pero no lo hicimos.

— ¿Podíamos hacer más? Dolía, pero pensé que estábamos haciendo lo correcto, que la estábamos ayudándolo.

—Lo hacíamos, solo que...—respiro hondo—Pude haberme dado cuenta, no distraerme, llegar a tiempo cuando estaba arriba...Tantas cosas.

Pero entonces pudo haber encontrado otra forma, otro momento, quizá después que me fuera. Susurra una voz en mi cabeza y la sacudo.

—Pero...Fue su decisión, Elise. Tú hiciste mucho por ella, hicimos por ella lo que creímos suficiente...

Volteo a verlo y su mirada está fija al frente, él también necesita sacar todos esos sentimientos, hablarlo con alguien que le ayude a sanar. Tentativamente dejo caer mi cabeza sobre su hombro, baja su vista hacia mí.

—Perdí una hermana, Elise, me doy cuenta que no quiero perderte a ti. Todo este tiempo...Sé que no es mucho, pero acercarnos no ha sido malo.

—Lo sé, tú no estás tan mal.

—Tú tampoco. Extrañaba a papá, me queda mucho por sanar con respecto a él, pero lo he extrañado y no sabía cuánto hasta todo estos días que he estado con él. Sigue siendo tan...Peculiar.

—Tendrías que verlo molestar a Amber, es de sus pasatiempos favoritos.

—Ya la extraño. Extraño tanto a Hope—su voz se quiebra—. Pasé los últimos años compartiendo con ella, viéndola crecer y fui terrible para prestar atención a sus problemas, pero la amaba, era parte de mi todo y ahora ella se ha sido. No sé qué hacer, no puedo procesar que no voy a verla.

—Yo no pude compartir estos últimos años con ella...Ni contigo, me duele todo esto. Sé que será duro, Edgar. Pero eres joven y debes continuar.

—Y te tengo a ti, Hope no es mi única hermana.

—Estoy aquí. Debemos cuidar de papá ahora, ayudarlo a sanar. Nosotros perdimos nuestra hermana, pero él perdió a su hija, alguien a quien ayudó a darle vida. Voy a asesorarme para que recibamos ayuda profesional, me gustaría que vinieras. Nos haría bien a los tres.

—No estoy seguro, pero lo pensaré. Con respecto a papá, le pedí que viniera a vivir conmigo, pero se negó.

—Es lo que intenté decirte por años. No se trata de que sea tacaña con mi dinero o egoísta. Él no quiere ninguna reforma en esta casa y él no quiere irse de aquí, yo lo respeto porque él aún puede tomar sus decisiones, quizá en un futuro cuando esté demasiado mayor podamos decidir por él, pero ahora debemos respetarlo.

»Amber es una estupenda persona, ella lo cuida muy bien, incluso puedo asegurar que se tienen cariño y papá confía en ella.

—Entiendo tantas cosas ahora, no sé por qué no lo hice antes.

—Porque nunca quisiste escucharme—susurro.

Se tensa, pero no lo niega. Que ahora lo intentemos no nos hace inconscientes del pasado que nos persigue, de lo que fue una muy mala y tensa relación de hermanos. Aclara su garganta.

—Creo que debes descansar tu garganta, evitar hablar. Iré a dormir. Buenas noches.

—Buenas noches Edgar.

Lo veo salir, pero no llega muy lejos de la puerta cuando veo sus hombros sacudiéndose porque comienza a llorar de nuevo. Mis ojos se humedecen. Me quito los zapatos y me acuesto al lado de papá. Las lágrimas descienden porque ya me hice cargo de todo, ya estuve para los que me necesitaban.

Las noches han sido los únicos espacios en los que he podido derrumbarme con libertad, cuando todos duermen y no tengo que ser quien los sostenga. Humedezco la almohada con mis lágrimas.

Lloro por mi hermana, por esa luz que se apagó. Siento tanto la muerte de Hope, tuvo que sentirte tan mal, tan cansada para renunciar. Me siento mal de que una parte de mí sienta rabia de que no pensara en nosotros, en lo que nos hacía. Mis emociones me tienen tan atada, tan aturdida y mortificada. Siento que de a poco soy como una flor perdiendo cada uno de sus pétalos al marchitarse.

Lloro tanto. Me hace falta el abrazo de alguien...No cualquier persona, de él.





Holaa me falta corregir la otra parte (no es tan larga, es corta), pero estoy como desesperada por irme a acostar y leer desde la comodidad de mi cama todo lo que tenga pendiente. Así que cuando tenga espacio libre de corregirlo para que no haya errores, vuelvo (cualquier momento de estos días).

El hada señala a una persona de mente peculiar que se le ocurrió el inocente nombre de usuario @EthanDameDuro tus pensamientos no son de Dios haha. Gracias por el apoyo, cielito, espero y mis historias sigan alimentando tu amor por la lectura.

Espero y aun con lo triste disfruten de esta primera parte.

Un beso.

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