Capítulo 54: El final.
La vida es una cosa extraña, te hace verla maravillosa de diversas formas y crees que es lo mejor cuando una nueva vida llega, definitivamente es extraordinario, pero también piensas que si una vida llega en algún momento se debería despedir del mundo, pero nunca quieres creer que es ante de lo debido, no quieres pensar en que sea de una forma dolorosa y mucho menos quieres pensar en el dolor que te causaría una perdida.
Despertar en un cuarto de hospital siempre te hará sentirte inestable. La punzada en mi cien me desconcierta aún más y cometo el error de ir a tocar el lugar, duele como el demonio.
Respiro profundo, siento los labios resecos y la garganta cerrada, mis ojos parecen no querer abrirse del todo, los siento como pequeñas rendijas.
Tengo un raro dolor en la ceja izquierda, frunzo el ceño y carraspeo para aclarar mi garganta seca, respiro hondo y siento movimiento a mi lado.
— ¿Estas bien? —mi madre me mira de cerca.
— ¿Sí? —estoy confundida, pero vuelvo a mi de un momento a otro—, ¿Andrew?
—Cariño, debes calmarte, te golpeaste muy fuerte la cabeza cuando te desmayaste—no termina de hablar porque la interrumpo.
— ¿Dónde está mamá? Necesito verle —un nudo se me forma en la garganta.
—Leanne respira, cálmate y te explico todo —mi cabeza retumbo y sentí un gran mareo.
— ¿Dime? —murmuro cerrando los ojos.
—Él no
— ¿Mamá? —mi labio inferior comienza a temblar.
—Oye, tranquila
—Me dijeron que despertó —mis ojos van de golpe al frente y se abren por la sorpresa.
No está muerto.
Las miles de emociones que llenan mi cuerpo son tan abrumadoras que se me va el habla y lo único que soy capaz de hacer es tapar mi rostro con mis manos, antes de comenzar a llorar, mi cuerpo comenzó una sacudida descontrolada mientras dejo salir toda mi angustia.
—Hey —su susurro sonó cerca de mi oído, es él, con su voz enronquecida y llena de emociones.
Sus dedos serpentearon por mi cabello dándome leves caricias, estire mis manos hasta sentir su camisa, tire de él más cerca y escondí mi rostro en su pecho, estaba aquí, su olor está a mi alrededor, arrugue su camisa entre mis manos, solo necesitaba un momento más para saber que no es un sueño.
Y cuando comenzó a llorar conmigo, nos aferramos el uno al otro.
—Pensérealmente creí que —mi voz sonó temblorosa cuando rompí el silencio.
—Shhh, no pienses en eso —cuando se alejó había algo en su mirada, sus ojos están rojos por llorar y sus pestañas se veían húmedas, pero detrás de todo eso, el dolor está presente en su mirada.
Recordé lo que me hizo pensar que estaba muerto, agarro su brazo izquierdo y ahí no está el reloj, busco su mirada y está mirando fijamente su muñeca.
— ¿Dónde está? —susurro tan bajo que por un momento creo que no me escucha, sin embargo, después de unos minutos sacude su cabeza y fija su mirada en la mía.
—Me lo entregaran más tarde —murmura con voz ronca y quebradiza. Puedo sentir el nudo que tiene en la garganta, solo que en vez de en la garganta lo siento en el pecho.
Me incorpore más en la camilla para poder estar un poco más a su altura, mis manos buscaron su rostro, cerró los ojos, tengo miedo de preguntar, pero tengo que hacerlo.
— ¿Quién lo tenía? —había un cadáver y si él está vivo, tuvo que darle el reloj a alguien, alguien murió ahí adentro.
Aún con sus ojos cerrados mire como su rostro se contorsiono de dolor, su manzana de Adán subió y bajo cuando trago con fuerza.
—Max —el nombre casi se quedó atorado en su garganta, pero cuando lo escuche solté un jadeo y no contuve el sollozo que salió de mí.
A pesar del fuerte golpe que sentí en mi pecho, tire de él nuevamente para sostenerlo cuando se derrumbó.
Comenzó a llorar con fuerza y de tal manera que parecía que en algún momento comenzaría a gritar.
Un recuerdo de Max vino a mí, su sonrisa, su cabello rubio, recordé el día que bailamos juntos y no paraba de reír, recordé lo divertido que era y la gran persona en que se estaba convirtiendo. Después de todo eso, me golpeo la realidad, no lo volvería a ver, no volvería a compartir con él, no bailaríamos, no lo vería convertirse en un hombre exitoso, simplemente no nos acompañaría más en la vida.
Así que llore, llore por mi dolor y por el de Andrew, porque el había perdido a alguien más que un amigo y sentía todo su dolor conmigo.
La vida es una cosa extraña, que a veces lastima demasiado.
***
25 de diciembre, 2011.
Juego con un hilo que sale del final de mi vestido negro, escucho las voces lejanas y solo me concentro en el hilo, además de lo fría que se está poniendo mi piel.
—Te congelas —Andrew deja su abrigo sobre mis hombros, el cielo esta nublado, pero aun así no llueve.
—Gracias —miro al frente nuevamente olvidándome del hilo, ahí están los familiares, los amigos y algunos conocidos, algunos llorando y otros solo estando tristes.
Estamos despidiéndonos de Max.
No me gustan los entierros, me hacen pensar en la muerte y en lo rápido que puedes perder a un ser querido.
— ¿Te sientes bien? ¿Tienes dolor de cabeza? —todos preguntan eso, aunque solo sufrí un golpe sin importancia, Max tuvo un disparo en la cabeza. Sacudo mi cabeza para alejar esos pensamientos. Andrew se siente horrible, a pesar de que está tranquilo y preocupándose por mí.
—Sí, lo siento, solo me distraje —busque su mano y entrelace nuestros dedos, le dio un leve apretón a mi mano, lo hemos estado apoyando lo mejor posible.
Él lo vio morir y no solo eso, lo vio intervenir para que el no saliera herido, nadie quiere que se eche la culpa de esto. Ahora Connor y el mal nacido que disparo están presos y vivirán su vida en la cárcel.
Nadie lo culpa, pero nadie sabe lo que pasa por su cabeza.
***
Suspiro derrotada, no pude dormir bien ayer y parece que me ando durmiendo en todos lados. Niall mantiene mi cabeza en su hombro y sus brazos a mí alrededor.
—Creo que debería llevarte a casa —miro repentinamente a los lados y recuerdo donde estoy, después del entierro decidimos pasar un rato en el apartamento de Andrew, excusa para realmente no dejarlo solo.
—No aun no —me alejo y voy a la cocina, Andrew y Kiara hablan de alguna cosa.
— ¿Estas bien? —casi quiero rodar los ojos cuando Kiara pregunta, pero en vez de eso asiento.
—Son los medicamentos que me tienen somnolienta —ella asiente.
— ¿Quieres descansar? —ahora es Andrew el que habla.
—No puedo quedarme, mamá esta algo histérica con querer cuidarme.
—Niall puede llevarnos a casa —dice Kiara terminando de beberse lo que sea que hay en una taza.
—No quiero irme aun —chasquea la lengua.
—Terca —murmura antes de salir.
Andrew se me acerca y deja sus manos en mi cintura.
—Deberías irte —enarco una ceja.
— ¿Me estas corriendo? —rueda los ojos.
—Quiero que mejores, tuviste una contusión.
—Una muy leve, solo me golpee al caer —llevo un mechón de cabello detrás de mí oreja—, estarás solo si me voy.
—No quiero que te vayas, pero si tu mamá dice que debes llegar a casa, es mejor que estés allá, ella es un ángel, que no quisiera molestar —ahora soy yo quien rueda los ojos.
Llevo mis manos a su cabello y lo peino hacia atrás.
—En serio no quiero dejarte solo —me da una media sonrisa y sella sus labios con los míos en un beso tierno.
—Prometo que me escabulliré a tu habitación más tarde, pero debes ir a descansar —hago un mohín que lo hace sonreír, no tan ampliamente, pero sonríe más.
—Ya lo prometiste Allen, si no apareces estarás en graves problemas.
—No quisiera tener ningún problema con su señoría —frunzo el ceño.
—No me digas así, es como si fuera vieja.
—No eres para nada vieja —me guiña un ojo y le saco la lengua como niña pequeña.
—Me voy —le doy un rápido beso—, te esperare.
—Claro, con esa cara de drogada, seguro y me esperas pero dormida —lo empujo.
—Andrew Allen te estas ganado una patada en las pelotas —salgo de la cocina con el detrás de mí, todo está en silencio y hay una gran tensión entre Seth y Niall.
— ¿Todo bien chicos? —Andrew los mira a todos, pero se detiene en Seth.
—Sí, nada fuera de lo normal.
—Niall, ya puedes ser mi chofer —recojo mis cosas— ¿Kiara, vienes?
—No, ella ya tiene un aventón —dice Niall agarrando su abrigo, Kiara bufa, será que en algún momento dejaran de ser idiotas.
Me encojo de hombros, le doy otro rápido beso a Andrew y luego tiro del brazo de Niall.
—Adiós chicos —dejo a Kiara que al final se ira con Seth y creo que Steph se quedara un rato más con Andrew, algo que me alivia un poco.
Niall abre la puerta del copiloto para mí.
— ¿Puedes creer que nos dejó? —es lo primero que dice al poner el auto en marcha.
—No seas llorón, tu no haces nada y ella no siente nada por ti, así que está bien que salga con otros chicos —me mira por un momento antes de volver la vista a la carretera.
—Puedes ser un poco más dulce, tengo sentimientos, por si no sabías —aguanto una carcajada.
—Está bien, estas sensible —gruñe y levanto las manos en modo de rendición—, sí, Niall, Kiara fue una perra total por dejarnos.
—Mucho mejor —esta vez sí me rio.
***
Las caricias en mi costado me hacen estremecerme, pero a la vez no quiero despertar, aun en la niebla del sueño lo escucho.
—Estoy aquí —susurra en mi nuca y se acurruca contra mí.
—Mmmmm.
—Que amorosa mi novia.
—Mmmmm.
—Justo ahora eres mi novia zombie.
—Cállate —murmuro e intento una posición más cómoda para dormir.
— ¿Así me trataras? Yo que me arriesgo al estilo de Romeo para ver a Julieta y esta me manda a callar.
—No tendré sexo contigo solo porque nombres un clásico de Shakespeare, la atracción está apagada —siento un beso detrás de mí oreja y se me eriza la piel.
—Tienes que saber que lo nuestro es algo más que atracción.
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