Capítulo 53: Muerte.
Leanne.
Ted vuelve a intenta ponerse de cabeza en la pequeña colchoneta que tengo para el en el piso de la cocina.
—No hagas eso Ted, si te rompes la cabeza tu madre va a romper la mía.
— ¿Roper? —dejo la salsa que estoy cocinando para acercarme a él y sentarlo derecho.
—Si romper —beso su frente y le acerco los juguetes—, juega con esto.
Me vuelvo para menear la salsa que estoy preparando para la pasta con albóndigas que ya tengo lista.
Pruebo que tal está justo cuando tocan el timbre.
—Mami —Ted sale de la cocina corriendo.
Bajo la llama de la cocina rápidamente y me apresuro a abrir.
—Mami, mami, mami —Ted comienza a cantar, abro la puerta con una sonrisa.
—Lo siento por no venir antes —Kiara parece ajetreada con una pañalera en su hombro derecho y una babosa Mia guindada en su lado izquierdo.
—Creí que no vendrías, me puse a cocinar mientras te esperaba —le quito la pañalera y la dejo pasar.
—Mia, Mia, Mia —comienza a cantar Ted.
—Hola hermosura —agarro a Mia cuando Kiara saluda a Ted. Le doy un montón de besos en sus mejillas rosadas y rechonchas.
—Esta lindura está creciendo rápido, mírala —la extiendo en mis brazos para verla bien—, es tan hermosa y huele divino.
—Espera a que se haga encima para ver si huele divino —me rio.
Regreso a la cocina y dejo a Mia en la colchoneta de Ted.
— ¿Por qué tardaste? Tienes un raro aroma —apago la cocina y saco los platos para servir.
—Aroma a hospital es lo que tengo, hoy tenia chequeo.
— ¿Todo bien?
—Por ahora nada grave.
—Eso es genial —llevo los platos a la mesa—, ven Ted.
Subo a Ted en su silla para comer y lo dejo hacer su desastre.
—La verdad no sé cómo reaccionaría si en algún momento encontraran algo —toma a Mia y la sienta en sus piernas.
—Esperemos que eso no ocurra, ahora deja la consulta atrás —asiente y cambiamos de tema.
***
—Para nada —peino el cabello de mamá—, Kiara está bien.
—Parecía estresada cuando se fue.
—Es por tener que estar haciéndose chequeos, no le gusta la idea de que el cáncer la puede atacar —resoplo enojada—, el cáncer es un asco.
—Lo se cariño, esperemos que nunca llegue a ellos —asiento y termino la trenza en su cabello.
Mi celular suena y me excuso para contestar.
— ¿Seth? —su voz suena extraña y no logro entender nada.
—Escucha Le, no enloquezcas, ya llame a la policía
— ¿Cómo no quieres que enloquezcas? ¿De qué policía hablas? —lo interrumpo, escucho unos pitidos de automóviles—, ¿Estas conduciendo?
—Sí y no me ayuda que me interrumpas, Andrew esta con su padre, algo malo pasa—suelta de pronto.
—No ¿Cómo algo malo? Seth no me asustes.
—Ya no puedo —la llamada se cuelga.
Paso por la sala y tomo las llaves de Matt del lugar en donde guindan las jodidas llaves, ignoro la voz de mamá y no pierdo el tiempo antes de conducir hasta la casa de Connor. Golpeo el volante frustrada por el tráfico.
Busco rápido el número de Seth en mi celular y marco la llamada, espero y espero, pero no contesta. Un presentimiento me asfixia.
Es tu mente Leanne, nada grave está sucediendo.
Avanzo cuando la fila de autos me deja y cuando vuelvo a quedar atascada intento llamar nuevamente, solo para tener los mismos resultados, absolutamente nada.
Termino llamando a Kiara.
—Hace unas horas que nos vimos ¿ya me extrañas? —tomo una respiración profunda porque siento que me falta el aire— ¿Qué sucede? ¿Qué anda mal?
No me fijo que estoy llorando hasta que las lágrimas saladas se cuelan en mis labios cuando sollozo.
—Algo anda mal, Andrew —me quedo callada y limpio mis ojos para conducir.
— ¿Dónde estás Leann?
—Conduciendo a casa de Connor, Andrew esta allá en problemas —vuelvo a respirar profundo.
—Cálmate si, recuerda que estas conduciendo —asiento aunque no me ve.
—Llamo a la policía, hay algo malo, siento algo malo, tu eres la razonable, ayúdame —respiro más agitada—, creo que me sofoco.
—Detén el auto Leanne.
—No, yo ya casi llego, tengo que llegar, me necesita.
—Te necesita viva, detén el auto que puedes tener un accidente, respira conmigo —intento seguir su respiración hasta que lo logro.
—Gracias —miro al frente todo el caos y para nada sirvió la ayuda de Kiara—. Lo lo sientoK.
Cuelgo y bajo del auto sin terminar de aparcar, miro las ambulancias, la gente alrededor y los policías, empujo a la gente hasta poder llegar al frente y jadeo.
Están sacando un cuerpo con una manta blanca cubriéndolo y cualquiera se acercaría para salir de dudas y no morir de un paro cardiaco sin saber quién es, pero solo me basta con mirar el reloj en la muñeca del brazo que cuelga de la camilla con el cuerpo sin vida para mirar luces extrañas y sentirme llegando a la oscuridad.
***
Andrew.
Cuando despierto mis manos están atadas y tengo que pestañear varias veces, el dolor de cabeza que tengo lo único que hace es retumbar, comprendo realmente en donde estoy cuando enfoco a Max y a Steph en una esquina.
A Connor se le fue todo de las manos, que tan psicópata esta para hacer algo así. Me arrodillo y camino de rodillas hasta ellos, me siento y comienzo a empujarlos con mis pies hasta que despiertan.
— ¿Qué mierda hacen aquí? —Max parece desorientado.
—Vinimos a vigilar —responde Steph.
—Idiotas —resoplo—, voltéate Steph hay que salir de aquí.
Hace lo que le digo, Max aun parece no entender, seguro golpearon muy fuerte su cabeza.
Aún seguimos en el despacho, no es muy inteligente de parte de Connor encerrarnos a los tres juntos y dejarnos solos, Steph como puede me desata las manos y desato las suyas.
—Ayúdenme —Max habla por primera vez, voy hacia él y cuando termino la puerta se abre por lo que caigo sentado a su lado.
—Mantengan las manos atrás —susurro antes de que Connor fije su vista en nosotros.
—Ya despertaron, que estúpido eres al traer a tus amigos —me muevo un poco de manera lenta para no parecer sospechoso.
— ¿Por qué no los dejas y resolvemos las cosas nosotros? —digo calmado.
— ¿Después de que los metiste aquí? —se gira y me levanto.
Max me mira con los ojos amplios y niega con su cabeza repetidas veces.
—Cuídalo —es lo último que le digo y me apresuro hacia Connor.
Lo agarro por atrás cuando intenta servirse un vaso de licor, aprieto mi brazo en su cuello e intento mantenerlo en móvil.
—Iras a la cárcel y te pudrirás en ella mal nacido —su risa me hace tensar, pero lo que en realidad me congela es lo que lo escucho decir.
—Dispárale.
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