Capítulo 45: Lujuria y Juegos Infantiles.
Leanne.
Intento no arrastras el oso de peluche, esta algo húmedo, creo que me veo muy graciosa cargando esto porque Andrew se ríe.
—Toma —como puede deja el otro peluche sobre mí—. La secadora esta al final del pasillo.
Me voy directo al pasillo y como puedo los dejo en la gran secadora, la enciendo y me recuesto de ella para quitarme los tacones.
Sobo un poco mis pies, los tacones pueden ser muy lindos, pero definitivamente quien fuese el asesino de pies que los invento no pensó en lo doloroso que es para una mujer.
—Estas más baja ahora —dejo de ver mi pie para encontrarme de frente con su abdomen definido debido a que estoy inclinada hacia mi pie, me enderezo y le doy un vistazo.
El saco lo tiene en la mano, lo que me deja ver su camisa remangada hasta los codos, esta desabotonada y por fuera, su cinturón esta suelto haciendo que su pantalón caiga un poco por su cadera dejándome ver una fina línea de su bóxer, sin evitarlo me hipnotizo con su torso.
— ¿Te gusta la vista? —bufo y me hago la desinteresada.
—He visto mejores —su ceño se frunce y se acerca hasta que solo hay una mínima distancia entre nosotros, creo que me estremezco o solo tiemplo por las ansias de que se acerque aún más.
—Pero solo yo te hago temblar sin siquiera tocarte —susurra, tal vez usa magia porque puedo ver como su labios se mueven lentamente, es un experto en distraerme.
—Me parece que estas algo equivocado —relamo mis labios y lo veo fijarse en ellos, también puedo jugar.
—No lo creo —enarco una ceja y muevo mis manos lentamente hacia él, parece que cree que lo tocare, pero se equivoca.
—Esto también va a la secadora —le quito el saco.
—Entonces me parece que ese vestido también —me rio.
—Te quedaras esperando —le guiño y me giro a la secadora.
—No lo creo —su aliento da con todo en mi cuello y se me eriza la piel—. Porque me deseas.
No digo nada, dejo el saco sobre la secadora y me giro rozándome contra él, miro sus ojos oscuros y dilatados, lentamente poso mis manos en su pecho desnudo, se siente caliente bajo mi toque, bajo por su abdomen y vuelvo a subir hasta sus hombros retirando la camisa de ellos, la resbalo hasta sacársela y luego sonrió.
—Esto también va para la secadora —le guiño y me giro otra vez.
Escucho su gruñido y me rio, me deslizo lejos de él y me doy cuenta de sus intenciones, salgo apresurada de la habitación, corro por el pasillo riendo y diciendo algunas cosas incoherentes, llego a una habitación y me atareo a cerrar la puerta, lastimosamente no soy tan rápida.
Retrocedo cuando la abre completamente y entra para acorralarme, voy a darle la vuelta a la cama, pero enrosca sus brazos por mi cintura y en un segundo pierde el equilibrio y caemos al suelo.
Mi cara queda justo en su pecho, por lo menos el amortiguo mi caída, se queja y subo la cabeza para mirarlo con los ojos cerrados.
—Definitivamente me he quedado sin culo —golpeo su hombro y me rio—. No me golpees troglodita, no vez que soporte tu gran peso con todo mi culo.
Comienzo a reír por lo indignado que parece.
—Estos juegos tuyos son muy infantiles —le digo intentando levantarme para no estar sobre el que, justamente esta sin camisa y con el pantalón empapado al igual que mi vestido.
— ¿Dime quien empezó? Tus juegos son peores incitadora —me vuelvo a reír y esta vez sí logro quitar sus brazos de mi para levantarme.
Le extiendo una mano para ayudarlo. Quedamos frente a frente nuevamente.
¿Sera que yo estoy huyendo de lo inevitable?
Por supuesto que sí.
Bueno ya sabemos que mi subconsciente sabe más que yo.
—Deberías quitarte eso empapado, podrías agarrar un resfrió o algo —Andrew parece inquieto.
¿Cuándo fuimos tan lento con las cosas?
Que recuerde no nos manteníamos lejos ni un segundo, a menos que nos interrumpieran. Ruedo los ojos en mi mente, claro está, porque solo lo estoy viendo y teniendo una conversación conmigo misma, eso no es para nada raro.
Tal vez él quiera lo mismo que yo, aunque con Andrew no se nunca que es lo que quiero realmente, puede ser que lanzarme sobre él.
—Te conseguiré —se gira hacia el closet y comienza a buscar en este.
Creí que en el muelle había quedado claro todo cuando le dije que viniéramos, no soy tan lanzada, pero eso obviamente no se refería para que me diera ropa seca.
Bajo la cremallera de mi vestido y lo dejo caer a mis pies.
Dios no me hagas pasar vergüenza por favor, creo que murmura algo, pero la presión que tengo en mis oídos no me deja entender, respiro hondo.
—Seguro esto te sirve mierda —sus ojos se amplían y me examina rápidamente—. ¿Tomaste mucho en la cena?
—Solo un poco —siento mis mejillas calentarse.
Pasaron meses desde la última vez que intente seducir a alguien, me rio mentalmente, nunca intente seducir a nadie, menos a Hunter, el me hacia las cosas fáciles, ahora borrare su nombre de mi mente porque no parece bien pensar en mi ex mientras intento acostarme con mi novio.
—Está bien —rasca su nuca intranquilo, intenta no volver a darme un vistazo, Andrew a veces me sorprende—. Esta ropa te servirá.
Ruedo los ojos y me frunce el ceño, supongo que no quiere entender. Me acerco lentamente y agarro la ropa de su mano.
—Nunca dije que me vestiría —realmente no sé cómo fue posible que eso saliera de mi sin balbucear, dejo caer la ropa y me voy de lleno contra él.
Nuestros labios chocan con fuerza y de la sorpresa, además del impulso terminamos chocando con la puerta del closet.
Siento sus manos calientes por mi espalda, succiona mi labio inferior y suelto un jadeo, yo definitivamente no me cansare de sus besos, tiro de su cabello para que suelte mi labio cuando lo muerde con algo de fuerza, lame el lugar que mordió y le da un suave beso antes de volver a su frenesí desviándose a mi cuello.
Ladeo la cabeza para darle más acceso, me sorprende cuando muerde la unión entre mi cuello y hombro, pero a la vez presiona de lleno sus manos sobre mis pechos por sobre mi sujetador húmedo.
Siempre nos desesperamos, pero no fue más allá de tocar mi trasero, ahora sí que destruí su límite, se da cuenta que me manosea y se queda paralizado.
— ¡Joder! —su frente está en mi hombro—. Por un momento me perdí y me deje llevar.
Hundo una de mis manos en su cabello, a pesar de haberse detenido no despega sus manos de mis pechos, casi me rio, pero logro controlarme para no acabar con el momento.
—No me queje —susurro y como un reflejo le dio un apretón a mis pechos, inhalo hondo antes de subir su cabeza y mirarme intensamente.
—Sabes que no daré vuelta atrás ¿cierto? —su ojos se mueven escaneando todo mi rostro para descifrar que tengo que decir, mi única respuesta fue volver a besarlo y no se contuvo, con un último apretón paso sus manos por mi torso hasta llegar a mi espalda baja y comenzar a subir lentamente mientras me hace retroceder.
Cuando siento la cama detrás de mis piernas se detiene y lleva sus manos a la parte de atrás de mi sujetador, estaba tan concentrada en el beso que nos estamos dando que olvide que mi sujetador se abre enfrente.
Tuve que alejar mi boca de él para poder reír, esta vez no pudiendo aguantar.
— ¿Qué da tanta risa? —termina pegándome completamente a él,
—Mi sujetador se abre por aquí —lo alejo lo suficiente para meter mis manos entre nosotros y desabrocharlo, me vuelvo a pegar, esta vez con mis pechos contra su pecho.
—Definitivamente me tienes a tus pies —susurra acercando su boca a la mía.
Cierro mis ojos antes de que llegue, pero al no sentir su contacto los vuelvo a abrir y me está viendo con una sonrisa, siento como me sonrojo, sus manos ahuecan mi rostro y esta vez sí me besa.
Su beso es dulce, es lento, no es ni un poco insignificante y me hace sentir esa extraña sensación de felicidad tan grande que hasta sensible te pone, me aferro a su nuca pegándolo más si eso es posible.
Caemos en la cama y mantiene su peso para no aplastarme, muevo mis manos a su pantalón y lo desabrocho, es tan raro como no me siento nerviosa, él tiene mi confianza y tiene mi corazón, no podría estar más que feliz por eso.
Intento bajar su pantalón, pero esa mierda está adherida a sus piernas, con un resoplido se aleja lo suficiente para sacarlo y dejarlo olvidado, parecemos muy descoordinados, cuando su atención va a mis pechos solo puedo mantener los ojos cerrados mientras dejo que el placer se apodere de mí y mi gran bocota que al parecer es bien sucia.
Con un pequeño pop suelta mi pezón derecho y con su nariz pasa por el espacio que lo separa mis pechos, termina dándole un mordisco a mi clavícula para al final succionar en el mismo lugar.
—Eres preciosa —susurra sobre mi barbilla y sigue su recorrido a mis labios para rozarlos—. En todos los sentidos.
Me guiña un ojos y me besa, nuestras lenguas al compás del frenesí dentro de nosotros, la verdad el deseo es una cosa muy seria, bajo mis manos por su torso para subir por su espalda ancha y volver a bajar, solo que en esta ocasión dejo que una de mis manos siga hasta sentirlo duro contra ella, un gemido ahogado sale de él y se pierde en mi boca, tiro de su labio superior y regreso al beso comenzando un movimiento con mi mano.
—Si no fuera un caballero rompería tus bragas —susurra en mí oído con una voz más ronca y sexy de lo normal, suelto una extraña risita.
—Eso sería un cliché de hombre deseoso por su chica —siento como baja mis bragas, pero está viéndome con una media sonrisa.
—Digamos que sería muy sexy que lo hiciera alguna vez —esta vez sí me rio más, es extraño que nuestras extremidades estén haciendo algo completamente diferente a la conversación que tenemos, aunque a diferencia de mi yo no estoy roja como si estuviera a punto de explotar, reduzco la velocidad de mi mano porque no quiero que esto termine en una eyaculación precoz antes de la acción.
—Digamos que me tendrás que avisar cuando será eso para usar las bragas más feas y no extrañarlas —su risa sale ahogada por lo que cuando mis bragas se pierden en algún lugar lo rodeo con mis piernas y comienzo a besar su cuello—, seguiremos con la conversación en otro momento.
Sin perder más tiempo me encargo de su bóxer y terminamos con más contacto que el de antes.
Una de sus manos comienza a masajear uno de mis pechos mientras la otra baja seductoramente al vértice entre mis piernas, cuando hace un gran trabajo no puedo evitar moverme demasiado.
—No te muevas tanto —muerde el lóbulo de mi oreja y gimo.
—Termina ya con eso —digo jadeante.
—No tienes filtro, me gusta —golpeo su hombro.
—Cállate... —hace un movimiento circular que me hace rodar los ojos.
—Cállame —y por primera vez desde que me dice esa idiotez termino cerrándole la boca con un beso desesperado, muerdo muy fuerte su labio inferior y se queja, paso mis uñas por su espalda, si no se detiene hará que me venga.
Cuando atiende mi otro pecho con su boca creo que podría morir justo ahí, pero no dura mucho, cuando se aleja comienzo a quejarme, pero veo lo que intenta conseguir, de la mesa de noche saca un preservativo.
No soy capaz de distinguir el tiempo que pasa, pero rápidamente ya está entrando en mí, muerdo mi labio inferior, me mira mientras cada vez me llena más, su pulgar tira de mi labio y luego sus dientes lo rodean de manera delicada para luego besarme de la misma manera.
—Muévete —murmuro entre el beso.
Comienza a moverse más rápido y no puedo evitar los sonidos que salen de mí, estamos perdidos en una nube de lujuria a la cual terminaremos con un gran final. Me encuentro con sus movimientos para una mejor fricción, me susurra como puede palabras cursis y sucias que ayudan a llevarme más rápido al límite.
Enredo mis piernas a su alrededor nuevamente y clavo mis uñas en su espalda, seguro eso dejara marca, jadeos, gemidos y demás llenan la habitación, cuanto más me aferro siento que más rápido caigo, así como una montaña rusa, estoy subiendo y subiendo, luego me encuentro con la emoción de bajar en picada, termino con temblores por un muy buen rato.
Andrew cae sobre mí y en lo último que puedo pensar es en el peso que está dejando sobre mí, acaricio el cabello de Andrew, su cabeza se encuentra en el hueco de mi cuello respirando con dificultad, de la misma forma que lo hago.
—Estoy loco por ti —murmura sin moverse y me rio, pero me detengo cuando soy más que consciente de que sigue dentro de mí.
—Esto fue muy bueno.
—Genial diría yo —se separa de mí para mirarme a los ojos—, te amo.
Sonrió dulcemente, estoy en un jodido sueño que no quiero que acabe, me parece que el sexo ayudo mucho a mi gran felicidad, joder tenía ya casi un año sin esto, ya hasta lo había olvidado.
—También te amo.
—Lindo —le da un golpecito a mi nariz y sale completamente de mí haciéndome estremecer—. Me vendría estupendo una ducha y a ti igual.
Lo miro levantarse completamente desnudo, camina por delante de mi hacia al baño.
—Sabes que debo volver a casa —su cabeza se asoma desde el baño para mirarme, resopla.
—Pero hueles a sudor y sexo genial con el aroma del hombre de tu vida —me guiña—, yo no me quejo, pero seguro a tus padres no les gustara ese aroma en ti.
Comienzo a reír histéricamente y niego con mi cabeza cuando me levanto de la cama.
—Solo una ducha rápida.
—No quiero tener una charla con tu padre de porque te ves tan satisfecha —se ríe cuando lo sigo al baño.
— ¡Dios! No digas estupideces.
—Espera ¿Cómo me decías? —me hago la tonta y entro a la ducha.
—No dije nada.
—Era como: Andrew eres el mejor, no pares, quien diría que mi hermosa novia tendría una boca sucia en la cama —golpeo su hombro.
—Cállate —estrecho mis ojos hacia él y evito pensar en los sonrojadas que deben estar mis mejillas.
—Solo si comenzamos el segundo raund —ruedo los ojos y abro la regadera, dejo que el agua caiga sobre mí, estoy de espalda a Andrew por lo que, cuando siento sus manos en mi espalda me sobresalto, pero me relajo inmediatamente—, lo siento, a veces digo esas cosas porque me gusta sacarte de quicio.
—Ya me lo has dicho —me encojo de hombros, me gira hacia él.
—También te he dicho que te amo —me hace ojitos y termino riéndome.
Y si, tuvimos un rápido segundo raund.
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