Capítulo 42: Inefable.
Leanne.
Me doy cuenta de que no ha llegado cuando no veo su auto enfrente, otra vez le pedí a Kiara que me dejara frente a su apartamento. Pensé que ya no venía aquí, al parecer me equivoque.
Llegó hasta su piso y recargo mi peso contra la pared de enfrente, miré muchas veces esa puerta cuando venía a verlo, ya ni sé en que estoy pensando, me siento nerviosa aunque vine por una razón, una a la que le dí muchas vueltas antes de decidir hablarle.
Sacó las manos de los bolsillos de mi abrigo para limpiarlas sobre mis pantalones, estoy sudando.
Cálmate Le, no es como si nunca hubieran hablado, no obstante, nunca hemos hablado sobre esto que rondo por mi cabeza toda la noche.
-Disculpa la tardanza -vuelvo a dejar mis manos en mi abrigo y las cierro con fuerza.
-Esta bien -me da un vistazo rápido y abre la puerta, deja espacio para que entre primero, un espacio algo pequeño.
Su olor me sigue cuando entro rozando mi brazo con el suyo. El apartamento está igual que la última vez que vine, pero parece algo más abandonado.
-¿Quieres algo de beber? -una margarita con mucho alcohol me caería bien ahora para no pensar tanto, obvio ni loca pido eso o me perdería del tema debido al alcohol y lo bien que se ve en esos pantalones oscuros, camisa roja y chaqueta de cuero, simplemente comestible para cualquier vista.
-Agua estaría muy bien -asiente antes de perderse en la cocina, me dejo caer en el sofá.
Hace muchísimo no pensaba en eso, soy una adolescente enredada hasta la mierda.
-Creí que no nos veríamos más, claro que es debido a la situación en la que me encutro enterrado -no digo nada y acepto el vaso de agua que me entrega.
Andrew parece muy relajado, tiene una cerveza en la mano y no aparta los ojos de mí, no decidió sentarse a mí lado, esta en el sofá de enfrente.
- ¿Estas muy callada? ¿Sucede algo? -niego con mi cabeza cuando parece preocupado, se vuelve a relajar cuando me mira.
-Tú estás más relajado de lo normal -se rasca la nuca.
-La verdad sigo en lo complicado, solo me alegra que me hayas escrito -asiento, toma eso como una señal para seguir-. La última vez que te vi, pensé que ya no hablaríamos y la verdad no me gusto eso, pero parecía que era mejor a que te ocurriera algo.
-De todas formas que no te vea no indica que no me harán daño -lo miro fijamente-, tú mismo lo dijiste.
Pasa las manos por su cabello y deja la cerveza a un lado, no sé si son ideas mías, pero ahora parece que las veces que lo veo está bebiendo.
-Sí, lo dije -estrecha sus ojos-, y era la verdad.
¿Eso es todo lo que dirá? Quiero más, para eso vine, porque no soportaba el echo de escuchar esas palabras que no había escuchado desde que salía con Hunter y quería más de eso, más de lo que él siente.
- ¿Tienes problemas con el alcohol? -dejo el vaso de agua a un lado, frunce los labios y ve la cerveza.
-No ¿a qué viene eso?
-A que no te veo tan seguido, pero cada vez que lo hago estás bebiendo -se levanta del sofá.
-No tengo ningún jodido problema, estoy estresado y sí he estado bebiendo más esta semana que cualquier otra, pero es solo por lo que estoy cargando sobre mí, no puedes culparme, mi vida es una mierda que se desmorona cada vez que me acerco a la ventana que debería llevarme a la luz -me quedo perpleja por unos instantes, pero tengo una ira que no se va.
-Eso lo quieres así por ti, no quieres ayuda, esas son tus consecuencias -también estoy de pie.
- ¿Viniste para hablar de esto? -resoplo.
-Obviamente no -rasco mi cuello.
-Maldita sea Leanne deja de hacer esa mierda.
-No haré lo que te plazca, me pica -gruñó.
- ¿Estás molesta conmigo?
-Ding. Ding. Ding. Te has ganado la lotería -digo con sarcasmo.
- ¿Puedes explicarme por qué? No soy adivino mujer, la última vez que nos vimos no hice nada -bufo.
-Estúpido...
- ¡Joder! No te entiendo definitivamente... -comienza a murmurar cosas sin sentido.
- ¡No puedes decir que me amas como si nada y irte! -termino gritando y se queda en silencio.
-Desde mi punto de vista te largaste primero -dice por fin.
-Porque no puedes solo soltarlo así, mira toda la situación, además no estamos juntos -lo empujo, aunque no logro mucho.
-Que importa esa mierda, eres lo mejor que he tenido y te amo -cierro mis ojos con fuerza y lo vuelvo a empujar-. ¡Te amo!
Me llega fuerte y claro cuando lo grita, mi corazón se salta un latido y me concentro en respirar.
» No sabes lo horrible que es para mí alejarte, lo que siento al no poder compartir contigo, al no tocarte, besarte o simplemente observar como te brillan los ojos cuando ves algo que te encanta, ver lo linda que eres cuando disfrutas tu helado favorito...
-No hables -lo interrumpo.
¿No era esto lo que querías? Mi subconsciente me juega sucio.
- ¿Por qué debería? Me di cuenta que te amaba cuando se me hacía difícil dejar de pensar en ti, cuando aunque intentaba alejarme siempre conseguía la forma de saber de ti, cuando iba a tus partidos a escondidas de ti, hasta que me moría por abrazarte en ese momento que ganaste la copa que tanto querías -me alejo y suspira-, cuando me quería concentrar en terminar toda esa mierda de mi vida y tú con tu terquedad aparecías en los lugares en los que te podrían hacer daño y dejaba todo solo para tener un ojo sobre ti, solo para que no volvieran a intentar hacerte daño. Podría seguir todo el día.
No sé que hacer, que decir, yo... solo no sé por qué quiero llorar. Tomo una repetición fuerte.
Podrían decir que eres joven para amar de verdad, que solo es un enamoramiento temporal y que solo son hormonas de los jóvenes, pero qué saben ellos de lo que sientes y si sólo por dejarte llevar por esos comentarios huecos terminas dando por hecho que ese no será el amor de tu vida, solo debes recordar que no importa lo que digan, importa lo que sientes, vida hay una y nunca sabrás lo que pasará si no lo intentas.
Me acerco apresurada con un solo objetivo que termina en mierda cuando baja su rostro justo cuando yo iba hacía el suyo para un beso épico que termina en un golpe de frentes.
-Mierda, que torpe Le -resoplo con mi mano en el lugar que me duele.
-Auch -me quejo, escucho la risa de Andrew y frunzo el ceño.
-Definitivamente arruinaste el momento -se ríe.
-Imbécil de mierda... -no terminó mis vulgaridades por sus labios sobre los míos.
Me olvido del golpe y los insultos que seguramente le diré después cuando me haga enojar.
Suelta un gruñido cuando dejó que su lengua entre, me pego completamente a él, aferro su cabello entre mis dedos y me deleitó con el suave roce de sus labios.
Lo extrañe, jodidamente lo extrañe como una alcohólica extrañaría el alcohol, su sabor es igual de embriagador, sus besos me siguen dejando tonta.
Sus manos se mueven a mi espalda baja y muerde mi labio inferior, un pequeño gemido se me escapa. Quiero más.
Sin importar el momento o todo lo sucedido la voz de mi razón me susurra algo.
Melody. Por eso terminaron.
Me separo de inmediato y él parece confundido, paso las manos por mi cabello. Jesús yo no soy la otra, eso nunca sucederá.
-Estas con Melody Andrew esto es un error -sin saber que hacer camino a la puerta.
-Leanne, espera. Escúchame, no te vayas -me detiene.
-No, no seré la otra, odio el engaño, no soy como ellas, aunque me quieras a mi, estas con ella. No debi venir -me ama, pero no es suficiente para hacerme engañar a alguien.
-No...
-No cambiaré de opinión, digas lo que digas -lo interrumpo.
-Leanne... -vuelvo a hablar.
-No, mejor me voy -agarra mis hombros y me sacude.
-Joder déjame hablar, no estoy con Melody, se acabó, mi padre dejó el trato -mis ojos se abren como platos-, eres más terca que nadie en el mundo, aprende a escuchar.
Termina de decir con ojos divertidos. Bien, no engañamos a nadie, lo que no me impide hacer lo siguiente.
Doy un salto repentino que lo toma por sorpresa, pero de manera rápida deja sus manos en mi trasero para evitar que caiga cuando enrollo mis brazos y piernas a su alrededor para atacar su boca.
Lo sé, desesperado, pero mierda lo extrañe demasiado.
Gruñe pegándome de la puerta por donde iba a huir minutos antes, succiona mi labio y jadeo.
Lo amo. Espera, lo amo y escuche todo lo que tenía para mí sin decirle nada de vuelta, me alejo de su boca, pero el sigue su camino por mi mandíbula hasta mi cuello, sonidos vergonzosos se me escapan.
-Espera... -susurro.
- ¿Otra pregunta? -murmura sin dejar su trabajo.
-Tengo algo que decir -jadeo cuando muerde el lóbulo de mi oreja.
-Te escucho -susurra en el y se preciona justo donde es, esta duro. Mierda.
-Eso no me deja formular palabras coherentes.
Aleja su cara de mi cuello, sus ojos son los mismos hermosos de siempre que hacen que mi corazón se derrita, están dilatados, pero calmados, llenándome de confianza, paso mis manos por sus mejillas.
-Me haces enloquecer y sentir más de lo que otro pudo hacerlo, ya sé como te sientes, ahora es como si existieramos solo los dos, no podía olvidar que me dijiste un montón de cosas hermosas y pensé que querías saber que te amo, que me haces feliz y te extrañe demasiado.
Sus manos se deslizan por mi cintura dejándome en mis pies nuevamente, besa mis mejillas que seguro están sonrojada y me mira con ternura.
-Lo siento por todo lo que te hice al alejarme y gracias por aceptarme, eres hermosa y eres mía -preciona un dulce beso en mis labios y yo lo sigo.
—Que lindo te pones —me burlo alejandome un poco, arquea una ceja.
— ¿Lindo? —asiento, lo pico en las costillas antes de alejarme completamente.
Frunce el ceño y estrecha sus ojos.
—Caliente me parece mejor —suelto una carcajada y niego con la cabeza.
—Definitivamente es lindo —deja una sonrisa malvada en su rostro y se acerca.
—Con que lindo ¿eh? —me giro para huir, pero sus manos agarran mi cintura y me hace enfrentarlo.
En un momento mis pies tocan el suelo y al otro estoy sobre su hombro. Trato de no reirme, pero fallo.
— ¿De qué te ríes? —mi risa sesa cuendo le da una fuerte nalgada a mi trasero.
— ¿No lo hiciste? —su mano vuelve a chocar con mi trasero y me retuerso cuando él se ríe.
—Te mataré Andrew bajame —se vuelve a reír.
— ¿Quién es lindo ahora? —me sigo retorciendo.
—Recién te perdono, es mejor que me bajes ahora si no quieres que te quite la oportunidad de tener hijos —gruño.
Camina hasta al sofá y me lanza sobre el, pero cuando me voy a poner de pie su peso caé sobre mí.
—No te enojes —hace un puchero y pongo los ojos en blanco.
—Pareces un niño —sus ojos se quedan en los míos con una mirada intensa.
—Te amo, realmete lo hago y no quiero que pienses lo contrario —sostento el suspiro que me causan sus palabras, estoy verdaderamente aterrada por lo mucho que siento por él, pero solo me quiero dejar llevar—. No dejaré que te hagan daño, ni ese bastardo, ni nadie más...
—Esta bien, estaremos bien —lo interrumpo, sus labios caen en los míos de manera peresoza, es genial.
—Quiero que te quedes —dice entre besos y casi digo que si, pero recuerdo lo que tengo que hacer.
—Tengo que ir al hospital —murmuro antes de morder su labio inferior.
—No vayas —se preciona contra mí y jadeo.
—Tengo... —no me deja terminar cuando profundiza el beso de una manera intensa.
Mis manos tienen vida propia cuando van por debajo de su camisa, esto es la gloria dios, no entiendo quien esta más caliente aquí.
Saca su chaqueta de un tirón, ni siquiera me habia dado cuenta de que me quede con mi abrigo hasta que me levanta un poco y lo saca de mis brazos.
Sus labios aun no avandonan los míos y cuando muerde mi labio inferior lo hace lo suficientemente duro para quejarme. Se aleja solo unos centimetros y me ve directamente, estamos jadeando con respiracion irregular y labios hinchados.
Sus ojos siguen trabados en mí cuando desliza sus manos dentro de mi camisa, me estremezco sin poder evitarlo.
Llega hasta debajo de mi brasier y hunde los dedos por debajo rozandome levemente, solo con eso hace que me arqueé, un suspiro sale de sus dientes apretados.
Muevo mis dedos tentativamente por su torso y él solo esta ahí mirandome de una manera tan hambrienta que daria miedo.
Hasta que logra alejar sus manos de mí, suelta un gemido de frustración con los ojos cerrados, al abrirlos parece más calmado.
—Me estas matando y sé que quieres esto tanto como yo —asiento de acuerdo y sonríe—, pero tienes trabajo que hacer señorita.
Hago un puchero, joder ahora no quiero irme, deslizo mis monos fuera de su camisa y la mirada que me da es matadora por la forma lenta en la que lo hice hasta llegar al comienzo de sus pantalones.
—Que malvada eres, joder —se queja con una cara de dolor y me río.
Mueve sus caderas contra mí silenciandome.
—Adivina a quien le tocara una ducha fria —vuelvo a reír, tiene razon ya deberia irme, le prometi a papá que lo ayudaria aunque fuera mi día de descanso.
—Soy muy malvada por lo que haré que esa ducha espere, necesito que me des el aventon —se incorpora y hago lo mismo.
— ¿Cuando tendras un auto? —me encojo de hombros.
—Mis padres me mantienen atada a ellos —sonrío dulcemente y vuelvo a colocar mi abrigo en su lugar.
—Mueve tu tentador trasero afuera —bromea y lo señalo con mi dedo.
—Conste que no te perdono por las nalgadas —me da una sonrisa sexy.
—Sabes que te enloquecio —me volvi a reír.
Esto es más de lo que esperaba al venir, pensé que nos matariamos y quedariamos en las mismas o simplemente tendria un cierre de todo lo nuestro, aunque sea duro de creer porque lo que yo siento por Andrew es algo que nunca sentí por alguien más, no con esta intensidad y no creí que lo tendria de vuelta, es algo difícil de comprender, definitivamente es inefable.
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