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Capítulo 38: Encierro (II)

Leanne.

Sus ojos ya están algo rojos, no quiero saber como me veo yo.

No sé lo que hago pero ya no estoy pensando, sé que me rio mucho y me siento muy bien.

- ¿No te desnudaras? -golpeó su brazo.

-No pasará -hace un puchero y vuelvo a reír.

Estoy tan relajada, tan tranquila.

-Aquella vez eras más divertida -le saco la lengua de manera infantil, le quito la botella.

Ya no siento el sabor del vodka, la mitad de la botella ya desapareció.

- ¿Cuéntame algo? -le paso la botella y me acuesto en la cama, ya mi vista se mueve lentamente y estoy mareada.

-Se me durmieron las piernas -me rio otra vez.

-Otra cosa, tonta -toca mi pierna y me quejo por el hormigueo horrible en ella.

-En casa hay algo que me gusta ver -sonrió y me vuelvo para mirarlo-. Cuando papá cocina y mamá lo mira.

- ¿Te gusta mirar a tu mamá cuando mira a tu papá? -resoplo.

-No entiendes, es el brillo en la mirada de mamá -el bebe antes de acercarse.

-Tú tienes el brillo -su aliento da directo en mi cara, el alcohol en el es demasiado, seguramente me olerá así.

Me alejo para alcanzar mi bolso y rebuscar ahí.

-Oye, no lo arruine ¿cierto? -sigo buscando, que difícil, no entiendo el bolso es tan pequeño-, por mi comentario.

- ¡Lo encontré! -sacó el paquete de caramelos de menta.

- ¿Ah? -le enseño el paquete y comienza a reír.

Me como uno y sabe delicioso, le tiendo uno, ya podemos camuflajear el olor.

-Me encantan -suspiro.

-Tú me encantas -busco la botella y bebo rápido, él se ríe y me la quita, no despega los ojos de mi mientras lentamente bebe.

Deja la botella a un lado, parece malicioso.

- ¿Qué te pasa loco? -me rio nerviosa.

Cuando tira de mi pie suelto un chillido, caigo acostada y sus manos van directo a mis costillas.

-No, no, no -me quejo.

- ¿Dime algo sexy?

- ¡Nooo! -intento quitarlo, pero pesa mucho.

- ¿Dime? -se ríe como villano de caricatura y sigue.

-Está bien, pero dejame -ya estoy jadeando y no sé si me rio o lloro.

-No, dilo -jadeo antes de intentar hablar.

-Dios... Me encanta... Tú abdomen -no se detiene-. Ya por...

- ¿Qué más?

-Es tan... Duro, podría lamer... -se detiene y cierro los ojos, respiro con dificultad.

-Joder... -lo escucho susurrar.

-Te odio... -aun no abro mis ojos.

Sigue estando sobre mí y me doy cuenta de algo importante.

-Tú vestido -me encuentro con sus ojos.

-Mmmju -me repito mil veces que es el alcohol el que me deja inmóvil cuando siento sus dedos calientes en la piel fría de mi cintura.

Me estremezco y sé de antemano que estoy sonrojada. Mi vestido se levantó hasta el principio de mi estomago plano.

Intento recordar cuales bragas me puse hoy y me entero de cuales por lo que dice.

-No sabia que lo tuyo era el encaje negro -suspiro cuando su manos suben por mis costillas-. Siempre tu piel está fría o por lo menos más fría que mis manos.

No estoy procesando nada, sé que es malo, pero también es tan bueno.

Cuando se agacha y pierdo su mirada trato de concentrarme, sus labios dejan un beso en mi cadera.

Tiro de su cabello para levantarlo, el ambiente era genial, algo cerrado, solos, alcohol, atracción, alguien que te enloquece, todo estaba en mi contra.

Lo pego a mí y es cuando lo siento, mierda esta más duro que un pan al que dejas sobre la mesa toda una semana. Lo sé, rara comparación, pero no se puede esperar más de una ebria.

- ¿Así fue cuando pensaste en mi? - ¡Maldición! No esperaba que saliera esa pregunta realmente.

-Maldita sea, nunca creí que fueras capaz de decir algo así -se ríe.

-Es el alcohol -también rio.

- ¿En serio me haces reír en un momento así? -se presiona contra mí. Mierda-. Y sí, era así.

Acerca su cara a la mía y no me importa nada, sus labios rozan los míos.

- ¡Se acabo su tiempo! -Andrew rueda sobre mí y me tapa.

- ¿Qué te pasa? -exclama mirando a Max y un ataque de risa me llega.

-Joder hice lo que pude, Ada da miedo, esta a punto de venir -hace un gesto de horror-. Mierda Le, deja de reírte.

Andrew me mira y termina riéndose, me siento sosteniendo mi estómago.

-Ustedes se pasaron de copas.

-Quítate pedazo de estiércol -Ada hace acto de presencia, enarca una ceja hacía mí-. ¿Estas ebria?

-Nooouuu -terminó riendo.

- ¿Te aprovechaste de ella idiota? -se le acerca a Andrew-. Yo creyendo que eras un buen tipo y vienes y te aprovechas de ella cabrón ¿quieres qué te maté?

-Hey vieja amiga, no hicimos nada ¿cierto linda? -golpeó su brazo.

-Shhhh obvio no, estoy ebria no pendeja -me rio, que divertida me siento-. Mierrrda.

Abro los ojos y todos me miran expectante, pero yo simplemente corro a lo que seguro es el baño y gracias a dios que lo es.

Caigo de rodillas frente a el inodoro y dejo todo mi estómago dentro de el.

Mis ojos lagrimean y alguien sostiene mi cabello, que horrible es esto, estoy arrodillada, pero en realidad se siente como si estuviera en una alfombra mágica.

-Lo siento Le, tenía que detenerte cuando ya estabas sonriendo mucho -es Andrew el que me acompaña-, solo quería olvidar mi vida por un rato, pero contigo.

Paso el dorso de mi mano por mi boca y en lo más profundo mi yo sobria intenta mandarme señales positivas para mejorarme.

Estoy calmando mi respiración.

-Fue divertido -susurro.

-Sí, lo fue, pero más tarde te sentirás horrible.

-Tú también -me rio un poco.

-Tengo que decirte que a pesar de todo si me haces sentir -no comprendo.

- ¿Ah?

-Y que bueno que no te bese, sino no te hubiera dejado -esta susurrando cerca de mi oído y yo la verdad intento no dormirme sobre el inodoro-. Te quiero linda...

***
18 de Noviembre, 2011.

Te quiero linda...

Un fuerte dolor de cabeza es lo que me recibe, creo que soñaba con Andrew. Agg.

Segurame. Ni siquiera intento abrir los ojos, siento aún un pequeño mareo, mi cuerpo no parece estable.

-Leann se que estas despierta, tengo una sopa para ti -Kiara habla de manera suave.

- ¿Qué... Paso? -mi voz suena algo ronca y me arde demasiado la garganta.

-Luego piensas en eso -abro los ojos y el dolor de cabeza es tan intenso que me la sostengo como para evitar que no se me caiga-. Toma.

Me da una pastilla con un vaso de jugo y no dudo en tomarlo.

- ¿La habitación de Ada? -miro alrededor.

-Obvio Leann no te llavariamos a tu casa así y menos lo que nos costo el permiso de tu madre -le quito el plato de sopa y comienzo a comer.

- ¿Mamá?

-Le envié un mensaje en la madrugada -asiento, me siento demasiado hambrienta para seguir hablando.

-Por fin despierta la alcohólica -Ada entra en la habitación y hago una mueca.

-No hables fuerte.

-Claro, supongo que la resaca te está pateando el trasero -terminó la sopa y dejó el plato a un lado, no me siento muy bien, pero la sopa ayudó un poco.

Cierro los ojos y de repente.

-No sabía que lo tuyo era el encaje negro...

Sostuve mi cabeza por el dolor.

-No nos acostamos ¿cierto? -las mire con pánico.

-Me dijo que ni te beso -asiento aliviada, necesito relajarme para recordar todo.

-Que bueno.

- ¿Por qué lo seguiste? -frunzo el ceño por la pregunta de Kiara.

-Es que quería patearle la cara.

-Y terminaste ebria y divirtindote -dice Ada.

-Shhh deja que descanse de eso.

-Como sea, te digo que es una buena persona, pero no toma las mejores decisiones -me siento de acuerdo, pero no opino nada sobre lo que dice.

- ¿Podemos tener un día de películas? -dice Kiara.

-Eso estaría bien -Ada masajea mi cabeza y es genial-, así se le pasa la resaca a esta loca.

***
-Scott, déjalo -se me queda mirando con la pantufla entre sus dientes.

Cuando llegue a casa me encontré al perro con un bello desastre, seguro no lo han sacado al jardín, lo hace cuando se siente encerrado.

-Eso no se hace lindo -lo cargo y le quito la pantufla de mamá-, mamá te va a sacar de la casa.

Rasco su panza y lo llevo al jardín, beso su cabeza.

-Limpiare tu desastre -lo dejo en el suelo y este corre encantado de estar afuera.

Limpio todo rápidamente y me voy a tomar una ducha. Me quedo acostada con la bata de baño después de la ducha.

No he revisado mi celular desde la fiesta y ya he recordado todo, en definitiva no creo que se me pase nada.

Siento algo de rabia por haberme divertido con ese idiota, ya no puedo cambiar lo que sucedió.

Comienzo a peinar mi cabello húmedo antes de que se vuelva un nido de pájaro.

Tocan la puerta y luego aparece la cabeza de Matt.

— ¿Qué tal la fiesta? —me encojo de hombros, él no quiso ir—. ¿Puedo pasar?

Asiento, me vuelvo hacía él, no parece el fastidioso de siempre, al final termina sentado en mi cama.

— ¿Seré digna de tus segretos? —se ríe.

—Solo creo que hago algo bien —enarco una ceja.

— ¿Qué? ¿Ser tonto? —me saca el dedo medio.

—Quiero que hables con Ada —frunzo el ceño.

—Siempre hablo con ella —rueda los ojos.

—Tiene algo que decir, pero aún no quiere decirlo —suspiro.

—Te diré algo de ella, para futuros encuentros, Ada siempre tiene algo que decir, pero ella es así, ella lo dice cuando lo necesita decir o simplemente explota, no solo puedo ir y obligarla a que me diga, lo dirá cuando lo desee —alboroto su cabello—, supongo que ese fue tu problema con ella, no fuiste pasiente.

—Nada de eso, ella y yo no tuvimos nada, ni nos enrollamos —me encojo de hombros.

—Como sea, voy por algo de comer, muero de hambre —me sonríe, pero esa sonrisa no llega a sus ojos.

—Tu siempre mueres de hambre —le saco la lengua y lo dejo solo.

No sé qué hubo entre ellos, pero Matt cambió algo referente a ella, su última discusión me dejó asombrada por momentos, pero nadie sabe realmente la historia que los llevo a esa discusión.

Suspiro. Me siento algo agotada, seguro que toda esa fiesta me dejó perezosa y con malestar.

Llegon a la cocina y me preparo un gran sandwich.

Mi celular suena. Es Niall.

— ¿Al...

—Me gusta Kiara —mis ojos se abren de golpe, todo hace click en mi cabeza—. ¿Le?

— ¿Ah?

— ¿Me escuchaste? —respiro hondo.

— ¿La besaste? —pregunte aunque se que sabía la respuesta.

—Emmm.

— ¿Es la chica? ¿La que parece de algo de una noche?

—Joder Le, no lo sé, yo solo....

— ¿Cómo así? Debes saber que hacer Niall, igual siempre fuiste un gran novio con Carla —resopla.

—Y me engaño, se divertía con otro tipo como si yo no era suficiente, tal vez tuve la culpa... —lo interrumpo antes de que continúe.

—Por supuesto que no harás eso, no te echaras la culpa de todo, tú fuiste un novio genial y maldición te conozco desde hace años, no eres una mierda de chico y no tienes la culpa de que esa zorra de mierda te engañara ¿OK? —tomo un respiro porque estuve hablando demasiado rápido sin hacer muchas pausas—. ¿Entendiste Niall?

Lo que puedo hacer es oír su respiración por un rato hasta que se digna a hablar.

— ¿Alguna vez dije que te amo? —suelto una carcajada, si estuviera aquí le hubiera dado un golpe por irse del tema.

—Todos me aman ¿lo recuerdas? —lo escucho reír.

—Por supuesto —otro minuto de silencio—. ¿Qué hago con la abejita Le?

Ellos son muy importantes para mí y si sale todo mal no querría estar en medio de eso, pero tampoco sé si podría intervenir en lo que puede llegar a ser la mejor historia para ellos. Suspiro.

—Sé que sabes la respuesta y si estuvieras aquí te patearia el trasero para que hagas lo correcto —termino con una sonrisa bailando en mi rostro.

—Sabía que tenía que decirte, nos vemos mi día programado —me rio porque siempre dice que tiene que hacer cita para pasar tiempo conmigo—. Te amo Le.

—Yo igual tonto, nos vemos pronto —cuelgo y dejo el celular boca a bajo en la encimera.

Dios debes ayudarme cuando algo malo suceda con todo lo que me rodea, Niall y Kiara. Mierda, serán mi perdición.

Mi celular suena, espero que no me haya enviado un mensaje de arrepentimiento.

Bragas negras de encaje, joder que bueno que no olvide eso.

Trago fuerte. Por otro lado mi propia perdición es Andrew Allen. Jodida mierda.

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