Capítulo 29: Mariposas.
23 de Septiembre, 2011.
—La cena estuvo deliciosa —digo mientras recojo la mesa.
—Gracias cariño —dejo los platos en el lavado y me retiro a la que es mi habitación aquí.
Voy directo a cerrar las puertas del balcón, afuera está haciendo tanto frío que me hace querer acurrucarme.
Me cambio de ropa a algo más cómodo y me dejo caer en la cama, miro mi celular y consigo un mensaje.
«No era ninguno de los chicos»
Esa es Kiara, ya ha besado a los candidatos y ninguno resultó ser el besador apasionado.
«Ya se te ocurrirá algo, habla con Ada»
Envió mi mensaje y su respuesta es inmediata.
«Ada no aparece, tiene día de padres»
Bufo, Kiara sé refiere al día en el que sus padres se encaprichan y la obligan a salir con ellos, digo la obligan por lo que sé, ella nunca quiere salir con ellos.
« ¿Qué harás?»
«Esperar»
«Me llamas por cualquier cosa»
«Bien, love»
Dejó mi celular en la cama y me dirijo al baño para cepillar mis dientes.
Escucho mi celular mientras seco mi cara en el baño, seguramente Ada apareció.
Cuando reviso no es Kiara, miro el nombre en la pantalla mientras el celular sigue sonando.
—Aló —contesto antes de que cuelgue.
—Pensé que no ibas a contestar —su voz suena desanimada.
—Solo tarde un poco en llegar al celular —se queda en silencio y solo escucho su respiración—. ¿Pasa algo?
—Quiero verte —ahora soy yo la que se queda en silencio—. ¿No puedo?
—En realidad no, no estoy en mi casa, vine a pasar la semana con mis abuelos —escucho su gruñido.
— ¿A dónde tengo que ir?
— ¿Qué? —sueno confundida.
— ¿Qué a dónde tengo que ir para verte? —me dejo caer en la cama y miro al techo.
— ¿Estás loco?
—Hablo en serio —su voz es seria por lo que me siento de golpe.
—No quieres conducir a las afueras de la ciudad Andrew, espera a que regrese el fin de semana.
—Si no quieres decirme puedo averiguar por mi cuenta en donde es —comienzo a decir que no, pero me interrumpe—. ¿Me dirás?
Le digo la dirección y se ríe.
—Te veré en un rato nena —dice antes de colgar, pero que estúpido.
No puedo hacer nada más que esperar, sé que falta algo de tiempo para que llegue, pero aun así siento los nervios empezar a formarse en mi estómago.
Busco cualquier cosa que hacer y termino dibujando, no sé cuanto tiempo pasa, pero termino con dos dibujos completamente listos y pintados para cuando escucho que algo golpea las puertas del balcón.
Las abro y ahí está, con una gorra, una chaqueta negra y pantalones oscuros, me saluda con su mano y niego con mi cabeza.
Este chico me volverá loca, suspiro y le señaló la parte de atrás de la casa, cierro las puertas del balcón, busco la chaqueta que traje por el frío y también para cubrir un poco mi pijama.
Que bueno que no me había quitado el brazier, así no tardo mucho en salir.
La casa esta totalmente a oscuras, paso silenciosamente por el pasillo hasta llegar a la puerta de atrás, quito el pasador y abro la puerta con sumo cuidado.
Andrew está cruzado de brazos esperando, cuando salgo completamente me mira de arriba a abajo y se queda un poco en mis piernas descubiertas debido a mi short de pijama.
El frío me hace erizar la piel y me abrazo a mi misma, me encuentro con su mirada y una sonrisa ladeada aparece en su rostro.
— ¿Cómo sabías que esa era mi habitación? —se quita la gorra que trae y pasa una mano por su cabello, miro sus lindos ojos debido a la única bombilla de la parte de atrás de la casa.
—Era la única habitación con luz y solo seguí mi instinto —ruedo los ojos.
—Me hubiera gustado que te hubiera visto mi abuelo —se ríe acercándose.
—Yo creo que no, porque sino no estaríamos aquí —toma una de mis manos y tira de mi hacía él, posa sus manos en mi cintura.
—Eso crees, sabes que podría estar en lo calentito de mi cama en estos momentos —se acerca más y deja un suave beso en mi mejilla.
—Pero no estas allá porque te gusta lo calentito que son mis brazos —me guiña un ojo y ruedo los míos.
— ¿Me besaras o seguirás hablando? —al parecer mis palabras lo sorprenden, después del desconcierto sonríe.
—Ya no quiero hablar —roza sus labios con los míos y cierro mis ojos con solo ese pequeño toque.
— ¡Oh, lo siento, no quería interrumpir! —empujó a Andrew cuando escucho las palabras sarcástica de Joe.
— ¿Pero que mier... Haces afuera? —le doy la espalda a Andrew para mirarlo con los brazos cruzados.
—No te molestes Le, solo escuche un ruido y salí preocupado —me guiña el ojo antes de quitarme del camino—. Me presento, soy Joe, primo de Leanne y te daré a enter que soy un hombre que podría patear tu culo.
Mis mejillas se tiñen de rojo, para esto siempre sirvió Joe.
—Bueno Joe, no sé si te han hablado de mí, soy Andrew y mis intenciones con tu prima no son para lastimarla o eso espero, sino yo mismo me pateare el culo.
Joe voltea a verme, me da esa mirada y evito reír, le agrada, tanto por lo personal como lo físico.
—Bien, dejaré de alumbrarles el lugar con mi presencia —alborota mi cabello y vuelve a la casa.
Suelto un gruñido mientras me acomodo el cabello, me vuelvo hacia Andrew que me está sonriendo.
—Me cayó bien —estira su mano para que la tome y eso hago.
Camina por el césped de atrás, el lugar que rodea la casa es muy grande por lo que no se detiene con sólo unos pasos.
Cuando la casa está solo unos centímetros se deja caer en el césped y me lleva con él.
— ¿Por qué aquí? —se deja caer hacía atrás con los brazos detrás de su cabeza.
—Aquí nos ilumina la luz de la luna y podemos mirar las estrellas —lo observo un momento fijamente y mi corazón da un vuelco.
¿Por qué me siento así? Esto es extraño, Andrew es extraño.
Sacudo la cabeza y me tumbo a su lado, lo que me encanta de este lugar es que está lejos de la ciudad y no hay contaminación lumínica, el cielo se ve espléndido.
Respiro hondo y escucho una leve risa saliendo de él.
—Puedes acercarte, no te mordere —me levanto recargandome de mi mano.
—No creo en esa afirmación tuya —vuelve a reír.
Me dejo caer en otra dirección y uso su estómago como almohada.
— ¿Te sabes las constelaciones? —me quedo mirando al cielo.
—Sí, a papá le gustaba acampar, se encargo de enseñarme los nombres de algunas.
— ¿Cómo cuales? —estiro mi brazo señalando el cielo.
—Allí está la osa mayor y allá está la osa menor —muevo mi mano a otra dirección—Ahí esta Orion y por aquí Draco.
— Ok ya he entendido, sabes sobre eso —su mano alcanza la mía y entrelaza nuestros dedos.
—Te lo dije —aún mantengo mi brazo estendido hacía arriba y miro nuestras manos.
—Nunca hice esto —giro mi cuerpo para estar de costado y mirarlo.
— ¿Hacer qué?
—Nunca me detuve a observar las estrellas con alguien.
— ¿Nunca miraste las estrellas con una chica? —niega con su cabeza levemente —. Hubieras conseguido un montón de sexo diciéndole a una chica cosas cursis mientras miran las estrellas.
Bufa y miro como frunce los labios, como debatiendo en sí seguir hablando o no.
—Siempre he hablado claro con las chicas sobre lo que quiero, ya deberías saber eso —se queda un minuto en silencio—. Y no me refería a eso, nunca me detuve a ver las estrellas con alguien que me guste.
Otro silencio, que puedo decir, es algo lindo lo que me dice y simplemente yo parezco como que el ratón me ha comido la lengua.
» De seguro esto se siente genial con una persona que te guste —respira hondo—. ¿Tú qué me dices? Para mí es la primera vez y se siente genial.
Me levanto y recargo mi peso de mi brazo, sus ojos conectan con los míos y sonríe.
— ¿Qué estas haciendo? —hablo casi en susurro.
También se incorpora y recarga su peso sobre sus dos brazos, su cara está frente a la mía cuando sonríe.
—Sólo sacaba un tema de conversación —estrecho mis ojos.
Un tema de conversación tan simple, pero a la vez tan dulce y esto hace que un hormigueo pase por mi cuerpo, me estremezco sin poder evitarlo.
» ¿Tienes frío? —como que vuelvo a mi y asiento para no tener que responder, a pesar de llevar mi chaqueta los shots cortos no ayudan para el frío que hace afuera—. Toma.
Se quita su chaqueta y la deja sobre mis piernas, al final tiene una camisa manga larga debajo.
—Gracias —su mano deja un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
— ¿Qué sucede contigo hoy? —créeme Andrew yo también lo quisiera saber, me estoy sintiendo más nerviosa de lo normal.
—Nada, estoy normal —logro decir sin tartamudear ni nada vergonzoso, él niega con la cabeza.
— ¿Dime que pasa por esa cabeza tuya? —le da un empujón a mi frente con su dedo índice.
¿Qué podría decir para que deje de molestar? Sé que no lo hará si no confieso, espera ¿Qué voy a confesar? No hay nada que confesar ¿O sí?
No absolutamente no hay nada que confesar. A menos que sea en lo que pensé hace un tiempo.
¡Dios Le! Eres un enrredo.
» ¿Sigues ahí o un alienigena se llevó tu cerebro?
Espabilo y pestañeo varias veces, Andrew se ríe, supongo que mi cara de pendeja en las nubes le divierte.
—Me gustas mucho —susurro y su risa se detiene.
— ¿Qué? ¿Puedes repetir lo que dijiste? —su cara está cerca, intenta buscar algo en mis ojos, tal vez buscando si lo que he dicho es real.
Yo solo estoy mirando, no es momento de entrar en pánico por dejar ir algo que pensaba.
Hace el ademán de hablar y ni se lo permito, solo junto mis labios con los suyos, dura unos segundos en comprender y devolverme el beso.
Una de sus manos se aferra a mi cabello acercándome más a él, por supuesto que no es nada calmado el beso que compartimos.
Cuando su lengua roza la mía, me hormiguea el cuerpo y siento mi mente lenta, no soy consciente de lo que puede pasar a nuestro alrededor, solo estoy concentrada en ese beso que compartimos.
La postura en la que estoy me está comenzando a cansar por lo que lo empujó hacía atrás sin despegar nuestros labios.
Luego hasta a mi me desconcierta lo que hago, me muevo sin dejar de besarle y me subo a horcajadas sobre él.
Sus manos van directo a mis muslos y los aprieta.
—Me vas a matar —jadea sobre mis labios, me muevo un poco sobre él y se tensa—. De una buena forma.
—Tú si hablas —su rostro se gira y suelta una carcajada haciendonos temblar.
—Mira lo que eres, quien diría que escondes facetas —bufo y comienzo a bajarme de él.
Me detiene y gira de manera suave para no lastimarme, quedo debajo de él.
—No estamos en una cama —digo mirando detrás de él.
— ¡Oye! Mirame Le —agarra mi barbilla para que lo mire—. Me encanta que me muestres partes de ti que nadie conoce, tú me encantas.
—Shhh Andrew, deja de hablar —se que mis mejillas están sonrojadas.
— ¿Por qué? —roza su nariz con la mía y no se detiene ahí, hace un camino por mi mejilla y habla en mi oído—. ¿Te dan nervios?
—No —susurro, sus labios se detienen en mi cuello y me estremezco, se queda un momento esparciendo besos sobre el y yo solo puedo intentar calmar mi respiración—. ¿Por qué siempre terminamos así?
Sale de mi cuello y roza mis labios sin apartar la mirada de mis ojos.
—Porque la atracción que sentimos es más fuerte que nosotros —dejo mis manos detrás de su cabeza y solo nos miramos.
—Me gustan tus ojos —sonríe de la forma que me encanta.
—A mi me encantan los tuyos, nunca reflejas nada y cuando lo haces es como mirar dentro de ti, esa es la mejor parte —paso una de mis manos por su barbilla, me gusta la barba que ha dejado crecer.
Ya parece todo un hombre, me gusta el Andrew infantil e inmaduro, pero el hombre es algo nuevo.
Pasó mi dedo pulgar por su boca, deteniendome en su labio inferior, esta sucediendo algo importante aquí, por la forma en la que siento mi corazón.
Él parece leerme la mente, toma mi otra mano y la pone en su pecho, justo sobre su corazón, esta acelerado, parece al compás con el mío.
Me elevo hacía él y quito mi dedo de mi objetivo, muerdo su labio inferior sin apartar la mirada de él.
Cuando lo succiono lo miró cerrar los ojos y hago lo mismo, aún no alejo mi mano de su pecho, pero la otra la mantengo en su cabello cuando lo acerco más y adentro mi lengua sin previo aviso.
Él hace esto de seguirme, de dejarme tener el control, es agradable tener el control.
Casi esta todo sobre mi otra vez cuando se aleja con un bajo jadeo.
Sus ojos están tan dilatados que hacen que los nervios lleguen a mi por la forma que me mira.
—Algo grande sucede —dice antes de quitarse de encima de mi y sentarse, hago lo mismo.
— ¿A qué te refieres? —se acerca y vuelve a dejar su chaqueta sobre mis piernas, ya daba por perdida esa chaqueta.
Deja un brazo sobre mis hombros y me pega a él, pero antes besa mi mejilla.
—A que me encantas Le y a veces no sé que hacer porque eres diferente y no te trataría como a las demás —giro mi cabeza hacía él.
— ¿Y eso sería como? —me da una sonrisa pícara.
—Ya podría estar haciéndote muchas cosas de las cuales imagino, pero no haré ahora —relame sus labios y deja un rápido beso sobre los míos.
—Eres un pervertido —suelta una carcajada.
—No es mi culpa, mira esas piernas —levanta un poco su chaqueta, niego con la cabeza, luego toma mi barbilla—. Mira esa linda boca que tienes.
Deja otro beso sobre ella y ruedo los ojos.
—Ya he oído a chicos hablando de mi boca.
—Si escucho a uno de esos chicos les pateare el culo —enarco una ceja—. No me mires así, solo yo puedo hablar de tu boca.
Me río sin evitarlo, saca su celular y me lo enseña. ¡Mierda! Son las 3 de la madrugada ¿En qué momento paso?
—Ya debo irme —hago puchero y se ríe.
Me pongo de pie y le entrego su chaqueta, entrelaza sus dedos con los míos mientras vamos de regreso.
— ¿Nos vemos el fin de semana? —asiento, deja un dulce beso en mis labios.
—Ve con cuidado.
—Eso haré —me da otro beso y espera a que entre a la casa.
Sin duda alguna Andrew es todo menos como imagine, creo que floto hasta mi habitación.
Miro mi celular y tengo un mensaje suyo.
«Hasta en pijama te ves hermosa y sexy, dulce dueños linda»
Sonrió como boba y siento esas mariposas moverse.
Espera, pensé en mariposas, joder lo estoy dejando llegar a mí, lo estoy dejando entrar.
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