Capítulo 25: Uno De Los Secretos.
01 de Septiembre, 2011.
Anne corre detrás de Ted que está desnudo por toda la casa, mamá se ríe mientras ve la escena y Matt graba en su celular.
—Te tengo —Logan atrapa a Ted y Anne le da un beso.
—Eres mi héroe.
—Que tonta, ya veo que su padre no se lo heredó a Le nada más —miro a mi madre acusatoriamente y esta se ríe.
Dejó a Scott en el suelo y corre hacía los pies de papá que está en el sofá.
—Mándame el video —le digo a Matt cuando lo veo riendo mientras mira su celular.
Me enseña un pulgar arriba sin alejar la vista de el.
—Veré si esta lista la comida —mamá va a la cocina.
—Toma a tu sobrino —Anne lo deja en mis brazos después de vestirlo.
—Hola amor, tú mami es una tonta ¿Verdad? —Ted niega con su cabecita—. Ya lo tienes entrenado, para que no se burle de ti.
—Por supuesto, él sólo tiene amor para mamá —le da un beso en la mejilla y este estira los brazos hacía ella.
—Tan rápido me abandonas —hace pucheros mientras llama a mi hermana—. Te lo regreso, ya no me ama.
Anne se burla y lo quita de mis brazos, voy a la cocina a hacerle compañía a mamá.
Cuando entro la escucho cantando, mi madre siempre tendrá una hermosa voz, me da nostalgia escucharla, es como volver a la niñez, cuando me cantaba para dormir.
La abrazo por detrás y se sobresalta, me río y beso su mejilla.
—Ese pollo huele divino —le digo cuando me ruge el estómago por el olor.
—Lo hice yo cariño, por eso también sabrá divino —me río y niego con mi cabeza.
— ¿En que te ayudo?
—No quiero que quemes mi cocina —frunzo el ceño.
—Eso sucedió hace años.
—Igual, yo me encargo de cocinar, tu saca los platos y alista todo en la mesa —ruedo los ojos.
—Bien —voy por los platos primero.
— ¿Qué hacen mis amores? —papá besa mi cabeza para luego abrazar a mamá.
Si, ellos a veces son muy lindos el uno con el otro, me encanta ver como mis padres se aman.
Algún día me gustaría tener algo como lo de ellos.
—Me toca poner la mesa ¿Me ayudas? —le hago puchero y se ríe.
—Vamos, pequeña floja —me comienza a empujar mientras me hace cosquillas.
—Ya papá —me quejo y se detiene riendo.
Comenzamos a poner la mesa y suena el timbre.
— ¿Quien será? —me encojo de hombros y salgo a la sala para encontrarme a Ada aplastando a Ted.
—Hola nena —me besa la mejilla y me aleja de todos—. Tuve un problema, no sabía a donde más ir.
Distingo la tristeza en su mirada, la atraigo hacía mí y la envuelvo en mis brazos.
—Oye, esta bien, siempre me puedes buscar por apoyo —se aleja y me da una pequeña sonrisa—. ¿Hablas o callas?
Me refiero con hablas o callas a un juego que inventamos nosotras y Kiara para momentos como estos.
—Calló, por ahora —asiento y me acerco a los demás.
—Papá tenemos invitada, otro plato para la mesa.
Nadie discute conmigo y nadie tiene que hacerlo, Ada es mi hermana aunque no sea de sangre, haría cualquier cosa a mi alcance para verla feliz, igualmente con Kiara.
Siempre estaré agradecida de haberlas encontrado, sé que ellas estarán para mí en todo momento.
—Bien, listo amores, buen provecho —mi madre habla antes de que todos comencemos a comer.
—Te perdiste del pequeño show de Ted —comenta Matt.
— ¿En serio? ¿Alguien grabo? —Ada mira a los lados y Matt enseña el video como evidencia, Ada ríe—. Gracias a dios, irá a mis redes sociales.
—Como todo —declaro y todos ríen, porque seguramente recuerdan el video en el que estábamos en el jardín del frente comenzó a llover y mientras corría caí en un charco de lodo, lo que desgraciadamente Ada grabo y subió a sus redes.
—Ese era mi deber, caíste muy gracioso —ruedo los ojos y meto un bocado de comida en mi boca.
— ¿Cómo les fue en la visita a los abuelos? —pregunta papá.
—Genial —respondo cuando termino de tragar—. El abuelo llevó a Matt de pesca, es pésimo.
—También llevó a tú padre una vez —mamá ríe—. También era terrible.
—Hasta Logan sacó algo —se burla Anne.
—Todo por suerte —dice Logan.
—Que bueno que soy chica, me quedé comiendo galletas y tomando té —me burlo de ellos y Anne choca los cinco conmigo.
—Pienso igual —los abuelos que tenemos más cerca de Boston tienen como pequeñas tradiciones que hacían hace mucho, pero siempre se han adaptado a la actualidad.
Me encanta cuando mi abuela intenta escuchar la misma música que yo, hasta llega a bailar muy extraño, pero gracioso.
—Aunque esta vez estuvieron más relajados, están más encariñados con Ted —dice Matt antes de poner una cara de horror—. Me están obligando a darles bisnietos.
—Oh, pobres, esperaran un largo tiempo —se burla Ada.
—A mi no me dijeron nada.
—Aún eres nuestra pequeña Le —habla papá.
—Espero que para cuando quiera helado también sea su pequeña.
—Cott —miró para donde señala Ted y veo a Scott a punto de hacer del dos en la alfombra.
Me levanto apresurada y corro hacía él.
—No Scott, perro malo —lo agarro con algo de asco y lo dejo en el jardín.
— ¿No te lleno de popo? —miro a Ada con diversión.
—No, que asco —salgo para lavarme las manos en la cocina y justo tocan el timbre—. Yo abro.
Llego a la puerta secando mis manos en mis short de licra, ni siquiera miro quien es antes de abrir, frunzo el ceño al verlo.
— ¿Qué haces aquí? —su cabeza está agachada y no puedo mirarle la cara, no contesta por lo que toco su hombro—. Andrew.
—Vamos... Por... Ahí —levanta su cabeza y miro sus ojos completamente rojos ¿No puede estar ebrio?
— ¿Cómo vienes así? Ni siquiera sé cómo estás de pie —miro su camisa verde oscuro arrugada y sus pantalones sucios.
—Por... Favor —frunzo aun más el ceño cuando escucho la suplica en su voz.
—Oye ¿Qué pasa? —miro a los lados y encuentro su auto mal aparcado—. ¿Por qué viniste conduciendo? Estas loco.
—E... Ebrio Le, la locura te la dejo a... Ti —tira de su cabello, me doy cuenta de que lo trae mojado y le molesta que se le pegue a la frente—. Ven conmigo... Vine por ti.
Niego rápidamente con mi cabeza, pero no lo puedo dejar ir solo y ya.
—No tenías que venir, debiste ir a casa a dormir —una risa seca escapa de él.
— ¿Casa? Ya no tengo una —me siento muy confundida, su cabeza esta nuevamente agachada como si no pudiera mantenerla hacía arriba, su respiración se agita demasiado y me asusta, me acerco y de un momento a otro tengo sus brazos rodeandome, lo que escucho es un susurro quebrado—. Te necesito.
Me alejo de él para mirarlo, de cerca veo como a pesar de lo rojo de sus ojos por el alcohol también están irritados.
¿Estuvo llorando? La respuesta está frente a mí, acaricio su mejilla y terminó de alejarme.
—Espera aquí ¿Sí? —asiente y me pierdo dentro de la casa.
Llamo a mamá mientras subo las escaleras a mi habitación, busco mi celular y lo desconecto del cargador.
— ¿Qué haces? —mi madre me ve buscar unos pantalones y comenzar a cambiarme.
—Alguien me necesita en serio mamá, dime que no me impedirás ayudar —me pongo una sudadera gris sobre mi camisa sin mangas.
— ¿Es importante? —me detengo a mirarla—. La persona que te necesita ¿Es importante?
Me quedo en silencio, pero asiento, sin ser capaz de decirlo con palabras.
» Puedes ir, ayuda a esa persona, pero no te mantengas incomunicada Leanne, podemos ayudar en cualquier cosa.
Asiento rápidamente y la abrazo.
—Gracias por entender.
—Solo miro esa angustia en tus ojos, sé que me dices la verdad cariño —besa mi cabeza—. Tienes que contarme todo después.
Sonrió sintiéndome afortunada de tenerla a ella, a esta gran mujer como madre, ahora creo que estoy sensible y quiero llorar.
—Claro que si —beso su mejilla y bajo las escaleras, salgo de casa y me encuentro a Andrew sentado en la acera.
— ¿Viniste? —parece confundido.
—Vamos, dame las llaves de tu auto —lo ayudo a levantarse y por su peso nos tambaleamos a un lado, tengo que usar mucha fuerza para que no caigamos.
Lo dejo en el asiento del copiloto, le coloco el cinturón de seguridad, doy la vuelta rápidamente, subo y enciendo el auto.
Conduzco en silencio, lo miro un momento y tiene los ojos cerrados.
Por un rato pienso que esta dormido, pero casi salto cuando habla.
— ¿Para dónde vas?
—A tu casa —se queja.
—Te dije que ya no tengo casa, me... Estoy quedando en un apartamento.
— ¿Por qué?
—Porque sí —gruñe y casi quiero golpearlo, se incorpora en el asiento—. Detén el auto.
Hago lo que me dice para ver como abre la puerta y vomita, joder.
Un rato después cuando se mejora y recuerda su nueva dirección me dirijo hacía allá.
Lo peor fue sacarlo del auto, ya después subirlo por el ascensor del edificio de lujo en el que vive ahora no fue un problema.
— ¿Las llaves? —Andrew mete la mano en su bolsillo y la saca, entramos y todo está oscuro.
—Odio este lugar —lo veo tropezar y enciendo la luz para que no termine cayendo al suelo.
Cierro la puerta y voy a sostenerlo cuando lo miro tambalearse.
—El lugar no está mal —bufa.
—El lugar es una mierda —no entiendo a que se refiere y prefiero no discutir.
Lo primero que hago es ir al baño.
— ¿Te quieres bañar? —se ríe un poco.
—Tú eres el que se bañara —le quito la camisa y no me concentro en ese torso tan deseable.
—Puedes tocar —lo ignoro y desabrocho sus pantalones, los bajo hasta sus tobillos y lo hago sentarse en el inodoro, quito rápidamente sus zapatos y jalo el pantalón.
—Date una buena ducha y no te vayas a caer, no quiero cargarte hasta el hospital —cierro la puerta del baño y camino por el apartamento, consigo la cocina y busco algo rápido que preparar.
Vale, estoy aquí porque me necesita, porque lo vi mal y a pesar de estar ebrio ese idiota condujo hasta mi casa para buscarme.
Terminó dos sandwich para él y sirvo un poco de jugo de naranja que encontré en el refrigerador.
Lo llevo a lo que es su habitación, que es extremadamente grande y se ve muy costosa, al igual que el lugar.
Dejó la bandeja que elegí para traer la comida sobre la cama, busco entre su ropa y consigo una sudadera y unos short de chándal, agarro un bóxer del monto y voy a dejarlo frente a la puerta.
Un rato después sale y miro en silencio como come, aún sus ojos están rojos y trata de que nuestras miradas no se encuentren.
— ¿Te sientes mejor?
—Mejor no por lo que comí, ni por la ducha que tome, solo mejor por ti —dice esto sin mirarme.
—Ya pareces más sobrio —se queda en silencio y se termina el último bocado.
—No quiero estar sobrio, no quiero sentirme bien, porque en realidad eso me hace sentir peor —se pone de pie con la bandeja, lo sigo hasta la cocina y lo veo sacar una botella de la alacena.
Es whisky, lo sirve en un vaso y se voltea para mirarme, me da una sonrisa extraña y se acerca el vaso a los labios, rápidamente golpeó su mano y el vaso vuela antes de caer.
—No, no lo harás, no beberas más ¿Entiendes? —paso por su lado y agarro la botella, me acerco al lavado y comienzo a deshacerme de ella.
— ¿Qué mierda haces? —la botella queda vacía.
—Me dijiste que me necesitabas y estoy aquí para ayudarte, no para dejar que te vuelvas mierda —cae en el suelo y recuesta su espalda de las alacenas de abajo.
—No entiendes —se tapa la cara con las manos—. No entiendes nada.
Este no es Andrew, este no es el chico que no me deja en paz y tampoco es el de las bromas, ni el de los comentarios subidos de tonos, este es un Andrew quebrado.
Me agacho para estar a su altura, paso mi mano por su cuello y le doy una leve caricia, alza sus ojos hacía mi y me encuentro con las lágrimas contenidas, mi corazón se encoje y odio ese sentimiento.
—Esto... Es mucho —su voz está completamente ronca, nadie la reconocería, toma mi mano y la pone en su pecho, sobre su corazón, el cual está muy acelerado—. Me quema, me duele y no... Puedo.
Sus ojos se cierran y las lágrimas bajan, es como un golpe en el estómago para mi, no quiero verlo así.
Lo pego a mi y lo abrazo fuerte intentando aliviarlo, quiero aliviar ese dolor, pero no sé como.
Su cuerpo se agita contra el mío y se aferra fuertemente a mí, no puedo evitar sentir ese dolor, siento mis lágrimas bajar por mis mejillas.
Él llora con fuerza, con rabia, como si no pudiera contenerse y sin evitarlo lloro con él, sus manos están apretadas en puños de tal forma que sus nudillos están blancos.
Alejo su cara de mi cuello, esta muy rojo y tiene los ojos cerrados, cuando pestañea las lágrimas siguen bajando, hago el mal intento de limpiarlas.
— ¿Por qué lloras? —pregunta, no respondo y sigo limpiando su rostro, sin centrarme en sus ojos.
—Todo estará bien —sus lágrimas no se detienen, es como si hubiera estado esperando años para soltarlas.
—Nada está bien —respiro hondo y otra lágrima rueda por mi mejilla, él la limpia, se ve más calmado, pero aún así no deja de llorar—. No vale la pena... Que llores por esto.
—No puedes... —se me escapa un sollozo—. Tú me dueles.
Me acerco mucho a él y vuelvo a intentar limpiar sus lágrimas, aunque siempre regresan.
» ¿Dime qué te sucede? No quiero verte así, este no eres tú.
Casi sonríe, estoy segura de que lo vi.
—Ahora crees que me conoces, pero luego te iras —se estremece por un sollozo—. Siempre pensé que mi madre no me quería y por eso me abandono, pero no fue así, no la moyor parte de la historia.
¿Qué? Siempre creí que vivía con sus padres, los cuales vi hace unos años, aunque a su padre lo vi en las graduación.
—Yo vi a tus padres —digo confundida, Andrew ríe secamente.
—Viste al que dio su semen y a su esposa, esa mujer no es mi madre, es lo que él les hace creer a todos —pasa su antebrazo por su rostro, las lágrimas pararon, en su lugar está el enojo.
— ¿Viste a tu madre? —asiente y se pone de pie.
—La encontré, por problemas con mi padre —lo sigo cuando va a su habitación—. La hubieras visto, puso una cara de horror cuando le dije quien era.
Se deja caer en la cama, me siento a su lado, mira al suelo mientras habla.
» Es una mujer exitosa con tres hijos y un esposo, le conté por lo que pasó y me mandó aquí —señala el lugar —. Un apartamento para que estuviera lejos de la mierda que es mi padre, lo peor es que aun así no me deja en paz, no soy mayor y él tiene eso.
Paso mi brazo por sus hombros, no comprendo como una madre puede dejar a su hijo hacer otra vida y olvidarse de él.
No entiendo casi nada ¿Problemas con su padre? ¿Madre falsa? ¿Abandono?
» Yo necesitaba una explicación, necesitaba saber porque me miraba con odio...
Andrew se levanta de golpe y me sobresalto, camina de un lado a otro y tira de su cabello, intento no asustarme, pero es inevitable.
De un momento a otro golpea muy fuerte la pared y no se detiene, golpea mientras grita, es como si se desgarrara por dentro, corro hacía él e intento detenerlo.
—Maldición, detente, Andrew detente.
— ¡Me odia! Me odia y no la culpo —sigue golpeando.
— ¡No es así! —lo empujó, tropieza y cae de espaldas.
—Él la violo —tira de su cabello y solloza—. Ese bastardo la violo y yo soy producto de eso.
El aire queda atascado en mi pecho ¿Cómo puedo ayudar? ¿Cómo puedo hacer que supere esto?
Me acuesto sobre él y lo sostengo, no sé que hacer, no sé cómo aliviar lo que siente, pero puedo ser su apoyo, su soporte.
-----------------------------------------------
nota de autora: Hola, un saludo rápido para ustedes, espero y disfruten.
Voten y comenten ;)
Hasta el próximo capítulo...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro